martes, 13 de septiembre de 2016

soledad

La semana pasada pensaba en la soledad. Por un lado, si uno la necesita es la mejor bendición, el más placentero de los placeres. Por otro, si lo que uno necesita es compañía, la soledad es espantosa. Corroe el alma y nos tienta a tomar decisiones estúpidas, a bajar nuestras normas, a ignorar nuestras necesidades y aceptar mediocridad; todo con la esperanza de que después va a mejorar, pero con la necesidad visceral de llenar el vacío que nos come por dentro.
La soledad tiene muchas ventajas. La libertad es la primera. Ir y venir sin dar explicaciones. Comprar y vender, acostarse y levantarse. No hace falta estirar la prosa con esto.
Lo segundo que sucede al estar solo es que permite a uno el diálogo con sí mismo. Es condición necesaria, aunque no suficiente. Hoy en día es más fácil que nunca entretenerse con estupideces, llenar el día en lugar de llenar la vida; desde los pajaritos enojados, pasando por feisbuc, hasta la pornografía o incluso peor, pero que en definitiva nos son más que versiones modernas de juntar estampillas. En inglés se dice hobby a lo que en castellano traducimos indistintamente como afición o pasatiempo, pero que son dos cosas muy diferentes: lo primero es hacer lo que a uno le gusta, es buscarse el tiempo para dedicárselo a una actividad que nos satisface; lo segundo es un crimen horrible, porque consiste en derrochar lo más preciado que tenemos y para lo cual no hay extensiones, devoluciones ni garantías en caso de falla. Sentarse entonces a escucharse a uno mismo, a darse espacio a sus propios sentimientos, a cultivar la introspección... es más importante todavía que leer un buen libro. Y esto nos lleva a agarrar la vida por las astas y hacer caso a esa canción de Eladia Blázquez que nos dice lo que es Honrar la vida, mejor cantada por Marilina Ross.
Crecer como ser humano implica ineludiblemente avanzar en el aspecto interno, y los desafíos que se producen cuando uno no tiene más remedio que arreglárselas solo son invalorables. El orgullo que nace de un "lo logré" es un orgullo sano y honesto, no vano. El descubrirse capaz de resolver una situación con las herramientas que uno posee es una satisfacción enorme, y disfrutar eso en silencio e introspección es muy válido.
Lo último que se me hace importante mencionar es algo a lo que yo personalmente soy muy sensible, que es la capacidad de concentración y foco que permite el estar solo. Soy una persona que se toma la compañía muy seriamente y la incluyo en mis decisiones, y la soledad me permite analizar las situaciones en forma más fría y personal, y decidir en consecuencia, sin ataduras que me impongo a mí mismo. Tantas veces uno quiere una cosa pero debe hacer otra, y toma decisiones de compromiso que no dejan contento ni a uno ni a otro. La soledad, en esos momentos, nos permite hacer cosas que de otra manera significarían pasar por algo las necesidades de aquellos que están cerca, o satisfacer deseos que irían contra los de otro.


Estas ventajas tan grandes que ofrece la soledad pueden ser justamente las peores desventajas. Cuando ser libre depende de estar solo, equivale a que en caso de tomar una decisión equivocada no hay ni a quién echarle un poco de la culpa, ni a quién pedirle ayuda por su responsabilidad. Y sin embargo, en mi experiencia esto no es lo peor ni de cerca. Cuando estaba en la facultad en Buenos Aires y me enteraba que reboté en algún examen, o cuando fui al médico alguna vez sabiendo que algo andaba mal en mí ya mientras estaba sentado en la sala de espera, o cuando salía con la mala noticia, si bien me faltaba alguien, no me dolía mucho no tener una persona con quién charlarlo. Pero cuando me sacaba un 10 o me daban un aumento en el trabajo o cosas así, ahí era cuando sufría el no poder decírselo a nadie inmediatamente, festejar, recibir una palmadita o (y acá reside la clave de muchos de mis pedos mentales) mostrar que no soy tan defectuoso. (Siguiendo con el paréntesis, creo que el sentimiento negativo generado por la mala noticia se compensaba un poco por el alivio de que nadie estaba ahí para ver lo defectuoso que soy. Pero volviendo al tema...) Una vez leí que las tristezas compartidas son la mitad de tristes, y las alegrías compartidas se hacen el doble. A mí en lo personal, no tener con quién compartir una alegría siempre me pegó, por el motivo que sea.
En cuanto al diálogo, es muy lindo pero todos sabemos a dónde lleva el darse manija solo sin alguien más objetivo, o por lo menos con otra opinión, contra quien cotejar nuestras teorías de que el vecino nos la tiene jurada, que la cajera del banco está caliente con uno o que no sirvo para nada. La mente tiene piedra libre para llevarnos por donde se le cante al coro de locuras acumuladas y mala suerte. La realidad existe en tanto y en cuanto seamos capaces de verla. Y nadie es 100% objetivo.
El tema de la inspiración es algo que se relaciona con uno de los fetiches más entronados de la sociedad moderna: el trabajo en equipo. Y sin ponerme a criticarlo junto con las estadísticas y otras cuestiones que en lugar de complementar al sentido común lo han reemplazado, tener con quién compartir un trabajo y resolverlo en grupo es muy constructivo, y nos provee de habilidades perdón, soft skills, que nos sirven para todo. Además, ¿cuántas veces nos trabamos en algo y de tanto concentrarnos en eso nos empantanamos? Esto de resolver un trabajo en el contexto de un grupo nos ayuda a desarrollar la capacidad de ver el árbol y el bosque al mismo tiempo y de concentrarnos en nuestra parte sin dejarnos asustar por el tamaño del problema, sabiendo que otros se están ocupando de otras partes. También nos enseña a entregar los resultados en tiempo y forma. Esto introduce naturalmente y no tanto por indoctrinación, la importancia de la puntualidad, de aceptar las responsabilidades y de asumir nuestra parte del esfuerzo en cooperación y coordinación con otros.
El cuco de la soledad tiene muchas formas, y confundirlas con estar solo por no estar con alguien, o pensar que por estar con alguien uno no está solo, nos llevan a tomar decisiones equivocadas.
Y en eso estoy: sigo a Novia y me aseguro mi futuro, o me suelto y arriesgo terminar charlando con un Border Collie.