jueves, 29 de noviembre de 2007

una imagen vale más que mis palabras


Botes amarrados en el Lago di Garda, al atardecer...


Un puesto de flores en el centro de Múnich...


Una abeja que se puso a dormitar en la pantalla de la moto...


jueves, 22 de noviembre de 2007

Oscar

Oscar es un chileno que va en camino de ser un gran amigo, y lo odio por muchos motivos: primero, es simpático, y la novia está buenísima. Eso solo ya me hace sentir inferior (¿complejos, anyone?). Encima, es piola. Tiene un montón de teorías interesantes sobre situaciones diarias, problemas complejos, actitudes, etc., y ve las cosas desde un punto de vista muy interesante. Cada vez que nos vemos aprendo algo. Y encima sabe cocinar.
¿Quién iba a decir que le iba a dedicar una entrada a un amigo? Esto del blog me gusta. No hay reglas, y viviendo en Alemania, encontrar un espacio así se aprecia.

martes, 20 de noviembre de 2007

para complicarla

Hay un asunto que hay que aclarar. Los alemanes. O Alemania. No me gusta/n, y ojo que (a propósito) no dije “son una bosta”, que lo pienso, pero no lo dije ;)
En realidad, el tema lo veo así: no me gustan, y estoy conciente de que mi experiencia en Alemania no es de lo más representativa. Me pasaron cosas bastante jodidas y que me costó y cuesta recuperarme. Seguro, me podrían haber pasado en cualquier lado, pero me pasaron en Alemania. Y uno juzga en base a la experiencia. En mi caso, trato de no encerrarme y veo y hablo con los demás, pero la opinión es más bien generalizada: son jodidos, en el sentido de que son fríos, consumistas y calculadores, y acá, en Argentina o en Birmania es difícil adaptarse cuando la gente no te recompensa por intentarlo. Esto puede sonar como una crítica dura, pero es una realidad. Me sentiría muy feliz si estuviera equivocado, y aunque cada vez parezca más al pedo y día a día pierdo más la esperanza, siempre trato de encarar la cosa como si fuera yo el que no le encontró la vuelta. Pero somos tantos…
Ese no es un buen argumento. Hay tanta gente que cree que ser argentino es equivalente a ser arrogante, y yo no lo creo. Pero ese es un tema que da para mucho. Otro día.
Volviendo a los alemanes, no es que quiera criticarlos, al contrario, me gustaría encontrar los puntos en común para sentirme mejor entre ellos. Después de todo, vivo rodeado de alemanes y no parece que los 80 millones tengan ganas de adaptarse a mí. Pero déjenme a veces despotricar, macho. Al final, para qué escribo, ¿no? Además, pienso que es entretenido encontrar formas refinadas y recontra-despreciativas de insultar a alguien sin putearlo. Así cualquiera. Y los alemanes me inspiran.

lunes, 19 de noviembre de 2007

malditos pirulos

Inexorable, inevitable, implacable y asquerosamente pasó lo que tenía que pasar. Todos los putos años lo mismo, sin consideración a si uno tiene ganas o no, si está preparado o no, si lo puede asumir o sigue siendo el mismo pelotudo de siempre. Sin misericordia ni remordimiento, el sábado 17 de noviembre de 2007, a las 13:05 horas, cumplí 34. Dolió como tiene que doler, en el alma. Empezó como un dolorcito agudo en el medio del pecho y se extendió a todo el cuerpo, a cada articulación, cada músculo y hueso, hasta que dejó bien clarito lo que está pasando: ¡¡¡me estoy volviendo viejo!!! Lo cual no sería nada si viera cómo crecen los pibes y empiezan a ir al colegio, por lo cual se tienen que levantar temprano; cómo mis amigos empiezan a tener panza de cerveza; cómo a mi jermu le empiezan a preocupar la altura de las gomas... en fin, regocijarse en la miseria de los demás, a modo de catarsis por lo que me pasa a mí. Pero no, no tengo mujer, ni hijos, ni amigos. Mi familia y la barra está en Argentina y yo clavado acá, como un clavo en un departamento en alquiler que nadie agarra. El cuadro se lo llevaron hace rato los inquilinos anteriores. Tampoco tengo novia.

