La tierra de los relojes cucú, al contrario de lo que muchos (yo incluido) creen, no es Suiza, sino Schwarzwald, o sea la Selva Negra. Sí, como la torta.
En fin, lo de los relojes fue mi primera decepción. La segunda fue la falta de vacas lilas. La tercera, los 6 euros que me cobraron por una ensalada que no alcanzaba para empachar a un hámster, en un restaurante piojoso. En el trabajo no hay comedor, así que todos los días tengo que dejar un ojo y la yema del otro para apagar los aullidos, bramidos y retorcijones de mi pobre panza y poder concentrarme en lo que hago. Una buena: el litro de súper cuesta 1,25€ en lugar de 1,60€ como en Alemania. Otra es que en el trabajo hay muchos extranjeros, así que hay buen ambiente.
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