miércoles, 29 de octubre de 2008

Donna Velata

Cuando vino mi mamá hace unos dos meses fuimos, entre otros lugares, a París, y en París, al Louvre. En este lugar, orgullosa compilación de lo que se ha podido comprar, recibir en donación, saquear o encontrar, lo que más me fascinó y me robó el pensamiento fue una estatua, nada magnificente, nada promocionada, hecha por el italiano Antonio Corradini en el 1700. En sí no representa la libertad, o la victoria, o todas esas cosas asociadas con una dama joven que se le arrogan a una estatua. Una buena obra de arte, además de técnica, tiene que tener composición y expresar un motivo, contar una historia, resumir una circunstancia. En este caso, sin embargo, la técnica es tan impresionante que supongo que el artista prefirió algo sencillo en lo cual simplemente plasmar su maestría y dominio. Y lo logró. Me dejó como un idiota (ad)mirando su obra por varios minutos, y eso que soy de esas personas que no pueden relajarse y pararse frente a una obra a estudiarla. Los museos, en mi magra opinión, son para recorrer.


Créase o no, es mármol. Lamentablemente la combinación de mala luz y me falta de habilidad hicieron que la foto no haga la más mínima justicia a la belleza concentrada en esta estatua.
Cuando vivía en Mar del Plata (*) veía que en las películas el protagonista muchas veces se iba a la orilla del mar a pensar en soledad. Me daba la impresión de que uno preguntaba y el mar contestaba, cuando en realidad el mar es algo tan inabarcable que se transforma en algo así como un limbo en el cual uno puede flotar sin restricciones y bucear en su propia alma en busca de las respuestas, sin distracciones, con el mar haciendo de escudo entre el mundo exterior, con sus tentaciones, banalidades y demás, y el verdadero ser que somos y que perdemos en la cotidianidad. Eso, más que nada, es lo que extraño al no estar en Mar del Plata. Pero ese día en el Louvre, mirando esa manifestación del nivel al que puede llegar la genialidad humana, me sentí envuelto y protegido como por el mar mismo. La belleza y complejidad de la ejecución, lo inabarcable e inalcanzable de la técnica y la simplicidad de su motivo artístico me superaron y me atraparon. Casi podría afirmar que la extraño. Ese día tenía como objetivo la sala de las esculturas antiguas, donde muchos estudiantes de arte se acomodan con sus auriculares a dibujar con esa luz excepcional que se da en ese lugar, pero me llevé una sorpresa muy linda, gracias a este Corradini.

(*) "...cuando vivía en Mar del Plata" no hace justicia a lo que siento. Normalmente semejante oración haría referencia a la época en que residía en Mar del Plata, donde dormía, comía, trabajaba o estudiaba o ambas, salía, hacía deporte, etc., pero esta vez la connotación es otra, o mejor dicho, es complementaria al hecho de que la palabra principal es "vivía". Cuando estaba en Mar del Plata, o, para ser honesto, antes de venir a Alemania, vivía. Tenía vida. Mis días y mis noches se diferenciaban en algo más que lo que un fotómetro pueda indicar. Quiero recuperar mi vida.

