tag:blogger.com,1999:blog-24147851446094369352024-03-27T03:35:47.045-03:00¡Tengo hambre!Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.comBlogger447125tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-73774211137489856412024-03-09T18:01:00.000-03:002024-03-09T18:01:32.155-03:00R 1100RT<p>En algún momento entre 1995 y 1997, pasé caminando por el que probablemente fuera el único concesionario de motos BMW en Argentina, obviamente en Buenos Aires. Estaba sobre la Av. Libertador, en alguna esquina cerca de Av. Callao, si no me equivoco. En la vidriera de la calle lateral (¿Rodriguez Peña?) había una R 1100RT plateada, que bien podría haber sido un X-Wing, para el efecto que tuvo. Yo iba con un amigo que vivía cerca del Cementerio de la Recoleta. En aquella época uno salía a caminar de noche sin demasiados resquemores a ser asaltado o peor, y con este amigo en particular solíamos hacer justamente eso y charlar del universo. Era tarde, pasamos por el concesionario y vi la moto. Con la ñata contra el vidrio, como cantaría Edmundo Rivero en el <i>Cafetín de Buenos Aires</i> de Discépolo, sentencié con toda la convicción de la que fui capaz que NUNCA iba a tener una de esas, ni nada que se le parezca, para el caso. Esas indulgencias de la vida eran para otra clase de personas, hombres de otro calibre.<br />A ese amigo hoy no lo veo más. Era tremendamente inteligente pero, como todos, en realidad, inteligentes o no, también era su peor enemigo. Y un enemigo tan inteligente hacía mucho daño. El tema es que con su ejemplo y su influencia me llevaba hacia una senda que al día de hoy me alegro de no haber transitado. Ya es suficiente con mi forma distorsionada de ver la vida, y no hubiera sido bueno dejarme influenciar por la de él. Pero otro amigo, uno contemporáneo, me decía el otro día lo difícil que debe ser para alguien como yo conseguir pareja. Relacionarse conmigo es en general difícil, entre otras cosas porque pienso demasiado, contemplo los aspectos de la vida desde muchos puntos de vista y muchas posibilidades, soy analítico, inteligente y observador. Por eso, es raro que alguien me mencione una posibilidad que no haya considerado. Pasa, por supuesto, pero no es la regla. Y él conjeturaba que si le sumamos mis experiencias (viajes, idiomas, estudios, trabajo, culturas...) es muy complicado encontrar a alguien a mi altura. Y que esté buena. Olvidate.<br />Por esto y mucho más, hace unos meses tomé una decisión: me iba a resignar a no encontrar novia. Una soberana mierda, pero pensé que si lo aceptaba, si de alguna manera llegaba al punto en que perdía, deponía, toda esperanza, iba a poder disfrutar del resto de los aspectos de la (por lo demás excelente) vida que tengo. Con sus bemoles, sus altos y bajos, pero flor de vida que tengo. Tengo mis dos piernas, ambos brazos, desde la última vez que me senté a escribir sigo sin tumores detectados, el cerebro (a su manera) funciona, tengo techo, comida y, en general, salvo lo que tenga que ver con sexo, la pirámide de Maslow está bastante cubierta. No todo, pero más que suficiente, diría, por lo menos teniendo en cuenta el contexto, es decir, el hecho de que vivo en Argentina, que con todas mis observaciones y quejas, no es Sierra Leona.<br />Volviendo a mi decisión, sabía que no iba a ser fácil. En los últimos años, cuando veía una mujer linda en la calle o en otra mesa en un café, por poner un ejemplo, primero me temblaban las rodillas, se me daba vuelta el estómago, empezaba con una letanía de escenarios posibles para hablarle, mientras simultáneamente una vocecita dentro de mi cabeza me decía que no tenía caso mirarla, que era inútil, no había nada que hacer. Ni era lo suficientemente bueno para ella, ni sabría cómo encararla. Hoy en día, con el mismo libreto pero cada vez más claro y fuerte, esa vocecita me dice que eso no está en las cartas. No importa lo que me esfuerce, lo bueno que sea, las virtudes que cultive y los defectos que me mate por corregir, no soy merecedor de una mujer de calidad. Cuando salí con una novia linda por fuera y por dentro, creo que en mi cabeza la actitud era la de aprovechar mientras dure, porque el destino iba a corregir el desvío de las cosas y devolverlas a su cauce natural y justo. Tuve una novia que tranquilamente podía ser la hermana linda de Alice Eve, y cuando fui descubriendo y asumiendo el hecho de que era muy, pero muy puta, y en mí no había ni iba a haber forma de digerirlo, a pesar del dolor del descubrimiento sentí también alivio por lo que significaba casi como la respuesta a un misterio: el de por qué había conseguido semejante belleza a mi lado. Al día de hoy, veo alguna mujer más linda que ella cada 5 años, con suerte. Realmente extraordinaria, que lamentablemente usaba su vagina como un banco de donación de esperma. Al día de hoy, también, no logro digerirlo, y me gustaría cortarles el pito a todos los que se masturbaron con ella. Porque resulta, también, que era una maravillosa persona. Pero esa es otra historia.<br />La cosa es que, si bien estoy embarcado en este proceso de asumir las cartas que tengo y no dar cabida a delirios de amor, no es fácil, y sigo sufriendo cuando veo una mujer que me gusta. Se ha hecho <i>algo</i> más llevadero, pero no estoy seguro de si voy a llegar a buen puerto. Tengo miedo de que se me dispare por otro lado, de volverme demasiado cínico, o pesimista, o cosas así. No sé el precio de lo que elegí, pero no me imagino que va a ser agradable. Lo que me empuja a seguir es esta especie de táctica de aceptar que no voy a encontrar algo y por eso no gastar enormes recursos en buscarlo. Choto, estoy de acuerdo, pero no sé qué otra cosa hacer.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-46369694991778179992024-03-05T18:51:00.002-03:002024-03-05T18:51:43.115-03:00admiración<p>Hay momentos, muchos, por suerte, en que me siento muy feliz con mi
vida. Despertarme a la mañana y que antes de poder abrir las pestañas
esté perro respirándome en la cara y haciéndome reír con sus boberías,
tener cuatro clases de queso en la heladera, mermeladas de tres gustos
diferentes, techo, electricidad, calefacción, estar sin tumores
(detectados) y cosas así, son invaluables y las aprecio en su dimensión.<br />Había escrito este párrafo en la entrada anterior, justo antes de la última oración, pero quiero elaborar sobre el tema. Así como la dejé, esa entrada quedó quizás un poco pesimista, pero espero que esta aclaración la redima. Y a mí.<br />Es que no quiero dejar la impresión de ser un desagradecido con la vida. No lo soy. En lo peor de la depresión, cuando tomar conscientemente la primera bocanada de aire del día dolía del esfuerzo, la resignación de que tenía todo un día por delante y el montón de humanos que lo componían no conseguían voltear mi voluntad de vivir. En algún rincón tenía algo enterrado tan profundo que la depresión no llegó a arañar: mis ganas de vivir. De alguna manera, pensaba que en algún momento la depresión iba a pasar y esa chispa iba a provocar la llama que me iba a devolver a la vida. Por suerte fue así. Agradezco a los dioses del abismo que me arrastraron, o por lo menos a esa parte de mí, a su seno, fuera del alcance de la depresión, y me liberaron cuando pasó lo peor. Si suena ominoso, cataclísmico, es porque lo es. No hubo nada en mi vida con más consecuencias que la depresión. Nacer, podría argumentarse, y lo será morir. Pero en el medio de esas dos cosas: la depresión, sin dudas. Por lo menos hasta ahora. Y por mucha diferencia. El segundo puesto sería el descubrimiento de la moto, aunque muy, pero muy por debajo.<br />Algo que ha cambiado mi vida para mejor, y creo que yo estoy haciendo lo mismo por ella, es la señora que limpia en mi trabajo. Por empezar, le pago más del doble de lo que pagan en el centro de Mar del Plata y como mínimo el 50% más de lo que pagan mis vecinos. La trato con respeto, la escucho, le aconsejo (porque me lo pide). La historia de vida de esta señora es estremecedora.<br />Por empezar, cuando no había completado tercer grado, el padre la sacó, y ella y a las hermanas, de la escuela y la mandó a limpiar casas, donde la dejaban encerrada para irse a la playa mientras ella trabajaba. No pudo terminar de aprender a leer. Tuvo su primer (de 9) hijo a los 13 años y una pareja que la golpeaba. Y esa es la parte que me contó; supongo que la historia es más intensa pero no creo que disfrute publicándola. Con la pareja que está ahora vivía en lo de la madre de él, con quien el hijo hace un par de semana se peleó y los echó; la mayoría de sus cosas (ropa, muebles, enseres) quedó en esa casa y la mujer les hizo una denuncia que derivó en una orden de restricción. Después lograron que el juez les permitiera ir a llevarse sus cosas, pero fue la nuera (novia de uno de sus hijos) y la mujer llamó a la policía y terminó presa, y esta señora tuvo que ir a la comisaría a declarar. Además, ahora duerme en una casa con la consuegra (la mamá de la que fue presa) y como son demasiados, tuvo que comprarse una carpa usada y duerme afuera, en el terreno, porque no da para llamarlo <i>jardín</i>.<br />Es decir, esta mujer se toma un taxi (si pudiera pagarlo) y viajaría parada. Sé que no es motivo para alegrarse, por más que mi abuela materna siempre insistía en que uno tenía que hacerlo si había gente que estaba peor, pero sí me impulsó a apreciar la vida que tengo, con todos los lujos y privilegios, principalmente gracias a mi familia que pudo mandarme a un buen colegio y después pude ir a la universidad. Aunque me haya pagado la carrera yo, y la mitad de la carrera haya estado bajo mi techo (alquilado), la otra mitad, sin la cual no hubiera completado mis estudios, me la dieron ellos. Eso fue decisivo. Sin eso, nada. A tal punto estaba tranquilo con mi situación, que pude concentrarme en los estudios, sacarme buenas notas, y con eso empecé mi periplo de becas y títulos, idiomas y experiencias alucinantes que hoy, por más que no consiga ni una pobre boluda que me dé pelota y se enamore de mí, me hacen el bicho interesante que soy. Lo difícil no me lo sacó, pero la peloteo. Esa parte parece ser más tarea de Perro, pobrecito.<br />Para cerrar, hoy justamente estaba hablando con una amiga del tema de los efectos de tener perro: si bien me ha enseñado a ser más gentil, también me polarizó. Perro no entiendo folletos explicativos o instrucciones; entiende amor y comandos claros y hambre y sueño y todos mis sentimientos. Y me quiere a morir, como yo a él. Y entonces, los humanos, con su mierda y sus segundas intenciones, al lado de la honestidad de un perro, por más que no sea perfecto, quedan horriblemente mal parados. El Nimitz contra un kayak. Así nomás. Eso tiene el efecto de que no me hago ningún problema en <i>ruthlessly edit the people in my life</i>, como leí alguna vez. Se refería a editar la lista de gente en mi círculo interno y no a las personas en sí, obviamente, que no se pueden cambiar sino que eso tiene que venir de ellas. Ya no pierdo tiempo y esfuerzo intentando acomodarme a gente de mierda sino que directamente los paso. Todos los que quiero me provocan una dosis más o menos importante de admiración, y sin ese componente, no me interesan en mi vida. Al principio fue duro, hoy todavía un poco me cuesta y hasta me siento mal en ocasiones, pero vivo mucho mejor, con un círculo social más chico pero mucho más valioso.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-42305492372388930932024-03-02T17:21:00.008-03:002024-03-05T17:40:42.946-03:00libros<p>En la versión de 1995 de <i>Sabrina</i>, con Harrison Ford y Julia Ormond, hay un personaje, el padre de <i>Sabrina Fairchild</i>, del que nunca sabemos el nombre de pila y se lo conoce simplemente como el <i>Sr. Fairchild</i>. Representado por John Wood, aparece quizás 60 segundos en la pantalla, posiblemente ni eso. Este hombre está en la película para dos cosas: ser la roca a la que Sabrina puede volver y de la que sujetarse, y dar un ejemplo de vida digna a todo el que mire, no solamente a su hija. Con diferencias, me hace acordar a mi abuelo.<br />El Sr. Fairchild lee, lee libros, muchos libros. Fue su sueño en la vida: poder descansar y dedicarse a leer libros. No voy a hacerme el que responde a un fatalismo poético, pero a mí también me gusta muchísimo leer. Es un entretenimiento, por supuesto, pero es, principalmente, creo, un lugar a donde ir con la mente a descansar, no del trabajo sino de la realidad. Un lugar a donde <i>escapar</i>; ese sería entonces un mejor verbo. Uno se enfrasca en una historia ajena y disfruta las vivencias de otros, sin riesgos, decepciones, costos o arrepentimientos. No importa lo que uno empatice con un personaje, siempre se puede cerrar el libro y salir a caminar. Con perro, obviamente.<br />En mi caso, al haber agotado la mayor parte de los libros de fotografía en venta en Mar del Plata y varias otras ciudades a ambos lados del Atlántico, encontré otra veta en libros que en lugar de hablar del arte en sí, tratan sobre sus protagonistas, los fotógrafos: un Henry Cartier-Bresson, Robert Doisneau, Brassaï y otros, y se enfocan ya sea en su obra como en su biografía. Y esto último me llevó a empezar a comprar libros que incluyen minibiografías de muchos grandes fotógrafos y apenas un par de fotos famosas de cada uno. Una vez que terminé también con ese tipo de libros, tuve un pequeño <i>impasse</i> y, después de un par de meses, en un acto de desesperación llegué a mis últimas dos adquisiciones: un libro de fotos de nada menos que Buenos Aires, con texto de nada menos que Borges, y otro con minibiografías esta vez de grandes escritores, fotografiados por grandes fotógrafos. En este último me desayuné, por ejemplo, que Doisneau era medio queso sacando retratos. Quién lo hubiera dicho.<br />En este nicho de vida que me encuentro, trabajando pocas horas por semana y ganando lo suficiente y un poco más, tengo tiempo libre al punto de que me siento entre culpable y ocioso. Sé que puedo hacer cosas más productivas con ese tiempo, pero mientras tanto lo disfruto muchísimo leyendo libros, tomando café y paseando con Perro. Tengo también tiempo para pensar, aunque el material que me presenta la realidad es bastante pedorro: guerra en Israel/Franja de Gaza, guerra en Ucrania, los personajes involucrados, el estado de destrucción de Argentina, perpetrado por los degenerados peronistas, el desmoronamiento de la moral de la gente, mi soledad, mis muchas dificultades para tolerar a los humanos, para encontrar pareja, para aceptarme, para dormir. Mientras tanto envejezco, y más lejos parece estar la posibilidad de tener una novia como a mí me guste (sin detenerme en eso ahora), o de volver a disfrutar de viajes en moto por lugares alucinantes como los Alpes.<br />Y extraño a mi abuelo.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-3749593684453666762024-02-22T09:21:00.003-03:002024-02-22T09:21:22.823-03:00de putas y beneficio personal<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikd3jg9zZ7rOhmzXgj8buBgtGay5MbUAG20LJXtCHHcZd9zYHLXyYAfExSqNveWBKBRbTKCrwgTDHUrwv1aGN5OYZx_mggHSLHCTTUGpzGCPYTn_nDKzfq4V2ctSc76h_UTuIAs79oVSvM-qj5mVdQ-nKt4-4RO8fw8PSjSkx17tL9TCCpb6r4sTh1gECf/s750/Luca%20Giordano%20-%20El%20Juicio%20del%20Rey%20Salom%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="520" data-original-width="750" height="278" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikd3jg9zZ7rOhmzXgj8buBgtGay5MbUAG20LJXtCHHcZd9zYHLXyYAfExSqNveWBKBRbTKCrwgTDHUrwv1aGN5OYZx_mggHSLHCTTUGpzGCPYTn_nDKzfq4V2ctSc76h_UTuIAs79oVSvM-qj5mVdQ-nKt4-4RO8fw8PSjSkx17tL9TCCpb6r4sTh1gECf/w400-h278/Luca%20Giordano%20-%20El%20Juicio%20del%20Rey%20Salom%C3%B3n.