viernes, 28 de agosto de 2009

Mücke

Así se dice "maldito insolente y rompe-pelotas mosquito de porquería y por qué no te vas de acá" en alemán. Bueno, en realidad Mücke quiere decir solamente mosquito, lo demás se podía deducir del tono de Sabine anoche a eso de la 1 de la mañana cuando muy decidida y cual Rambo acorralado y con el arsenal agotado, agarró una de mis chancletas y, muy sexy con su camisón cortito, muy intimidante con fuego en los ojos, se dedicó a perseguir y aplastar implacablemente a la pobre criaturita de dios. Menos mal, porque si no lo hacía yo, y del chancletazo iba a hacer una ventana nueva en la pared, con vista al vecino, a la calle, a la habitación de trabajo o al baño, dependiendo de dónde se posara el maldito bicho. Eventualmente un tragaluz, si la dichosa bestia disfrutaba las acrobacias y aterrizaba en el techo.
En fin, son las 4 de la tarde, y desde hace dos horas no sé más de qué disfrazarme para no caerme dormido sobre el tecleado y, cual Homero Simpson, babosearlo hasta que cortocircuite, explote la computadora, se incendie el edificio y me rompan el traste a patadas en el trabajo.
Ta, me siento mejor.

viernes, 21 de agosto de 2009

los tanos y los teutones (qué raro)

Hace unas semanas me cambié de trabajo dentro de la empresa, y mi nuevo jefe me avisó de entrada que a principios de agosto no queda ni el loro en la sección donde trabajo, así que me podría tomar una semana o dos. Con la rubia nos quedó claro (después de mirar el precio de los pasajes en esta época, y con tan poco preaviso) que íbamos a tener que manejar a donde fuéramos, y por supuesto Italia, Toscana, para ser exactos, nos pareció la mejor idea. Incluso más, sin que mediara tortura de mi parte, la rubio propuso ir en moto.
Múnich-Toscana significa unos 700 km, pero la autonomía de Sabine en la moto es de 400 km. Después de eso ruega que lleguemos. Así que para no hacerla sufrir al cuete hicimos una parada en Affi, cerca del Lago di Garda, para llenar el estómago y dibujar de nuevo la raya. En lo personal podría hacer 2000 km en un día sin complicaciones, pero al conductor de una moto le importa el viaje, el destino es secundario, así que hubo que hacer concesiones de ambas partes. Y funcionó bárbaro, pero se hizo claro ya en ese punto que el plan original de pasar 4 noches en la región y volver el viernes de un tirón era impracticable, así que en cuanto llegamos al primer hotel (Villa Maya, en una muestra gratis de pueblo llamado Latignano, a unos 10 km al oeste-suroeste de Pisa) decidimos pasar la noche del viernes en Padua.
En total el viaje quedó así: lunes a la mañana hicimos Múnich-Affi. Después del mediodía hicimos Affi-Latignano. Llegamos al hotel a media tarde, nos registramos, duchamos, y fuimos a Pisa. Después de dejar la moto por ahí, en este punto (foto) Sabine preguntó dónde quedaba la torre:



En fin, después de mi fallido intento de enderezar la cuestión, cenamos en Pisa y a dormir.
El martes fue recorrer Toscana en moto. Fuimos para Siena, parando en San Gimignano. Comimos en Siena, paseamos un rato y encaramos para la costa. Terminamos comiendo un helado y tirándonos al mar en Cecina, y cenando en Livorno. En el camino encontramos una de esas bahías idílicas que uno ve en las películas (aunque por lo que me contaron, es más típico de la zona de Trieste) así que removí todos los objetos innecesarios (novia, parejita franeleando, vieja paseando al perro, etc.) y saqué esta foto perfecta:


Miércoles, arriba temprano, desayuno, embutir de nuevo los bártulos en la moto y a Florencia. Un tironcito de 1 hora, sin apuro, disfrutando el aire y la moto, bien acompañado. Llegamos al hotel, registro-ducha-al centro. Así nomás. Florencia, en principio, es una animalada de ciudad. Tiene de todo y es lindísima. A mí en lo personal me gustan las ciudades de ese tamaño porque son más o menos como Mar del Plata: no muy grandes que no las puedo abarcar (no me las puedo "aprender") y no muy chicas que en seguida les encuentro los límites y me resultan aburridas. Esas son las ciudades donde me veo viviendo. Además Florencia es turística/cíclica, y eso me cae bien. Un poco de rock&roll y un poco de cementerio. Y el año que viene vuelta a empezar.
En fin, me ahorro las descripciones, que seguro serían un desastre, mejor leer de algún libro o internet. Mejor pongo una foto medio atípica del Ponte Vecchio que me salió bastante decente:


El miércoles y jueves nos la pasamos descubriendo Florencia. El viernes fue más bien expeditivo: desayuno, vuelta a embutir todo en la moto y nos fuimos a Padua, pero en lugar de tomar la autopista, tomamos la ruta 65, conocida como Strada della Futa (lo que mongo quiera decir). Esta ruta es un paraíso para las motos porque esta literalmente llena de curvas no demasiado cerradas, el asfalto es bueno, y no hay mucho tránsito porque está la autopista que corre prácticamente paralela a un par de km de distancia. El problema inesperado fue que, de tanta curva, la rubia se mareó.


