jueves, 21 de octubre de 2010

Melba

El 13 de octubre del 2008 traje a casa dos hámsteres de la raza Campbell. Melba, casi blanca y con una raya en el lomo, y Nikita, más tirando a plateada y también con una raya, aunque más sutil. Estos bichitos viven por lo general 2 años, y cuando las compré Melba tenía ya 8 semanas y Nikita 6. Hace unos meses el ánimo de Melba empezó a decaer y ya no usaba la rueda, y la panza le empezó a crecer. A principios de septiembre la llevamos a la veterinaria y la chica nos explicó que se la veía muy bien para la edad que tenía, pero que tenía un tumor en el hígado, normal en estos animalitos. Como en la naturaleza viven poco (1 año o algo así), cuando uno los tiene en cautiverio y bien cuidados en general mueren de un infarto (de puro viejos) o de un tumor en algún punto del aparato digestivo. Esto último es lo que le tocó a ella. El domingo a la mañana, mientras hablaba con mi mamá por teléfono, Novia vino llorando. Le dije a mi mamá "te llamo después", colgué, y Novia me explicó que fue a ver cómo estaban los hámsteres y Melba no respiraba. Fui a mirar y estaba hecha un bollito, como durmiendo, pero sin moverse. La toqué y estaba fría.

Melba (arriba, en foco) y Nikita

En el momento, consolar a Novia y disponer del cuerpito de Melba me llenaron la mente, pero a la tarde me empezó a entrar la tristeza y todavía me siento así. Y cada vez que la voy a ver a Nikita tengo el corazón en la boca con miedo a que ella no responda. Siempre asoma el hocico por la puerta de su casa cuando le hablamos, pero ahora anda medio triste (supongo) y la mitad de las veces no sale.
Melba vivió conmigo por 2 años y 5 días.

4 comentarios:

Pablo dijo...

De chico tuve hámsters, varios, los criaba y vendía las crías pero el sufrimiento por la pérdida es siempre individual. Pobre Melba, allá estará en el paraíso de los pequeños roedores.

Martín dijo...

Es cierto. Estuve pensando que el domingo seguramente murieron muchos, muchos chicos de hambre o sobredosis o a balazos, y yo lamentándome por una rata. Pero era mía y le tenía mucho cariño. Últimamente tiendo a pensar mucho en esas cosas. Medio masoquista =/

Laura dijo...

No, Nartín, tranquilo, el cariño y la compasión no tienen medida racionada. No hay nada malo con sentirte triste por tu animalito aunque también hayan muerto otros seres, humanos o no, ese día. ¿O crees que Melba, por ser un hamster, sentía menos dolor en su pancita? No es así. Cada ser vivo tiene sus propios derechos y lugar en el mundo.

Y el amor y la compasión son recursos inagotables :)

Un besito para Melba allá en el cielo de los hamsters.

Martín dijo...

Gracias, Laura. Ya pasaron un par de semanas y tanto Novia como yo nos sentimos mejor, aunque ahora estamos medio paranoicos de que cada vez que vamos a ver a Nikita la encontremos "durmiendo"... =/