sábado, 16 de noviembre de 2013

idas, venidas y vueltas

La depresión es un asunto delicado, y para complicarla, cada afectado es un mundo. Hay muchísimas pastillas disponibles para "tratar" este asunto, donde el proceso de ver cuál es la que ayuda a cada paciente es como jugar a la ruleta rusa pero con 5 balas en el tambor. La mayoría son medicinas usadas para otras cosas y que se les descubrió efectos sobre la depresión en un pequeño porcentaje de personas. Las otras son un coctel de las anteriores, con la esperanza de poder bajar los efectos secundarios de un ingrediente en particular y reforzar el efecto perdido agregando de los otros. También los hay que no se tiene idea de qué es lo que hacen, o apenas si se diferencian estadísticamente de un placebo, pero alguien asegura que le ayudó. En cualquier caso, la pastilla que le ayuda a uno puede o no ayudarle a otro, con los mismos efectos colaterales o peores o ninguno. Estos incluyen, sin limitarse, disfunciones sexuales, alimenticias (ganancia o pérdida de peso), del sueño (insomnio o cansancio), agresividad, pasividad, problemas de concentración, tendencia al suicidio y otras preciosidades.
Tentador.

Hace unos 2 ó 3 años, al final de mi carrera medicamentosa probé Johanniskraut (Hierba de San Juan) que es  una planta cuyo principio activo es nada más ni nada menos que un ISRS o Inhibidor Selectivo de Recaptación de Serotonina. Fue el coletazo de ballena antes de mandar a la mierrrrrda a mi aquél entonces psiquiatra que no hacía más que usarme de conejo de pruebas para los brebajes que la angelical industria farmacéutica nos regala. Esta hierba, a diferencia de otros ISRS, resultó ser mucho más inofensiva en términos de contra-indicaciones y efectos colaterales, pero igual de inefectiva en producir algún cambio apreciable en mi condición. Ergo, después de un par de meses pasó al olvido y me concentré en la terapia cognitiva que venía haciendo.
Hace algunas semanas la cosa se complicó. Pasaron cosas y la situación se hizo desesperada. El médico insistió en volver a intentar con medicación, y la única pastilla a la que accedí fue la Hierba de San Juan, no por su efectividad sino por su piedad a la hora de destruir el resto de mis capacidades.
Y sin embargo... voilà. En pocos días el telón oscuro que arenaba cualquier placer de todo lo que se me presentaba se levantó y empecé a sentirme mejor.
¿Qué cambió? Novia no está más en mi vida. Eso eliminó una fuente constante de frustración y tensión. Empecé a entender algunos trucos de cómo evitar la tensión, a cagarme en más cosas y a priorizar mi bienestar en lugar de relegarlo. Más que eso no puedo agregar. Realmente es básicamente un misterio por qué ahora esta píldora funciona y antes no, pero así es y, para ser honesto, a quién joraca le importa, ¿no? Mejor disfrutar el calorcito antes de que pase la próxima nube. Y en eso estoy.

2 semanas, 3 días, 23 horas y 48 minutos

martes, 22 de octubre de 2013

cómo tostar castañas (gracias Matteo)

Anoche tuve una de esas vivencias que me tendrían que haber pasado con mi padre, que en mi caso fue inexistente a todos los fines prácticos.
Resulta que desde que a novia le agregué el prefijo ex-, tengo una habitación de más por la cual pago mucho y además es deprimente vivir solo, como si me hicieran falta más cosas deprimentes. Así que desde hace unos meses la alquilo y en este momento vive un tano de Milán. Una maravilla el tipo, más limpio que un cirujano, amable, educado, paciente con mis cambios de ánimo, respetuoso, paga a tiempo... una maravilla el tipo.
Anoche, entonces, le mostré una bolsa con castañas que me regaló una amiga. Octubre es la época en el hemisferio norte. En Berlín o Lisboa las venden en la calle, tostadas y en una bolsita de papel. Y Mr. Milán me contó que cuando era chico las tostaba y comía con el padre cuando iban a una cabaña que tienen en los Alpes. Así que decidí usar su sapiencia y éstas fueron sus indicaciones, que las reproduzco como un servicio comunitario =)

1. hacerles un corte con un cuchillo puntiagudo y filoso, porque al calentarlas liberan gas que tiene que salir por algún lado; si no, revientan.

2. se pueden tostar en el horno o en una sartén. Yo las puse en el horno a 200 grados unos 20 minutos. Eran unas castañas más bien chiquititas. Las grandes necesitan hasta media hora. Si no se tuestan bien se hace difícil pelarlas.

3. aunque están a 200 grados cuando uno las saca del horno, las castañas se enfrían relativamente rápido y además la cáscara es un material que conduce muy mal el calor, así que con esperar un par de minutos es suficiente para poder agarrarlas con la mano. Pero eso es la cáscara. El interior quema como la gran pu... así que no confiarse.

4. el mejor truco: mientras las estamos comiendo, si encontramos una particularmente buena, redondita y fácil de pelar, apartarla para el final. Por alguna retorcida interpretación de las leyes de Murphy, la última castaña que comamos va a tener un gusto amargo feo. Mejor tener una en reserva que nos deje un gusto rico.

