martes, 19 de agosto de 2008

la modelo

Me siento como si fuera a escribir un testamento. Es que hace unos meses caí en blogspot por casualidad y me siento cada vez más acunado, a pesar de los tropiezos iniciales, así que ahora que presumiblemente se viene una pausa, me siento en la obligación de avisar. Mi mamá ya casi está acá, y me voy a dedicar a ella durante las próximas 4 semanas, así que no creo que tenga muchas posibilidades de sentarme y ocuparme de mi blog como uno debe durante ese tiempo. Si lo logro, será esporádico y de yapa más que meditado.
El viernes volví a casa temprano y en las flores del jardín había moscas, de esas con colores fuertes, ni muy grandes ni muy chicas, que me pareció que se alimentaban de algo que succionaban de las flores. Me dí cuenta que por más que me acercara, estaban deleitándose en tal forma que no se espantaban, así que corrí a buscar la cámara con mi super-mega-hyper-macro lindo objetivo nuevo y logré un primer plano que todavía me cuesta creer:


Parece que me estuviera mirando y diciendo: "¿te molesta si me lastro un sanguchito mientras charlamos?", como cuando caemos en lo de un amigo que recién llega y necesita sacarse el hambre antes de atendernos. La parte de adelante del objetivo estaba a unos 6 cm de la mosca y la tipa ni se inmutó (<- ¿se escribe así?).
Al día siguiente me sentí con ínfulas de Bob Talbot y me fui al jardín de mi novia y, previo rociarlas con agua, me puse a fotografiar rosas... pero esas no las publico. Son muy malas =( Obviamente lo de las moscas se me da mejor que las rosas.

jueves, 7 de agosto de 2008

llueve

Esta palabra, "llueve", es la primera que me viene a la mente cuando alguien me pregunta "¿cómo andás?" y me va muy mal y no sé cómo describir lo que siento en el alma. Es como ese planeta cochino y perdido en el que vivía Yoda cuando Luke lo fue a visitar para aprender a ser un yedi. Lo cual es raro, porque me gusta la lluvia. Cuando empieza a llover, si estoy en casa me gusta salir a la puerta a disfrutar el acontecimiento, como si hubiera un desfile o algo así. Me serena y me limpia por dentro. Es probablemente una de las pocas cosas que pasan en Alemania y que también pasan en Argentina. Cuando llueve podría decirse que me transporto a un lugar donde me gusta estar, o mejor, que el lugar donde estoy me gusta más. Cuando está soleado es más frustrante porque me gustaría hacer todas las cosas que uno puede hacer en Mar del Plata y acá no existen. Además, en el barrio donde vivo no pasa mucha gente y hay mucho verde, así que sentado en los dos escalones de la entrada de mi casa puedo ver los pájaros y las ardillas buscando comida, pareja, o lo que sea que los motive a moverse enfrente de mí. De vez en cuando un gato color miel obscura se digna maullar y viene a refregarse contra mi pantalón. Hay otros gatos en el barrio, pero son como cabría esperar de los que viven acá: para ellos no existo. Esta última oración es casi la clave de mi resistencia a todo nivel a amoldarme a la situación. Esa sensación de que no existo para nadie, nunca, es lo que me susurra siempre "andate... andate..." y no le hago caso. La plata es dulce. y uno se deja seducir fácil, y más ante las alternativas.
Mi pobre novia carga conmigo, como a un leviatán que no puede despertarse. Sin ella sería menos que mi sombra, y no sé cómo corresponderle, y lo que es peor, no creo poder. Ella jura y perjura que recibe tanto o más de lo que da, pero es porque está enamorada y haga lo que yo haga ella lo saborea. En mi caso, cada vez me cuesta más discernir mis asuntos internos de los externos. Creo que la mejor comparación de cómo me siento es como cuando uno está en la playa y viene una ola que nos da vueltas y vueltas y llegado un momento queremos volver a salir a la superficie, pero no sabemos dónde es arriba y dónde abajo. Todo duele, el aire empieza a faltar, y seguimos sin encontrar una referencia, algo que nos indique hacia dónde ir. Todo lo que creíamos importante se relativiza hasta el punto en que nos sentimos casi tontos por haber puesto alguna importancia en lo absoluto, e incluso lo despreciamos. No poder compartir con nadie nuestros pensamientos y emociones, en la forma en que se suceden, es frustrante hasta lo indecible.
Todo esto hace que la espera parezca asintótica. Lo único que me consuela es la creencia de que el tiempo no lo es.

viernes, 1 de agosto de 2008

macro idea

La semana pasada la empresa decidió premiar mis arduos esfuerzos con un poco más de eurones. Como hacía mucho que me venía dando vueltas en la cabeza lo de reforzar el arsenal de fotografía, no tuve mejor idea que pasar por la tienda más grande de Múnich en el tema. La "ideota" me costó casi 1000 euros, a cambio de un trípode, un lente macro, un flash y un juego de pilas recargables con su cargador. Los resultados saltan a la vista (literalmente). ¿Alguna vez alguien pensó en cómo se ve la axila de una abeja? Pues he aquí la respuesta...


Dicho sea de paso, estoy más que contento con mi lente nuevo, y en cuanto aprenda cómo se usa seguro que voy a sacar fotos más presentables que esto.


Por lo demás, estoy cansado. No duermo bien y tengo muchas cosas en la cabeza. Siempre que cobro un poco de dinero y logro ahorrar siento esa sensación de vacío que me inunda y me abraza. Los problemas de dinero distraen, y hace que uno se olvide un rato de lo importante, así que cuando amainan un poco se nos viene encima lo que de veras nos preocupa, y ahí es donde se me complica. La soledad y la falta de cariño (familiar y social) son como dos perros doberman que nos miran feo, gruñendo y a veces ladrando todo el día. Uno puede ir a trabajar, después tomarse un café, andar en moto, sacar fotos, pero cuando todo está dicho y hecho, hay que irse a cenar solo, y esos dos perros siguen ahí esperando con ansias, y no precisamente moviendo el rabo.
Como contrapartida, mi mamá viene a visitarme en 19 días, 2 horas y 54 minutos. Se queda 3 semanas y vamos a viajar por ahí. Eso me va a hacer muy bien. Ya cuando me preguntó qué quería le dije que no me tiene que traer ningún regalo; lo único que necesito son mimos, que me cocine algo rico (y si es posible, que mi novia se aprenda la receta... ya sé... ya séeeeee...) y que me tenga paciencia. Y hablando de novia, la oma habla cada vez mejor y a veces hasta yo puedo entenderle lo que dice. Y ya me dijo que se alegra de verme, que según me contó Novia, no se lo dice a cualquiera. Mi iluminó el día, o mejor dicho la semana =)