jueves, 26 de noviembre de 2009

yo tuve depresión

Sip, este sería un título de una entrada que me gustaría escribir. Pero todavía no es así, lamentablemente. Todavía queda un largo camino por recorrer. Hablando con una amiga extraordinariamente inteligente que vive en Berlín (la greco-germana de la memorable cena en Hamburgo), y que tuvo/tiene depresión, me contaba, por ejemplo, que tener depresión es un poco como la fama de trabajar para la CIA, la agencia de inteligencia estadounidense: no existe el ex-agente de la CIA, una vez que uno trabajó ahí, el vínculo existe para siempre. La depresión, aunque se cure, está siempre latente y uno tiene que estar atento.
Otra cosa que hablábamos es esta fase por la que estoy pasando, en la cual me siento como hastiado de estar depre, y quiero superarlo. Ella entonces me contó cómo uno primero como que se acomoda y se acurruca en la situación de víctima de la depresión y busca la mirada complaciente de los que lo rodean, hasta que un día llega a esto que estoy yo, de estar reputrefacto de estar depre y empieza a mover el traste para superarlo. Y no me refiero a ir al médico y tomar medicamentos, sino en el día a día, en la cotidaneidad, en no dejarse vencer. Porque es un hecho que lo primero que la depresión quita es las ganas de hacer, así que toma una buena dosis de fortaleza y circunstancia ponerle el pecho al asunto, mandar a cagar a la depresión y salir a dar una vuelta por el barrio por el placer de oler y sentir el viento en la cara, o ir a hacer algún deporte, o irse al parque a disfrutar una linda caminata. Todas esas cosas que son hasta de holgazanes, para un deprimido son eventos memorables y que significan un esfuerzo importantte.
En fin, acá estoy, en esa etapa.
Algo que no surgió hablando con la susodicha, sino con mi rubia novia, es que hay un efecto detectado en pacientes con depresión refractaria (resistente) a tratamientos, y que es el hipotiroidismo. Se han llegado a detectar hasta un 50% o más de cuadros de hipotiroidismo en pacientes con depresión refractaria. Para no meterme en camisa de once varas, remito al que le interese a este artículo.
En función de esto, ayer fui a que sacarme sangre para un análisis de mis valores de tiroides y de paso una revisión general de los parámetros de mi vapuleado cuerpecito. Hoy a la tarde tengo que ir a buscar los resultados, y espero que mi tiroides no sirva ni para dar lástima.

[edición de la tarde]
Nop, no era la tiroides. Tengo todos los valores perfectos, por lo menos los que se pueden medir en la sangre. Mecacho... cuando uno necesita estar jodido, anda todo bárbaro. ¡Ni colesterol, tengo!

viernes, 20 de noviembre de 2009

Ámsterdam, el regreso

Bueno, en realidad no es que vaya otra vez a Ámsterdam, o por lo menos no por ahora. Pero Laura me pidió ver más fotos de cuando anduvimos por ahí y eso me hizo meterme en un tema que hace rato tenía ganas: Picasa. El programita ayuda a publicar fotos, que es un tema útil, así que en lo que va de las últimas 24 horas logré descular un poco cómo funciona.
En resumen, para ver algunas de las fotos que saqué, sírvase mi estimado lector hacer clic acá.

lunes, 16 de noviembre de 2009

LH984

Domingo 15 de Noviembre de 2009, 22:23 hs, el Airbus 321 de Lufthansa aterrizó en la pista 1 del aeropuerto de Múnich, 2 minutos antes de lo programado. No hacía el frío recalcitrante que me esperaba pero llovía. Lo que no me imaginaba era el frío glacial que hacía en la terminal, donde me esperaba novia para llevarme a casa...
Yo: "hola bombón" =D
Ella: "¿QUIÉN ES LINDA GARCÍA?" >(
Yo: "¡glup!..." =/

Avanzando 38 minutos en el tiempo...