Eventualmente llegamos a Bologna y las curvas se acabaron, así que de ahí a Padua tomé autopista. En Padua descubrimos una ciudad preciosa, llena de tranquilidad, lindos recuerdos del pasado y algunos detalles escondidos. Obviamente saqué fotos por todos lados, menos en la Basílica de San Antonio de Padua, por respeto. Si bien soy cristiano con chapa, reniego de las religiones, pero en este caso me pareció que correspondía aguantarse.
Curiosamente, de todas las fotos que saqué ese viernes, la que más me gusta es esta, muy trillada, pero en la que veo el camino tan difícil que tenemos Sabine y yo por delante y que queremos caminarlo juntos...



Epílogo
Los tanos me caen bien. Digo, no es tan difícil. Somos tan similares. En un par de restaurantes noté que había argentinos por ahí mezclados, algunos haciendo estupideces, la mayoría no... en fin, lo común en función de qué tan viajado estaba cada uno. Pero lo que fue claro es lo difícil que es diferenciar argentinos de italianos, incluso si se sientan en la mesa de al lado. Cada vez que voy a Italia siento que entiendo más a los argentinos, y siendo tan complicados para caracterizar como somos, ya es un logro.
Cuando estuve en Roma tuve una experiencia estúpida e innecesaria con la Guardia di Finanza, que al menos en lo que respecta a esa experiencia en particular, los podría catalogar como una mafia de imbéciles con pito chiquito. Pero me voy a guardar esa opinión para cuando la pueda fundamentar mejor, si es que se puede.
Así y todo, tan pronto crucé la frontera Austria-Alemania empezó la mierda. Los teutones son basura humana y fueron hechos con los restos de lo que nuestro creador consideró innecesario en nuestra carga genética. Me siento tentado a decir: me gustaría que los que creen que soy prejuicioso vengan y experimenten por sí mismos. Pero no, porque no odio a nadie como para desearle venir a vivir a este lugar. Sería cruel y me convertiría en una creatura despreciable como estas cosas.
Por otro lado me alegra saber que no estoy loco, simplemente con las pelotas la paciencia llena, y que realmente el día que pueda irme de este lugar me voy a encontrar con seres humanos con los que llevar una vida, plena. Cargada de problemas o no, pero vida.

lunes, 17 de agosto de 2009

la siesta

Cuando era chico no me gustaba irme a dormir la siesta. Me parecía raro irse a dormir si no era de noche, y un desperdicio si había sol, así que ponía cualquier excusa y enfrentaba cualquier sacrificio (hasta pasarle la franela a los muebles del comedor) con tal de que no me mandaran a dormir después del almuerzo. No es que se me ocurriera nada para hacer (la tele era el mismo bodrio hace 25-30 años que ahora); es que tenía la sensación de que el mundo seguí girando y yo me lo estaba perdiendo. En realidad, el mundo seguía girando, pero no me estaba perdiendo de mucho. Así, mientras franeleaba, fue como empecé a husmear en la biblioteca que dejó mi padre cuando se fue, y descubrí que los libros serían una gran compañía en mi día, y más adelante en la vida.
Hoy, viviendo en Alemania, me quiero ir a dormir. Estar inconciente, sin pensamientos, sin sensaciones, inoperante, no interactuante. Quiero replegarme en otra dimensión donde mi vida terrenal no exista. Quiero perderme lo que me está pasando. Porque la vida me la estoy perdiendo igual, el mundo sigue girando y yo estoy durmiendo (por no decir muerto), así que cuando estoy en la cama por lo menos la hago completa. Me gustaría que me duerman, hibernar hasta que este lugar haya sido devastado por su codicia mecánica. Despertar cuando no quede ni uno de estas criaturas y dedicarme a poner ladrillo sobre ladrillo y construir algo útil para alguien.
Lamentablemente, cuando empecé a escribir esta entrada hace unos minutos tenía otra idea: pensaba explicar por qué sigo acá. Pensaba decir que si me voy, si vuelvo a Argentina, sería como irme a dormir la siesta; que el mundo iba a seguir girando y yo iba a estar allá perdiéndomelo. Qué estúpido. Pensar que tener un sueldo y libertad de elección para gastarlo es vivir. Es cierto, tengo eso, pero poco más. Cuando era estudiante y tenía que caminar a la mañana al trabajo para a la tarde poder tomarme el expreso que me llevaba de la oficina a la facultad y no llegar tarde y perderme clases, pensaba que era un sacrificio. Ahora me podría ir y volver en taxi al trabajo todos los días, y me dan ganas de llorar de pensar que NADIE está interesado en hablar conmigo, excepto mi novia. Nadie. La cajera del supermercado quiere que no exista (ni yo ni nadie). El que maneja delante y detrás de mí quieren que me evapore (yo y el resto). Mis compañeros de trabajo no tienen idea de si voy o vengo (ni yo ni nadie).
Y todos, absolutamente todos, se sienten con el derecho de explicarme cómo vivir, desde respirar hasta usar los programas que necesito para correr las simulaciones en la computadora del trabajo. Que dicho sea de paso, por fin, después de 5 semanas, funciona, porque un aborto de la naturaleza (o sea, un alemán con ganas de ayudar porque sí) se ocupó del tema.
En fin, esto me pasa por irme una semana a Italia y convivir con seres humanos. Uno vuelve y se intoxica. Otra que la gripe nueva.

