viernes, 11 de abril de 2014

mucho

Novia tuvo novio.
Parece casi una idiotez escribir esta oración, pero es lamentable la forma en que me presentó esta información, y después de aclarar la situación, todavía mucho más lamentable lo que me cuesta digerirla. Me explico.
Novia estuvo en una relación el año pasado. Llegado un punto, se dio cuenta de que a pesar de haberlo intentado, no iba a funcionar, así que rompió. Unos meses después Novia y yo nos conocimos, pero mientras lo nuestro empezaba ex-novio volvió a la carga de una manera obsesiva, rayando en el acoso. Mensajes instantáneos, de correo electrónico, visitas a la casa o al trabajo, esperar afuera de la casa por horas, flores, tarjetas, cartas... Muchas, muchas por semana, a veces por día. Novia mantuvo esto fuera de mi conocimiento para no asustarme.
Un día, Novia y yo nos encontramos después del trabajo y la noté muy alterada. Cuando le pregunté por qué, me contó una intimidad sin ningún contexto, algo que la hizo quedar... ¿cómo expresarlo delicadamente?... como una prostituta barata. Me afectó mucho.

MUCHO.

Se podrían escribir disertaciones enteras de cómo me afectó y por qué. Pero creo que es importante aclarar que Novia simplemente se sentía muy mal y explotó. Es una de las mujeres más decentes que conozco, más atentas con su cuerpo y con sus valores, y lo único que hizo fue comenzar un noviazgo con un hombre que no estaba en condiciones de llenar sus necesidades emocionales, sentimentales, o incluso como ser humano. Pero, como casi siempre pasa, uno tiene que darle una oportunidad a la vida para poder avanzar. A veces esos intentos fracasan, otras veces prosperan. Este fracasó y ella rompió la relación en cuanto pudo y con el mayor respeto por ambas partes. Nada que reprochar; al contrario, bastante para admirar.
Peeeero... un servidor tiene depresión, y además tiene algunos miedos impregnados de chico. Tengo miedo al abandono, a ser usado, a ser traicionado, a equivocarme, a las canillas cromadas y a los textos en Times New Roman. Tengo tanto miedo a ser lastimado que prefiero no arriesgarme a una sonrisa, por las dudas de que más tarde se transforme en una lágrima. Porque de chico aprendí a desconfiar, aprendí que los errores son inaceptables y quienes los comenten execrables y deben ser excomulgados de este planeta. Sin excepción.
Me doy mucha pena, porque soy básicamente una persona buena que no hizo nada para merecer esto. Como comparación un tanto cruel, hay veces que nos enteramos de alguien que le diagnosticaron cáncer, alguien que sabemos que ha estado fumando 2 ó 3 paquetes de cigarrillos por día desde los 14 años. Nos da lástima, pero también nos parece, si no justo, justificado, o explicable, o como se le quiera llamar. Pero yo no hice nada. No hago más que tratar de ser una buena persona e incluso aprendí a no ser tan duro en juzgar a los demás como me enseñaron. Ni siquiera me siento superior a nadie, al contrario. Muy al contrario.
Y ahora acá estoy, con demasiada información (quién quiere saber detalles sexuales de las relaciones anteriores de una pareja) y nada con qué procesarla. Tengo amigos fantásticos que me están apoyando enormemente, con mucha paciencia y cariño. Novia está siempre ahí, charlando conmigo y tratando de entenderme y ver cómo ayudarme. Y mi familia ni hablar, siempre al pie del teléfono para darme amor y palabra. Y un terapeuta excelente hasta donde puedo juzgar.
Quizás acá quepa mencionar que nos ocupamos de ex-novio. Con mi apoyo, consejo y hasta consuelo, Novia cambió su número de teléfono, el auto (por el mío) y fuimos a la policía y ellos tomaron cartas en el asunto. Mi agradecimiento de corazón a la policía alemana.
Desde hace 2 meses disfruta de su privacidad, de salir y entrar (casi) sin miedo a un encuentro desagradable y que quién sabe en qué podría derivar.
Pero yo me sigo sintiendo... ¿cuál era esa palabra delicada?... ah, sí, como la mierda. Cómo quisiera dejar el pasado en el pasado y encarar el futuro con todo lo que tiene para ofrecerme. Estoy tratando con todo lo que tengo, pero tratar de convencer a mi mente de no tener miedo es como tratar de retener un pedo en una canasta. No puedo darme por vencido, no puedo permitírmelo, pero ojalá tuviera una mejor idea de cómo lidiar con esto. En qué dirección tirar. Para qué lado apuntar...