domingo, 20 de octubre de 2013

al final

Otras veces, después de contar dónde estuve y lo que más me impresionó, también puse un resumen de los números que se generaron en el viaje. No voy a andar rompiendo tradiciones, yo.
Viajé durante 16 días y 9 horas. Salí de casa en Múnich el viernes 28 de junio a las 9 y media de la mañana, y volví a mi casa el domingo 14 de julio a las 6 y media de la tarde.
En total hice 6133 km.
Gasté 327 litros de combustible.
Pasé 69 horas andando en la moto.
Alcancé una velocidad máxima de 190 km/h, según mi GPS, y esta vez sí fue en la Autobahn alemana.
Tomé 5 barcos transbordadores y hubiera habido un sexto de Suecia a Dinamarca (Helsingborg a Helsingør) pero en su lugar seguí un poco más al sur y crucé el famoso Öresunbron (puente de Öresun) entre Malmö y Copenhague.
No usé mucha goma (la mitad de la trasera y menos todavía de la delantera) porque los límites de velocidad son muy estrictos y no respetarlos es demasiado caro. En este sentido los finlandeses son los más extremos. Y en los países más relajados, la ruta estaba en mal estado. Pero sobre todo, usé poca goma porque no quería que me pase lo del viaje a Irlanda, que tuve que cambiar la de atrás en un pueblo al norte de Edimburgo.
Dormí en:
  - 2 Bed & Breakfast
  - 5 casas de amigos
  - 5 hoteles
  - 1 cabaña
  - 2 barcos
Gasté 1803,03 euros, de los cuales fueron:
  -  €495,65 en combustible
  - €516,70 en alojamiento
  - €438,38 en comida, entradas a museos, postales y tonterías
  - €352,30 en transbordadores
Como siempre, la moto me dio exactamente cero problemas y no gastó una sola gota de aceite.
Durante el viaje conocí poca gente, pero a los que guardo en el corazón. Más que nada me acuerdo de la pareja en Muhu, Estonia, dueños de las cabañas donde me quedé. Tenían mucho amor por lo que hacían, y en una actitud muy humilde y generosa hicieron hasta lo imposible por comunicarse conmigo en sus migajas de alemán e inglés. Yo apenas podía decir "gracias" en estoniano, y ya me lo olvidé. Me hablaron de cómo Estonia, en sus 1000 años de existencia, ha sido libre por 22. Y me mostraron su casa y me hablaron de sus inviernos y veranos, y de las personas que se han hospedado. Fue el lugar que menos me gustó cuando llegué, y el que más me dolió dejar cuando me fui.

Esto ya lo escribí pero lo repito porque me fascina y se confirma una y otra vez:
Dicen que del árbol de las intenciones salen muchas flores, pero pocos frutos. Hay que salir a perseguir los sueños, hay que tener un amante. No uno que nos degrade porque engañamos a nuestra pareja, sino uno que nos excite la imaginación. No estamos muertos hasta que cierren el cajón.

El hospedaje que más me gustó: el lugar donde mejor me sentí fue en Uppsala, donde visité a una amiga argentina que no veía hace varios años y me hizo empanadas. ¡Gracias, Leti!

No fue un viaje con grandes hitos paisajísticos, más bien poco interesante en ese sentido. Lo que más me quedó fue el atardecer en Palanga, en la costa de Lituania. Por algo es famoso.

La ruta que más disfruté: la A93 que me sacó de Alemania lo más rápido posible.

La comida que más disfruté: por sabor y por descubrimiento culinario, diría que los cepelinai en Vilna, en Lituania. Me los recomendó una amiga Lituana y no dejo de agradecerle. Eran tan ricos que fui dos noches seguidas al mismo restaurante y pedí exactamente los mismos, porque los hay con diferentes rellenos y salsas. Pero en lo que se refiere a disfrutar una comida, hay un restaurante italiano en Kuressaare, la capital de Saaremaa, la isla grande al lado de Muhu, en Estonia. Unos ñoquis a la gorgonzola que eran excelentes, y tenían una biblioteca con libros en muchos idiomas. La atención fue amigable, relajada... no sé, me sentí bien. El día en general fue lindísimo y ese lugar redondeó una buena jornada de tranquilidad y paseo.

El mejor lugar que visité: no puedo decidirme. Miro las fotos para tratar de ver si algo en particular me gusta más que el resto, pero la verdad que fue un viaje más apacible y menos excitante que el de Irlanda, que pasó a la historia como el mejor de mi vida, hasta ahora. Sin embargo, una rareza o perla sería los cráteres de los fragmentos de meteorito que cayeron en el centro de Saaremaa en Estonia.

La persona más interesante: la pareja en Muhu =)

Moraleja: viajar es lo mejor que hay para el alma, además de ver crecer a mis sobrinos.

miércoles, 16 de octubre de 2013

3ra parte: Tallin - Múnich

El martes a medianoche me tomé un transbordador de Tallin a Helsinki. En teoría, el cruce dura dos horas a monedas, pero en algún momento el barco se detiene para que uno pueda pasar la noche a bordo y dormir en un camarote, y llega tipo 7 de la mañana a Helsinki.

 la catedral de Helsinki... nada para arrancarse los pelos

Por una de esas casualidades, conocí a alguien en el trabajo que resultó ser de Helsinki, y me dijo lo mismo que otras personas que la visitaron: más de una noche no vale la pena. Y en mi experiencia, si el clima está pedorro como me tocó, en una mañana y monedas se abarca todo lo que hay para ver y ya dan ganas de irse. La verdad que la ciudad en sí no me pareció mejor que ninguna otra capital que haya conocido. Salvo el mercado del puerto, que está buenísimo, lo demás vendría a ser una Gotemburgo en blanco y negro y hasta de bajo contraste. Qué le voy a hacer: no me impresionó para nada. Así que seguí camino a Turku, donde me esperaba el cruce a Estocolmo y, otra vez para matar dos pájaros de un tiro, con la misma mecánica que el anterior de dormir en el barco.
En Suecia iba a pasar la noche en la casa de una amiga que también es de Mar del Plata y que vive en Uppsala, pero como desembarqué a las 5 de la mañana, me dijo que por mi propia seguridad ni se me ocurra aparecerme a esa hora. Y además tenía que trabajar así que primero me fui a mi querida Estocolmo, que parece que los años solamente la hace más linda.
Desayuné mi cafecito con un muffin (no sé cómo se llama en castellano) y me fui a pasear y a hacer tiempo hasta la hora autorizada. Después me fui a Uppsala, almorcé una pizza con kebab, una especialidad de los turcos viviendo en Suecia y que la recomiendo de todo corazón.