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p></p><p>En 1694-95, el pintor Luca Giordano hizo una obra sobre la historia del Rey Salomón y su famosa decisión. Muy resumida, la historia dice que dos prostitutas se peleaban por un bebé; ambas decían que era suyo. El rey pidió una espada y dijo que iba a cortar el bebé a la mitad y darle un pedazo una a cada una, a lo que una de las mujeres reaccionó gritando que le diera el bebé a la otra, pero que no lo mate. La otra, mientras tanto, decía <i>"está bien, ni para ti, ni para mí"</i>. El rey guardó la espada y le dio el bebé a la mujer que le había implorado, justificando su decisión en que una madre haría todo por su hijo, incluso perderlo, con tal de que estuviera bien.<br />Nuestro nuevo presidente está intentando, por medios subóptimos, estoy seguro, mejorar la situación del país. Mientras tanto, la prostituta, al no estar en el poder, prefiere partir a la Argentina al medio con tal que otro no tenga éxito. Me siento tentado a escribir que lo más triste es que nunca quiso que a la Argentina le fuera bien, sino que simplemente la usó para beneficio personal. Pero no es cierto. No es diferente a casi la mitad de la población argentina, que desde hace ya casi 80 años piensan que lo mejor para un peronista es otro peronista, o que primero el movimiento. Sí, ya sé que el inciso 8 de Las 20 estupideces peronistas dice otra cosa, pero ese "bidecálogo" dice muchas cosas y, entre imbecilidades, delirios, mentiras, atrocidades y palabras que no significan absolutamente nada, uno no puede evitar hacer sus propias interpretaciones, sobre todo después de 80 años de ver cómo las han interpretado, aplicado, burlado, ignorado o utilizado <i>a piacere</i>, sin otra ética que el beneficio personal.<br />Solamente pido que, en algún puto momento antes de que mi vida cumpla su ciclo, Dios (o algo así) y la Patria se lo demanden.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-59469186615914316122024-02-17T18:51:00.003-03:002024-02-22T08:30:30.764-03:00anatomía de mi desconexión<p>Caso de estudio: tengo novia, y hace un tiempo, 2-3 años, que estamos juntos. Ya pasamos la etapa más pasional y el embelesamiento va dándole lugar al amor perenne. Compañera de trabajo nueva, o de natación, o empezó a ir a la plaza con el perro. Alguien a quien veo regularmente. Atractiva. Inteligente. Disponible. Y atraída por mí, y me lo deja saber.<br />Uno sabe lo que está bien y lo que está mal, de eso no hace falta hablar. Somos grandecitos y sería insultar la inteligencia de mi hipotético lector.<br />Pero mis sentimientos... esos están tan accesibles como el centro de la tierra. Que está en otro sistema solar. En una galaxia muy, muy lejana. Surgida en otro universo.<br />Rebobinando un poco, siendo muy analítico, podría ver que el asunto está estratificado y analizarlo por capas: la primera es la de la simple atracción, esa que te genera ganas de reventarla contra la mesada de la cocina. Simple, previsible, manejable para los que, como me gusta pensar, <i>somos</i> más evolucionados que una bacteria. La siguiente capa es la de atracción mutua, genuina, la misma que sentí al principio por esa novia hipotética con la que empecé este ejercicio. La capa que le sigue es la que aún, quisiera pensar, tengo con novia y que se gestó a las pocas semanas de empezar a salir y ver que era realmente una chica a tener en cuenta para mi futuro. La última capa, que tengo ahora con esa novia y a la que aspiro a largo plazo, esa obviamente está bien a salvo en el castillo de nuestra relación, en la cima de una montaña que crece con el tiempo y las vivencias juntos. Y ahora cae esta terrorista y me tiemblan los cimientos de mi estructura. ¿Qué hago? ¿Qué hacer?<br />Así que vuelvo a lo de los sentimientos. Lo sexual lo manejo, eso no es misterio. Sé reconocer cuando siento atracción sexual por alguien pero no hay trasfondo, substancia, más allá de eso. Pero lo que le sigue, si se desarrolla en el tiempo, es lo que pone a prueba mi compromiso en la relación que tengo. Uno empieza a preguntarse si lo nuevo no será mejor que lo "viejo". Influye el misterio, lo desconocido. Inevitablemente, la cabeza teje y construye hipótesis y es injusto porque es una comparación entre realidad y fantasía. Pero además de injusto es inevitable. Lo que queda, entonces, es ver lo que uno siente. Porque por más subjetivo que sea, es lo que importa. Creo que, por más filosóficos que seamos, por más ánimos de justicia y todo eso, lo que uno quiere es ser feliz por sobre ser sabio u objetivo. Lo que uno siente es inapelable.<br />Ahí es donde cagué. Resulta que desde que tengo memoria no logro, más que en contadísimas ocasiones, acceder a esa habitación de la casa que es mi cabeza. Como si no tuviera la llave, no sé. En ocasiones muy contadas y excepcionales he logrado espiar por la cerradura, casi sin quererlo. Pero la generalidad de las veces me es un misterio saber qué siento, y en una situación de prueba como la que describí, no sabría qué hacer.<br />Por un lado, no confío en mi juicio subjetivo. Simplemente no logro decidir internamente qué quiero más. Termino apelando a métricas para ver si puedo inclinar la balanza para un lado o para el otro, pero parece soldada. Por otro lado, la depresión pone un velo sobre esos sentimientos que sé que están ahí, aunque no logre escucharlos.<br />En la madrugada, o cuando estoy (más) sensible, o en un estado emocional especial que no sabría describir (si supiera, lo cultivaría)... no sé, en situaciones muy especiales, donde no me siento amenazado, o si me siento particularmente en paz, logro breves momentos de visión y claridad acerca de lo que siento y quiero y necesito. Es absolutamente hermoso. Pero se me escapan, son prácticamente aleatorios, algo así como los eclipses para un mono. Es frustrante. Y como desde hace mucho me reprimo, todo el tiempo, me es difícil apagar ese chip que me implantaron cuando era chico donde todo lo que sentía era feo o malo. Sentía el dolor y la tristeza de las peleas de mis padres y el divorcio en que desencadenó el proceso y no sabía qué estaba pasando y nadie me lo explicaba, o cuando expresaba algo de lo que sentía me decían que estaba mal. Mi abuelo insistía en que los hombres no lloran, por decir algo, aunque hay ejemplos mucho más sofisticados y hasta difíciles de identificar. Como sea, eso de sentir lo que uno siente, valga la redundancia, es una habilidad que nunca cultivé, al contrario: me instruyeron para que me olvide de eso. No hacía falta, mejor no.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-4551297435694854422024-02-14T18:21:00.005-03:002024-02-17T09:12:18.357-03:00San Valentín<p>Cuenta ChatGPT que el 14 de febrero las personas <i>"expresan su amor y aprecio hacia sus seres queridos, especialmente parejas románticas, a través de"</i>... gastar plata. Desde mi cínico punto de vista, gastan dinero para hacer algún gesto de lo que se supone que sienten desde el 15 de febrero del año pasado, hasta hasta el 13 de febrero de este.<br />¿Yo? Me vine a tomar un café con Perro, mi ser humano preferido, como hago casi todos los días. Es nuestra salida, nuestro momento juntos, ese momento que empieza... que empezó hace casi 6 años, un 15 de marzo de 2018, cuando fui a una granja 30 km al sureste de Múnich y lo conocí a él y a sus 7 hermanos. Si hubiera sabido lo que este saco de pelos iba a hacer conmigo, no me hubiera vuelto a Múnich para volver 3 semanas más tarde a buscarlo; me hubiera quedado ahí, acampando afuera, durmiendo en el piso, si hubiera hecho falta, besando la tierra y agradeciendo cada minuto a partir de entonces, como lo hago ahora. Cada día lo quiero más y mejor, cada día me enseña cómo superarme, cómo priorizar mis sentimientos, cómo uso mi tiempo y cómo tratarlo a él y a los demás. Y además aprendí que lo quiero un poquito menos que mañana. Lo sé y me regodeo en el sentimiento.<br />Me despierto de una noche de mierda, llena de pesadillas, transpirado, con dolor de cabeza, puteando todas las alarmas y los argentinitos que las pusieron... y lo veo a él y se me dibuja una sonrisa inevitable. Me alegro de que empiece mi día porque lo voy a vivir con él. TODAS las mañanas, y en las ocasiones en que duermo una siesta, también a la tarde. Me siento el tipo más afortunado del universo. Ya ni me interesa si me lo merezco: lo agradezco, lo aprovecho, le doy todo el cariño que puedo, y listo. Lo miro mientras duerme, e gasto lo que haga falta en darle el mejor alimento posible, dejo de andar en moto para pasar más tiempo con él, salimos a caminar juntos, juego con él, dejo lo que esté haciendo cuando me pide mimos, y 32 mil etcéteras todos-los-putos-días, no solamente el 14 de febrero.<br />Él es el primer y hasta ahora único motivo por el que creo que el universo no me tiene tanto asco. Sentí algo parecido con alguna novia, pero fue una trampa. Quizás la trampa esta vez sea el tiempo, pero por lo menos en esta ocasión está en el contrato.<br />Hace una semana fue su cumpleaños número 6. Pero la fecha más relevante para mí es el 4 de abril, porque ese día me lo llevé a casa. Lo secuestré, diríamos, y es válido. Realmente, en retrospectiva, así fue, pero él fue el último de la camada en irse de la casa. La dueña, muy inteligente, organizó para que todos, los 8 cachorros, se fueran el mismo día, para que no pasaran una noche solos.<br />Hoy es el día de los enamorados, dicen los que venden cosas de esas que una secretaria elige. No me consta si en el invento previeron amores platónicos; calculo que les da lo mismo con tal de vender, pero yo lo festejo con el ser que, fuera de mi familia, es la relación más larga y hermosa que he tenido. Agradezco cada segundo. Les deseo una relación de pareja que sea la décima parte de linda que esta que encontré yo con Perro. Me lo deseo a mi también.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-19568585326528934872024-02-11T17:48:00.000-03:002024-02-11T17:48:39.084-03:00oh, boy<p>Hice otro descubrimiento.<br />Estaba hablando con una amiga en la plaza mientras caminábamos, y una vieja de mierda insistió en hacernos saber con su cara lo imperdonable de nuestra existencia, o mejor dicho, de la existencia de nuestros perros. Por lo cual la puteé un poco. No explícitamente, pero no dejé dudas ni lugar a ambigüedades sobre lo idiotamente repugnable que era su actitud.<br />Como sea, esta amiga me retó porque según ella fui agresivo. En realidad lo de amiga le queda grande, es una persona que no conozco ni hace mucho ni muy profundo, pero me cae muy bien. Le cuida las 3 perras a otra chica que conozco, y en un par de meses le voy a dejar a Perro por unos días porque me voy a Buenos Aires, así que nos vemos en la plaza para que él y ella se hagan amigos. Tenemos buenas charlas, y si ella tuviera 20 o 25 años menos (debe andar en los 60) seguro me gustaría como mujer. Así como está, me gusta como persona y listo.<br />El tema es que me pegó su crítica. No estoy de acuerdo. De hecho, si de algo me arrepiento es de haber sido benévolo, suave con mi reacción. Vieja de mierda, tendría que haberla tirado en un tanque con ácido. Como si faltaran viejas con cara de ojete y perros alucinantes como el mío. La puta que la parió. Pero bueno, me quedé pensando en por qué me afectó tanto su opinión de mí, y me di cuenta de que no es que me preocupe tanto lo que ella piense, y además lo puedo charlar e intentar aclarar, sino que en mi cabeza se formó la siguiente cadena: si ella, que me conoce poco, piensa eso, otra, que sí me interese romántica y sexualmente, puede caer en el mismo error y formarse la misma opinión y con eso se evaporarían mis ya bastante flacas posibilidades de gustarle. Y no me sobran candidatas ni me faltan defectos, como para andar tirando las pocas que me surjan por defectos que no tengo. En retrospectiva, ahora que lo escribo se me acaba de ocurrir que lo que quiso decirme ese amigo hace unas semanas cuando me criticó de baboso, es otro ejemplo de esto, si bien eso fue distinto porque él sí me conoce, o debería conocerme, y lo que me dijo me afecta porque me desilusiona. Pero el miedo a que una mujer que pueda gustarme también llegue a esa conclusión, existe. Mmmm...<br />En fin, otra ramificación de mi falta de autoestima. Y van 782 millones, novecient..<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-41722491915594453492024-02-03T16:13:00.006-03:002024-02-03T16:22:28.226-03:00emigrar<p>Hay tantos motivos para emigrar como gente que emigra. En el último libro que estoy leyendo está lleno de ejemplos. Es un libro con muy breves biografías de escritores, de apenas una página, la de la izquierda, y en la página derecha una foto del escritor en cuestión, hecha por un fotógrafo famoso: Henri Cartier-Bresson, Robert Doisneau, David Seymour, etc. O sea, no escatimaron para nada. El libro es italiano y cada biografía está escrita por una de 8 personas, 2 hombres y 6 mujeres, todos también italianos. Interesantísimo libro, un orgasmo literario y con fotos que acompañan perfectamente el texto sin robar protagonismo, sino que humildemente ensalzan lo escrito. Quizás la única excepción, para mí por lo menos, son las fotos de HCB. Ahí es como cuando algún actor (quien sea) y Anthony Hopkins comparten una escena: el otro desaparece.<br />Como uno esperaría en la profesión de escritor, hay muchos que emigraron, en particular, parece, de la Alemania pre-nazi y la Rusia pre-revolución, mayormente a Francia (París, generalmente) o a EE. UU. Obviamente, la mayoría huye de la persecución ideológica, aunque algunos simplemente como expresión de descontento y oposición. También los hay que buscan otros horizontes, personales o artísticos. O por razones médicas, como respiratorias, asociadas al clima. Hay gente que emigra por razones familiares, o para escapar del servicio militar obligatorio, o de la guerra, o de la posibilidad de que ocurra. Hay quienes buscan más o mejores posibilidades laborales. Los que buscan aventuras. Por amor. Por desamor. Para escapar de las consecuencias de un crimen que cometieron, o de alguien que quiere cometer un crimen contra ellos.<br />Aunque el libro tiene más de 500 páginas y apenas voy por la 88, lo que no encontré hasta ahora es un escritor que se haya ido de su patria huyendo de sus conciudadanos y su estupidez, su egoísmo, su visión infantil, su cagarse en el prójimo y su resistencia ultrahumana a hacer las cosas mejor.