lunes, 23 de agosto de 2021

cuánto cuesta tu cariño

Hola, me llamo Martín, y nunca tuve un perro. Y entonces compré a Perro, un pastor australiano que, dicen, es la segunda raza con más energía. Mucho perro, poco dueño. Pero si puedo medianamente dominar una Kawasaki 1400 de 300 kg, no me va a ganar una bola de pelos y mimos de 24 kg, ¿no?... ¿No?...
En algún lado encontré un artículo que usaba un número para comparar razas: los km diarios que podía correr un perro típico de cada raza. El único perro no pastor en la lista era, justamente, el número 1: el husky siberiano, que puede correr la obscena cantidad de 80 km por día, todos los días, y el doble de eso si se lo deja descansar. ¿Segundo? Los Aussies, que pueden correr 30 km. Otras razas similares (Border Collie, ovejero alemán...) andan en los 20-25 km por día, y todos perros de trabajo, específicamente pastores. Tal es la fama de los pastores australianos, que en cualquier artículo sobre el tema usan fotos de uno para ilustrarlo. Y además porque son los bebotes más lindos que hay, claro.
Esos y muchos otros artículos hablan de si un perro de una raza babea, o pierde pelo, o es agresivo, o tiene tendencia a la displasia de cadera. Pero lo que no dicen los artículos es el amor que tienen los perros adentro listo para dedicárselo a la persona que ellos adopten como su amo. En los tres años y medio que hace que llegó a mi vida este angelito, además de limpiar vómito y caca en todas sus consistencias, entendí que decir que un perro es una compañía equivale a decir que el Titanic es un bote. En mi cabeza, lo que yo antes pensaba que era algo un poco más animado que un florero se ha convertido en un ser que merece toda mi admiración y agradecimiento, y cuando escucho que existen cosas como el Festival de Yulin, en China, me da una vergüenza de escala tectónica pertenecer a la misma especie que esos animales hijos de puta. Un perro, mi perro, por ejemplo, es al amor lo que un balde de polonio a la radiación, y se le suma una fuente inagotable de humildad, dedicación, atención y todo lo que un alma necesita para sentir que la vida tiene sentido en las situaciones más desfavorables. Y si eso parece poco, también me enseña con el ejemplo a ser mejor ser humano, más empático, más paciente, más respetuoso, más comprensivo, más todo un montón de cosas que simplemente me hacen más valioso como persona. Me estoy replanteando cosas profundamente enterradas en mi personalidad y que siempre me han saboteado en mi vida y no sabía cómo cambiarlas, y peor, no sabía qué era lo que estaba haciendo mal, qué tenía que cambiar, y en qué dirección cambiarlas. Me ilumina el camino, mi propia alma, y mi existencia. Y todo por una bolsa de alimento balanceado cada mes y medio. Y la atención que necesita (salidas, juego, cepillado, etc.) que antes pensaba que eran parte de mis obligaciones, ahora entiendo que son un honor y un privilegio y algo que disfruto más que casi todo lo que se me ocurre hacer con mi vida. Incluido andar en moto.
Haciendo un poco de historia, y sin revelar números pero respetando la escala, cuando decidí comprar un pastor australiano descubrí que era una de las razas más caras. Un perro bastante equivalente en capacidades y carácter es un border collie, que a mi juicio tiene el mismo valor (pastor, inteligente, compañero, amigable, esperanza de vida, tamaño) y sin embargo el precio es unas 10 veces menor que el de un pastor australiano. Inexplicable. Por si esto fuera poco, desde que empezó la pandemia de merda que tenemos circulando, el precio de estos bichitos hermosos prácticamente se triplicó. En febrero de 2018, cuando lo compré, pagué €9, y hubiera sido unos €3-4 más si fuera un idiota que lo hubiera querido con papeles para ir a desperdiciar mi vida haciendo que se pare como idiota delante de unos idiotas y colgar idioteces con brillitos en la pared de mi casa. ¿Cuánto piden hoy en día? €27. ¿Por qué? Por qué cuando uno habla con criadores se arrogan el mérito de tener la cura para la superpoblación, el hambre, el cáncer, los terremotos y las guerras en todo el mundo, ellos solitos y con una mano atada en la espalda. Son la "ocupación" más autoendiosada que conocí en mi vida, peor que los escribanos o las influencer. Por supuesto que hay que tener conocimientos, por supuesto que hay que testear padre, madre y cachorros por diferentes cuestiones genéticas propias de la raza, por supuesto que hay gastos. ¿Pero hay 10 veces más de estos costos que para un border collie? No. Así que la respuesta pasa por otro lado, tan asqueroso como el de las farmacéuticas que fabrican y manejan los precios de cosas como la insulina en EE.UU.
Una vida sin Perro me resulta simplemente inimaginable. La vida antes de él era una nube de ignorancia. Es una de esas cosas que cuando las probás por primera vez despiertan áreas de tu alma que no sabías que tenías, resuena con ellas, las siembra con flores y lavanda y vainilla y sombra tranquila y sol calentito y ruido a arroyo manso con piedritas en el medio y nubes con formas simpáticas. Y estos hijos de puta criadores controlan la válvula aumentando exorbitantemente sus ganancias mientras la gente, como idiotas, pagan el precio que piden por algo que no aumenta su costo y tampoco (no puede ya más aumentar) su valor.
Entiendo el tema del mercado, oferta y demanda, etc., pero incluso en ese paradigma hay cosas que se salen de la norma y por buenas razones. Espero que alguien (y no descarto que sea yo) eche por tierra este modelo de negocio de esta gente y se largue a criar estos angelitos a precios razonables.