martes, 12 de mayo de 2009

despotricar por gusto

Como en algún momento dije, despotricar creativamente contra los alemanes me parece más aceptable que quejarse y listo. No soy un quejoso pasivo, de esos que levantan los brazos aspamentosamente y dos segundos después los bajan y siguen con lo que estaban. Cuando me quejo de algo, es porque ya estoy trabajando en la solución. Mi cerebro está consumiendo azúcar como nada para ver dónde encuentro el hueco, la oportunidad, la grieta, lo que sea que me ayude a hacer que las cosas resulten como las necesito.
Pero hay cosas que no se pueden cambiar, o por lo menos no en un marco de referencia, contexto, circunstancia. Como los alemanes, por ejemplo. Así que me quejo.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir por ejemplo, que los alemanes no se pudren cuando se mueren. Porque los gusanos tampoco los quieren. Que si tuviera que elegir entre un alemán y una rata me quedo con la rata; ocupan menos espacio. Que el muro de Berlín fue un buen intento, pero deberían haberlo hecho alrededor de todo el puto país. Y haberlo techado.
El día que pongan límite de velocidad en las autopistas, pueden volar todo el puto lugar a la mierda, poner una manguerita, llenar el agujero con agua y hacer un lago. El Lago Germania. Como en el compilado ese de Tato Bores, donde gente del futuro, con un código de barras tatuado en la frente se preguntaba si Argentina había sido real o un mito.
Air France tiene una oferta, aparentemente hasta el final de junio, para volar de Munich a casa por 562€, la mitad de lo que normalmente cuesta. Mi jefe, en agradecimiento por irme de su sector a otro, no me da vacaciones hasta julio. El pasaje para entonces cuesta 1233€. Ojalá disfrute sus vacaciones él también.


Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso, si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
Mahatma Gandhi

6 comentarios:

Pablo dijo...

Semblanzas parecidas he oído respecto de los abogados; ergo Dios te libre de un leguleyo teutón.
En fin Martín los jefes son un mal necesario, si vivieras aquí te ofuscarían otras cosas, la falta de seriedad (en el mejor de los casos), la corrupción, la chatura.

Martín dijo...

es cierto, el pasto no siempre es más verde del otro lado... pero ¡qué macana que es estar de este lado!

pal dijo...

Ay! Martinez... te cagó el jefe... pobrechito, nanay, nanay... ya pasará... tranquilo... consuélate con la boleta de pago, como todo el mundo. (digo, si no hay mejor forma.)

Eso sí, apúrate, antes de que tengas que pagar los impuestos... jejeje

*La Casalinga* dijo...

Agrego al comentario de Pablo: ...la mediocridad. la burocracia, la ineptitud, la soberbia, la falta de reflas claras. En fin!

Martincho, cada uno está sobre el pasto que debe estar. Agradezcamos quienes, al menos, tenemos pasto para pisar.
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Estas mejor de tu depre? Mejorcito? Un cachitito asi?

Martín dijo...

- mediocridad,
- burocracia,
- soberbia,
son cosas que sobran en Alemania.
Ineptos no son (al contrario) y reglas no faltan (de nuevo, al contrario).
Pero esas primeras tres cosas, Sonia, te aseguro que acá no faltan. Si se pudiera traducir lo humano a económico, Alemania estaría por debajo de Etiopía y Haití. Y mi problema está en parte en que en casa (en Argentina) nunca tuve carencias económicas, así que la ventaja número 1 de Alemania, el dinero, no se siente tanto.
Pero es cierto y me repito: el pasto no siempre es más verde del otro lado.
Y lo de mi jefe ya lo voy a solucionar. Pa'eso soy escorpiano =)
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La depre ahí anda, el tordo quiere aumentar la dosis. No, si al final voy tener que tomar viagra...

pal dijo...

Me recordaste a mi hermana, cuya jefe se quedó con su trabajo intelectual, pero como estaba en Chile y nosotros somos de allá, no pudo decir lo que tu dices.
Por lo menos eso es lo bueno de tu situación Martín, tu puedes decir todas esas cosas, sean verdad o no. Son tu verdad y eso ya es harto.
Por mientras los demás tenemos las nuestras.