viernes, 1 de octubre de 2010

hoy lloré =)



Qué lindo es ser argentino. Aunque tantos se esfuercen en exprimir a los de abajo, negarles sus derechos, aprovecharse de la ignorancia y hasta fomentarla... a pesar de esos, quiero ser argentino, de esos que hacen al país un poquitito mejor, de los que se animan a ser puntuales, cumplir con su palabra, pagar sus obligaciones, respetar los derechos del prójimo (aunque ese prójimos los desconozca), hacer sacrificios, y todas esas cosas que definen eso que llamamos "buena yerba". Espero poder ser así.
Un ejemplo que se me viene a la cabeza es el de cierto señor aficionado a manejar autos, así como quien no quiere la cosa. Era medio chueco y un poco pasado de años para dedicarse a correr, pero igual hizo un pequeño intento. Por casualidad el otro día estuve en Italia y pasé por Módena y había un galponcito donde unos pibes están tratando de aprender a hacer autos, y me encontré con esto:





PD: por si alguno quiere también escuchar la letra del himno...

15 comentarios:

Pablo dijo...

Y eso sin contar que tenemos la mejor carne del mundo y también las minas más lindas.

Julieta dijo...

Viste ? cuando estamos en nuestro país lo criticamos pero de lejos nos parece el mejor, aunque no lo sea..Es lindo ser argentino, ya lo creo, adoro a mi país a pesar de todo..Es verdad lo que dice Pablo, dónde vas a comer un bife de chorizo como el nuestro?
Un abrazo

Linda dijo...

Sin hacer menos la carne de Monterrey...muero por probar su carne, la que se come, (y la otra tambien podría ser) 100% Argentina, un bife de chorizo del que dice Julieta...azado por manos Argentinas...mmmhhh..
Saludos Martín.

Martín dijo...

Pablo, un par de veces por año, de puro cabeza dura, me voy a algún restaurante bueno por estos pagos (y estoy abarcando desde Estocolmo hasta Madrid, y desde Londres hasta Viena) y me pido un buen pedazo de carne. Y al final siempre me quedo esperando. Y más pobre. Mucho más pobre.
Es increíble: cuando todavía vivía en Argentina y escuchaba que la carne ahí es tan buena (de boca de nacionales y extranjeros por igual) pensaba que las vacas no podían ser tan diferentes. Una vaca es una vaca. Pero no. Muy ignorante, lo mío.

Martín dijo...

Julieta, no me parece que Argentina sea mejor que nadie (bueno, un par de lugares peores se me vienen a la cabeza). Lo que me hace llorar no es la comparación, no es el orgullo de ser argentino por creer que es un honor nacer ahí y no en otro lado. No miro con displicencia al vecino, sea boliviano, chino o finlandés. Simplemente veo que somos un crisol tan lindo de gente; sí, con defectos, muchos grandes incluso, pero de todos modos buena yerba. Y esta opinión no cambió ahora porque lo miro de afuera. Lo que sucede es que sigo los consejos de un amigo (ya muerto) que pasó por esto y me dijo que no me torture leyendo todo el tiempo cosas de Argentina y tratando de mantener una pata acá y otra allá. La migración es difícil, y hay lazos que es mejor ponerlos en 'pausa' y retomarlos cuando uno está de vuelta en casa. ¿Se entiende?
Al final, lo que quería decir es que no me gusta cuando escucho que alguien dice "me siento orgulloso de ser argentino" implicando que es mejor ser argentino que... no sé, mexicano, turco o alemán. Cada un debe sentirse orgulloso de lo que es, no por ser rubio, o morocho, o alto o bajo. Sino porque todos estamos destinados a la grandeza. Lo que falta es asumirlo, y aceptar los sacrificios que nos acerquen a ese destino.

Martín dijo...

Linda, hace unas semanas, caminando por Ámsterdam, me fijé que estaba plagada de restaurantes "argentinos" donde te vendían lo que en inglés llaman "road kill", al precio de uranio enriquecido y como si te lo sirviera Michelle Hunziker vistiendo solamente Chanel Nro 5.
Así que, muchacha, a amarrocar todo lo que pueda, que apenas aterrice en Ezeiza y se abra la escotilla del Aeromexico hay que saltar del avión al taxi, y de ahí a "Siga la Vaca" en Puerto Madero.
Después me contás.

Pablo dijo...

Linda yo hago asado todos los fines de semana, digo ya que llegaste a Ezeiza...

Linda dijo...

Martín..Pablo...Un dia..un dia cumplire mi deseo..luego les platico..

Juan dijo...

Me gustó verte asi, Martín. Es un paso. Argentina te hace bién. Recuerda quién eres cuando empieces a dudarlo. Un saludo.

Julieta dijo...

Bien lo que decís, no se puede estar orgulloso por haber nacido en ...., ni desdeñar a los demás..Somos como somos, y supongo que debe ser difícil el transplante, no sólo a otro país sino dentro mismo de Argentina..No me acostumbraría a vivir en la paz del interior, por ejemplo, protesto contra el infierno que es Buenos Aires pero no me iría..
Por supuesto que a veces las cirscunstancias nos obligan y no nos queda otra que adaptarnos mal o bien..

Anónimo dijo...

Todos los pueblos tienen lo suyo, ese tinte propio en la simpleza de su gente y costumbres (costumbres buenas y costumbres odiosas). Como dices tú -y qué agrado que lo digas- no es que un país sea mejor que otro. Es que es distinto no más, y por lo general a uno le toca nacer y criarse en un sólo lugar, y casi inevitablemente se quieren esas raíces. Y casi inevitablemente también se extrañan cuando se está lejos.
La parte de tu post en que describes cómo te gustaría ser como argentino me identifica plenamente, pero como chilena. Acá pasan tantas cosas insoportables, que yo quiero aportar desde la diferencia, y transmitírsela a mi hijo como mis padres me la transmitieron a mí.
Un saludo, Martín!

Martín dijo...

gracias, Juan. A mí también. Supongo que haber comprado pasajes a casa me alivió la indigestión. Eso, y los 4 días en Italia investigando cuestiones viales y culinarias. Todo en nombre de la ciencia, claro =P

Martín dijo...

Julieta, lo del transplante es muy cierto. Como premio consuelo, supongo, trato de aprovechar la oportunidad y aprender todo lo bueno que hay acá, y espero poder importarlo a Argentina. Puntualidad, por ejemplo. Y no me refiero a la puntualidad psicopática por la puntualidad en sí (como el sábado, con 32 invitados llegando en un espacio de 3 minutos a un cumpleaños), sino el respeto por el tiempo de los demás, el respeto a lo pactado. Pero también es un desafío conservar las cosas buenas que traigo, como el dar sin esperar recibir, por el simple placer de dar. Eso, por ejemplo, me hace sentir orgulloso.

Martín dijo...

¡Gracias Almudena! Que conste que siempre te leo en tu blog, pero a veces simplemente no tengo nada para agregar que no sea repetir lo que vos escribiste o alguien te comentó.
O a veces directamente no creo esta a la altura, sobre todo al no tener hijos (todavía).

Anónimo dijo...

Comenta cuando quieras, libertad abosluta. :)
Acabo de ver Luna de Avellaneda. Peliculón. me emocionó y todo. Qué bueno es el cine argentino!