café en la Gamla Stan (ciudad vieja)

juego de luz y colores entre los edificios en la Gamla Stan

 casco de los soldados que vigilan el palacio en Estocolmo

Al día siguiente fue la maratón a Copenhague, porque de Uppsala hasta Dinamarca son 700 km y no había mucho margen. Por suerte llegué al hotel tipo 4 de la tarde sin novedades, salvo que el puente de Öresund costó €25 y no los €9 que yo pensé. Vaya uno a saber de dónde saqué el dato =(
Para los que no hayan estado nunca por estas latitudes y longitudes, habrán igual oído que Escandinavia es cara. En general se puede decir que Suecia y Finlandia están a la par, con precios un 40% más altos que, por ejemplo, en Alemania. Noruega tiene fama por ser el lugar más caro de todos, incluso para los otros escandinavos. La que se olvidaron de mencionar fue a Dinamarca. Es un ROBO. Un postre en restaurante decente costaba €10. ¡¡¡DIEZ EUROS!!! Me dio tanta bronca que decidí negarles mi duramente ganado sueldo y me limité a comer un sándwich en una estación de combustible. Juro que no lo hice de tacaño, sino porque realmente me pareció que si pagaba esos precios, era cómplice de robo. Eso sí, la capital muy linda, hay que decirlo.

el puerto tradicional de Copenhague

atardecer en Copenhague

El sábado, para hacer honor a eso de que "todo lo bueno se acaba", tomé el transbordador de Gedser a Rostock, en Alemania, y de ahí a Berlín a visitar amigos y pasar la última noche de mis vacaciones.

un velero en el Mar del Norte

Y el domingo, después de muchos malabares para conseguir una mesa en algún café en Berlín y disfrutar de esos desayunos espectaculares, vuelta a Múnich. Et voilà!

martes, 15 de octubre de 2013

2da parte: Varsovia - Tallin

Varsovia, como me habían dicho, es una muestra ejemplar de la Polonia sovietizada y como tal muy interesante, pero como destino puramente turístico no aconsejaría más de una noche o dos.
Mi siguiente parada fue Vilna (Vilnius), la capital de Lituania, el primero de los 3 países bálticos viniendo desde el sur. Vilna es una ciudad hermosa de sólo 400 000 habitantes, comparada con los 2 millones y medio de Varsovia, y que uno puede recorrer prácticamente a pie.
Me quedé en la casa de un italiano hermano de una conocida en Múnich, y que a veces tiene una habitación libre y alquila. Costaba lo mismo que un hotel, pero quedaba a una cuadra del centro y tenía lugar para la moto.

 La catedral de Vilna

La ciudad es una belleza, se recuperó rapidísimo de la época soviética y, por sobre todas las cosas, tiene las mujeres más lindas que yo haya visto. En Argentina hay mujeres bellísimas, pero hay que escarbar, y además también hay cachavachas. En Suecia las mujeres también son hermosas y no hay que escarbar, pero son nórdicas, o sea que, como dijo un amigo, son perfectas para verlas cuando van en auto porque son preciosas de la cintura para arriba. Por lo demás, son un querubín: no tienen culo (perdonando mi francés) y no son femeninas. Pero las lituanas son hermosas y femeninas, incluso simpáticas, y creo que no vi ninguna que calificara ni remotamente para "fea". No quiero dar cátedra como si supiera de lo que estoy hablando porque estuve apenas 3 días en el país, pero la primera impresión fue fantástica.

una mami paseando al nene en Palanga, en la costa de Lituania

Después de un par de días seguí camino pero antes de pasar a Letonia paré en Klaipėda, donde pasé la noche. La ciudad en sí no es de locura pero queda justo al norte de la laguna que forma esa lengua de tierra que comparten Lituania y Rusia, con ese exclave donde está Kaliningrado. En esa lengua, decía, se forman unas dunas hermosas con sus correspondientes playas a la orilla del báltico, que en verano se llenan de rusos que se lo pueden permitir.

esa torre que se ve a lo lejos es una antigua torre de vigilancia entre el territorio ruso y el lituano, y que hoy se ha reemplazado por métodos más modernos que un pobre Iván partiéndose de frío y aburrimiento

Llegando a Letonia el cambio de aire fue inmediato. Pareciera que este país estuviera dormido, con el alma aletargada y su gente sin ganas de que los molesten (más). La reconstrucción de los edificios y su remozado, la recuperación después de años de desidia, parece que todavía no les agarró muy fuerte. Las personas son más cerradas y serias, como con fastidio. No tuve ninguna experiencia negativa en sí, pero se notaba la falta de capacidad de recuperación y ejercicio de su nueva situación política y económica. Muchas casas residenciales, alguna vez hermosas, abandonadas. Una pena. Las calles sin mantenimiento, mucho peor que en Polonia, famosa en Europa occidental por sus historias de baches gigantes (que yo no vi).

no todo está perdido y el centro viejo de Riga está en proceso de recuperación y renovación.

 
en el centro de Riga, una banda de músicos callejeros vestidos como viejitas... y tocaban genial