<br />Me encantaría poder mirar para otro lado, o que no me afecte (tanto), o tomarlo como irremediable, que dicen que ayuda a aceptar las cosas. Muchas personas, desde los que adoran el sonido de su propia voz, los que se creen cualquier consejito de Instagram escrito al pie de una foto con un viejo o un perro, y más sabia todavía si es en blanco y negro, hasta los que simplemente hablan por el culo sin tener la más puta idea de que pensar es, a veces, útil. Muy, pero muy raramente, los hay que honestamente están interesados en ayudar y le dedican tiempo al asunto, aunque lleguen a conclusiones equivocadas. Lo que no hay, o mejor dicho, hay pocos, es gente que entienda que con 4 alarmas a metros de mi dormitorio, borrachos y drogadictos en cada esquina, algunos ejerciendo política, manejando un vehículo en la vía pública o en uniforme de policía, y una población que insiste en ignorar o lisa y llanamente romper las reglas, es difícil ser feliz, sin importar la "buena onda" que uno ponga. De hecho, está todo tan pervertido y patas para arriba, que la mayoría de los argentinos ya ni saben lo que es normal y creen que lo que hay que hacer es contemporizar con esas cosas, adaptarse, hasta hacerles lugar, incluso, y no mover un puto dedo en corregirlas.<br />La felicidad o un mínimo grado de satisfacción en la vida (más allá de pequeños pseudologros que se olvidan al día siguiente, como haber conseguido un descuento en un par de zapatillas) son inalcanzables en semejantes condiciones, y es importante entender que no consisten en que esté todo bien, sino en que estén bien las condiciones para vivir. Una vez ordenada la sociedad, puestas en práctica las leyes y demás infraestructura, todavía quedan el cáncer, los desacuerdos, los terremotos, las dificultades para encontrar pareja, haberla pifiado al elegir la carrera y cosas así. Y para enfrentar eso con algo de resto primero tenemos que lograr ponernos de acuerdo en las cosas más básicas y respetar esos acuerdos. Nada de eso ocurre en Argentina.<br />En otros lados, sí.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-47002639498922319582024-01-29T10:02:00.001-03:002024-01-29T10:02:08.747-03:00otra parte<p>Oscar Wilde dijo que <i>los placeres sencillos son el último refugio de los seres complicados</i>. Eso es lo que obtengo cuando logro hacer nido en algún café donde encuentro 3 o 4 cosas diferentes que me gustan, para ir rotando y no cansarme. Y más vale no perder ese pequeño placer, porque como viene la mano, es todo lo que voy a tener en ese rubro.<br />No voy a encontrar pareja otra vez. Y no es por molestar con la semántica, pero voy a corregirme: no voy a encontrar pareja. "Otra vez" implicaría que ya conseguí, y lo que tuve fueron candidatas. En el proceso de selección, todas quedaron descartadas por una razón u otra. Recapitulando:<br />candidata #1 - éramos chicos y fue simplemente una etapa, cumplió su función<br />#2 - histérica y llena de mambos<br />#3 - fría<br />#4 - molesta y paranoica, y, la verdad, un poco pelotuda<br />#5 - puta, muy puta<br />#6 - interesada y hasta mala persona<br />#7 - tonta, y lo digo con el mayor de los cariños que guardo por ella, pero el efecto principal era que no había comunicación posible<br />#8, #9 y #10 - no sé, simplemente un error, el resultado de la atracción inicial y el dejarme llevar por la peor de las consejeras y muy amiga del miedo: la soledad<br />#11 - histérica, princesa<br />#12 - fría<br />#13 - momento y lugar equivocados, no pudo ser<br />#14 - desquiciada mental<br />#15 - una cagada de mujer</p><p>En una entrevista con el diario El País, allá por 1981, Borges (hoy la tengo con los escritores) dijo: <i>"No estoy seguro de que yo exista, en realidad. Soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido, todas las mujeres que he amado. Todas las ciudades que he visitado, todos mis antepasados..."</i> Como la mayoría de las veces que apoya la pluma en el papel, tiene razón, y las pocas veces que no la tiene, a uno se le pasa porque se pierde en la belleza de la forma en que escribió la gansada de turno. En mi caso, hay demasiado ruido en mi cabeza y demasiada frustración y paciencia abusada y bronca acumulada gracias al pisoteo e invasividad de los argentinos y sus ruidos y su falta de palabra y su efusividad sin substancia. Todo eso atenta contra querer volver a mis raíces. Ahora, en lugar de raíces, las veo más como un estado primordial a partir del cual un argentino, idealmente, evoluciona y supera lo que lo rodea. Claro que si tuviéramos un mínimo espíritu de superación no estaríamos así. No seríamos así.<br /></p><p>Volviendo a la lista de esas 15, por el motivo que sea siento que tengo que aclarar que no es que tuve sexo con cada una para que esté en la lista. Y a dos de ellas, curiosamente las que fueron las relaciones más largas, las conocí a través de alguna plataforma de citas. Al resto las conocí en fiestas, eventos, amigas de un conocido, frecuentar lugares en común, cursar algo juntos, en fin, circunstancias de la vida, coincidencia en tiempo y lugar. NADA de eso hago hoy en día. No tengo amigos con amigas solteras, no atiendo a eventos de ningún tipo, y más que a pasear con perro no salgo consistentemente. No piso un bar hace muchos años y no lo extraño en lo más mínimo. De hecho, prefiero quedarme en casa viendo <i>Rocky 14</i> antes que ir a un bar, salvo <i>quizás</i> que vaya con amigos y, en lo posible, con Perro, cuya compañía me es mucho más agradable que la de casi cualquier humano. Creo que ese tipo de salidas las hago, en promedio, una vez por año desde que llegué a Argentina, aunque cada vez menos. Conozco dos <i>a priori</i> candidatas, vecinas en el edificio donde viví hasta el año pasado, ambas alrededor de los 40, bastante potables físicamente pero que no salen de la reencarnación, el horóscopo y el "soy independiente".<br />Es decir, me voy a morir solo. No voy a conocer a nadie, simplemente porque no voy a lugares en común con mujeres de 30-40, y estoy tratando de hacerme a la idea. No es fácil, y no sé cómo hacerlo, pero no veo otra. No es que no vea mujeres lindas, es que eso no es lo que busco. Que sea linda, fina, sexualmente atractiva, es apenas una condición lamentablemente <i>sine qua non</i> para que me genere interés conocerla. Tranquilamente cambio una 10 pelotuda por una 7 interesante, pero ahí reside el problema: estoy cada vez más desesperanzado de que haya una X interesante. Y eso, lo digo una vez más, me entristece profundamente. </p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-38920424951231147832024-01-26T18:03:00.002-03:002024-01-27T17:52:37.346-03:00una parte<p>Siempre, y se que a mucha gente le pasa, deseé tener tiempo para hacer lo que se me cante. Diseñé mi vida, sobre todo la parte económica, para poder acceder a ese lujo, renunciando a otros, estudiando mucho, tomando decisiones estratégicas como la de mudarme de Alemania a Argentina, cosas así. Ya tenía esta vida en Alemania cuando renuncié a mi trabajo en 2015, pero era bastante diferente porque mi mente estaba en otra situación de pareja y de depresión, y recién en 2017, con lo de la venta de mi departamento en Múnich, accedí a un montón de plata con la que encarar el proyecto que terminé encarando: las cabañas para alquiler temporario.<br />Abracé ese proyecto específicamente por dos motivos: primero, porque me gustaba el rubro, el prospecto del trato con la gente y el crecimiento que tanto necesitaba y sigo necesitando en ese aspecto, cierta autoridad en el lugar, la libertad creativa, etc. Si uno tiene un número limitado de unidades, gana lo suficiente pero no está tan ocupado y tiene tiempo libre. El otro motivo era la independencia: me permite gestionar mis tiempos. Si se me da la gana, paro, no tomo más reservas, o dejo un lapso despejado. Y casi todo depende de mí, lo cual para mi manera de ver, lo hace muy satisfactorio. En una empresa como la que yo estaba, era un engranaje ínfimo que apenas podía aspirar a que se enteraran de si me moría, pero nada más; ni hablar de que tuviera algún efecto sobre la marcha de ningún proyecto. Mi depresión tampoco me permitía ser un gran valor para la empresa.<br />En estas semanas tengo el lugar lleno. Se va uno y a las 4 horas llega el siguiente. Esto sucede una vez por semana y con la suerte de que se coordinaron las dos cabañas, así que esencialmente voy un día, lo paso allá limpiando, cambiando sábanas y toallas, alguna lamparita, despidiendo y dándole la bienvenida a huéspedes, y el resto de los días me quedan libres. Por supuesto que siempre surge algo con internet, o alguien pierde una llave, o se corta la electricidad por una tormenta, o un aire acondicionado se pone rebelde o un paño de pared necesita una mano de pintura, pero en general dispongo de mi tiempo. Un sueño, ¿no? No.<br />No estoy mal, pero con el estilo de vida que llevo, que incluye una moto que ya en Alemania era una bestia, y que acá, por más que la use poquísimo, los gastos fijos son tremendos, no logro siquiera tener un resto para pagar un seguro de salud. Esto, a los 50, no es demasiado grave, pero con la edad van a aparecer cosas que van a hacer necesario contratar uno y no sé de dónde puedo sacar el presupuesto para eso. También suelo patear otros gastos para adelante, como hice con el cambio de aceite, que lo pospuse un año. Y tengo que ir al dentista. Obviamente que ese no lo pospongo por lo económico sino más que nada porque es el dentista. Como sea, tengo que ir y el dinero que tengo que destinar a eso sale inevitablemente de ahorros que preferiría no tocar.<br />Tampoco me compro ropa. Ni nada, en realidad. Tuve que hacerle un par de cosas mecánicas al auto para que siga andando, pero las estéticas las tengo ahí, y van acumulándose por la forma en que se maneja y que se hacen las cosas en general en Argentina. Y también porque sé que si hoy le doy una repasada a la pintura, la semana que viene a más tardar tengo 4 marcas nuevas.<br />Uno de mis escapes a la tranquilidad es irme a un café lindo, donde tengan cosas ricas para desayunar o merendar, y mandarme algo. Soy dulcero y concentro mis salidas en eso. No voy a una pizzería, no tomo alcohol y no tengo con quién salir, así que lo de ir a un café y leer un libro o escribir en la computadora va perfecto, sobre todo ahora que cambió la reglamentación y en muchos lugares se puede entrar con perro. Eso fue un golazo. Dentro del mamarracho impresentable que es Argentina en casi todos los aspectos que dependen de sus ciudadanos, ese está bien.<br />Por lo demás, no puedo dormir. No con 4 alarmas sonando a metros de mi dormitorio, más Kevin, Brian y Jonathan con sus motitos con escape libre, los imbéciles que se turnan o se coordinan para hacer sus fiestas, etc. Y no es que uno va tranquilo a la cama si no sabés si mañana el precio de la nafta no se duplica, si los depravados del teniente general elucubraron alguna otra cagada para ponerle el palo en la rueda al nuevo gobierno (no vaya a ser que le vaya bien y la vida en Argentina mejore), o si el mayor logro de tu semana es comprar un paquete de pañuelitos descartables con un 30% de reintegro con la tarjeta del Banco Moco, porque es martes de un día primo del mes, con luna llena, y caminaste 72 cuadras para ir al único negocio de la ciudad que tiene esa promoción y te comiste 45 minutos de fila. Sin contar el mega logro que significa volver a tu casa sin que te hayan asaltado, pisado con un auto, o que tu casa todavía esté ahí cuando volvés, y con todo adentro.<br />Mientras tanto, veo a mis amigos en Europa celebrar el cumpleaños de un hijo, o un nuevo logro en el trabajo o algún emprendimiento de la ciudad donde viven (un puente, un parque renovado)... me pregunto... no, no me pregunto por qué acá no. Si ya sabemos por qué.<br />Los libros se han transformado en mis amigos. YouTube, a pesar de mi resistencia más simbólica que real, también. Lo mismo que Instagram. Este es más difícil de dosificar porque lo uso por trabajo y lo miro permanentemente a ver si tengo una consulta que derive en reserva. Perro es el gran elemento en mi vida, lo valoro y lo atesoro y a él sí que no le escatimo ningún esfuerzo ni difiero ninguna necesidad que tenga. Desde hace semanas, meses, mi día consiste en despertarme, bañarme (aunque no siempre a la mañana), un rico desayuno, los días de descuento hacer las compras, pasear con Perro hasta que se hace la hora del almuerzo, siesta (ahora empecé a evitarla, a ver si ayuda a dormir mejor a la noche), voy a un café a leer un libro o escribir en la computadora, más salida con Perro, cena, última salida con Perro y a (intentar) dormir. Entre medio, usar la computadora para registrar gastos y perder tiempo en YouTube. Mi asignación de 40 millones de minutos que tenía cuando nací, de los cuales me quedan solamente 13 millones, se ve desperdiciada en por lo menos un 10% en esto de la computadora. Y me olvidaba de que también veo películas, una por día, supongo, probablemente menos.<br />Eso es todo. Estoy sin proyectos, y a pesar de que tengo tiempo en las manos, no sé en qué usarlo. Lo intento, juro que intento pensar qué puedo hacer, pero es como mirarme al espejo buscando la respuesta de por qué no consigo novia. Sé que podría, simplemente no lo hago. Es especialmente choto cuando uno sabe que la respuesta a un problema está dentro de uno y no puede encontrarla. Sé que la depre está jugando su parte, pero no quiero excusas.<br />Quiero irme. Estoy muy agradecido por todo lo que tengo, por tener sed y que baste con estirar la mano y mover una perillita y que salga agua potable, o porque tengo un techo propio en una zona no sísmica, o porque Putin no me está tirando con nada. En serio. Pero quiero ir a hacer algo, algo de lo que estaba haciendo en Europa (nada original: ganar plata y viajar y hacer cosas), y en lugar de eso estoy estancado como nunca y con los pies hundiéndose en el barro. No es bueno. Tengo miedo de que la depre tome impulso. No voy a sobrevivir otra vuelta, y cada vez que pienso en la muerte me es cada vez más plausible que no voy a morir de causas naturales. No voy a aguantar.<br />Eso es una parte de lo que tengo dentro hoy.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-51908765062799410952024-01-24T18:49:00.001-03:002024-01-24T18:49:37.572-03:00algo, en algún momento<p>Tengo auto, tengo cochera; a 130 m, pero tengo cochera. A veces, cuando salgo con el auto y vuelvo a casa, no estoy seguro de si voy a salir de nuevo y dependiendo de mi estado de ánimo, por ahí lo dejo afuera. Pero como no es seguido que hago eso, a veces me olvido de guardarlo y pasa la noche afuera, expuesto a los ladrones y los vándalos, como el caballero que me punzó la cubierta delantera derecha. Cubierta nueva. 40 días. Cara. Al margen del fastidio, el inconveniente, la bronca, la tristeza de que haya de esa gente, el tiempo y el dinero invertidos en solucionar el tema, no es fácil resistirse a la tentación de pensar en un karma o alguna idiotez así, en vista de lo que hice hace apenas unos días. Pero ojalá fuera eso. Creo que el mundo, sabiendo los humanos que un <i>big brother</i> nos vigila, sería un mejor lugar. Pero no creo en esas cosas, como no creo en ninguna religión ni en el horóscopo ni nada de eso. Los religiosos tienen un dicho: <i>"There are no atheists in foxholes"</i>. O cuando llegamos al máximo con la dosis de morfina. Como sea, por ahora no llegué a ese punto. Además, lo que hice yo fue, si se quiere, injusto, pero no por bestia sino al revés: porque me quedé corto. La mierda de tipo que dejó el auto ahí bloqueando la vereda no tiene lugar en nuestra sociedad. Tendríamos que usarlo para desarrollar curas contra el cáncer o cosas así. Como a tantos otros. Demasiados. Lo que me hicieron, además de destructivo, fue sin motivo. El auto estaba perfectamente estacionado: sin molestar a nadie, sector público, sin estacionamiento medido, sin salida de cochera... nada. Es probable que lo haya hecho el "cuidacoches" (que se sobreentiende que no hace honor al apelativo) por rencor, porque no le di ni la hora cuando estacioné, como siempre que hay un quiste de esos. Unas muy pocas veces saludo, pero son las menos. Y este episodio no cambia nada. Es más, probablemente vuelva a la costumbre de sacarles foto si vienen a romperme las pelotas cuando dejo el auto. Para acordarme cuál era y que sepan que lo tengo registrado.