viernes, 7 de agosto de 2009

Paulo Coelho dijo:

"Cuando escribo un libro trato, sobre todo, de resolver algo conmigo mismo. Tengo la necesidad de comprenderme y he encontrado en la literatura la mejor manera de hacer eso."
¿Quién se identifica?

martes, 4 de agosto de 2009

me encanta el blog

Sí, ya sé, dije y perjuré no usar esa palabreja, pero me refiero al concepto. Me gusta esto del blog y todo lo que genera, positivo y negativo. Así que a falta de algo mejor, me remito al 20 de julio, día del amigo, como lo más semejante que tengo para describir a los que se toman la molestia de pasar por acá cada tanto y de escribirme algo, para agradecerles.

domingo, 2 de agosto de 2009

Sonia,

después de leer un par de veces lo que me escribiste me da la sensación de que entendés más la situación que yo. La gente (descripción antagonista: gente entendida como esa masa informe de terceros que opinan sin pensar, por la falsa satisfacción de sentirse sabios, no el promedio de los que me leen acá) siempre me pregunta "¿por qué no te vas?" como si fuera tan fácil tomar semejante decisión, con la cantidad de cosas que determinan el futuro de una persona, y como si en Argentina me esperara un paraíso familiar y de amistades donde todo pinta mejor.
En tu caso, Sonia, hablás desde la experiencia y sos conciente de que incluso desde esa posición ventajosa que tenés, o quizás precisamente debido a eso, el menú de opciones (en cuanto a recomendaciones) es limitado.
Sabine, es cierto, no da la talla. No es una crítica o una queja, es una realidad. Y como siempre trato de dejar en claro, ella no es la cura. Es meramente un factor externo que puede actuar como atenuante o agravante, pero es apenas un ingrediente a nivel condimento en una receta gigante. El amor que me dispensa a mansalva no se puede sobreestimar: por más amor que reciba, si tengo gripe y necesito antibióticos, no hay amor que cure. Que me va a reforzar el sistema inmunológico y demás, seguro. Pero de ahí a curar... nop, lamentablemente no.
El paso que me planteás, irme, es claro, de a poco lo voy aceptando. Hace 2 meses fui a mi última consulta con el médico y me dio licencia por 3 semanas con una recomendación, casi orden, de irme a mi CASA, con lo cual me fui a Argentina. Me hizo bien. De hecho, cuando me propuso esa salida estaba escéptico porque me pareció exagerado, débil, pero a los dos días de llegar a casa me dí cuenta de qué tan mal estaba, qué tan dañada tengo la existencia, el alma, lo que sea.
Hablándolo con Sabine, una amiga de una compañera del trabajo de ella hace 6 meses que está de licencia, con 3 intentos de suicidio. Hablándolo con el doctor me comentó que el 80% de sus "clientes" son profesionales exitosos, con auto descapotable, televisor de 50 pulgadas, etc., que han perdido la pista de porqué existen. Sin ir más lejos, esta mañana me desperté unos minutos antes de Sabine y me dediqué a mirarla y pensaba en qué haría si no la tuviera: o sea, hoy es domingo, y si ella no estuviera al lado mío, mi día simplemente no tendría ningún fin, ningún punto, objetivo, interés, trascendencia, nada. Nada de nada. No me refiero solamente a que extrañaría su amor, su compañía, su sonrisa en mi vida; no, me refiero a mi día, al tiempo entre que me levanto y me acuesto. ¿Qué hago? ¿Salir a dar una vuelta en la moto? ¿O en la bici? ¿o a caminar? Puedo leer un libro, leer un rato algo de internet, lavar la ropa. Pero esas cosas solamente llenaría mi día, no mi vida. Mi vida está vacía, no porque realmente lo esté, sino porque yo no puedo apreciar, sentir, lo que suceda en ella. Sé lo que me gusta y lo que no, pero no lo siento. No siento las caricias de Sabine, ni las del viento, ni me detengo, como siempre lo hacía, a oler mi entorno y aspirar hondo; ni disfruto lo que como, ni lo que hago. Y por supuesto no disfruto diseñar autos de lujo para una empresa que no hace NADA útil para los millones de personas que se mueren de hambre en este mundo.
En fin, creo que me repito a mí mismo. Lo que quería era agradecerte por lo que me dijiste. Ahora falta ver qué efecto tiene. No te puedo prometer nada. Pero no creas que bajo los brazos, al contrario.
Cariños,
Martín

Para evitar palos: por favor que no se interprete mi comentario de Sabine como una queja sobre ella. Acá el que está enfermo y despachurrado soy yo. Decir que ella no es la cura o no da la talla es válido solamente en este contexto. He dicho.