viernes, 16 de noviembre de 2007

el sol

Son las dos y media de la tarde y las luces del estacionamiento de la oficina están prendidas hace rato. Que tiempo pedorro. Al mediodía cuando salimos a almorzar hacía un frío que te partía las ideas, pero había solcito. Parece que ya se cansó. Debe ser como dice Mark: “coffee break from Poland to France”.
Esto de los blogs es medio adictivo. Supongo que será el efecto del deslumbramiento inicial, y en unas semanas se me pasará, pero está bueno meterse en la cabeza de la gente, gracias a la abundancia de sus escritos, que son una fuente excelente para formarse una opinión parcial, subjetiva y casi seguro equivocada de alguien. Pero me gusta. Es como un desafía descular el cerebro del que escribió eso. ¿Por qué lo dijo así? ¿a qué hora? ¿En qué o en quién estaba pensando cuando lo escribió? ¿Qué le pasó ese día? ¿Cómo se levantó? ¿Qué habló con quién?
En fin, a otra cosa mariposa. Voy a poner un párrafo que leí en otro blog (espero que la dueña no se ofenda por citarla sin especificar) como para tener de donde arrancar el día que realmente me quiera meter a escribir sobre el tema en cuestión. Ahí va:

Si Alemania no fuera como es, no sería Alemania. ¿Viviría yo en Alemania? No. Si resulta que, a pesar mío, tuviera que vivir en Alemania, ¿me la pasaría despotricando de todo lo que no me gusta o no me cae bien? No. ¿Para qué? Si la cultura no me gusta, las chances de que me asimile completamente son mínimas y lo mejor que puedo hacer es mantener una actitud positiva para proteger mi propia estabilidad emocional.

Recalco que está fuera de contexto. El tema original nada tenía que ver con Alemania, pero la autora, supongo que por azar, eligió este país para demostrar su tesis y yo lo extraigo por conveniencia.
Hasta la próxima.

jueves, 15 de noviembre de 2007

la nieve y la rep... que la parió

Así se ve desde la ventana de mi dormitorio cuando me levanto, a las 7 de la mañana. ¿Me querés decir quién tiene ganas de levantarse cuando el día pinta así?



Me acabo de dar cuenta que me gustan las cosas que me hacen quedar bien, porque me siento un salame. ¿Que a qué viene esto? ¿Y a qué viene que vos estés leyendo mi blog?
Pero volviendo a lo de salame, no crean que es algo demasiado grave. En general me caigo bien, pero a veces rompo un poco las pelotas y tendría ganas de cagarme a patadas.
Pero por lo menos no soy nieve. Esa hija de su puta madre sí que rompe las bolas. Fría, mugrienta y con aires de diosa. Tengo que reconocer que está bueno que el pajarraco que me despertó todo el verano con su puto pío-pío probablemente esté congelándose el orto y se le hayan caído las cuerdas vocales. También está bueno que esté todo tan silencioso: la nieve acolchona los ruidos y crea una atmósfera siniestra. Y se le sumamos los autos que se cagan resbalando y se la ponen (sin heridos, eh, que tampoco soy sádico)… en fin, algunas ventajas tiene.
Por lo demás, me da por las pelotas la nieve. Te tenés que sacar los zapatos cuando llegás a tu casa, si no hacés un enchastre en el piso. A continuación viene la ceremonia de desemponcharse la gorra, los guantes, la campera, el buzo y el pulóver. Y para cerrar todo esto, si vivís en un departamento del tamaño del mío (para agregar perspectiva, digamos que la jaula de Pinky y Cerebro es la mansión de Bruce Wayne en comparación) viene la pos-ceremonia de poner todo más o menos en su lugar predeterminado. Ahora sí, ya podés ir a mear (cómo te hace mear el frío), cerrar las ventanas (que dejo entornadas antes de irme al trabajo, para que se vaya el tufo que se acumula durante la tarde-noche anterior, con la calefa prendida) y continuar con tu vida. Ahora viene la parte crucial del día: morfo algo, salgo a algún lado, miro tele, le doy al Need for Speed o voy al super. La vida puede ser muy complicada cuando uno no tiene novia.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Hoy y así empezó

Hoy, miércoles 14 de noviembre de 2007, 3 y algo de la tarde, largué con esto del blog. No sé muy bien de qué va a tratar, pero me gustó la idea de tener un lugar donde descargar las cosas que se me cruzan por la cabezota. Son muchas y para todos los (dis)gustos.
Como trabajo en Alemania tengo tiempo para pensar, porque nadie te rompe las pelotas, o sea, nadie te habla, nunca, por lo menos para decirte algo copado, o amable, o interesante. A menos que seas un enfermo de la guita, los números con muchos decimales y la puntualidad. Y si por una de esas putas casualidades sos una forma de vida basada en carbono, estás jodido. Eso de tener sentimientos no agrega nada al currículum. Mierda. Si no fuera por el laburo que está bárbaro y que Italia está cerca, ya me hubiera rajado hace rato. Digamos, unos tres minutos después de que llegué, el 3 de octubre del 2003.