lunes, 27 de octubre de 2008

la Negra, la negra y blanca, y la plateada

Nunca pude ver a la negra Sosa mientras tuve la oportunidad. No recuerdo las veces que vino a mi ciudad, si es que lo hizo. Supongo que sí, pero por alguna razón nunca fui a un concierto de ella, tampoco en los 6 años que estuve en Buenos Aires. Es uno de esos casos en que no sabía de qué se trataba y por eso pensaba que no era interesante. Alguna vez, alguien me dijo que era una mina jodida, y a partir de ahí me interesó todavía menos. Era chico y las opiniones de los demás eran más determinantes que ahora.
El sábado 11 de octubre fui a tomar un café con Novia y ella manejaba. Hacía dos semanas que Novia me venía diciendo que tenía una sorpresa para mí para el lunes 13. Para matar el tiempo en el semáforo me puse a mirar por la ventanilla los carteles en una obra y ahí estaba la negra. Por supuesto al principio me descolocó ver la cara de Mercedes Sosa en Alemania, y antes de que cambiara el semáforo llegué a leer "3. Oktober in...". Como eso ya había pasado me puse en el auto a recitar una letanía de palabrotas en castellano, reclamándole al destino que tirara de nuevo los dados. Digo, ¡me tomo un taxi y viajo parado! La trampa vino cuando la miro a Novia y en lugar de una expresión de acompañante congojo (aunque no tenga la menor idea de quién sea la negra Sosa, como sería de esperar) me encuentro con una pícara sonrisa. Ahí me cayó la ficha. La muy turra compró las entradas e incluso convenció a los padres de venir con nosotros.


No me voy a matar tratando de expresar lo que sentí de verla en estas circunstancias, entre unos 1500 alemanes y quizás 50 latinos, que ni hace falta aclarar que hacían 10 veces más ruido. Y no argentinos, que habríamos como mucho cinco: había peruanos, mexicanos, chilenos, cubanos y hasta brasileros. Una maravilla. Nunca sentí en carne propia tan profundo lo de que no nos diferenciamos tanto y deberíamos dejar de criticarnos y ser más unidos. Los límites políticos no se ven cuando uno se pone a cantar así. Se supone que la pila de años que tiene una persona son directamente proporcionales a lo que se le descarga la pila de energía que lleva dentro, pero la negra se salteó una clase o algo y hace al revés. Por supuesto no faltó la imbécil del personal del teatro que intentó explicarme que no sacara fotos. La mandé a freír calefones. Una cosa que aprendí es a no usar flash para no desconcentrar al artista, y a sacar en lo posible sólo durante los aplausos, para no molestar a los demás espectadores. En resumen: aprendí a respetar a los demás. Pero los alemanes y sus reglas a veces... mejor lo dejo ahí.
Conclusión: ya miré en internet y comprar los discos acá sale 3 ó 4 veces más caro que en Argentina, y como falta nada más que 1 mes, 8 días, 17 horas y 59 minutos para tomarme el avión a casa, voy a aguantarme y esperar.
Ese lunes también fue especial porque por fin Melba y Nikita se instalaron en casa. Melba es en general más tranquila, es blanca y negra, bien definida, mientras que Nikita es más curiosa, activa, confianzuda, y tiene el pelaje prácticamente plateado salvo por la franja en el lomo que la hace parecer un hámster punk =D


Al principio las dos se la pasaban en su casita y apenas salían. Después de un par de días se dieron cuenta de que el asunto iba para largo y además no corrían peligro, y empezaron a asomarse y a inspeccionar la jaula. Ahora, dos semanas desde entonces, van a vienen lo más panchas y hasta me dejan acariciarlas sin salir corriendo. Agarrarlas es otro tema, se hacen rogar un poco más, pero un pedacito de manzana hace las cosas muuuucho más fáciles.
Hablando de cosas más, como decirlo... filosóficas quizás, a nadie sorprende que afirme que la vida muta, florece, enriquece, roba, mata y regala. Como nosotros. Lo que hace la diferencia no es solamente la proporción en que estas cosas están presentes en el vivir diario de cada uno, sino la forma en que nos lo tomamos, cómo lo experimentamos. Hay personas que simplemente existen, otras que viven. Hay una canción, "Honrar la vida", que es hermosa, y con el permiso tácito de su autora Eladia Blázquez (que también nos regaló "Con las alas del alma"), quien lamentablemente murió hace apenas 3 años, me atrevo a transcribirla:

No...
Permanecer y transcurrir
no es perdurar, no es existir,
ni honrar la vida.
Hay tantas maneras de no ser,
tanta conciencia sin saber,
adormecida.

Merecer la vida no es callar ni consentir
tantas injusticias repetidas.
Es una virtud, es dignidad
y es la actitud de identidad
más definida.

Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
honrar la vida.

No...
Permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
honrar la vida.
Hay tanta pequeña vanidad
en nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical
más alla del mal, de las caídas.

Es igual que darle a la verdad
y a nuestra propia libertad
la bienvenida.

Eso de durar y transcurrir
no nos da el derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
honrar la vida.

No se me ocurre nada para agregar, más que recordarnos a todos lo importante que es la vida. Los bienes, como tales, solamente nos atan. La liberación viene cuando nos damos cuenta de que lo único que cuenta es a quiénes ayudamos, cómo mejoramos el mundo en que vivimos y regalamos sonrisas. Ojalá que todos los parásitos que viven de la especulación y que están provocando todo este revoltijo bursátil se dieran cuenta e hicieran algo útil de su vida.

viernes, 10 de octubre de 2008

la bebota

Ando medio nervioso hoy. Ansioso. Tengo mucho en la cabezota. Viene Mark, un estadounidense de Boston que vive en Aachen, y tener visitas es estresante para mí porque me preocupa demasiado hacerlos sentir bien y a gusto. Me la pasé toda la semana de compras en el súper para que tengan qué comer, rico y variado, y también lavando sábanas y limpiando más de la cuenta (por ejemplo el horno) para que se sientan cómodos. Pero esta vez, lo que más me tensiona es que Mark viene a llevarse la Suzuki.


Desde que me compré la BMW que tenía que venderla. Tener dos motos es un despropósito cuando uno no tiene auto. Este año apenas si le hice 500 km, mientras que la temporada pasada le metí 10.000 km. Además, es tener dinero juntando telarañas en una cochera en lugar de hacer algo útil, como ir a casa. Todo muy razonable, pero hay un pequeño detalle: la quiero mucho. Ya sé, es una máquina, pero de las más lindas y placenteras que conozco. Y con la BMW... para ser honesto no estoy muy fascinado. La empresa acaba de anunciar la K1300GT y me parece que esa es mi próxima. Vamoaver.
Por lo pronto, anoche lavé la Suzuki por segunda vez esta semana, porque la primera fue para sacarle la costra acumulada en los últimos dos años, la segunda fue para la mugre, y tranquilamente puede haber una tercera para la grasa, los espejos, el parabrisas y los detalles. Pero eso se lo dejo a Mark. Ya no tengo tiempo ni ganas, sobre todo porque no quiero estar cerca de ella con el nudo en el estómago.
Como me dijo novia, por lo menos se la vendo a un amigo y probablemente la vea de vez en cuando, en lugar de a un desconocido que quién sabe cómo la va a tratar.

lunes, 6 de octubre de 2008

07.10.2008, 04:54 am

El jueves pasado estuve demasiado ocupado en el trabajo como para siquiera revisar mi correo. El viernes fue feriado en Alemania así que no fui a la oficina, así que no tuve internet. El fin de semana estuve en un casamiento. Ayer lunes anduve de reunión en reunión. La cuestión que por h o por b no pude leer el blog de Silvana y Carlos por muchos días.
Mientras estaba en la iglesia mirando cómo dos personas se unían de por vida, pensaba en Silvana y Carlos, y en las almas que estarían esperando ser recolectadas por ellos.
No voy a caer en el cuento de que me lo presentía, porque ya me pasó otras veces de ilusionarme con que "hoy sí, hoy entro al blog y recibieron alguna noticia". Pero no puedo dormir, hace una hora que dejé a mi novia durmiendo como tronco, y me puse a divagar por internet. Hace 7 minutos miré mi cuenta de gmail y me encontré el mensaje de ellos que entrara urgente al blog, que había novedades. Tengo un nudo en la garganta. Todavía no lo pude leer (estoy demasiado ansioso) pero vi que hay cuatro nombres preciosos que van a pasar a formar parte de la vida de estas dos personas maravillosas y eso, por ahora, me basta. Mañana en la oficina me parece que voy a lagrimear.