Después de disfrutar dos días en Riga seguí camino a Estonia. Quería cortar un poco el viaje en dos así que me busqué un alojamiento un poco desacostumbrado para mí: una cabaña en la isla de Muhu. Resultó ser, como decirlo, borderline. El baño, a 20 metros de mi cabaña, era una letrina. Bien hecha, pero letrina. Hay que probar de todo, dicen. La ducha también estaba en otra cabaña, junto con el reglamentario sauna que debe estar en cada hogar estoniano o finlandés. Y encima reservé 2 noches.
Le puse ganas al asunto y decidí quedarme y ver qué pasaba, y al final la pasé bárbaro. Mucha naturaleza, buenas rutas (pocas curvas) y todo muy pausado. Resultó, además, que pude charlar mucho con los dueños, una pareja de unos 70 años que me contaron lo mismo que en Lituania y Letonia, y en contraste con el resto de Europa: en la época de ocupación nazi (1941-44) la tuvieron livianita. Primero por ser eslavos, y segundo y más importante, porque antes de ese lapso de 3 años fueron parte del imperio ruso, y después parte de la Unión Soviética, con todos sus encantos. Mientras los alemanes mataban judíos a todo ritmo y dejaban al resto de la población más o menos tranquilo, los rusos no le hacían asco a nada y sus métodos no eran tan elegantes. Quedé pasmado.
Después de las dos noches (de sábado a lunes) en Muhu me fui a la capital, Tallin, que es una hermosura salvo que es mucho más turística que Riga o Vilna. Pasé la noche en la casa de un amigo de un amigo, y después del desayuno me despedí y me fui a recorrer la costa norte de Estonia, entre Tallin y la frontera con Rusia.

playas del norte de Estonia

una belleza de molino de viento, muy común en el área, transformado en cuartos de hotel

viernes, 11 de octubre de 2013

receta para una tarde lluviosa

Se agarra un hombre de mediana edad, se lo saca de una de las ciudades más lindas que existen y se lo mete en una lata con alas por unas 13 horas. Es importante estrujarlo, sacudirlo y mantenerlo en vilo para que no se duerma en ningún momento. Cuando ya es un estropajo, ponerlo en una lata más chiquita, haciéndolo formar fila, sin hablarle ni contestarle el saludo siquiera, con menos espacio entre asientos que en la primera lata, y calorcito. Ese que viene de la ingle de las personas. Olor a pueblo. Olor a usado. Olor a pueblo usado. Húmedo y calentito. Al final, cargarlo con 25 kilos y mandarlo a casa bajo la lluvia, no sin antes recordarle que está en uno de los peores, menos inspiradores lugares en donde puede depositarse a un ser humano.
Bienvenidos a otro vuelo EZE-MAD-MUC.
¿Alguien que le sobre un poquito de cicuta?

domingo, 25 de agosto de 2013

países que visité

Encontré una página donde uno puede armar un mapa mostrando por ejemplo los países donde estuvo, y como me resultó simpática la usé. Este es el resultado. En total 37 países, aunque algunos son un chiste, más un juego administrativo que países en el sentido tradicional de la palabra, como Liechtenstein o San Marino, que estuve, o Mónaco o Andorra, que no estuve... Me encanta viajar y me parece que si uno puede, es casi una obligación hacerlo.
Mark Twain decía que viajar es fatal para el prejuicio, la intolerancia y la estrechez de mente; una visión más amplia de las cosas no puede adquirirse vegetando en una esquina chiquita del mundo toda la vida. Siendo que el mundo tiene tanto de esa intolerancia, prejuicio y estrechez de mente, trato de contrarrestar viajando para que mi alma no se pudra más de lo que está.
  1. Argentina
  2. Brasil
  3. Paraguay
  4. Uruguay
  5. México
  6. Portugal
  7. España
  8. Francia
  9. Italia
  10. San Marino
  11. Ciudad del Vaticano
  12. Croacia
  13. Bosnia y Herzegovina
  14. Suiza
  15. Liechtenstein
  16. Hungría
  17. República Checa
  18. Austria
  19. Eslovaquia
  20. Eslovenia
  21. Alemania
  22. Luxemburgo
  23. Bélgica
  24. Holanda
  25. Inglaterra
  26. Irlanda
  27. Irlanda del Norte
  28. Gales
  29. Escocia
  30. Polonia
  31. Lituania
  32. Letonia
  33. Estonia
  34. Finlandia
  35. Suecia
  36. Dinamarca
  37. Noruega

día de lluvia

Anoche se largó la lluvia y dice el pronóstico que hasta el miércoles no para. Y como uno tiene depresión... mala combinación, aunque rime. Me gustaría contar cómo mejoró todo después de separarme de mi novia y empezar una nueva etapa, sin el estrés de tener que lidiar con una persona que no me llenaba. Trabajar en convencerse a uno mismo de que es normal, que es uno el intolerante, que va a mejorar y qué sé yo cuántas cosas más... Es demasiado trabajo y consume por dentro. Es ir contra la propia naturaleza y eso es en general una mala idea. Así que cuando acepté esa realidad y tomé y ejecuté la decisión de separarme, en espacio de una semana me sentí casi como nuevo, con fuerza, esperanza, determinación y ganas de empezar de nuevo. Limpiar mi departamento de las migajas de la relación fue un trabajo titánico que todavía no completé pero ya casi. El costo emocional es brutal y no creo que haya ser con alma y corazón que pueda salir de una situación así sin experimentar una miseria espantosa. Pero hay una luz al final del túnel y hay que agarrarse de eso, porque la alternativa es morir aplastado por la nostalgia y los recuerdos. Y mientras más rápido mejor, como despegarse una curita.
Desafortunadamente, por algún motivo que se me escapa, la depresión no se fue sino que solamente se fue a dar una vuelta y, como un perro fiel, volvió. De a poco se fue asentando y en los últimos meses empezó a hacerse cada vez más fuerte y agresiva, al punto de que a veces se me hace difícil respirar, no solamente por falta de ganas, sino físicamente difícil. Implica que voy a seguir vivo, prospecto que suena más a amenaza que a promesa.
Está claro que si bien no es la solución, ir a casa por unas semanas es una muy buena alternativa para recargar las pilas. El trabajo y otros compromisos me impiden apagar esta computadora y salir al aeropuerto, pero en dos semanas lo voy a hacer.
Vida, que no es un ser ni ente concreto a quien reclamarle nada, se convirtió ya hace demasiado en un sacrificio sin promesa de ningún premio. Las derivaciones de esto son macabras para el vulgo, pero se asoman con cada vez más ganas y tengo que, casi literalmente, salir corriendo para que no me alcancen.