Ese paquete en las manitos de mi querida novia es una envío prioritario de la mentada Linda con las prometidas glorias, más otras delicias mexicanas de yapa como obleas San Pablo, bolitas de leche y natillas Linares. Con la rubia nos comimos una de cada una y nos fuimos a dormir pipones, pero hoy esa caja no va a ser tan afortunada...
¡Gracias Linda!

En otro orden de cosas, y pa' no perder la costumbre, tengo que reconocer que vivir en este lugar (Alemania, para los desinformados) es una basura. Lo de vivir pasa a ser un eufemismo por residir sin disfrutar, que es más o menos la máxima aspiración a la que puede acceder un extranjero que intente integrarse. Qué significa para un local no sé ni me interesa. Gotemburgo, que es donde estuve el fin de semana, es una muestra bastante abarcativa de lo que es Suecia en general, donde los más y los menos pueden o no ser del gusto de uno, pero básicamente uno es (y es tratado como) un ser humano. Y no es Suecia. Ni Francia. Ni Italia. O Argentina, para el caso. O México. No señor, no es que estos países tengan un manto de humanidad y sean por ello congraciados conmigo.
Es Alemania. Este lugar está mal. La línea entre el prejuicio y la experiencia no es demasiado gruesa, pero negar lo evidente sería de necios. Estoy cansado de intentar integrarme, de intentar "hacer contacto". HAL 9000 era mucho más tierna y considerada que estas paupérrimas imitaciones de seres humanos, que porque tienen pelos apenas califican para mamíferos. (Ahhhh, qué satisfacción sentir otra vez esta inspiración de despotricar en una manera tan artística, sin insultos, sino con sutilezas...)
De todos modos acá estoy, y vamos a ver si le puedo sacar el jugo a la situación y hacer lo mejor de lo que tengo. Por lo pronto, estoy moviendo los engranajes para poder irme a casa lo antes posible. Veremos cómo resulta. El año que viene será lo que será.

martes, 10 de noviembre de 2009

nadar, o no nadar; esa es la cuestión...

Son las 10 y 10 de la mañana y tenía pensado ir a nadar, pero mi tonta garganta decidió despertarse doliendo. Hace 3 ó 4 semanas que debería haber encarado este menester (hacer ejercicio de alguna índole) pero por una cosa o por otra (mentira, es fiaca) no lo hago. El clima, cada día más frío, y la circunstancia de no tener que ir a trabajar no ayudan. Uno se hunde en casa, se amolda, se agarra, como una mancha que la dejan secarse y ya no sale. Para colmo, escribir acá es mucho menos esfuerzo que 50 largos en el estilo que sea. Para colmo, si este fin de semana quiero hacer uso de los pasajes que compré hace 2 meses para ir a Gotemburgo a visitar a una amiga, mejor me cuido.
Rebobinando algunos días, el miércoles pasado me fui en la moto a Bochum, a 600 km de Múnich, a visitar a otra amiga que hace mucho que no veía. La pobre está en la demasiado típica situación en que tiene su computadora portátil, un departamento lindo, celular, está terminando la universidad, consiguió trabajo sin siquiera proponérselo, etc., y sin embargo extraña su vida en Paraguay con su mamá y sus cinco hermanos, cuando comían fideos con queso (pero la mamá no, porque no alcanzaba para todos) durante semanas, el piso de la casa era de tierra y no tenían para zapatos.
En estos 7 años y monedas que hace que me fui de casa es increíble la cantidad de cosas que me acostumbré a extrañar, y que entonces las daba por cantadas: la lluvia, la arena de la playa, los amigos, el "once catorce" (esos colectivos de Mercedes Benz), la plaza Mitre, las estrellas en el cielo, el viento, los Renault 12 y los Peugeot 504, las vacas incontables mirándome al costado de la ruta, los delirios presidenciales (Alfonsín, en este aspecto, era "aburrido"), etc.
Algo que me vengo guardando es que desde hace unas semanas estoy viendo a una psicoterapeuta. La doña es española, unos 40 años, y ya desde la primera cita me di cuenta de que tiene demasiados prejuicios sobre los alemanes, y los tiene muy fijos. Más de una vez me dijo cosas sobre su marido alemán que a mí me parecen improbables basado en mi experiencia, pero no imposibles. Cuando le hablo de mi experiencia con los alemanes, emite una especie de diagnóstico y no hay espacio para la disensión. En la mayoría de las ocasiones no solamente coincide conmigo en mis comentarios negativos de esta sociedad, sino que en general tiene opiniones todavía peores. El problema es, obviamente, que no me interesa la confirmación de mis percepciones (que las tomo como estadísticas) por una persona que no se gana el respeto en base a medir sus generalizaciones (que las asume como estocásticas), y en lugar de eso se la pasa prejuzgando, lo cual es mucho más cómodo que aceptar algún tipo de falencia en la propia capacidad de observar y sacar conclusiones. Parece ser de esas personas que creen que tener cualificaciones en un campo los autoriza a tener opiniones certeras en cualquier campo satélite o relacionado. Como si yo, por ser ingeniero mecánico, pudiera tener la más pálida idea de electrónica. Sí, tengo mi mente formada de la misma manera, pero no los datos. Y por eso adopté la postura o idea (por el camino difícil de darme contra la pared) de que la mejor discusión que uno puede tener sobre cualquier tema no es aquella en la se habla mucho, sino aquella en la que se escucha mucho. Nunca, en toda mi vida, tuve la sensación de haber escuchado demasiado. Pero parece que en mis sesiones con la loquera soy el único.

