domingo, 3 de mayo de 2015

arbolitos naranjas y azules

Claro, es fácil criticar. El asunto es proponer soluciones o alternativas. Una crítica constructiva, digamos. Señalar lo que se puede mejorar, y cómo. A ver...
- motos o autos sin luces (y no me refiero a luces apagadas, sino directamente a falta de lámparas que funcionen), sin espejos, sin VTV, sin seguro, etc.
- conductores sin casco (no estoy de acuerdo que el casco sea obligatorio, pero ese es otro tema) o cinturón de seguridad.
- motos con más de 2 ocupantes, a veces con chicos, a veces hasta 5.
- motos o autos con escapes ruidosos (no sé si hay una ley al respecto en Argentina)...
- motos estacionadas en la vereda. Hay lugares donde realmente se transforma en un slalom circular por la vereda, entre motos, árboles, estanterías de negocios, mesas y sillas de bares, bolsas de basura, kioscos de diarios, caca de perro (aunque mucho, mucho menos que hace unos años), baldosas flojas y quién sabe qué más. Las motos se pueden estacionar en la vereda siempre y cuando no molesten a la circulación de la gente. Hay zonas donde esto funciona bien, en veredas muy anchas o lugares poco transitados. Hay zonas donde depende. Y hay zonas donde definitivamente hay que ser descerebrado para poner una moto. No es ilegal ser idiota, pero sí es ilegal estacionar ahí.
- en algunos barrios, sobre todo en los más exclusivos y donde casualmente casi no hay autos estacionados en la calle, muchos lo dejan estacionado en la entrada de un garaje, bloqueando la vereda. Esto es inaceptable. O metés el auto, y lo estacionás como y donde se debe. Sobre todo cuando en la mayoría de los casos hay solamente un par de autos en toda la cuadra. Aunque suene utópico, sería lindo que naciera de cada uno rechazar la opción de cagarse en el prójimo, pero cuando alguien la elige, que la Ley respalde al peatón que simplemente quiere usar la vereda nada más y nada menos que para lo que fue construida: transitar. Bajarse a la calle es no solamente una molestia: es peligroso y uno pone en un compromiso a los conductores que vienen circulando. Y ni hablar de cuando viene caminando una persona ya mayor o un chico.

En temporada alta, por lo menos en Mar del Plata es imposible hacer 500 metros sin cruzarse un policía. De casa al centro seguro veo a 10, y son 8 cuadras. Armados, con chaleco antibalas y gorrita. Mirando la luna, escribiendo en el celular, tomando mate. Les falta formación y motivación. Son lo que se dice inoperantes, arbolitos naranjas y azules. Viéndolos parece que la Ley fuera una sugerencia que queda a criterio personal hacer cumplir.
El agente (¿o habrá que decir agentas y agentos?...) de Policía es un empleado público con la máxima responsabilidad, y la primera línea de prevención y formación, el que despliega y hace realidad la capacidad del Estado para velar por las Leyes. Si ellos aflojan, la sociedad se afloja. No puede funcionar. Y si esto empieza con tonterías relativamente insignificantes y fáciles de solucionar, atajándolas a tiempo antes de que deriven en cuestiones más serias, no hay excusa para no intentarlo. Lo opuesto ya lo intentamos y a todas luces es evidente que no va.
¿Y qué hacer? Pues eso, controlar. Que los policías se muevan, que se ganen el sueldo. Sí, ya sé, no es mucho, pero no tiene ninguna desventaja usar el tiempo que tienen en sus manos para hacer cumplir la ley.
Alguno que entienda más del tema sabrá elucubrar un esquema en donde se determine con qué severidad ir aplicando las multas, si hay que dar avisos o advertencias antes de labrar actas, etc. Pero definitivamente el margen de acción es enorme. Ventaja añadida para el policía: si está ocupado, el turno se le pasa más rápido y no se le hace tan tedioso. No es que se aburran, pero definitivamente atender estos signos tempranos de relajación de las reglas, plantando en el ciudadano el concepto y las ventajas de vivir en un Estado de Derecho, es una inversión con un retorno gigante.