1ra parte: Múnich - Varsovia

El viernes 28 de junio estuvo todo listo. Estuve preparando el viaje desde febrero, planeando la ruta, los lugares para visitar, buscando hoteles, contactando amigos en el camino y reservando transbordadores. La moto pipí cucú. Un servidor bañadito, afeitado y bien dormido.


Primer parada para pasar la noche: Opole, sur de Polonia. Dejé Múnich a las 10 de la mañana y llegué a Praga un poco después del mediodía. Paré en frente del Rudolfinum, hogar de la Filarmónica Checa, a hacer la foto de rigor y después de comer algo rápido en una estación de servicio, seguí camino.


Llegué a lo de Mariusz, un amigo de mis años en Osnabrück, como a las 7 de la tarde. Moto a la cucha, baño, jugar con el perro y salir a comer con Mariusz y señora. Como siempre, un placer. Mariusz es un tipo al que respeto mucho. Es de esos que exagera para enfatizar el mensaje, pero si uno se acostumbra es fácil disfrutar de su compañía, y mucho. Adriana es una mujer de primera, balance perfecto entre ama de casa, madre y profesional, que sabe delegar en el marido cuando no llega sola, y sabe cuándo hacerle la vida más placentera eligiéndole los zapatos y la corbata adecuada para la ocasión.
Sábado a la mañana, después de un desayuno pipón (what else?) salí para Cracovia. Es una ciudad que si bien la escuché nombrar, nunca se me había ocurrido realmente dedicarle una visita, pero todos los polacos que conozco me dijeron que es mucho más linda que Varsovia, que de hecho es la capital impuesta por los soviéticos, siendo Cracovia la original. Polonia, por si alguien me pregunta, es un país prácticamente exótico para los latinoamericanos y llena de lugares hermosos, ciudades y paisajes, y con gente con la que uno se encariña fácil.
En fin, uno de los atractivos turísticos más importantes de Cracovia es el barrio judío y me lo dejé para otra ocasión. Hay una visita que lleva medio día a las minas de sal, igual que el campo de concentración de Auschwitz, que también me los dejé en el tintero. En su lugar, me comí una hamburguesa casera de 300 gr. con gorgonzola, tomate y lechuga. En la vida hay que tener las prioridades claras.

la Gran Hamburguesa, también conocida como Me Cago en Ronald

las plazas de Cracovia están llenas de palomas caraduras

sin palabras...

bote de excursiones por el río Wisła (Vístula en español)
 
 
algunos chicos patinando el atardecer en la explanada

Domingo arriba temprano, poner todos los bártulos en la moto y encarar para Varsovia. Como me lo anticiparon, es una ciudad con altos y bajos, cosas para evitar y cosas para no perderse. La huella dejada por la época soviética se respira y si uno, como yo, sabe que no incluyó Kaliningrado en este viaje, viene a la mente eso de que para muestra vale un botón. Preferí guardar los €60 de la visa para en el futuro ir directo al corazón de la cuestión: Moscú. Aquellas cosas que no hay que perderse en Varsovia son el centro viejo y... no sé, no se me ocurre nada más. Valió la pena, pero no tengo pensado volver.

el famoso Trabant (Trabbi), un auto de fibra de vidrio, motor de dos cilindros y dos tiempos, típicamente 600 cm³ y 20 CV, hecho a mano, que para recibirlo había que esperar 10 años después de encargarlo, un sueño de eficiencia para ENTel

gorrión bañándose en la fuente del mercado en Starego Miasta

 el Palacio de la Cultura y la Ciencia, una belleza por dentro y por fuera, pero que representa subyugación y frustración para los polacos

casi saliendo de Polonia, cerca de la frontera con Lituania, la Policía de Control de Aduanas. Tienen 30 motos como la mía en servicio en todo el país, y se encargan sobre todo de romperle las bolas y exprimir un poco a los camiones de transporte de mercaderías que vienen de los países bálticos, que comercian con Europa occidental desde que la URSS cayó y la UE se impuso

