sábado, 23 de febrero de 2008

flor de sábado (y la rep... que lo p...)

Hoy es sábado y estoy en el trabajo. Diseñar máquinas con alemanes es una experiencia alucinante. No cejan, no se dejan apabullar, no tienen límites para la atención a los detalles, no se les escapa nada. Si no fueran tan arrogantes, serían insuperables.
Pero hoy es sábado, y estoy en el trabajo.
Leyendo otras bitácoras (ya sé, se usa más decir "blog", pero sigue sin gustarme) me doy cuenta de lo importante que es ser más constante en el tema, escribir más seguido, cosa de alentar a la lectura y a la visita. Pero es que a veces tengo tanto bardo en la cabeza, y no estoy seguro de qué tanto quiero hacer público, cuánto de mí quiero dejar ver, y cuánto es mejor guardar.
Un huesito: me compré otra moto. Digo otra moto porque todavía no hice nada por vender la mía, una Suzuki Bandit 600 S. La que me compré es una R1200RT de la empresa, nuevita, 0 km. Mi primera moto 0 km, para romper yo solito. Apuro por vender la otra no hay porque ya la terminé de pagar hace un año, así que ahora me puedo dedicar a pagar la nueva sin la sensación de estar cagando más alto que el culo.
En otro orden de cosas, hoy es sábado y estoy en el trabajo. Hace 2 meses y 23 días que conocí a mi rubia novia. Mi cabezota podrida y mi corazón lastimado no se deciden: a veces confabulan, a veces uno está bien y el otro no, a veces los dos me apoyan. Los momentos en que disfruto plenamente son contados, así que hago todo lo que puedo para disfrutarlos al máximo y sin pensar. Madurez, paz interior, aplomo, sabiduría, apoyo... cosas que me faltan, excepto por ella, que siempre está. Ojalá que me gane. Ojalá esté equivocado. Ojalá crezca/mos. No se puede desear gustar de alguien ni amarlo, sólo deseo sentirme bien.