viernes, 11 de octubre de 2013

receta para una tarde lluviosa

Se agarra un hombre de mediana edad, se lo saca de una de las ciudades más lindas que existen y se lo mete en una lata con alas por unas 13 horas. Es importante estrujarlo, sacudirlo y mantenerlo en vilo para que no se duerma en ningún momento. Cuando ya es un estropajo, ponerlo en una lata más chiquita, haciéndolo formar fila, sin hablarle ni contestarle el saludo siquiera, con menos espacio entre asientos que en la primera lata, y calorcito. Ese que viene de la ingle de las personas. Olor a pueblo. Olor a usado. Olor a pueblo usado. Húmedo y calentito. Al final, cargarlo con 25 kilos y mandarlo a casa bajo la lluvia, no sin antes recordarle que está en uno de los peores, menos inspiradores lugares en donde puede depositarse a un ser humano.
Bienvenidos a otro vuelo EZE-MAD-MUC.
¿Alguien que le sobre un poquito de cicuta?

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