<br />Pero el hecho es que vivir en Argentina implica un gasto anímico y económico que no se refleja en nada. Uno paga los impuestos de países como Dinamarca o Singapur, y no hay contraprestación alguna. La esperanza de vida en 1950 era de 68 años. O sea que si algún pobre idiota nació en esa fecha, se hizo peronista, obviamente, y murió en 2018, jamás vio a Argentina mejorar gracias a las ideas nefastas que implantó el teniente general en la minúscula mente de tanta gente, condenándolos a la miseria a ellos pero arrastrando al resto de nosotros, los infieles.<br />Sábado a la mañana se me rompió el lavarropas. Llamé al técnico, vino enseguida, se llevó el pifucio roto (la cerradura de la puerta) y me dijo que el lunes me llamaban para decirme cuánto costaba. No llamó nadie. Llamé el martes, y después de varias veces me dijeron alguna excusa y que iban a hacer algo en un momento específico. Ajá. Cuando corté, o incluso antes, ya no me acordaba lo que me dijo que iba a hacer, ni cuándo. Dos días más tarde, después de que incumplió lo que dijo, volví a llamarlo y se repitió. Otra vez el lunes. Al final el martes vinieron con el pifucio nuevo y ahora tengo lavarropas otra vez. Aleluya.<br />Pero el hecho es que mi cerebro ya no presta atención cuando un argentino dice que va a hacer algo, ni cuándo, ni nada que implique que yo dependa de eso. Es tirar neuronas y tiempo, y no me sobran ninguna de las dos cosas.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-90993094020778053352024-01-21T11:46:00.009-03:002024-01-23T09:11:19.196-03:00Baya Negra<p>El que yo considero el mejor café de Mar del Plata se llama <i>Baya Negra</i>, y si tuviera que señalar un defecto, algo que me gustaría modificar, es que el servicio es un poquito demasiado formal. Y sin embargo, ese es un punto distintivo positivo del servicio, y esencialmente es lo "peor" que me sale decir sobre el lugar. De lo que sirven, lo más distintivo es la pastelería. El café también es supremo, pero hay dos lugares más (<i>Tempo</i> y <i>Nat</i>) que también tienen muy buen café; en cambio, las tortas que hacen son únicas de ellos, nadie más en toda la ciudad hace cosas de esa calidad. Tengo que pensar en Austria (Viena, Salzburgo) para aspirar a encontrar cosas mejores. Y el precio es apenas un poco más alto que en otros lugares, y a veces ni eso.<br />Como voy semiregularlmente, terminé conociendo al personal y ya sea que venía al caso o que intenté llamar la atención, mencioné mi haber vivido en Alemania y haber visitado otros países con una muy fuerte tradición pastelera. Esto siempre vino a colación de los elogios que les hago, que no quiero que pasen desapercibidos. No es lo mismo que el Cholo, que tiene un Renault 12 y una vez manejó una F100, te alabe el auto que te compraste, a que lo haga Mika Häkkinen.<br />Por otro lado, es una línea delgada la de no andar mencionando el tema cada vez que voy, como esos que van 7 días a Miami y cuando vuelven se hacen los que se olvidaron de algunas palabras en castellano, y cada vez que alguien habla de las cosas menos relacionadas, se las arreglan para mencionar que en 1982 estuvieron en Miami, o te cuentan cómo es cualquier aspecto posible de EEUU, todos, y de cada uno de sus 300 millones de habitantes. Esto está bien presentado en <i>The Big Bang Theory</i> con Howard Wolowitz cuando vuelve de la ISS. Validación, reconocimiento, prestigio.<br />Lo mismo pasa con Perro. Él está conmigo el 99% del tiempo. Solamente me despego de él un par de horas por semana, cuando salgo a andar en moto hasta donde me permite la culpa. Entramos en un café, nos acomodamos en un rincón, él dormita, y no falta el imbécil que desde otra mesa le chista o le chasquea los dedos. El pecado de Perro parece ser no validar la autoestima de cada idiota que se cruza. Nunca lo había notado o puesto en foco, pero alguien una vez me lo mencionó y es una de esas cosas que no puedo desver: la gente subscribe a eso de que los perros distinguen la "calidad" de un ser humano y sí o sí no quieren pasar desapercibidos por ellos y buscan su aprobación lo más pública posible. Si se me permite, quisiera agregar una observación, un matiz que noté: los hombres se ajustan más a ese fenómeno, mientras que las mujeres son simplemente desubicadas, típicamente pretendiendo que Perro pare y les dé atención cuando vamos cruzando una avenida de 32 carriles y empezó a titilar el hombrecito rojo, o cuando hay una jauría de cane corsos sueltos, o cuando llevo un piano en brazos. Pero el colmo, y acá sí se divide 50/50, es cuando estoy ensimismado, sea leyendo un libro o planeando la dominación mundial. A estos les dedicaría una motosierra desafilada. Lástima que sea ilegal. Y que me impresione la sangre. Y que yo sea bueno.<br />No sería justo cerrar sin aclarar que sí estoy perfectamente consciente de que el trabajo de Perro se limita a hacerle mimos a <i>mí</i> autoestima, validarme a <i>mí</i> y a nadie más. Que conste.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-10676078439306380732024-01-19T18:31:00.001-03:002024-01-19T18:31:26.918-03:00convicción<p>En la película Sicario, el espectador acompaña a <i>Kate Macer</i>, el personaje de Emily Blunt, mientras ella a su vez cree que acompaña a <i>Alejandro</i> (Benicio del Toro) a matar al jefe de una banda de narcos que mató a su familia. En algún punto, a pesar de la dureza de <i>Alejandro</i>, uno empieza a entender lo siguiente: a veces, para derrotar al verdadero mal no alcanza con ser impecablemente bueno. En determinados casos hay que ensuciarse, hacer cosas malas, duras, crueles, destructivas, viles, pero que parecen ser el único modo de conseguir destruir un mal muy fuerte y aparentemente intocable. El famoso <i>el fin justifica los medios</i>. Esta es una píldora que no es fácil tragar, porque es necesario tener la valentía o lo que sea que haga falta para aceptarla; pero lo que no se puede discutir es la validez del argumento. Quizás al final de la discusión ese argumento se refute, pero en principio es válido y tiene su peso.<br />Sin ir más lejos, a alguien a quien respeto muchísimo, el general José de San Martín, se le puede achacar haber recurrido a hacer cosas que en función del contexto pueden ser calificadas de deplorables, como matar. Él lo hizo en el curso de la guerra por la independencia y no creo que alguien se lo pueda recriminar legítimamente.<br />En la esquina donde vivo hay, a media cuadra, una casa que supongo que se la habrán alquilado por el mes de enero a un grupo de chicos jóvenes, en sus veinte, parece. Cada 3-4 días hacen alguna fiesta que dura toda la noche, con música fuerte, cantando a los gritos, y dejan autos estacionados en la vereda impidiendo completamente el paso peatonal. En la vereda de enfrente hay 2 edificios con alarmas de un tipo u otro, o chicharras, o cosas que están diseñadas para hacer ruido y ahí están instaladas, las 24 horas del día metiéndose en los tímpanos de los 500 seres humanos que vivimos en un radio de 50 metros. En ese edificio también hacen fiestas, aunque menos seguido. Mientras tanto, pasan autos con la música a todo volumen y motos con el escape tan ruidoso que a 300 metros impiden la conversación dentro de la casa de uno. Seguramente hay alguna otra cuestión que me estoy olvidando, pero creo que se entiende la idea. La contrapartida de esto, el oponente, si se quiere, el limitante, el <i>mis derechos terminan donde empiezan los de los demás</i>, no existe. El Estado. El servicio de Tránsito de la municipalidad. O, siendo más aventurados, la educación.<br />Como dijo Borges, sueño con un mundo donde no haga falta el Estado sino que la inteligencia y la ética lo hagan redundante. Lamentablemente, estamos lejos de eso. El Estado, hasta que no se extingan el <i>me cago en el prójimo</i>, el <i>no me da la cabeza</i> y el <i>no sabía</i>, hace falta. Pero en Argentina no está. Y entonces nos jodemos; en particular, nos jodemos los que nos importa el prójimo, nos fijamos y ponemos algo de esfuerzo en no joder, sino en vivir nuestras vidas minimizando nuestra huella salvo para aportar algo al mundo, para cada noche dejarlo <i>ever so slightly better</i> que si no nos hubiéramos levantado de la cama ese día. Nos jodemos porque nos fijamos en respetar al prójimo pero no podemos dormir, cruzar la calle ni tener una conversación en nuestra propia cocina, y no hay a quién mierda recurrir.<br />¿Y entonces?... Hace unos días salí de mi casa y a la media cuadra alguien había dejado su auto en la puerta de una cochera, cruzado por completo en la vereda. El conductor estaba ahí, entrando al edificio, y le pregunté si iba a dejar el auto ahí. Dijo que sí. Le pregunté si estaba seguro. Dijo que sí. Esperé a que se fuera, y le desinflé completamente una rueda. Simplemente saqué la tapida puse el dedito en la válvula unos 30 segundos. Si hubiera tenido más tiempo y menos ansiedad le hubiera desinflado las 4, y si estuviera más convencido de que el fin justifica los medios, no hubiera usado la válvula para que escape el aire, le hubiera hecho un corte a cada cubierta. Merecido lo tenía, legal o no. Como nos contó mi profesor de derecho en la secundaria sobre su discurso a estudiantes de abogacía cuando estaban por recibirse: si alguna vez se veían forzados a elegir entre Ley y Justicia, que eligieran la última.<br />Creo que a pesar de que más de uno, que no tiene la menor idea de qué habla, me diría que estuve mal (por haberme excedido), en realidad me quedé corto. Pero todavía no llegué ahí con mi hartazgo ni mis convicciones. </p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-81680190981056501022024-01-16T09:55:00.002-03:002024-01-16T09:55:41.868-03:00pseudosnob<p>Pintora. O escultora. Pero me quedo con pintora, no sé por qué. Creo que porque es menos mugre. Y por la luz; la pintura es más parecida a la fotografía aunque a priori menos técnica y más artística, creo, pero le da las herramientas para criticar mi fotografía con cierta autoridad y dominio del tema. Pero no fotógrafa; si es mejor que yo, sería demasiado para mi ego bonsai, y si no es tan buena, me daría cierta fantasía de superioridad. O podría ser mejor que yo en ciertos tipos de fotografía, como retratos, y no tan buena en otros, como patrones.<br />Que no le caiga bien cualquiera; eso le sube el precio a su atención. Y que hable francés. No me importa si es nativo o aprendido. Pelirroja. Que lea. Que no fume. Y si se va a dormir temprano, mejor.<br />Fina.</p><p>Hace unos días estaba hablando de mujeres con mi herrero amigo y me contaba de su novia, lo copada que es y por qué. Me contaba eso de que no le cae bien cualquiera y que se va a dormir temprano y varias otras cosas. Fue un recordatorio de lo especiales que son las mujeres valiosas, y me hizo pensar en dos novias en particular de las que extraño un par de cosas, de una en especial. En cuanto a las mujeres en general, ojalá ellas supieran lo especiales que son, pero hoy en día pasamos de princesas a putas sin intermedios; se creen especiales, pero por todos los motivos equivocados. Por supuesto que siempre hubo putas y quedan princesas, igual que hay pobres en Luxemburgo y millonarios en Etiopía. Mi pregunta sobre la moral de las mujeres, o mejor dicho, sobre el principio que las polariza: ¿irá atado a lo que pasa con las clases socioeconómicas? No me refiero a que haya relaciones tipo causa-efecto entre la clase social o económica y los principios morales, sino al hecho de que ambas cuestiones parecen polarizadas. La clase media está desapareciendo en Argentina y las minas con un poco de valores y que no se la crean, también. Si es que alguna vez existieron. Estoy lejos de entender qué mierda está pasando. O peor: a lo mejor estoy muy cerca. Eso me asusta más.</p><p>Estaba mirando uno (varios) de esos videos que empezaron a surgir hace apenas meses sobre las pretensiones de las mujeres y la falta de reciprocidad entre lo que piden y lo que ofrecen. Hasta hace poco, los videos en los que sus creadores resaltaban lo desubicadas que están las mujeres hoy en día en cuanto a lo que demandan, por un lado, y lo que valen ellas mismas por el otro; pero no habían indagado en la tercera pata de ese esquema: qué es lo que ofrecen ellas a la relación. Es decir, sos linda y tenés pulso... ¿y?<br />Ya sabemos que la pregunta #1 de una mujer a una amiga que acaba de conocer a un hombre es <i>"a qué se dedica"</i>, pero lo que no había surgido era qué es lo que ellas piensan que nosotros deseamos de ellas al margen de alguna expectativa visual, y con cuánto estamos "obligados" a conformarnos, y finalmente, cuánto valen ellas. Básicamente, con esta estupidez de ser independiente que se les metió en la cabeza en las dos últimas décadas (como si alguien, mujer u hombre, fuera independiente), se la pasan teorizando sobre sus expectativas y sus demandas pero en ningún momento se las ve deteniéndose por un momento a ver que es lo que ellas ofrecen, realmente ofrecen, a una relación. Peor todavía: algunas abren la boca sobre el tema y dicen tal sarta de estupideces que es difícil no pensar en el dicho ese de <i>"mejor callarse y que los demás piensen que sos estúpido, en lugar de abrir la boca y sacarles la duda"</i>.<br />Siendo simplificativos y exagerados, que ellas busquen un proveedor que les aporte seguridad y ellos una ama de casa potable a la luz del día, o como dijo Barnabas Collins en Dark Shadows, que tengan <i>"birthing hips"</i>, son producto de la evolución y es natural que tengan prioridad, pero creo que ningún hombre que valga 2 pesos se conforma con una <i>bimbo</i>, salvo que a) tenga pensado cubrir el resto de sus necesidades (intelectuales o de la naturaleza que sea) en otro lado o b) que no tenga más expectativas, es decir, que el tipo no vale ni esos 2 pesos. Las mujeres, por su parte, parecen más dispuestas a negociar otros aspectos con tal de conseguir a un buen proveedor. A lo mejor estoy pecando de eso que justamente estoy criticando, pero no me es claro que hayan entendido que los hombres esperamos algo más, sobre todo hoy en día. Votás, manejás, ganás lo mismo o más que un hombre en idéntica situación, tenés menos obligaciones y más derechos, y esencialmente con una inversión de unos 1000 dólares tenés todos los electrodomésticos que en 15 minutos hacen lo que hace 100 años las mujeres se pelaban el lomo 10 horas por día para resolver en un hogar. Creo que esperar que uses un poco el cerebrito no es demasiado. Eso de por sí ya es un problema. El otro es de autopercepción, tan de moda: la mayoría piensa que su mera existencia es suficiente. No tienen ni la más pálida idea de lo que queremos y, en especial, de lo que valen, que lo tienen completamente distorsionado. Y ni hablar de los delirios que les agarra con la edad, las lecturas propias de una criatura de 4 años que hacen de la realidad.</p><p>Y acá estoy, bien solo, metiéndome en el culo mi pseudointelectualidad <i>snob</i> desubicada.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-11272827839139443702024-01-09T11:08:00.004-03:002024-01-13T09:34:47.832-03:00la puta comunicación<p>Soy "sensible", lo entiendo. En serio. Ya sé que es la palabra delicada para evitar decirme que soy un rompepelotas nuclear, igual que "detallista" o "perfeccionista". Me han dicho cosas muchísimo peores, nou problem. Pero la estupidez me saca.<br />Hace unos días me encontré con un amigo a tomar un café. Sonó el teléfono y, mientras contestaba, una chica pasó caminando por la vereda y la miré de reojo. No la vi realmente, fue una reacción automática por una sombra que vi pasar, no más que eso. Cuando termino la llamada, mi amigo de casi 30 años comenta <i>"sos un baboso, no cambiás más"</i>. Mmmhhh...<br />Pues no, resulta que no soy baboso. Así que se lo dije, y empezó a explicarme que por hacer eso podía dar una mala impresión si una posible interesada me veía mirando así a las mujeres. Como él tiene la elasticidad del mármol, y la una velocidad tectónica para cambiar una opinión que se le haya metido en la cabeza, hice un esfuerzo razonable y decidí dejarlo. Parte del esfuerzo consistió en explicarle que si a veces miro directamente a una mujer, sin disimulos, no es por baboso sino porque siento realmente cero-coma-nada-y-bajando respeto por las boludas rogando atención, dispuestas a mostrar y hasta a entregar el culo con tal de que las validen. Dicho eso y poco más, lo dejé.<br />Pero no soy bueno "dejándolo" (sí, muchas comillas, hoy). Así que nos encontramos ayer en el mismo lugar y le dije de nuevo que estaba equivocado, a lo que empezó a explicarme que él no piensa que soy baboso (bien), sino que entiende que por el motivo que sea a veces puedo dar la impresión de que lo soy y, en un mercado tan seco como este, puedo llegar a perder la atracción de una mujer que valga la pena, que justo me estaba mirando. Y estoy perfectamente de acuerdo con eso. Pero no es lo que dijo inicialmente y a lo que me resistí a aceptar, con toda la razón del mundo: dijo que soy baboso. Eso es lo que dijo, no otra cosa. Y como le expliqué a cada mujer con la que estuve en una relación: no sé lo que pensás, no sé lo que querés decir, no sé lo que querías decir; sé lo que decís. Ni más, ni menos. Para eso tenemos comunicación verbal, para decir lo que queremos. Como las luces de giro en un auto, que no hay ninguna razón para andar adivinando si va a ir a la izquierda, a la derecha o seguir como venía, tampoco nadie tiene que andar adivinando lo que tenemos en la cabeza. Pretender otra cosa es idiota, infantil o delirante. O masoquista, o sádico. Y definitivamente innecesario y una enorme pérdida de tiempo. Y desgastante. Soy un firme creyente de que la vasta mayoría de los problemas entre humanos se debe a una mala comunicación: algo mal expresado, no expresado, mal entendido, etc.<br />Su conclusión después de la charla aclaratoria fue que él tenía razón en lo que pensaba y yo estoy de acuerdo y se lo dije, pero todavía no entendió que lo que dijo no fue lo que pensó, y que mi defensa fue contra lo que dijo, no contra lo que pensó y que recién ayer me aclaró. Y encima me acusó de cerrarme. Andá a cagar. Ya estás grandecito: aprendé a hablar o dejate de joder.<br />No es que esté demasiado enojado con él, sino con el hecho de que se pierden tantas oportunidades de avanzar en la vida por malentendidos como este. En lugar de cultivar una buena charla, hay que andar... no encuentro la metáfora apropiada... desandando camino, arreglando estupideces, para poder volver al presente y concentrarse en lo importante. Y eso si alguien lo detecta. Si yo no hubiera insistido sobre el tema, él se hubiera quedado con que soy cerrado (y se quedó, lo sé) y que no tengo idea de lo que estoy haciendo (que resulta que sí sé), y yo me hubiera quedado con la tristeza inmensa y la frustración de creer que mi amigo, que debería conocerme mejor después de 30 años, piensa que soy baboso. Ahora sé que no piensa eso; solamente que soy estúpido.<br />Pero lo que sí me hace enojar es que no es el único que funciona así, pensando que dijo lo que había que decir y que el otro es un estúpido y cerrado. Vuelvo una y otra vez al concepto de "proyección". La gente vive en sus errores pensando que es el otro el equivocado. Estar consciente de este fenómeno no nos hace inmunes al problema, pero ayuda un montón a prevenirlo. Hace que uno pueda dar un paso atrás y rever el asunto con más humildad, rever no solamente al otro sino, y esto es la clave, a uno mismo. Creo que es la mejor manera de mejorar lo que uno hace y la huella que uno deja por la vida. Por lo menos eso es lo que yo intento. No sé si a lo mejor no estoy proyectando.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-79215831616928712032024-01-05T17:10:00.005-03:002024-01-06T10:07:42.723-03:00pitufo<p>Hay una razón por la que México no manda su ejército a "recuperar" Texas, y que va más allá de cuestiones geopolíticas e históricas con EE. UU. No hay que ser Einstein para saber la razón: la capacidad de las fuerzas armadas de cada país. Como ejemplo, México tiene 225.000 efectivos contra 1,4 millones de EE.UU., y un presupuesto casi 58 veces más chico. EE. UU. tiene 5500 tanques de combate, México 0. Sí, cero.<br />Mi deseo, entonces, sería que los imbéciles que se compran un estúpido bulldog francés eduquen a sus carísimas (y cuando se trata de estos 10 kg de cagada, <i>regalado</i> es carísimo) criaturas para que, por ejemplo, no se le tiren encima y ataquen a mi perro. Y que cuando mi perro se defienda, se jodan, es decir, que asuman su responsabilidad en lugar de decir que todos los demás perros son malos y el suyo una víctima. Y que pidan disculpas. Y que no insulten. Y que pregunten si mi perro está bien. Pero si arrancaron siendo tan imbéciles como para tirar la plata en un bulldog francés, un bicho tan artificial y sobrecriado que no solamente no puede regular correctamente su temperatura, sino que ni siquiera puede hacer la tarea más elemental de cualquier ser vivo, respirar, ya da un perfil de persona que no sabe reconocer sus errores, y menos en vos alta. La estupidez es como la muerte: el muerto no se entera, y el resto lo sufre. Aclaro que no es que me molesten los bulldog francés, porque son perros y porque no tienen la culpa. Pero es una raza criada sin más fin que el de hacer compañía, en una época (mitad del siglo XIX) en que el bienestar animal estaba lejos de ser una prioridad, y salían cosas como estos pobres bichos que sufren de un par de problemas importantes, al punto de que en el norte de Europa ya no se permite su crianza. Este es un ejemplo de lo que tarda la sociedad en darse cuenta de sus errores y corregirlos.<br />Otro ejemplo. Al contrario de lo que se pregona a los gritos, como si los decibeles compensaran la falta de fundamentos, las mujeres parecen ser una parte de la población que como sociedad se nos fue de las manos. Como los bulldog franceses, los planeros o los azulejos verdes. Cuando yo era chico, y la mayoría de mis desplazamientos eran a upa de mi mamá y apenas estaba aprendiendo a hablar, le preguntaba a cada persona que me presentaban si tenía <i>pito o perlita</i>, que traducido quería decir que si era hombre o mujer, porque mi mamá y mi hermana usaban aros de perlas. Aprendí que la mitad de la población, la que generalmente llevaba aros, eran intocables, princesas, perfectas, inimputables, indefensas y, más allá de para atender una casa, prácticamente inútiles. Con mucho trabajo, tanto de mujeres descontentas y con una cierta visión, como de la sociedad en general, ese paradigma se deconstruyó y hoy esa sociedad se beneficia de un <i>pool</i> de personas para hacer descubrimientos científicos, pilotear aviones y manejar empresas que de otra forma nos perderíamos, independientemente de lo que tengan entre las piernas y más basados en lo que tienen entre las orejas. Además, un hombre puede ahora aspirar a encontrar una mujer que sirva para algo más que de florero para la casa. Porque, razoné, salvo una conexión profunda de almas todo lo demás se puede comprar: la limpieza, las comidas, el sexo, el criar a los chicos, el aconsejar una corbata... y todo sin tener que aguantar familia política. Entonces, y a pesar de lo que se mama en Instagram, si no ofrecés algo de valor, como una conexión, si no mejorás substancialmente la vida de un hombre, ¿qué esperás conseguir? No sos una reina, no valés nada en especial, y sobre todo no valés más que un hombre. Es increíble que haya que decirlo. Y sin embargo...<br />A pesar de lo que 20 segundos de razonamiento sugerirían, la Ley argentina (23.179, 24.632, 26.485 y 86, etc.) fue contaminada por una camada de desubicadas y resentidas, totalmente inconscientes de lo afortunadas que son, que lograron desquicios como que si un tipo mata a la esposa, la pena es mayor que si ella lo mata a él (artículo 80, inciso 11 del Código Penal). No solamente eso, sino que si un hombre mata a una mujer, en los medios enseguida lo catalogan como femicidio. Es decir, si una pelotuda cruza la calle por cualquier lado menos por donde le corresponde con el celular pegado a la nariz, y un conductor se la lleva puesta, ya es femicidio. Y en lo legal, si una mina le infla las bolas al marido por años, lo amenaza con llevarse a los hijos si respira fuerte, lo vuelve loco, lo acosa, lo sopapea, y el tipo osa defenderse y pedirle en un tono 2 octavas demasiado alto que largue el cuchillo que ella lleva en la mano, perdió. Todo perdió. Divino. Ella puede ir a una comisaría, sin testigos ni mucho menos, decir que él le pegó a ella y listo. En un mundo donde los pocos estudios sobre el tema revelan que en el 53% de los casos es la
mujer la que inicia la violencia, mientras que otros muestran que el mayor porcentaje de
violencia en las parejas se da en las homosexuales de mujeres, no en parejas de hombres ni en las heterosexuales.<br />Parece joda, pero es muy serio, y muy en serio. No solamente metieron la figura de la violencia de género, de por sí ya estupidísima (imaginate una persona que odie al sexo opuesto pero solamente le pegue, de pura casualidad, supongo, a una), sino que la hacen una calle de una sola mano. ¿A quién carajos se le ocurrió semejante idiotez? Y mucho más importante, ¿cómo es que eso pasó el Congreso? ¿Qué clase de imbéciles tenemos en el poder Legislativo más alto de la Nación? <i>Aterrador</i> no llega a rasguñar las implicaciones de esto. Las mujeres se victimizan, entre otras muchas estupideces dicen que los hombres no tenemos idea de lo que es, mientras que no entienden que en realidad el 95% de los hombres vivimos exactamente en la misma situación de miedo ante los pocos violentos, que es a los que hay que perseguir en lugar de a todos. Hay exactamente 2 grupos de personas que se perjudican con lo que están haciendo: ese 95% de los hombres que no tienen ninguna culpa, y las mujeres golpeadas, a las que la sociedad las está catalogando como hinchapelotas porque no puede distinguir los gritos de desesperación y pedidos de ayuda por sobre la oleada de gritos de las locas. Y yo ahora tengo que salir a explicarles a mis sobrinos adolescentes que ellos valen menos que otros seres humanos, por ser hombres. Y que son violadores. Y que se tienen que dejar pegar. Y que la presunción de inocencia con ellos no aplica. Una locura total.<br />Por suerte, en este mundo hay pastores australianos para elegir en lugar bulldog francés. Pero en Argentina, si uno quiere conseguir una mujer que piense, que aporte, que aprecie, que no tenga miedo a mejorarnos mutuamente, que sea <i>easy on the eyes</i> y en lo posible que no se regale (sí, también pido que tenga ciertos códigos morales), uno está condenado a estar solo.<br /><i>Shit</i>.<br />Y hay una cosa más que pido. Resulta que por muchas razones, o excusas, arranqué tarde. Tan tarde que arranqué en Europa. Nunca tuve una novia en todo su significado en Argentina. Una novia argentina. Y no es que ahora la quiera para tachar un ítem de mi lista, sacarme un gusto, curiosidad o algo así. Es otra cosa, y como no sé muy bien cómo explicarlo, voy a intentarlo con una metáfora: quiero una mujer a mi lado que llame <i>"pitufo"</i> a los pitufos. No <i>"smurf"</i>, ni <i>"schtroumpf"</i>, ni (por más que sea italiano y, por lo tanto, el premio consuelo número 1) <i>"puffo"</i>. Hay cosas culturales en Argentina muy lindas, o muy mías, que es bellísimo tenerlas en común. Tanto esas como las diferencias son motivos de charlas entretenidas, pero las que uno tiene en común dan calidez y pertenencia. Y eso es irreemplazable.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-51440157864487021312024-01-01T10:16:00.002-03:002024-01-03T10:46:07.914-03:00chau populismo (?)<p>Quisiera, creo, escribir sobre cómo me hace sentir el no encontrar pareja, pero cada vez que me siento en un café (porque no funciona de otra manera) con la computadora, me pongo en blanco. La sensación de añoranza, frustración y soledad actúan como una fosa rodeando el castillo donde está el teclado y en la cabeza se me mezclan con temas de trabajo, del país, de amigos. De hecho, en ese castillo hay varias otras cosas que me gustaría hacer pero a las que me cuesta encontrarles sentido si estoy solo. Ahí es donde la familia y los amigos no sirven, ni siquiera como placebo, y encuentro los límites hasta de Perro. Olerle el pelo, esperarla en la puerta de su trabajo, sentir la punta de su nariz en mi cuello, ver su nombre y su foto en el celular cuando me llama, mirarla mientras se duerme. A perro también lo miro cuando duerme y le huelo el pelo, y hasta puedo argumentar que es un sentimiento más puro, pero no sé si más lindo para este pobre hombre.<br />Soy asocial, y en algunos aspectos hasta <i>anti</i>social, pero no soy de corcho. Y en una sociedad tan desquiciada como la argentina, la compañía indicada, que te funcione como isla de sensatez y contención... se extraña mucho. Ahora que releo esa última oración, lo de sensatez quizás no sea lo más inteligente buscar en una mujer, pero la suya sería insensatez sin agresión, sin tirarme el auto encima, cosas así. Supongo que ya me estoy olvidando la otra cara de la moneda de lo que es estar en pareja.<br />Esto me trae, desintencionadamente, a una observación que hice ya hace algunos años y no ando por ahí ventilándola porque es muy íntima, pero supongo que este es justamente el lugar que uso para escribir esas cosas: hace mucho, muchísimo, que no hago el amor. No me refiero a sexo, sino a hacer el amor. El sexo, además de vacío y solamente físico, es tomar, mientras que hacer el amor, además de involucrar muchos más aspectos, es dar. Hacer el amor contiene sexo, pero no a la inversa. Y si bien hubo veces que sentí amor por la persona con la que estaba teniendo sexo, el sexo en sí fue medio una cagada. Pedorro. Hasta malo. La doña en cuestión no sabía, o no me tenía ganas, o no lo demostraba; por el motivo que fuera, da lo mismo. Tuve una relación donde sí fue bueno el sexo y dejó la marca de agua a la que apunté después, y eso fue en 2006. De ahí para abajo, salvo alguna instancia puntual en que se alinearon los planetas por esa vez en particular o vaya uno a saber.