PD: me voy a nadar.

lunes, 2 de noviembre de 2009

una de esas tardes

Un churro. Mi reino por un churro con dulce de leche.
Son las 4 y 10 de la tarde, estoy en casa, afuera hace frío y Sabine no vuelve del trabajo hasta dentro de una hora. Hace 2 semanas que no trabajo, porque la depresión me agarró tan feo que el médico convino en darme 4 semanas libres. Pensar que esto hace un par de años me hubiera parecido una mariconada, y hoy no creo que me sea posible volver a la oficina en el estado patético en el que me encuentro. De hecho, si sigue así la cosa me voy a casa antes de lo previsto, a sumergirme entre seres humanos a ver si puedo reconstruir mi alma, por imperfecta que sea. Je, esa es la ventaja de ser humano; uno puede tener fallas y el mundo sigue girando.
Hoy vagando por la red leí de alguien (que por lo demás me resultó un imbécil) algo muy cierto: cuando a uno le pasan cosas dignas de sentarse a dejarlas escritas, menos tiempo tiene para eso. Así que a lo que aspiramos es a encontrar la inspiración en esos momentos en que tenemos más tiempo para sentarnos enfrente a la compu. Y eso me hizo acordar de algo más: lo agradecido que estoy de haber descubierto este mundo de las bitácoras en internet. Estar sin trabajar parece cómodo, pero para un 35añero como yo acostumbrado a trabajar de lunes a sábados de 7 a 18 desde los 13 años, es como que no puedo disfrutar el ocio. Se supone que tengo que aprovechar el tiempo para recuperarme mediante deporte, lectura, remedios, etc., y lo hago, pero llega un momento en que llenar 10 horas que ya me había olvidado que existían, no se hace fácil. Y leer a Luisa, Pablo, Mónica, Juan (a ver si nos ponemos un poco las pilas por ahí), Sonia (hoy te voté en Oblogo), entre otros, es... cómo decirlo... bue, para todo lo demás existe mastercard.
En fin, acá estoy, tratando de recuperar el sentido a mi existencia leyendo la sobre el sentido de la existencia de los otros. Lamentablemente este período coincide con los dos peores libros que he leído de Borges: El Hacedor e Historia de la Eternidad. Lamentablemente los agarré inmediatamente después de uno de sus mejores, Historia Universal de la Infamia, así que el contraste me mató. Me decepcionó, diría yo.
En fin, lo que quería dejar era todo ese sentimiento de agradecimiento que siento por haber conocido gente de tanta calidad como los que mencioné y los que no.
Y para terminar, me voto por pegarme a mí mismo... =D
¡Chin chín!