sábado, 29 de marzo de 2014

clic... casi listo

Ex-novia se va a casar.

Lo primero es lo primero, porque las malas lenguas, que siempre me entretuvieron pero no interesaron, pueden preguntarse: no, no hay celos. No tengo nada en que haya encontrado el amor de su vida. Envidia sana; me alegro por ella.

Si es que es el caso. Pero lo dudo.

Nos separamos a fin del 2012 y por una mezcla de su esperanza en que yo cambiara de opinión, más cuestiones logísticas como encontrar un lugar a dónde irse, seguimos compartiendo techo, pero no lecho, hasta el 1ro de mayo del 2013. Ella se consiguió y se mudó a un departamento en las afueras de Múnich y dos semanas más tarde, charlando por teléfono, me dijo que su sueño era que yo fuera a vivir con ella, nos casáramos y tuviéramos hijos. Dos semanas más tarde, cuando fui a entregarle algo de correspondencia que todavía me llegaba, me dijo que tenía que contarme algo: que había conocido a alguien. Estaba contenta, se le veía. Enamorada, se diría. Y hace dos meses, con similar introducción, me dijo que se va a casar. En estos días su novio se muda con ella.
Cuando estábamos juntos, y ella nunca lo negó, fue claro que su objetivo era formar familia y para eso se orientó durante toda su vida. Con el tiempo me empezó a invadir una sensación de que yo no era el objeto de su amor, sino mi capacidad de llenar el rol que ella tenía reservado para mí en la foto que le servía de modelo para lo que era su objetivo en la vida: la casa, el auto, el perro, el marido y los dos hijos. Y cuando un actor se retiró, lo reemplazó. Claro, en octubre cumplió los 37 años.
Esto, esta idea, esta sospecha, se confirmó hace 2 meses cuando tuvimos una charla muy seria sobre nuestras vidas, donde me contó cómo, prácticamente desde su primer ovulación, ha estado menos de 6 meses sin pareja. Esto me aclaró mucho el panorama pero también me fue invadiendo esa sensación de utilidad y no de identidad en su vida. Y me ofreció una explicación de lo que terminaron siendo los 5 años que le dediqué de mi vida: un derroche. Porque tuve relaciones en las que crecí, aprendí o me hice más fuerte, pero no donde simplemente haya sido valorado como donador de semen y para la fotito. Fui una pieza más en el rompecabezas, y en cuanto se cristalizó que no iba a encajar, fui reemplazado por otra pieza que sí lo hiciera. Y no puedo, de todo corazón, evitar sentir pena por el pobre ñato que ahora toma la posta. Es una pieza más en el rompecabezas que ella tiene en la cabeza para llegar a su objetivo de la casita, el perro, el auto y el marido con los hijos.


Quiero mis 5 años de vuelta, por favor. Los necesito para vivir.

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