<br />Lo triste, porque tiendo a mirar lo triste de las cosas, es que ahora tengo casi 20 años más y, hay que admitirlo, no es razonable esperar salir con una mujer de 30 o 35 años. No veo qué podría encontrar en mí, mientras que yo, el próximo cuerpo que encuentre (hablando crudamente) para tener sexo, simplemente va a estar más cachuzo y gordo y arrugado y áspero y qué sé yo qué, igual que el mío. Todo esto suena muy superficial pero no lo veo así. Si me preguntaban hace un par de décadas cómo esperaba que fuera esto de envejecer y que mi compañera envejeciera, me lo imaginaba juntos. Me imaginaba conociendo a alguien que me atrajera físicamente, que la atracción mutara en amor, y envejecer juntos. Arrugarnos, engordar un poquito, dolores de articulaciones y todo eso, hasta que, como dijo el guacho de Christopher Titus, estemos uno al lado del otro en un banquito o mecedora, con el tanque de oxígeno ahí cerca, sin dientes, agarrados de la mano, y expirar por última vez juntos. Nada de eso ocurrió y a medida que pasa el tiempo la idea es cada vez más improbable, pasa por la estación Viejo Verde, y se dirige a delirio. Es triste, pero real.<br />¿Qué hice mal? Varias cosas, y varias otras por las que no soy imputable. Crecí en una familia con varios pedos y los heredé. Tengo miedo. No me gustan los humanos. Soy sensible. Soy inteligente. Soy pelotudo. Carecí de ejemplos masculinos. Literalmente no sé exactamente lo que es ser un hombre; soy autodidacta y hago lo que puedo. Tengo varias pautas y códigos gracias a mi abuelo materno, pero también grandes huecos. Él nació en 1913 y era, por ejemplo, elitista y racista. De mi padre no pude sacar prácticamente nada útil más que "nunca pegarle a un hijo con enojo", cosa que aplico con Perro, no siempre con éxito pero cada vez más: éxito en cuanto al método, a frenarme, a controlar la bronca, no a los resultados, porque Perro es un santo y aprende como sea. Y el resto de los hombres generalmente me parecen demasiado bestias e insensibles. Mis 5 mejores amigos tuvieron padres de mierda o directamente no tuvieron padre.<br />Espero que 2024 traiga cosas nuevas. No pido que una extraterrestre tipo Rhona Mitra a los 30 me caiga en la cama bañadita y perfumada, pero aunque sea adquirir un par de herramientas para lograr entablar una relación y el ambiente apropiado para emplearlas, donde, por ejemplo, haya mujeres que valgan 2 pesos. Creo que nada de eso tengo en este momento.<br />Anoche terminó 2023 y, no es que haya sido un mal año, pero la caída del régimen de depravados que teníamos por gobierno no es para festejar sino para seguir corriendo sin mirar atrás. Ni siquiera podemos jactarnos de las lecciones aprendidas: no aprendimos nada que no supiéramos. Algunos apenas se habrán sacado las dudas y otros, los más estúpidos, cultivados y adoctrinados por ese régimen en los últimos 70 años, llorarán por los próximos 70 años. Y eventualmente (espero, por el bien de la raza humana) se extinguirán. Veremos qué logran hacer los nuevos. Les deseo lo mejor, a todos, aunque en mi cabeza estoy haciendo las valijas.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-81123499739896363122023-12-22T18:52:00.002-03:002023-12-22T18:52:35.205-03:00algunas respuestas<p>Como hace unos meses que disfruto de una cierta tranquilidad y rutina, y seguramente de un par de personas indicadas con las que filosofar, estoy empezando por fin a encontrar respuestas a algunas de las muchas preguntas que me surgen constantemente.<br />Una de las más importantes: ¿por qué me gusta una determinada mujer y no otra? ¿Cómo es que no cuadra esa recriminación que tantos me hacen respecto a que soy muy selectivo? O peor, que busco exclusivamente minas muy lindas.<br />Algo que no se puede elegir es lo que a uno le gusta. Te gusta algo y no te gusta el resto, y listo. No salgo con minas que fumen: es como besar un cenicero, un asco total. No salgo con hombres: tienen pito, y con el mío me es suficiente. No me gustan las gordas; la gordura es un reflejo de debilidad de carácter, y todas las excusas del mundo no me han movido de mi postura al respecto. Yo también estuve medicado, conozco gente con problemas hormonales, de tiroides, deprimidas... y lo único que interesa es el balance entre lo que entra al cuerpo y lo que gasta. El resto es pirueta semántica, tolerable en un infante preescolar que está descubriendo los límites de los adultos que le dan forma a su vida, patético en cualquier adolescente, ni hablar un adulto legal. Aprecio y admiro la inteligencia, la necesito en cualquier interlocutor, y la conversación es la herramienta que nos posibilita el tesoro más grande que uno puede acumular: la conexión. De ahí sale el mejor sexo, efecto nada despreciable. Aprecio y admiro la belleza, pero acá tengo que dedicarle un párrafo.<br />Mi mundo de chico era una porquería. Nací en un hogar en plena desintegración, con dos padres que estaban a punto de divorciarse y que finalmente lo hicieron cuando cumplí 4. Me hacía pis encima y en la cama. Me trataban para la mierda en el colegio. Soy inteligente, sensible y delicado; jodida combinación. Pensemos por un segundo en los opuestos: pelotudo, que no me entero de nada y lo poco que me entero, me resbala, receta de manual para ser feliz. Eso hizo que, para compensar lo terrible que me parecía y me parece el mundo, lo compense con nichos de belleza: mi dormitorio, la fotografía, mi profesión (2+2 es 4 acá y en la China, si sos zurdo o de derecha, mujer u hombre), mi perro... y en lo posible, mi novia. Mi novia, la mujer que esté conmigo, a mi lado, cerca, tiene que ser medianamente linda. Tiene que hacerme sentir paz, para de alguna manera calmar la tormenta constante que se sucede en mi cabeza, como la Gran Mancha Roja en Júpiter, que ahí anda dando vueltas desde hace más de 3 siglos. Ese efecto, en realidad, es el que busco en muchísimas cosas de las que hago. Lamentablemente, para que una persona, una mujer, en este caso, me provea de eso, un factor enorme es una cierta belleza, que no consiste simplemente en tener un lindo culo y esas cosas, sino en lo que proyecta. Una simpleza, una falta de historia (en mi cabeza, por lo menos), una cierta tranquilidad... no sé, es difícil de poner en palabras.<br />Otro factor que merece su propio párrafo es que sea fina. Esto último, de hecho, lo descubrí hace apenas una década y lo subestimé hasta hace poco. No pensé que fuera tan importante y medio como que no le presté atención, pero ahora me doy cuenta de que cuenta, y mucho. Que no sea grosera, que tenga modales, que no sea barata... incluye incluso cosas como que no sea promiscua, porque, como escribió una vez alguien, el sexo implica automáticamente perder un poco la dignidad. Y el único motivo que yo veo para puentear eso es el amor, en cuyo caso creo que no, que no se pierde ni un poquito de dignidad.<br />De lo mucho o poco que uno puede descular inicialmente por simplemente mirar a una persona, la belleza y la delicadeza de modales (lo fina que sea) son los 2 factores que me atraen de una mujer. Si están esas dos cosas, me empeño en conocer el resto de lo que busco en una pareja: la inteligencia, la ironía, la calidad como persona... Ahora que lo pienso, iba a poner "calidad como ser humano", pero como tengo a Perro, no estoy seguro de que eso englobe todo lo bueno que uno puede tener en su carácter. Pero claro, una mujer no es un perro. Por suerte. Sin menospreciar a una u otro.<br />También creo que tengo un mejor entendimiento de por qué estoy solo, más allá de un conformista "porque soy demasiado exigente". A ver: si busco una rubia de ojos celestes en Estonia o Suecia, se diría que soy conformista, pero si vivo en Bolivia... Entonces, buscando exactamente lo mismo, a uno se lo cataloga de diferentes maneras. Supongo que es aceptable que me digan que baje el copete, o que me adapte... Ok, ponele.<br />El problema radica en que lo que describí último sobre buscar una rubia es solamente un ejemplo gráfico para presentar el problema. Lo que busco en una mujer, además de lo que vengo parloteando en esta entrada, es que tenga determinación, independencia de pensamiento, valores, formación, algo de mundo y no que viva en una pompa de jabón. En Europa esto es fácil, mientras que acá, en el culo del mundo, y un culo del que el mundo apenas se entera y viceversa, se torna mucho más difícil. Mucho más difícil. En el interludio entre mi relación de 5 años y la que siguió 18 meses después, que duró 3 años, debo haber salido con 20 o 30 chicas, de las cuales apenas invité a salir a un par. El resto simplemente o me invitaron ellas, o surgió naturalmente el encontrarnos a cenar o charlar en algún contexto. Acá eso es casi impensable. Sucedió así con la cardióloga, y resultó ser una imbécil infradotada sin la menor idea de la vida o de cómo llevar adelante una relación romántica, en su caso, con un hombre. No quiero extenderme para no mostrar la hilacha de lo mucho que me molestó ese episodio de mi vida, pero me molestó mucho. Se nota igual, ¿no?<br />Y desde entonces, de hecho, desde hace ya demasiados años, vengo sin atraer a nadie como a mí me gustaría. O no me enteré. O no me gustaba. Como sea, estoy solo y me aterra seguir así. Ayer desayunaba con un amigo, Ventanas, y en algún momento me dijo que no cambiaba más porque me dí vuelta a mirar una chica que pasaba. Lo que él no sabe, porque le cuesta mucho leer a las personas más que para reafirmar sus sospechas negativas, es que estoy desesperado, desahuciado, me animo a decir sin miedo a exagerar o dramatizar. Creo que hasta contengo la respiración cuando veo pasar una mujer, a ver si se da vuelta y por algún puto giro del destino surge algo. Me duele físicamente cada posibilidad perdida. Siento como si pasara el corazón por un rallador de queso. Es feo, y he aquí otra respuesta a por qué estoy solo: porque no tengo en mi vida un pool de mujeres de donde "pescar" algo. Aparentemente soy de los que pescan en una pecera. Soy tímido, no puedo encarar mujeres en un bar, tampoco creo que ese sea el ambiente propicio, y tampoco voy a bares. No voy a la facultad, no estoy en una oficina con compañeras de trabajo, no tengo un negocio donde vengan clientes de la zona... No sé, no le veo la vuelta a este asunto. Una veta es que algún amigo me presente a una amiga de la novia o algo así, una prima, esas cosas, pero no se ha dado.<br />Como siempre, estoy en un café con mi compu portátil que se le está acabando la batería, así que hasta acá llego. Hej då.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-74080965131803304332023-12-17T10:25:00.010-03:002023-12-22T17:08:02.457-03:00de cómo cruzar la calle<p>El fin de semana pasado vino un amigo de visita, Gerente, alguien en el que me veo forzado a pensar para no sentirme tan mal acerca de mí mismo cuando siento que mi vida es un desastre y he tenido mala suerte o/y una serie de muy idiotas decisiones. No me gusta hacer eso, pero a veces siento que tengo que parar la caída anímica de alguna manera. Es algo en lo que insistía mi abuela materna (<i>"no te quejes, que hay otros que están peor"</i>, como si eso fuera un motivo de alegría) y con lo que no estoy de acuerdo, pero a fin de cuentas soy un pequeño humano después de todo.<br />¿Que cuál es el tema con Gerente? Que tanto su madre como su padre pasaron por 3 matrimonios. Ella todavía vive y después del tercer divorcio por fin entendió y no volvió a casarse, mientras que el padre, aún casado con la última esposa, falleció hace pocos meses dejando un historial de alcoholismo, violencia familiar tanto hacia sus 3 cónyuges como hacia sus hijos y un notable desprecio hacia Gerente; admito que no sé si era generalizado, hacia todos los hijos, o solamente hacia él. El hermano, mientras tanto, un par de años más joven y, da para sospechar, resultado de estos mismos padres, se pegó un tiro en la cocina de su casa hace 3 años, para estas fechas, dejando una esposa y 3 hijas de entre 5 y 8 años.<br />Esos son parte de los ingredientes nada envidiables que hacen a Gerente. Algunos de los efectos son que sufre de una ansiedad monstruosa y un muy tenue asidero de la realidad, lo que lo lleva, entre otras cosas, a desarrollar opiniones "únicas", por decirlo delicadamente, y que derivan en una cierta arrogancia a la hora de expresarlas y defenderlas. Por ejemplo, no le gustó Venecia: <i>"muy desordenada"</i>. Andá a cagar.<br />La cosa que salimos a caminar, y a las 3 cuadras empezó a corregirme cómo tengo que cruzar la calle. Unas 10 cuadras más tarde logré que se calle, no sin antes llenarme la cabeza con una serie de sus observaciones; así, con el pronombre posesivo <i>"su/s"</i>, porque es justamente lo que hace la diferencia marcando la distancia con la realidad. La ignorancia es entendible y casi aceptable porque vive en Argentina, donde es muy difícil aprender del ejemplo. La norma escrita existe y es esencialmente idéntica a la de Alemania o Suiza; el asunto está en la práctica, totalmente disociada de la teoría, al punto de que los argentinos no solamente no siguen las reglas, tampoco las conocen y en demasiados casos ni siquiera saben que existen semejantes cosas. O peor: las reglas son para los otros, o para los boludos. Divino. Y no se las enseñan a los hijos, por supuesto. Cualquier chico de 11 años sabe perfectamente los colores de los sables láser de cada personaje de <i>La Guerra de las Galaxias</i> pero no saben cruzar la calle civilizadamente.<br />Yo sí, y si alguien me conoce (él, por ejemplo), debería saber que habiendo vivido en Suiza o Suecia sé cómo cruzar la calle. También, sabiendo las historias de Rosa Parks o de San Martín, uno tiene que aprender de esos ejemplos y defender lo que es correcto, no <i>a pesar de</i> sino justamente <i>debido a</i> los riesgos y las dificultades. He tenido esta discusión infinidad de veces, aunque a niveles menos ridículos y curiosamente con gente más ignorante, y ya aprendí que en definitiva se trata de que los demás no se sienten cómodos viendo que yo defiendo lo que es correcto y dejo atrás un mundo mejor de lo que estaría si me comportara como me piden, mientras ellos se dejan amedrentar y contemporizan con la mediocridad imperante. Y creo que ya lo dejé claro otras veces: lo de mediocre, en este contexto y como están los argentinos, es un cumplido.<br />Gerente, entre sus muy pobres excusas para su comportamiento (usando toda una contorsión semántica para no asumir que se resume a una sola cosa: miedo, basado en su ignorancia y su paranoia) niega que la cosa haya mejorado, como yo le mostré. Repito: se lo mostré. Los autos hoy en día frenan cuando te mandás a cruzar la calle. Alguno, cada vez menos, protesta, pero eso es todo. Hay que hacerlo con cierta sutileza, siguiendo algunas reglas no escritas: tener en cuenta quién maneja, la distancia, la velocidad, si efectivamente las leyes de la física le permiten frenar, su tiempo de reacción, si viene al teléfono (la mitad) o si el auto es de varias décadas de antigüedad... no sé, hay factores. Si es hombre o mujer, por ejemplo, influye en el hecho de que las mujeres son más taradas a la hora de frenar de pronto, se congelan más fácil, mientras que los hombres son más reacios a dejar pasar a otro hombre (sienten que su estúpida hombría está en tela de juicio), mientras que se les dispara la amabilidad a la hora de dejar pasar a peatonas. Nótese que dije "dejar pasar", no "respetar la prioridad". La semántica importa. Es muy triste que la gente crea que el conductor tiene la facultad de "dejar pasar". Como tal, es tarea de uno anticipar que puede haber peatones que quieran cruzar en el próximo cruce y comportarse en consecuencia para respetar su prioridad. El conductor no "deja" nada; hace lo que dice la Ley y punto. La Ley. ¿La qué?<br />Y ahí estuvimos, perdiendo 20 minutos de nuestras vidas, Gerente defendiendo arrogante e ignorantemente algo tan obvio como indefendible, y yo tratando de que entendiera que, si no quiere aceptar los riesgos y contribuir a mejorar esta sociedad, por lo menos puede dejarme a mí tranquilo con el tema. Ni siquiera le pido que admita la realidad, solamente que se calle y se deje de joder.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-40566257150468648302023-11-26T09:42:00.006-03:002023-11-28T09:14:39.440-03:00el silencio<p> Hay silencio en mi vida. No voy a dramatizar siguiendo esa oración con algo tipo <i>"hay demasiado silencio"</i>. Pero hay <i>mucho</i> silencio. No en decibeles, sino en importancia. Mi vida en este momento no es importante, o sea, no es relevante. Me muero y el mundo sigue girando; nadie se va a enterar por una semana. Y si bien es una prueba difícil de pasar sin deprimirse, con algo de inteligencia puedo dedicar el tiempo de ocio a leer libros y pensar en mi vida, pero productivamente. El peligro conmigo en este asunto de pensar es caer en un círculo donde simplemente me quejo sin proponer ninguna solución, pero lo que estoy tratando de hacer es pensar en los por qué de mi situación, para tratar de tomar las riendas y no repetir errores, si fueron míos, o deshacerlos, si fueron de otros. <i>Case in point</i>: el acoso y el maltrato que sufrí en la escuela por parte de mis compañeros cuando era chico. Ya en jardín de infantes me desayuné con que la mayoría de las personas son estúpidas, y algunas incluso malas. Ya lo mencioné, pero los peores, por contraintuitivo que suene, son los estúpidos, porque son inimputables. Esos no se los corrige con reglas; a los malos, sí. Con reglas y control, y cuando no las respetan, castigo en forma de multas o cosas así. Los estúpidos son incapaces de adoptar las reglas, por eso los alemanes apuestan a la educación más que a la imposición a la hora de adoptar reglas. Tienen una población inmunda a mi entender, pero educada. Eso lo reconozco y lo admiro.<br />Pero me voy de tema.<br />El asunto es que de chiquito, con mis dendritas apenas formándose, adopté el paradigma de que los humanos me resultan peligrosos, poco confiables, dañinos. Me acuerdo en la colonia de vacaciones, tendría unos 6 años, estábamos jugando al fútbol (no me acuerdo si yo era parte del juego o me quedé al costado mirando) y empezó a llover. El lugar era enorme, tenía canchas de rugby, fútbol, piletas, quinchos varios... gigante. Así que cuando empezó a caer agua todos salieron apurados al comedor del lugar, bajo techo, y yo me encontré solo, al costado de la cancha y con la pelota. Yo no era gran cosa jugando así que raramente me pasaban la pelota, y por eso rara vez la tocaba. Y ahí estaba, solo, en paz, con la pelota, mojándome mucho. Pasaron 20 minutos y la sensación de paz era abrumadora, dulce, intoxicante. Y adictiva.<br />No creo que ese haya sido el primer episodio, pero me marcó. Acostumbro ubicarme al costado de los lugares donde haya mucha gente, la espalda a la pared, lejos de los ruidosos e impredecibles, de los burlones. Esos no los entiendo, no me gustan para nada. <i>Schadenfreude</i>. Horrible.<br />Mal comienzo.</p><p>Hay un segundo rasgo que desarrollé ya desde chiquito, y no sé exactamente cómo describirlo, o por lo menos no tan bien como el miedo a los demás: la necesidad de cariño. O de amor, o de reconocimiento, o de aceptación. Eso: de aceptación. Es que llamar a esto inseguridad o complejo de inferioridad o baja autoestima me parece que apenas rasca la dimensión del asunto. Mirando para atrás, creo poder explicar cada gusto o afición que tengo como la búsqueda de oportunidades para hacer algo bien y que me haga más aceptable a los ojos de los demás, o aunque sea de alguien. Lo más triste es que a estas alturas estoy persuadido de que aspirar a eso es una locura, que nadie jamás va a poder verme con buenos ojos. Simplemente no soy merecedor de amor o admiración. No me refiero a una admiración tipo Messi o Elon Musk o Taylor Swift. Es algo más íntimo, más <i>low key</i>, más humano. Con que alguien admire mi fotografía estoy más que conforme. Pero cada vez que recibo un cumplido cierro un poco los ojos buscando motivos ulteriores.<br />Esto ya lo conté pero acá va de nuevo. Una vez, mi terapeuta alemán, que era un capo, actuó lo que pasaba en mi cabeza cada vez que recibía un cumplido o un elogio de alguien:<br />- <i>"no sabés la cantidad de veces que lo hice hasta que salió así"</i>,<br />- <i>"cualquiera puede hacerlo"</i>,<br />- <i>"no es tan bueno como vos creés"</i>,<br />- <i>"no sabés del tema, por eso te impresiona"</i>,<br />- <i>"algo querés de mí para decir eso"</i>,<br />- <i>"en todo lo demás soy un desastre"</i>,<br />- <i>"fue suerte"</i>.<br />Eran 7, y raramente me las acuerdo todas. <i>Creo</i> que eran esas.<br />Como dije, el muy guacho no me las dio en una listita: las actuó. Para que me quede bien claro lo estúpidas de mis excusas para no aceptar un puto elogio. No funcionó completamente, pero ayudó a por lo menos reconocer lo que ocurre cada vez que estoy en esa situación. No <i>podía</i> erradicar el problema porque lo de no admitir cumplidos es un <i>síntoma</i> del problema, no <i>el</i> problema. Y el problema no pudimos solucionarlo porque el tipo se concentró en sacarme de la depresión y que no me pegara un corchazo, y para cuando más o menos lo había logrado, me vine. Lástima.</p><p>Para estos dos temas tengo 2 soluciones, y no sabía que existían esos dos problemas hasta que hice terapia, y no terminé de entender su origen hasta que no surgió esta etapa de silencio en mi vida y pude rumiar sobre el asunto. Esas dos soluciones tampoco sabía que tenían que ver con esos 2 problemas, pero así es. Por un lado, Perro. Perro me abre puertas, le caigo 10 veces mejor a 10 veces más gente. Y como es una extensión mía, y en gran parte mi obra (yo lo crié y lo formé y lo eduqué), realmente me siento merecedor de los elogios que la gente le hace abiertamente. Por otro lado, no tengo la moto para mostrarle al mundo que "la mía es más grande" (aunque sea un efecto colateral apreciado en algunos casos puntuales), pero sí para alejarme de los humanos. Cuando estoy en la moto, es mi superpoder. Soy Batman. Estoy más allá, me muevo en otro plano y, sobre todo, soy inalcanzable, intocable. Y ahora me doy cuenta de por qué me afectó tanto el que me la lastimaran la semana pasada.</p><p>No sé cómo redondear y cerrar esto. Estoy demasiado molesto con lo que pasó y lo que me va a costar dejarla bien otra vez, y ni hablar de lo económico, aunque soy lo suficientemente realista como para apreciar mi situación y estar lidiando con esta estupidez y no con un tumor o unos idiotas con bandana verde o del color que sea, entrando a mi casa y degollando a mi familia.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-79206662349731374472023-11-20T18:41:00.001-03:002023-11-20T18:41:55.459-03:00y andar en moto<p>Andar en moto también tiene valor. Y te la hacen difícil, tirando a imposible. Argentina agarra cada pequeño nicho de la vida donde creés que podés tomar distancia de la mierda en que se ha convertido, o que más probablemente siempre fue, y lo arruina, lo infecta, lo contamina. Te cobra impuestos usureros, te pone trámites inútiles, repetitivos, e injustificablemente caros, te roba, te viola, dispone de tu tiempo, y cuando eso no alcanza te tira un idiota encima. O por detrás, como ayer a las 9:45 de la mañana camino a mi trabajo, parado en un semáforo, sin ninguna posible culpa como se lo mire. Reemplazar el silenciador va a ser casi imposible y lograr que el seguro de ese idiota lo pague, imposible². La puta madre que lo parió. La actuación de la policía fue, por ser generosos, patética. Uno no zafaba pero fue tolerable, por lo menos no molestaba. La otra... hacía que la misoginia pareciera un concepto injusto pero no por cruel sino por ser demasiado generoso y tolerante, por darles demasiado crédito. Difícil justificar el cambio de paradigma que buscan las mujeres cuando piden que se las tome en serio, si dejan que ejemplares como esa imbécil salgan a la calle sin una mordaza que por lo menos lo deje a uno dudando de si es estúpida, en lugar de sacarse todas las dudas en los primeros 2 segundos de haber abierto la boca. <i>"El seguro te paga todo"</i>... menos mal, ahora sí me quedo tranquilo. Que la moto tenga un valor subjetivo y objetivo que tiene nada de nada que ver con lo monetario, a esa ameba se le escapa totalmente. Los esfuerzos y sacrificios que hago para seguir teniéndola, en condiciones de marcha y cumpliendo los requisitos legales, también. Maldita imbécil, ojalá te trague la tierra. Y la reputísima madre que lo reparió al malnacido ese que manejaba el VW Gol que me chocó. Cuando le pregunté qué pasó, me iba a decir lo que estaba haciendo para no verme, pero como estaba el policía al lado se interrumpió y nunca completó la oración. Maldito pedazo de mierda.<br />Llevé la moto de vuelta a casa, la metí en la cochera, y mañana veremos
qué dice el seguro. Por lo pronto, conseguir ese silenciador en
particular va a resultar en una búsqueda del tesoro. Después vendrá el
tema de lograr que llegue a mis manos. </p><p><i>Kahu</i>. Sigo con esa palabra, me encanta. Caracteriza tan bien lo que somos Perro y yo que vuelvo una y otra vez a la palabra. Y ahora que la tengo en mi vocabulario me cuesta más aceptar términos como "dueño" o "mascota". Incluso me pasa que me encuentro en la calle y alguien le chista a Perro y a mí me dan ganas de decirle "¿qué te pasa?, no lo trates como si fuera un perro". <i>Es</i> un perro, pero al mismo tiempo es más que un perro en el sentido quizás algo despectivo del término. Algo que me saca especialmente es cuando le dicen <i>"juera"</i>; ahí me dan ganas (y lo he hecho) de acercármeles y gritárselos en la cara. Me encanta el efecto que tiene.<br />En resumen, Perro es lo mejor que tengo y el valor que tiene en mi vida probablemente es fuera de proporción, y cuando tenga novia pierda algo de ese halo que le creció. Espero que no, pero creo que sí, que va a suceder. Por ahora, lo quiero como a nada en mi vida. Ojalá viviera 1 minuto menos que yo. Así sabría que no sufrió mi ausencia y tendría el delirio de encontrármelo del otro lado.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-66155049909362101012023-11-06T16:59:00.005-03:002023-11-10T17:33:36.836-03:00sin dormir<p>Me despierto de otra siesta que nunca dormí y desde la cama veo la pared del pasillo donde mi mamá colgó mis tres diplomas: el de la carrera de grado, el de la maestría y el del doctorado, los tres con honores. Hoy cambio sábanas y toallas, repongo lamparitas quemadas, hacho leña y tomo reservas para mis <i>puhkemajad</i> (porque, aparentemente, en estoniano la <i>"d"</i> es para el plural). No me molesta para nada lo que hago, al contrario, me encanta, y mucho menos me molesta haberme quemado las pestañas en los estudios. Amé cada segundo y mataría porque el resto de mi vida se tratara de aprender más y dar exámenes para saciar mi síndrome de <i>overachiever</i>. Pero a medida que se asienta la soledad y consigo lidiar con los problemas y acomodo o adapto mi nicho a las necesidades de mi vida, la falta de amor se hace más patente. Me doy cuenta de cómo los objetivos que llenaban mi vida de 8 a 17 en otras épocas y todos sus satélites, y que llenan la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, son en realidad vacías. A quién carajo le importa si entregaste un proyecto a tiempo, respetando el presupuesto y sin que se mate nadie, si cuando te morís lo único que queda, como máximo, es una plaquita con tu nombre o tu firma en un formulario en un sótano de algún organismo público que tuvo que aprobar algo. ¿Diseñaste un Pagani Huayra II que rompió una marca de vuelta en el Nürburgring? Pues no solamente cabe perfectamente la pregunta de <i>"a quién carajo le importa"</i>, sino que un par de semanas más tarde encima vino otro y en 6 minutos pulverizó la marca a la que le dedicaste años. En serio: imaginate explicándole eso a alguien (San Pedro, si querés) que tiene que hacer un resumen del valor de tus aportes a la humanidad.<br />¿Y entonces... qué? ¿Qué tiene valor?<br />Los hijos. <i>Eso</i> tiene valor. Y el amor de pareja; de una mujer, en mi caso. <i>Eso</i> tiene valor. Por supuesto disfruto de mi familia, esencialmente mi hermana y mis sobrinos, pero aunque junto con Perro son lo mejor que tengo y me son indispensables, no es lo mismo ni suficiente.<br />Y plasmar belleza. <i>Eso</i> también tiene valor. Ver la belleza en tu mente y eternizarla en una imagen mediante una cámara, una Nikon D600 en mi caso, con sus 28 botoncitos, diales y selectores. A eso le dicen <i>"fine arts"</i>, en inglés; en castellano pareciera que se dice <i>"bellas artes"</i>. No me convence la traducción, prefiero <i>"fotografía artística"</i>, pero ahora que lo pienso, creo que no es correcto. <i>No matter</i>.<br />Hacer algo, y hacerlo bien, que mejore la vida de alguien. <i>Eso</i> también tiene valor. Aunque no haya plaquita con tu nombre. Como una donación anónima y que nunca se la contás a otra alma.<br />No tengo hijos, ni encuentro amor de pareja, dos cosas que para mí van de la mano; idealmente, la primera consecuencia de la segunda. Pero el "mercado" en Argentina, o Mar del Plata, no parece tener algo que ofrecerme, y si lo tiene, o soy un estúpido que no sabe aprovechar la oportunidad, y sinceramente no sé qué pensar. Que soy un delirante, un inútil, que tengo mala suerte... no sé. Pero me entristece que me pase esto. Con todos los defectos que sé que tengo, sé también que tengo mucho para dar y necesito a alguien. Digo, hay gente que no quiere, o no quiere reconocer que quiere, estar con alguien.<br />Pero tengo a Perro, que no es poco lo que me da, incluida la oportunidad de darle. No hace más que quererme y enseñarme a vivir, y le estoy infinitamente agradecido. <i>National Geographic</i> <a href="https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-animal/que-significa-kahu-o-responsabilidad-tener-mascota_20605" rel="nofollow" target="_blank">nos cuenta</a> que en hawaiano uno no se llama a sí mismo “dueño” de una mascota, sino su <i>kahu</i>. <i>Kahu</i> tiene muchos significados, como guardián, protector, acompañante, cuidador… básicamente, alguien a quien se confía la protección de algo precioso, algo amado. Lo que un <i>kahu</i> protege no es su propiedad, sino una parte de su alma. Si me hubieran dicho esto hace años, antes de tener a Perro, hubiera mirado para arriba como si me dijeran que la tierra es plana. Hoy me resulta tan obvio que me resulta difícil imaginarme que alguna vez no fuera así.