martes, 15 de octubre de 2013

2da parte: Varsovia - Tallin

Varsovia, como me habían dicho, es una muestra ejemplar de la Polonia sovietizada y como tal muy interesante, pero como destino puramente turístico no aconsejaría más de una noche o dos.
Mi siguiente parada fue Vilna (Vilnius), la capital de Lituania, el primero de los 3 países bálticos viniendo desde el sur. Vilna es una ciudad hermosa de sólo 400 000 habitantes, comparada con los 2 millones y medio de Varsovia, y que uno puede recorrer prácticamente a pie.
Me quedé en la casa de un italiano hermano de una conocida en Múnich, y que a veces tiene una habitación libre y alquila. Costaba lo mismo que un hotel, pero quedaba a una cuadra del centro y tenía lugar para la moto.

 La catedral de Vilna

La ciudad es una belleza, se recuperó rapidísimo de la época soviética y, por sobre todas las cosas, tiene las mujeres más lindas que yo haya visto. En Argentina hay mujeres bellísimas, pero hay que escarbar, y además también hay cachavachas. En Suecia las mujeres también son hermosas y no hay que escarbar, pero son nórdicas, o sea que, como dijo un amigo, son perfectas para verlas cuando van en auto porque son preciosas de la cintura para arriba. Por lo demás, son un querubín: no tienen culo (perdonando mi francés) y no son femeninas. Pero las lituanas son hermosas y femeninas, incluso simpáticas, y creo que no vi ninguna que calificara ni remotamente para "fea". No quiero dar cátedra como si supiera de lo que estoy hablando porque estuve apenas 3 días en el país, pero la primera impresión fue fantástica.

una mami paseando al nene en Palanga, en la costa de Lituania

Después de un par de días seguí camino pero antes de pasar a Letonia paré en Klaipėda, donde pasé la noche. La ciudad en sí no es de locura pero queda justo al norte de la laguna que forma esa lengua de tierra que comparten Lituania y Rusia, con ese exclave donde está Kaliningrado. En esa lengua, decía, se forman unas dunas hermosas con sus correspondientes playas a la orilla del báltico, que en verano se llenan de rusos que se lo pueden permitir.

esa torre que se ve a lo lejos es una antigua torre de vigilancia entre el territorio ruso y el lituano, y que hoy se ha reemplazado por métodos más modernos que un pobre Iván partiéndose de frío y aburrimiento

Llegando a Letonia el cambio de aire fue inmediato. Pareciera que este país estuviera dormido, con el alma aletargada y su gente sin ganas de que los molesten (más). La reconstrucción de los edificios y su remozado, la recuperación después de años de desidia, parece que todavía no les agarró muy fuerte. Las personas son más cerradas y serias, como con fastidio. No tuve ninguna experiencia negativa en sí, pero se notaba la falta de capacidad de recuperación y ejercicio de su nueva situación política y económica. Muchas casas residenciales, alguna vez hermosas, abandonadas. Una pena. Las calles sin mantenimiento, mucho peor que en Polonia, famosa en Europa occidental por sus historias de baches gigantes (que yo no vi).

no todo está perdido y el centro viejo de Riga está en proceso de recuperación y renovación.

 
en el centro de Riga, una banda de músicos callejeros vestidos como viejitas... y tocaban genial

Después de disfrutar dos días en Riga seguí camino a Estonia. Quería cortar un poco el viaje en dos así que me busqué un alojamiento un poco desacostumbrado para mí: una cabaña en la isla de Muhu. Resultó ser, como decirlo, borderline. El baño, a 20 metros de mi cabaña, era una letrina. Bien hecha, pero letrina. Hay que probar de todo, dicen. La ducha también estaba en otra cabaña, junto con el reglamentario sauna que debe estar en cada hogar estoniano o finlandés. Y encima reservé 2 noches.
Le puse ganas al asunto y decidí quedarme y ver qué pasaba, y al final la pasé bárbaro. Mucha naturaleza, buenas rutas (pocas curvas) y todo muy pausado. Resultó, además, que pude charlar mucho con los dueños, una pareja de unos 70 años que me contaron lo mismo que en Lituania y Letonia, y en contraste con el resto de Europa: en la época de ocupación nazi (1941-44) la tuvieron livianita. Primero por ser eslavos, y segundo y más importante, porque antes de ese lapso de 3 años fueron parte del imperio ruso, y después parte de la Unión Soviética, con todos sus encantos. Mientras los alemanes mataban judíos a todo ritmo y dejaban al resto de la población más o menos tranquilo, los rusos no le hacían asco a nada y sus métodos no eran tan elegantes. Quedé pasmado.
Después de las dos noches (de sábado a lunes) en Muhu me fui a la capital, Tallin, que es una hermosura salvo que es mucho más turística que Riga o Vilna. Pasé la noche en la casa de un amigo de un amigo, y después del desayuno me despedí y me fui a recorrer la costa norte de Estonia, entre Tallin y la frontera con Rusia.

playas del norte de Estonia

una belleza de molino de viento, muy común en el área, transformado en cuartos de hotel

No hay comentarios.: