miércoles, 21 de septiembre de 2011

cosas de la vida

Anduve leyendo a Kurt Vonnegut y no pude más que inspirarme. Me hubiera gustado poner más acidez y humor pero me salió más serio de lo que quería, por razones conocidas. El que no esté de ánimo…

La fruta no alimenta: la fruta te hace cagar de hambre y, como es 95% agua, tiene volumen y parece que te va a llenar pero en cuanto el agua se fue (unos 35 segundos después de que te levantás de la mesa) deja un volumen vacío que hay que llenar con esas cosas que están en la base de mi pirámide nutricional: pizza, chocolate, galletitas. El resto es pasto y yo no soy vaca.

Las canillas de los aeropuertos: esas que tienen el sensor para que uno no tenga que tocar nada para abrir o cerrar el paso del agua. Lavarse las manos implica un breve chorro de agua para mojarlas, un poco de jabón, y un poco de agua para enjuagar. Los idiotas que calibran la duración del chorro de agua (o tan corta que no alcanza a humedecer la uña de un dedo, o tan larga que alcanzaría para lavar el auto) deberían ser pateados en la cabeza hasta que el hidrógeno se fusione.

Permiso de residencia: ¿quién fue el hijo de puta que les dio la visa a los alemanes para que entraran a nuestro planeta?

Políticamente correcto: es una doctrina gestada por una minoría ilógica y delirante, promovida rabiosamente por los medios inescrupulosos (o sea todos), que sostiene que es posible agarrar un pedazo de mierda por el lado limpito.

Autos: en algunas películas holiwoodenses a veces muestran la cochera de algún supuesto rico coleccionista de autos, en la que se alinean Ferraris, Porsches, Lambos y... eeee... un Mustang. O algún auto pedorro hecho en Estados Unidos. A ver, muchachos, entendamos algo: los yanquis no pueden hacer autos. Son una porquería con menos ingeniería que un cepillo de dientes. Comparar un Chevy con un Porsche es como comparar un boleto de colectivo con "El Aleph" de Borges.

Armas: a nadie debería permitírsele llevar algo más peligroso que un pelapapas. O un rallador de queso. En la vida diaria, las armas engendran el falso sentimiento de que uno puede resolver algo imponiéndose por la fuerza, cuando lo único que se logra es imponerse, no resolver un problema. Y eso solamente nos denigra. A los políticos en particular se les debería negar el acceso al uso de las fuerzas armadas, o ya que estamos, a entidades crediticias o a lo que el 90% de la población votante no tiene acceso.

Manejando en la ruta: ¿por qué es que cuando está prohibido adelantar (curvas, puentes, túneles) no viene nadie por el carril contrario pero tenemos un auto a la velocidad de una placa tectónica justo delante de nosotros? Y cuando por fin viene la recta y se termina la prohibición de adelantar, viene uno de frente.

Dios: se puede elegir entre vivir basado en la verdad, o basado en la fe. Uno se basa en la prueba, y el otro en la falta de ella. No es que sean dos conceptos necesariamente opuestos en su resultado, pero sí en el mecanismo que se usa para llegar a ese resultado, y eso es lo determinante. Cualquier estado intermedio es hipócrita y uno tiene que aprender a aceptar el hecho de que hay que decidir y no arrepentirse, porque no tiene nada de malo optar por uno u otro. Pero tanto o más importante es aceptar que los demás tienen el mismo derecho a tomar esa decisión.

Un cacho de cultura: decir gym, jogging, sticker o tip, por poner ejemplos obvios, o locación¹ o aplicación², no tan obvios pero todavía más garrafales, son idioteces que no subrayan el conocimiento de quien las usa, sino que lo denigran al lugar donde van los que no saben expresarse.
¹ La palabra inglesa location, que es de donde viene la confusión, se traduce al castellano como ubicación. Pero en nuestro idioma, locación, por muy similar que parezca, significa alquiler.
² Algo parecido pasa con aplicación, que en español quiere decir uso, pero como hay una palabra parecida en inglés, application, que quiere decir postulación, se las confunde.

El castellano tiene tela de sobra para abarcar casi cualquier cosa que haya para decir. Quien usa extranjerismos con el objetivo (consiente o no) de reflejar “mundo”, recurre a ellos como muletillas para disimular su falta de vocabulario y trata de dar a sus frases un aire sofisticado. A los ojos de quienes tienen más de 3 neuronas (las encargadas de las 3 funciones básicas: respiración, pulso, digestión) no se ensalza; se expone con bombos y platillos como el pobre inculto que es (que no es malo de por sí, solamente inconveniente) y lo celebra. Ahí radica su idiotez. Pity.

PD: la semana pasada un compañero de trabajo me informó de su intención de pasar el fin de semana inspeccionando rutas en Italia. A lo que yo, difícil como siempre ante semejante situación, después de unas 3 ó 4 décimas de segundo accedí con la condición del que la salida a) incluyera Croacia y b) excluyera nieve. La primera condición se cumplió, la segunda no.



Y sí, el paso se llama así, qué se le va a hacer. Por suerte los susodichos brillaban por su ausencia, y debo confesar que no los extrañé. Lo importante es que logré mantener la moto sobre las ruedas. Medio kilómetro manejando en estas condiciones equivalen a una maratón y media con un rosario de sandías. Juro que transpiré. Pero lo que vino después valió la pena...