domingo, 4 de agosto de 2013

60/20

Tengo una compañera de trabajo que es también mi amiga. Nos conocimos hace 6 años y de movida nos caímos bien mutuamente. Tiene tres chicos: el más grande tiene 16, el mediano 40, y el más chico 9, en orden de madurez. A los efectos legales, el mediano también recibe el título de "marido", el muy guacho.
No puedo decir que esté enamorado de ella pero tampoco podría negarlo contundentemente. Hasta donde mi imaginación llega, este tipo de situaciones terminan mal salvo en las películas, así que hace años que simplemente disfruto de su amistad sin esperar nada más.
Pero hay un problema: fija el estándar para posibles novias. Y lo fija alto. Desde que tengo interés por las féminas y miro películas al respecto (Antes del Amanecer, por mencionar una) me queda claro que las relaciones más hermosas que me puedo imaginar son basadas en una amistad preexistente, cuando las dos personas se conocen en un ambiente donde la consumación sexual encuentra una barrera (tan agujereada últimamente) y los rasgos más profundos de un ser humano pueden descubrirse, sopesarse, digerir. Eso lleva tiempo y concentración, y el sexo apura y distrae. Quema etapas, confunde y decepciona.
Como decía, esta amiga que ocupa un lugar tan especial en mi vida no es para mí. La realidad, lo que las películas no tienen tiempo ni quieren mencionar (arruinaría la historia), no lo permite. Me costó mucho aceptarlo, pero por lo menos acepté que lo tengo que aceptar. Ya es algo.
Y sin embargo el problema mayor persiste: en mi vida tengo una mujer linda e inteligente, buena yerba, con la que disfruto pasando el tiempo, y menos de eso no quiero. Y no abundan.
Este fin de semana es el primero que paso en casa solo y sin distracciones. Quizás demasiado solo, y quizás las pocas distracciones sean perniciosas, pero ese es otro tema. La cosa que pude sentarme a organizar esa caja de zapatos que casi todos tenemos con mementos de nuestra vida. No la de las fotos de casamiento o de cuando se recibió un título. Más bien esa caja con una postal que no mandamos, una que nos mandaron de algún lugar exótico (no recibimos muchas postales estos días, ¿no?), una foto de una ex-pareja, un boleto de colectivo capicúa, una entrada al teatro con esa persona, un señalador, una carta de una ex-pareja de poco después de la separación contándonos cuánto nos extraña. Esas cosas que son tan personales que incluso negamos que existan. No se las mostramos a nadie. No son para mandarse la parte ni para ocultar una parte nuestra, simplemente son una extensión de nuestra psique, aquellas cosas que si se lo permitiéramos, el tiempo implacable como es las borraría. Son pruebas de que nuestra vida es como la silueta de una cordillera, y no plana y sin nada que mencionar más que un hijo, un libro y un árbol, importantes como son.
Esa caja abrí este fin de semana. No fue una experiencia fácil, revolvió profundo y con una cuchara grande, pero me trajo cosas hermosas a la memoria y me recordó quién soy, bueno o malo. Me mostró que avancé en muchos aspectos, que hay otros en los que fallé estrepitosamente, que hay gente que me quiere mucho y otra que me quiso hasta que las pateé lejos. Tonto Martincito.
Y mirando así atrás, las decisiones y las motivaciones, uno encuentra la confirmación de que hay dos palabritas clave que nos empujan en una u otra dirección: miedo y amor. El miedo es, garantizado, el peor consejero. No ayuda, paraliza. No guía, ciega. No busca, pierde. Al revés que el amor, claro.
A ver si logro capitalizar lo que viví y encontrar esa aguja en este pajar enorme, y nos perdonamos ser humanos. Como si hubiera algo que perdonar.

¿Y por qué el título? Porque esta señora amiga tuvo de chica una enfermedad que la dejó casi ciega de un ojo (20%, que apenas alcanza para distinguir un colectivo del viento) y bastante estropeado el otro (60%), que lo tiene que cuidar como al oro.

jueves, 20 de junio de 2013

inspiración

un talento
alguien a quién amar
algo que extrañar
olor a hogar
primavera y otoño
baladas
el mar
las llamadas hasta tarde a obscuras, mirando por la ventana mientras llueve

sábado, 18 de mayo de 2013

28 gramos


Milla era un hámster Campbell que compré hace unos dos años. Vino con Campanita y Luna.
Campanita desarrolló un tumor apenas nació así que vivió solamente unos meses. Luna vivió un año y medio y una infección la dejó ciega y casi sin olfato, y los pocos meses se murió. Milla quedó sola así que después de un par de meses le compré dos compañeritas: Fiona y Tamara. Desde el primer día es como si se hubieran enamorado unas de otras y a pesar de alguna discusión, todo marchó bien.
Pero Milla ya era muy viejita. Estos bichitos no viven más de un año en la naturaleza antes de ser comidos por un predador, así que en cautiverio, sin amenazas, el cuerpo no está genéticamente preparado para vivir tanto y desarrolla tumores. Pero Milla no. Estaba tan sana como el que más, pero la edad es la edad y el miércoles decidió apagarse. Se fue a un rincón de la jaula y se acomodó como para dormir. No comió ni tomó más. Esta mañana, después de dos días y medio, por fin el ciclo de la vida volvió a reclamar su lugar.
La envolví en una servilletita de papel (apenas medía 5 cm y pesaba 28 gr.) y la enterré junto con Melba y Nikita cerca de la vía.


Que en paz descanses. Te voy a extrañar mucho.

domingo, 5 de mayo de 2013

vacío sin límites

Novia ya no es, ahora es ex-novia, y a pesar de habernos separado (por decisión mía) oficialmente hace meses, por cuestiones logísticas se fue recién el miércoles pasado, 1ro de mayo. Con todo lo de la mudanza, meter todo en cajas, ver qué es de ella y qué mío, asegurarse de que las cuentas están saldadas, etc., no hubo tiempo para lágrimas. Pero una vez que el camión estaba cargado y los amigos que ayudaron se fueron, y ex-novia también, cerré la puerta, me di media vuelta, vi el departamento semi vacío y se me cayó el alma al piso.
Pasar la aspiradora por la habitación absolutamente vacía que fue una vez nuestro dormitorio, lleno de nuestras almas y nuestras cosas que compramos juntos, de las marcas en la pared de algo que nos tiramos durante una pelea, de la lámpara que elegimos juntos y que buscamos durante meses, las cortinas que ella cosió y yo instalé los soportes. Cada centímetro cuadrado participó de nuestras vidas por años. Ahora están vacíos, llenos de nada. Hay eco en la habitación. Hay frío. Hay derrota. Hay soledad.
Me aplasta el alma y no... puedo soportar el dolor... de haberla perdido. No había otra solución, nunca me enamoré de ella, pero qué hermosa era.
Pasando las aspiradora se sentía como limpiando las migajas de nuestra relación, los restos secos e inertes de todo el esfuerzo que pusimos para que funcionara, y fallamos tan estrepitosamente.
Y ahora la aceptación, el luto, la sanación. La rabia contra el mundo que espero no se convierta en algo feo, o que se pegue y me acompañe por mucho tiempo.
Qué sensación espantosa.

domingo, 7 de abril de 2013

Caballos Salvajes

Esta no es una entrada, más bien una referencia a una película hermosa que se llama Caballos Salvajes, y que empieza con una introducción de José (Héctor Alterio) diciendo...

