martes, 30 de marzo de 2010

¿neurótico, yo?

Esta es una pequeña lista de cosas que he coleccionado en mi vida que me alteran:

Sombra en la comida: en casa siempre comimos en la mesa de la cocina. La del comedor se usó solamente cuando había visitas. El tema es que mi mamá se sienta del lado de la lámpara, y si toma determinada posición me hace sombra sobre el plato y me molesta soberanamente. No puedo disfrutar la comida si hay alguna sombra sobre mi plato, no importa de dónde venga.

Las palomas cuando quiero dormir: con el bendito u-uuu u-uuu me dan ganas de cag... a tiros, sobre todo cuando quiero dormir. En donde vivía hasta hace un año había una pareja de palomas que se paraban en la antena de la tele de mi casa y de la de enfrente, y desde ahí conversaban sobre las acciones de la bolsa, el precio de la leche y la gripe del vecino de la otra cuadra. Palomas inmundas.

La respiración de Novia: cuando duerme, Novia inspira sin ruido, pero expira a un volumen muy alto. Cuando se lo comenté me dijo que yo hago lo mismo, que es normal, pero eso por supuesto es un invento suyo...

Morder los cubiertos: se me caen los dientes de la impresión y del friíto cuando muerdo los cubiertos, y si alguien a la mesa lo hace también. Normal, bah.

Agua en la jabonera, frasco de shampoo abierto, etc. creo que corresponden a manías medianamente normales. Alguna de las que deberían estar en la lista se me escapan, pero si se me ocurre otra más tarde agrego.

miércoles, 24 de marzo de 2010

moto, moto, moto...

Hoy es miércoles, las últimos dos noches dormí (de a ratos, pero dormí), el sol brilla, la moto tiene el tanque lleno, y esta noche voy al restaurant chino de mis amores, así que estoy de buen humor. Así que para aprovechar la racha decidí hacer unos cambios en la plantilla del coso este llamado "blog".
Por empezar, borré mi foto. Asusta a posibles lectores/as, me deschava demasiado, y da a los que me aborrecen la posibilidad de imprimir una diana con la que practicar dardos o vudú. La posibilidad de saber qué caripela tengo ya está en mi perfil, que también aparece y no lo borré.
Lo otro que borré fue el almanaque. Lo puse porque me llamó la atención cuando lo ví en otro lado, pero era feo y además nadie lo usa. Como el 85% de los zapatos de una mujer.
Por último, puse una foto de fondo en el título. Muchos lo hacen, pero ahora me dí cuenta que lo ví en el blog de Pablo y, como él es un ídolo, yo también quise tener una foto. Elegí una que me gustó mucho en cuanto a su contenido, pero también me gusta mucho el lugar donde la saqué, donde pude evadirme del grupo de gente con la que estaba e ir a dar vueltas por mi cuenta y concentrarme en lo que más me gusta hacer: sacar fotos. El lugar es Montmartre, a la vuelta de la iglesia del Sagrado Corazón. Cada vez que voy a París ése es el lugar que más me atrae. En mi mente, es la quintaesencia de París. Es como San Telmo en Buenos Aires, o algo así.

lunes, 22 de marzo de 2010

el tecito

Mi mamá tiene problemas para dormir. Hace años. La pobre se acuesta, parece que se duerme, y a las dos horas se vuelve a la cocina a mirar tele por un rato hasta que se cae de sueño y vuelve a la cama, donde se despabila y se queda mirando el techo por otras dos horas, hasta que al final se duerme. A las 5 de la mañana está despierta. A la tarde, después de almorzar, se echa una siesta de una hora porque está que revienta de sueño. La pobre inocente trató todos los métodos habidos y por haber: té, té de tilo, pastillas, tapones en los oídos, yoga, control mental, mirar tele, no mirar tele, ejercicio, leer, caminar, no caminar, etc. Nunca faltó la idiota de su manada de amigas que le preguntaba "¿no probaste con un tecito?" como si mi mamá hubiera nacido ayer. Con el tiempo se acostumbró a esas preguntas reflejo de un encefalograma plano y contestaba cosas como "no, pero esta noche te prometo que pruebo" con una sonrisita.
Hace unos 10 años pasé por algo parecido que me duró unos 3 ó 4 años, pero por alguna razón se me fue y recuperé el ritmo normal de vigilia y sueño. El motivo en aquel entonces fue una relación de pareja que me tenía a mal traer, me rompió el corazón en demasiados pedazos y, a su debido ritmo, el tiempo hizo lo suyo y me recuperé.
Pero hace dos años me compré esa bendita BMW R1200 RT, y después de haber andado 5 km, con todo lo que me gustan las motos, la quería vender. Ese motor bóxer de dos cilindros no era lo mío, a pesar de tener asientos calefactables, control de velocidad y suspensión regulable electrónicamente. Decidí, ahí y en ese momento, que la iba a disfrutar una temporada y al comienzo del siguiente verano la vendía. Todo muy lindo, sino fuera porque el año pasado tuvimos la bendita crisis (una aprendiz de crisis, si le preguntan a este argentino) y la moto me la tuve que meter en donde la espalda pierde el nombre. Sin embargo, como la moto la compré con las facilidades que nos da la empresa, me quedó el efectivo para comprarme otra, una Kawasaki 1400GTR que sí tenía lo que yo quería y un poco más. Digamos 5 veces más. Una monadita de moto. Esto me dejó en la atractiva posición de tener no una sino DOS motos nuevitas en el garage. Situación tan deseable como costosa, lo que me llevó este año a bajarme del caballo y pedir mucho menos por la BMW para poder por fin venderla y liquidar el crédito con que la compré.
El cliente no se hizo esperar, y el martes pasado un buen señor se puso en contacto, hicimos la cita, y miró la moto de todo los ángulos imaginables, tras lo cual acordamos un precio satisfactorio para ambos. A partir de ahí, todo se fue a la mierda, porque quedamos en vernos el sábado para hacer el cambio de moto por €, y esa fue la última vez que dormí como la gente. La excitación de por fin venderla y ser un hombre libre se vé que fue demasiado para mi pobre ánimo y desde entonces duermo como máximo (y como la mierda) 2 horas cada noche. No cuento los momentos que me quedo dormido frente a la computadora en el trabajo y me despierto minutos después con el salvapantallas ya activado y el tecleado babeado, porque no puedo cronometrarlos. Pero es muy denigrante...
En fin, acá estoy, con una moto menos e igual de pobre que antes, porque apenas si me quedaron unas migas después de pagar lo que debía. Pero por lo menos no tengo deudas.
Son las 7 de la tarde/noche y el sol se acaba de meter. El domingo que viene por fin atrasamos la hora, con lo cual mi tarde se va a hacer mucho más interesante y va a ser otra vez disfrutable el ir a tomar algo por ahí en el centro de Munich.
Una teoría que se me ocurrió hoy fue que en realidad lo que me tiene mal no es la excitación de la venta de la moto, sino que una serie de planetas se han alineado de alguna manera que hace que sus campos magnéticos y gravitatorios afecten de una forma nunca antes vista a mis amiguitos los alemanes, porque hoy me pasó dos veces (más de lo que es normal en 1 año) que un alemán fuera amable conmigo. Espero que se les pase pronto así puedo volver a dormir. Es que todo no se puede.

miércoles, 3 de marzo de 2010

22:31, terminó hace un rato

"¡Putos alemanos!"
"¡Schweinsteiger tonto!"
y cosas como esas le escuché gritar a Sabine. Porque yo no pude ver el partido, sufro demasiado. No es que me interese tanto el fútbol en sí, sino que mi país está demasiado jodido por los gobernantes y por algunos de nuestros propios vicios, y un partido como este hace que uno se sienta bien por un rato y se olvide de los problemas. Sabine estaba como poseída enfrente del televisor insultando a los alemanes cuando cometían falta, y al referí cuando le cobraba falta a un argentino. ¡¡¡Y les gritaba en español!!!
En fin, para los que no saben de qué hablo, acá dos fotitos de explicación. La primera la saqué afuera del estadio, a 0°C, morado de frío pero feliz con la moto ahí al lado, en el momento del gol; lo escuché en vivo y en directo, por así decirlo (el audio lo tenía, me faltó el video, ¡jaja!). La segunda se la saqué al televisor durante el segundo tiempo.



Me voy a dormir. Calculo que voy a dormir bien, porque no me puedo borrar la sonrisa de la cara. Esto me hacía falta.

20:01, faltan 44 minutos

Decidí que, a pesar de la ansiedad, era mejor sentarme a escribir antes del partido, no después. Un amigo, inglés él, sin ánimos hidrocarburíferos (más bien avergonzado por la situación, ya que él mismo es un inmigrante de ex-colonia) me dijo que esperaba un fulminante 1 - 0 a favor de Argentina. Para ser honestos, no soy optimista. No es simplemente abrir el paraguas antes de que llueva, es que realmente no tengo fe en nuestro técnico. Considero a ese tipo bajito y regordete, con problemas de autoestima, adicción y quién sabe cuántas cosas más, un ejemplo dentro del rectángulo blanco, un dotado, un jugador al que le debo algunas de las alegrías más grandes de mi/nuestra vida (como argentino). Por lo demás, nunca me preocupé por él más que por cualquier otro vecino, y probablemente mucho menos. Pero el destino me puso en el lado de la minoría, vivo a menos de 4 km de donde se juega el partido, y para no andar con vueltas: tengo los huevos en la garganta...