miércoles, 16 de octubre de 2013

3ra parte: Tallin - Múnich

El martes a medianoche me tomé un transbordador de Tallin a Helsinki. En teoría, el cruce dura dos horas a monedas, pero en algún momento el barco se detiene para que uno pueda pasar la noche a bordo y dormir en un camarote, y llega tipo 7 de la mañana a Helsinki.

 la catedral de Helsinki... nada para arrancarse los pelos

Por una de esas casualidades, conocí a alguien en el trabajo que resultó ser de Helsinki, y me dijo lo mismo que otras personas que la visitaron: más de una noche no vale la pena. Y en mi experiencia, si el clima está pedorro como me tocó, en una mañana y monedas se abarca todo lo que hay para ver y ya dan ganas de irse. La verdad que la ciudad en sí no me pareció mejor que ninguna otra capital que haya conocido. Salvo el mercado del puerto, que está buenísimo, lo demás vendría a ser una Gotemburgo en blanco y negro y hasta de bajo contraste. Qué le voy a hacer: no me impresionó para nada. Así que seguí camino a Turku, donde me esperaba el cruce a Estocolmo y, otra vez para matar dos pájaros de un tiro, con la misma mecánica que el anterior de dormir en el barco.
En Suecia iba a pasar la noche en la casa de una amiga que también es de Mar del Plata y que vive en Uppsala, pero como desembarqué a las 5 de la mañana, me dijo que por mi propia seguridad ni se me ocurra aparecerme a esa hora. Y además tenía que trabajar así que primero me fui a mi querida Estocolmo, que parece que los años solamente la hace más linda.
Desayuné mi cafecito con un muffin (no sé cómo se llama en castellano) y me fui a pasear y a hacer tiempo hasta la hora autorizada. Después me fui a Uppsala, almorcé una pizza con kebab, una especialidad de los turcos viviendo en Suecia y que la recomiendo de todo corazón.

café en la Gamla Stan (ciudad vieja)

juego de luz y colores entre los edificios en la Gamla Stan

 casco de los soldados que vigilan el palacio en Estocolmo

Al día siguiente fue la maratón a Copenhague, porque de Uppsala hasta Dinamarca son 700 km y no había mucho margen. Por suerte llegué al hotel tipo 4 de la tarde sin novedades, salvo que el puente de Öresund costó €25 y no los €9 que yo pensé. Vaya uno a saber de dónde saqué el dato =(
Para los que no hayan estado nunca por estas latitudes y longitudes, habrán igual oído que Escandinavia es cara. En general se puede decir que Suecia y Finlandia están a la par, con precios un 40% más altos que, por ejemplo, en Alemania. Noruega tiene fama por ser el lugar más caro de todos, incluso para los otros escandinavos. La que se olvidaron de mencionar fue a Dinamarca. Es un ROBO. Un postre en restaurante decente costaba €10. ¡¡¡DIEZ EUROS!!! Me dio tanta bronca que decidí negarles mi duramente ganado sueldo y me limité a comer un sándwich en una estación de combustible. Juro que no lo hice de tacaño, sino porque realmente me pareció que si pagaba esos precios, era cómplice de robo. Eso sí, la capital muy linda, hay que decirlo.

el puerto tradicional de Copenhague

atardecer en Copenhague

El sábado, para hacer honor a eso de que "todo lo bueno se acaba", tomé el transbordador de Gedser a Rostock, en Alemania, y de ahí a Berlín a visitar amigos y pasar la última noche de mis vacaciones.

un velero en el Mar del Norte

Y el domingo, después de muchos malabares para conseguir una mesa en algún café en Berlín y disfrutar de esos desayunos espectaculares, vuelta a Múnich. Et voilà!

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