Se puede vivir una larga vida sin aprender nada. Se puede vivir sobre la tierra, sin agregar ni cambiar una pincelada del paisaje. Se puede simplemente no estar muerto sin estar tampoco vivo. Basta con no amar. Nunca. A nada. A nadie. Es la única receta infalible para no sufrir. Yo aposté mi vida a todo lo contrario. Y hacía muchos años que definitivamente había dejado de importarme si lo perdido era más que lo ganado. Creía que ya estábamos a mano el mundo y yo ahora que ninguno de los dos respetaba demasiado al otro. Pero un día descubrí que todavía podía hacer algo para estar completamente vivo antes de estar definitivamente muerto. Entonces me puse en movimiento.

John Lennon dijo que "la vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo planes", a lo que yo agregaría: no dejes que (se) te pase. Tenemos una sola vida, apenas unas 600 ó 700 mil horas. Cada una de ellas cuenta. Así que a aprovecharla, no olvidarse de decir "te quiero" a los que uno quiere, mandar a cagar a los que se la buscan, y comprarse un helado de vez en cuando, aunque sea invierno.

miércoles, 27 de marzo de 2013

me hubiera quedado en casa

Hace unas semanas conocí a una chica. Salimos un par de veces a caminar juntos, siempre con la hija de 6 años. La nena es muy simpática y agradable y la verdad que a pesar de mi falta de experiencia tratando con alguien de esa edad, la pasé bárbaro e incluso nos agradamos. La madre y yo nos llevamos bien y de a poco me empezó a surgir la necesidad de verla a solas, sin la hija.
Una noche, la semana pasada, salimos a cenar ella y yo solos. Al principio ella estaba tensa pero de a poco se fue soltando, hasta que al final de la noche logré sentirme de alguna manera conectado, en la misma frecuencia, no sé cómo explicarlo pero creo que el sentimiento es claro y todos lo conocemos. La acompañé hasta la casa y cuando nos despedimos me abrazó, y me abrazó, y la abracé. Por varios minutos permanecimos abrazados, como dos adolescentes, disfrutando la presencia tan cercana e íntima pero a la vez inocente del otro. Hacía años (10, que recuerde) que no disfrutaba esa sensación de cercanía con una mujer.
Estuvimos a punto de besarnos pero no quise culminar la noche con algo tan obvio en su lugar simplemente dije "buenas noches" y me fui. Quería que el sentimiento se repitiera y volver a estar en esa situación y ahí sí, besarnos.
Al día siguiente me sentí muy bien y la llamé por teléfono y todo estaba fantástico, hablamos de lo mucho que nos gustamos y lo increíble que nos sentimos. Quedamos en vernos el fin de semana, pero no me aguanté. A la noche estaba en el centro, a unos 10 minutos de su casa, y le envié un mensaje preguntándole si podía pasar, a lo que me respondió que era muy tentador pero no sabía si podía comportarse. 10 minutos más tarde le toqué la puerta y me hizo pasar. Después de calentarme las manos en el agua tibia de la cocina (1° bajo cero en Múnich y yo en moto), me senté en una silla en el comedor. Y ahí fue cuando me empezó a explicar lo mal que había hecho en ir y por qué no debería estar ahí. Me hizo sentir como la mierda, así que me levanté y me fui.
Los días que siguieron me mandó muchos mensajes de texto y de correo disculpándose y ofreciendo explicaciones y contándome cuánto necesitaba estar conmigo, pero le dije cómo me hizo sentir y que prefería que no nos contactáramos más.
Esta noche fui a una fiesta donde sabía que ella iba a estar. Ayer y hoy estuve pensando en ese abrazo y en cuánto me hacía falta esa sensación, y cuando estaba en la fiesta le pregunté si tenía pensado pasar. No me contestó, pero media hora después llegó... acompañada.
Por segunda vez en demasiado poco tiempo, me siento para la mierda.

jueves, 28 de febrero de 2013

vuelta a empezar

Yo era (soy) tímido. Acercarme a una mujer por la que me siento atraído y generar conversación de la nada era tan fácil como afeitarle los huevos a un tigre. Nunca soporté la mediocridad y cortejar a una mujer que no muestra interés por el simple hecho de tener hormonas nunca fue mi rasgo más saliente. Acostarme con una mujer sin sentirme unido mental y sentimentalmente me resulta tan interesante como escuchar un partido de ajedrez por radio. Sin comentarista.
Es así como, una vez de tantas, rechacé la oferta para subir al departamento de una compañera de trabajo a la que alcancé hasta su casa una de esas noches de verano marplatenses que no cambio por nada. Y la señorita en cuestión, a todos los efectos prácticos salvo el nombre, era una Megan Fox. No fue timidez o de puritano; fue amor propio. Esa chica me gustaba demasiado como para usarla. Yo quería más y sabía que acostarme con ella iba a romper una burbuja que nunca más se iba a generar. Me iba a rebajar a mí mismo y a ella. Señoras y señoritas, una perla: los hombres piensan con el pito, pero cogen con la cabeza. Que no hay nada más lindo que el sexo con amor es una trivialidad que, de tan obvia, ya no solamente ha pasado al olvido, sino que se tilda de estúpidos a los que lo cultivan. Pero si además de amor hay un entendimiento, una complicidad entre dos personas, coincidencia, comunicación verbal y no verbal, y todas esas cosas que para mí son esenciales en una relación de pareja, entonces no se limita a tocar el cielo con las manos: tocamos las estrellas. En comparación, el sexo no se despega 10 centímetros del suelo. No es que no me guste, es que, honestamente, da para más.
Es así como mi cabeza me dijo que esto no daba para más, y me separé. Poco o nada de comunicación, desentendimientos que van mucho más profundo que el idioma, falta de ganas de ir más allá de los límites aprendidos. No reparto culpas ni niego responsabilidades. Vivir con un deprimido es un sopapo que nadie se merece, pero los hechos están a la vista y negarlos fue estúpido y me salió caro. Lo menos que me debía era efectivizar algo que tenía decidido hace mucho tiempo, pero que no quería aceptar. Lo hice rápido y lo más explícito e indoloro que pude, pero no hay buenas palabra para malas noticias.
Ahora que la tormenta ya pasó estoy más que satisfecho con el paso que dí y con el alivio que siento. Le deseo lo mejor y que encuentre alguien más adecuado para ella. Ojalá yo encuentre a alguien que pueda llenar el vacío, aunque ahora necesite un período de luto.
Obviamente, estoy solo y un poco molesto con la vida. Ya sé que la mano que me tocó no es la peor, pero te cambio tres de mis cuatro ases por una reina.