<br />Y saco fotos. Y después de décadas de dedicación puedo decir que en ocasiones logro realmente plasmar belleza de lo que veo alrededor de mí, y me llena de orgullo. Lo logro incluso no estando en Italia. Incluso en Argentina, donde apenas hay oportunidades de sacar equipo fotográfico.</p><p>Hace bastante que tengo algunos niños de 50 a 70 años pidiéndome que organice un tour en moto por algún área de Europa. Me puse a bosquejarlo y tiré un par de líneas, y fieles a la tradición argentina, están todos achuchados. A uno se le murió el gato, al otro le salió un gasto, otro prefiere ir a otro lado. Si supieran lo que son esos viajes. Pero bueno, la cosa es que no creo que prospere. La idea todavía tiene pulso, pero está con respirador y no me gusta forzar las cosas. O, para ser sincero, no tengo la energía, ni para eso ni para varias otras cosas.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-25467597992394067242023-10-29T09:53:00.002-03:002023-11-22T10:46:24.714-03:00excelente receta<p>Tenía tanto para decir anoche, tanto que quería retener en mi cabeza hasta que pudiera cumplir mi ritual de venir a un café a sentarme tranquilo y volcarlas acá. Pero esta mañana me levanté en un estado que se puede describir mejor como de contusión, estupefacto, anonadado, sorprendido, profundamente desilusionado y (lo peor) asustado. Porque si estos degenerados siguen otros cuatro años no van a tomar prisioneros, y van a tener piedra libre para lo que sea. Si estos hijos de puta ganan el 19, lo que ahora se ve como la inflación más alta de los últimos 34 años nos va a parecer una modorra al lado de lo que se viene. Y yo me voy. Y no quiero irme.<br />No quiero porque mi sentido de la justicia y mi intolerancia a que los malos se salgan con la suya son extremos. No quiero porque, a pesar de que hoy por hoy no nos merecemos algo mejor, nos lo deseo, empezando por la educación. El resto, teorizo, saldrá casi inevitablemente. Digo... se me ocurre...<br />Anoche, a medida que iban haciéndose públicos los primeros resultados, el horror iba asentándose en mi mente. Estoy descorazonado. No quiero porque insisto, neciamente, en encontrar el amor de mi vida, tener propiedad privada, cultivar algún arte o afición, o salir de mi casa sin miedo, todo en este caldo de idiotez, ignorancia y resignación, que nos condena a estancarnos sin poder asomar la nariz. Nos están desollando vivos y los votan. No paran de inventar métodos para que haya cada vez más pobres, para que los pobres que hay tengan cada vez menos, para que lo poco que todavía tienen valga cada vez menos y lo que no tienen cueste cada vez más, y los votan. Algo así como los israelíes votando por Hamás. No piensan, no quieren pensar, no quieren que los demás piensen. Quieren gritar "su verdad" (no tienen la más puta idea de lo que están diciendo cuando esputan esa idiotez) y escuchar nada ni a nadie. Qué capacidad de síntesis tenía ese que acuñó lo de no seguir a quienes digan (generalmente a gritos) haber encontrado la verdad, sino a los que se dedican a buscarla.</p><p>Este texto lo empecé hace ya casi una semana, y pasados los días me doy cuenta de lo acertado que es y de lo lastimosa y precaria de la situación de mi país, que es, <i>to put it mildly</i>, espantosa: sin moneda, sin Ley ni instituciones, sin economía sostenible, sin compás moral ni ético. Con un clientelismo desenfrenado, los votantes bovinos no son capaces ya de distinguir la corrupción como inaceptable sino simplemente parte inherente no solamente de la política, sino también de prácticamente todos los aspectos de la vida diaria. En otras ocasiones, los que votamos por otras opciones estuvimos enojados con la habilidad del candidato populista (en cualquiera de sus sabores: vainilla, chocolate o polenta) para persuadir a los más indefensos mentalmente. Ahora, con lo obvias que son sus tácticas y sus facetas pervertidas, estamos enojados con lo reverendamente pelotudos que son los votantes. O vendidos. Que aunque el remedio sea distinto, ya da lo mismo.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-70886173804490458732023-10-20T09:42:00.000-03:002023-10-20T09:42:07.779-03:00lindo lunes<p>Semana difícil, esta última. Venía bien, hasta que el domingo (el anterior) noté que tenía una molestia en la garganta. Hice mi día, y cuando me fui a acostar la molestia había pasado a ser muy presente. El lunes me desperté con un feo dolor de garganta, que tardó poco en convertirse en afonía, mocos y demás, con los que todavía estoy lidiando. El gusto y el olfato bien, gracias.<br />Sumado a que intenté hacer el mayor reposo posible, el poco de fiebre que presumo que tuve influyeron en que mi estado de ánimo se fuera a pique. Tampoco es que cayó mucho, por el simple hecho de que ya estaba bajo para empezar, pero bajó más todavía. Pensé en la basura radioactiva que es la política argentina gracias a los secuaces degenerados herederos del teniente coronel, a nuestra propia estupidez (porque, hasta donde sé, no vinieron de Marte), y la típica maldición de los países ricos en recursos naturales.<br />También aportó lo suyo el tema del trabajo, que está un poco más flojo que el año pasado, que fue particularmente bueno. No importa las reservas que uno tenga: que afloje el trabajo, pega. El no tener pareja, curiosamente, me pegó más desde un punto de vista teórico que práctico. Como siempre, me entristece sobremanera mi situación, pero no hubo ningún punto donde pensara que necesitaba a alguien que me hiciera una sopita o cosas así.<br />El turbo del auto volvió a darme problemas. Ya sea que es culpa mía, por maltratarlo cuando estoy furioso por algo, o que no sea culpa mía, me afecta. Uno me frustra porque me siento un idiota por no poder comportarme mejor, y el otro porque está fuera de mis manos; parece que no importa lo que haga, me tengo que resignar a que algo se va a joder con ese puto turbo.<br />Lo de mi ponerme furioso es un tema importante. Estoy aprendiendo a controlarme, respirar hondo y todos esos trucos que no son más que parches, implementar un montón de protocolos para intentar minimizar los efectos de algo que no debería pasar en primer lugar. El verdadero progreso sería que no haya furia, que las cosas más estúpidas no me detonen, pero es que tengo un nivel de frustración enorme del que arranco ya mal. Y en mi opinión, ese nivel de frustración está muy justificado. La estupidez con la que tengo que convivir es arrolladora y me es imposible contemporizar. Los argentinos se despiertan en coma y se van a dormir en coma. No creo que sepan deletrear la palabra <i>respeto</i>, y el peor desconocimiento es ese que uno no sabe que desconoce. No voy a decir una frase falsamente modesta (la peor forma de arrogancia, escuché una vez), pero puedo argumentar que estoy algo más educado y civilizado que el promedio de argentino; sin embargo, mi mayor ventaja es saber que soy un asno en <i>the big picture</i> y acomodo mis actitudes en función de esa realidad. Esta es la gran diferencia con estos imbéciles: o son agrandados que creen que la tienen atada y el resto tiene que escuchar sus "verdades", o realmente ni intentan mejorar en lo absoluto y viven flotando a la deriva mental. Tienen todo este caldo de mediocridad y pisoteo del prójimo tan interiorizado, que ni siquiera se quejan de las cosas más básicas. No se quejan porque ni las ven. Y así es imposible que las vean en sí mismos cuando ellos son los que se lo hacen a los demás. Los pocos que tenemos estándares más altos, y apenas a ras del suelo ya lo es, caemos en la volteada, porque está todo tan arraigado que ni siquiera te dejan ser respetuoso. Parás con el auto para dejar pasar al peatón y los de atrás te tiran el auto encima y te tocan bocina, y los peatones que iban a cruzar se te quedan mirando con cara de que les exigiste la ecuación de Navier-Stokes.<br />Y este domingo votan. Vota el drogón ese de 16 años que está tirado en la plaza hace meses y que no se acuerda ni de su nombre y que no puede caminar 5 metros en línea recta, y su voto cuenta igual que el de un profesor universitario que habla 6 idiomas y sabe cosas complicadísimas, como la división de poderes del Estado o que no existe la educación "gratuita", ni prácticamente nada gratuito.<br />Tampoco es que su voto sea desubicado. Vote a quien vote de los 3 candidatos, al drogón lo van a representar. Una mina que no puede ni hablar, un loco y un tipo que no se le puede creer absolutamente nada de lo que dice. Lindo lunes y los siguientes 4 años nos esperan.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2414785144609436935.post-37130786434591913502023-10-08T09:33:00.009-03:002023-10-20T09:53:02.872-03:00¿todavía me querés?<p>Primer fin de semana libre en mucho tiempo. Tendría que mirar el calendario de reservas para saber cuándo fue la última vez que tuve las cabañas desocupadas y al mismo tiempo no hubo nada que arreglar y pude rascarme un poco. El fin de semana pasado limpié las estufas a leña (se habían tapado y una incluso ya no prendía) y alguna cosita más, y este fin de semana no tengo nada para hacer. Aparentemente esto liberó mi cabeza para pensar de las suyas. Algunos episodios, sobre todo con Perro (el ser más bueno y gentil que conozco) y uno que otro mientras estaba con algún amigo intentando conversar, me hicieron repensar actitudes que tengo y mi estado mental en general.<br />Por ejemplo, ayer estaba en un café charlando con un amigo de algo importante, íntimo, trascendental, y en su camino a la salida un par de personas se nos pusieron encima para preguntar cosas de Perro, que estaba lo más pancho abajo de la mesa. Es decir, les importó un bledo interrumpir una charla y molestar al perro, ellas querían un poco de atención. Que si es hembra o macho, que cuántos años tienen, que si es el perro más lindo que jamás vieron, que si se parece a Toti, el perro de la vecina del primo de una tía. a) A mí qué carajos me importa. b) ¿Sos ciega, estúpida o simplemente te cagás en el prójimo? c) Si me hubiera levantado esta mañana de la cama pensando en evacuar dudas cinológicas, me hubiera sentado al lado de vos en tu mesa cuando entré al café y te hubiera preguntado qué necesitabas saber. No fue así, ¿no? No, no fue así. Cerrá la puerta cuando te vayas.<br />En Alemania, con todo el cariño que me despierta, o en Suecia, con todo el cariño en serio que me despierta, la gente es respetuosa. La única salvedad que recuerdo es que los camareros en Alemania son bestias, porque tienen menos tacto que una locomotora cayendo de un puente, pero son respetuosos en general. La gente no siente que tiene el derecho de venir a romperte las pelotas para lo que es, en definitiva, realmente sólo buscar atención. Y eso que les encanta escuchar el sonido de su voz. Los suecos son puro respeto. ¿Y sabés qué? Me acostumbré enseguida a eso. Uno se acostumbra rápido a lo bueno, y después lo extraña. En este experimento psiquiátrico que llamamos Argentina la gente está absolutamente convencida de que la simpatía es más importante que el respeto, es decir, ese intento de codificar las interacciones humanas que llamamos <i>reglas</i>. ¿Querés comentar algo? Dispará, aunque el tipo esté en el inodoro, o con un tremendo problema, o haya otras 30 personas atrás tuyo en la fila. Y la parte más linda es cuando decís algo, reaccionás a ese pisoteo de tu tiempo y tu paz, y te tildan de jodido, maleducado o intolerante. Imbéciles.<br />Estas cosas no me pasaban mientras vivía en Suecia, en Alemania, Suiza o incluso Italia, si bien los tanos probablemente eran más parecidos a los argentinos pero no me di cuenta porque nunca superé el período de luna de miel. Pasaban semanas sin que alguien me rompiera las pelotas, y acá no pasan 2 minutos. Preguntas sobre Perro me hacen cada 50 metros en una calle medianamente transitada, y parece que perdí mi derecho a salir a tomar un café y disfrutar de un mínimo grado de introspección, haciendo cosas como leer un libro o mirar por la ventana. No, mi trabajo, parece, es escuchar a los demás. Si eso no es <i>arrogancia</i> 50/50 con <i>me cago en el prójimo</i>...<br />Como dije, un par de estos episodios me pasaron estando con amigos tratando de tener una conversación, y me tuve que bancar adicionalmente la crítica por ser antipático o alguna estupidez así. Ok, soy antipático. ¿Y? Tengo todo el derecho. No jodo ni le falto el respeto a nadie, simplemente los paro o me voy a otro lado cuando intentan romperme las pelotas. También tengo todo el derecho a eso. Me exprimo la neurona pensando dónde está el problema, cómo puede ser que no sepan semejante pavada.<br />Eso me deja donde estoy: solo, sin nadie que me entienda. Probablemente la única persona que comparte mi visión de las cosas está al otro lado del mundo, en Melbourne, y casualmente también está solo y es, en general, antisocial como yo. Crucialmente (iba a decir "más importante", pero no estoy seguro de que realmente sea así), no tengo pareja. Esto se mezcla con muchos otros factores, como el hecho de que en Europa me "mal" acostumbré a que las mujeres sean mucho más razonables que las criaturas semiretardadas que ofrece Argentina, y que si te encuentran mínimamente interesante hagan algo para acercarse en lugar de subirse a un pedestal que sólo las argentinas asumen que existe. Ayer escuché de una chica algo que siempre pensé: eso de hacerse la princesa es el mejor método para asegurarte de que cualquier tipo que se te aproxime sea el que pase la prueba de la caza, la insistencia, y que no tenga nada de los valores que hacen a un hombre una buena pareja. Manga de pelotudas. Sí, hoy estoy así.<br />Ponele que tengo razón en todo. Ponele que el mundo es un asco y yo soy bueno. Estoy solo y así voy a seguir, cada vez peor. De hecho, esa es mi conclusión de estos días: estoy cada vez peor, cada vez más asqueado de estos bichos con los que tengo que compartir mi existencia, porque no logro tomar la suficiente distancia porque se me tiran encima para preguntarme estupideces sobre Perro porque de alguna manera están bajo la muy equivocada impresión de que quiero escucharlos y explicarles algo. Gente que no entiende el concepto de cruzar por la esquina se preocupa más por charlar de un perro con alguien que está en su mundo y tiene todo el derecho a que no lo acosen.<br />Pienso en mi madre, que de alguna manera no la extraño porque se puso muy chota en los últimos años y me educó demasiado rencoroso y no supo protegerme de los monstruos que acechaban y quedé así como estoy ahora y por más que descule todas las explicaciones no logro mejorar.<br />Y eso me trae a la naturaleza de Perro, que cada vez lo envidio más por ser tan hermoso de carácter. Y me pregunto cómo hacer para parecerme más a él y menos a mí. También me pregunto cómo es que me quiere tanto si a veces tengo las reacciones de mierda que tengo, pero se lo agradezco de corazón. Lo mejor de todo es que tengo la inteligencia de aprender de él, no al ritmo que me gustaría, pero aprendo, y también que lo adoro y lo aprecio no en función de lo solo que por lo demás me siento, sino porque él es adorable.<br /></p>Martínhttp://www.blogger.com/profile/10822609849208771779noreply@blogger.com0