sábado, 16 de febrero de 2013

acá 'toy

¿Para qué está uno en este mundo? Es una regla: mientras más corta la pregunta, más larga la respuesta. En lo personal, no solamente no tengo idea de la respuesta, ni siquiera tengo idea de cómo encontrarla o de cómo empezar a discutir sobre el asunto. Una vez aclarado esto, y hasta que se me ocurra algo sobre el tema, lo voy a dejar ahí de lado, como una planta en vacaciones, esperando que sobreviva hasta que vuelva.
Mientras tanto me voy a ocupar de algo que también me viene comiendo el coco un poco: ¿por qué un blog? Esto es algo que me pregunto constantemente. Me surge cuando hay eventos en mi vida que no me decido si ponerlos al alcance del mundo o dejarlos bajo la alfombra de mi neo-córtex sin que a nadie le incumba. A veces, porque me absorbe el trabajo, o un viaje, o porque tuve que formatear el podrido disco duro otra vez, o por lo que sea, pero la cuestión es que no tengo tiempo o ganas de sentarme a recolectar los hechos en una entrada en el blog; y mucho menos con prosa agradable. Ni hablar de inspiración.
Y este fin de semana, ¿qué me pico? Simple, estoy enfermo. Engripado, me parece. Igual. Estoy en casa sin un moco que hacer y con temperaturas bajo cero afuera, así que son las condiciones ideales para revivir este hábito de escribirle una carta al mundo. A ver quién contesta.
De vuelta: ¿por qué un blog? Ya me di cuenta: para complementar la realidad de mi vida.

¡¿Lo qué?!

Fácil. Soy un inmigrante en un lugar nada amigable. Soy una persona con una vida interior enorme. En mi cabeza surgen y se extinguen civilizaciones, especies, máquinas y toda una serie de teorías que no tengo forma de discutirlas y cotejarlas. Soy curioso, inquieto, y más que nada, totalmente consciente de que hay tanto por descubrir y tanto que me estoy perdiendo. A nivel geográfico nada más, el mundo está lleno de cascadas, fiordos, acantilados, playas, puentes, auroras y una infinitud de cosas para fotografiar. La gente. Las máquinas, que me fascinan. Las comidas.
Y a medida que voy descubriendo más y más, necesito contárselo a alguien.
Además, por vanidad. Me gusta inspirar, pero no solamente para que me admiren por subirme un mes a una moto y manejar con lluvia y frío a lugares que en mi mente de adolescente podían tan bien estar en Plutón, sino también porque creo que a todos nos hace falta que nos recuerden algo muy trivial: la vida es demasiado corta para prestarle atención al "no se puede". Mi abuelo me enseño muchas cosas, algunas también cosas que no hacer, pero la que más me quedó fue esta, y con los años veo que fue la más cierta y la más útil: mientras no dañes a nadie, hacé lo que a vos te haga feliz. En esa frase se encierra el respeto al prójimo y a uno mismo, la originalidad por sobre la mentalidad de manada, la confianza en uno mismo, la introspección, la capacidad de observación y la inteligencia.
No son conceptos fáciles de entender, y mucho menos de llevar a la práctica hasta el punto en que forman parte inseparable de uno, más necesarios que la siguiente bocanada de aire. Pero es la única receta para ser profunda y verdaderamente feliz. Por supuesto que no incluye el 100% de las situaciones de la vida, sino que deja muchas puertas abiertas, mucho agujeros. Pero como punto de partida, no encontré uno mejor.
Y a medida que va pasando el tiempo y conozco más personas, más culturas, y más de mí mismo, me doy cuenta lo fácil que es perderse cuando uno navega entre cuál celular me compro, a dónde van mis impuestos, el calentamiento global o los secuestros exprés. Y mientras tanto nos olvidamos de nosotros mismos, hasta el punto en que nos volvemos incapaces de reconocer qué es lo que nos hace bien. A veces es un simple café en el balcón después del trabajo, y jugar con un hijo si se lo tiene, o leer un libro. A veces es visitar a un amigo o un familiar. O averiguar la diferencia entre aun y aún. O aprender una melodía nueva en el piano o la guitarra. Lo importante es no perdernos de vista a nosotros mismos.
Este blog, entonces, me proporciona un interlocutor, a veces mudo, a veces anónimo, con quien discutir mis ideas. Ese interlocutor que el lugar donde estoy, esta sociedad (tan evolucionada pero con miembros tan empobrecidos a nivel humano) es incapaz de proveer. Y sin interlocutor no hay discusión, y sin discusión no hay evolución. Alguien que me dé un garrotazo cuando propongo estupideces, o que me dé ideas nuevas, puntos de vista inexplorados, o una palmada en el hombro. Para todo lo demás está la tarjeta de crédito.

Un párrafo más y me doy por satisfecho por hoy. Me fui a casa por 5 semanas y media. En los 10 años que hace que dejé Argentina, viajé a casa 15 veces y esta fue el viaje más largo y, gracias a un empujoncito de la empresa donde trabajo, una de las que más disfruté. Y entre otras cosas, además de mucha paz interior y un capítulo nuevo en mi vida, me traje esta foto...

Atardecer en los acantilados de Mar del Plata, verano 2012-'13