domingo, 25 de junio de 2017

un abrazo

Cuando la conocí pensé que sería arrogante; después de todo, es actriz y de una belleza extraordinaria. Llegué a su departamento (que anunció para alquilar) y entonces empezó a explicarme algo de los roperos, y de cómo iba a tener tanto lugar para guardar lo que quisiera. Y me mostró el resto, y nos sentamos a tomar un té. Se sentó cerca, demasiado para mi timidez. Será cultural, pero era demasiado cerca. Y nos sonreímos y nos entendimos. Nos conectamos.
Con los encuentros esa distancia se achicó más, aunque estuviéramos cada uno en otro país. Simplemente no teníamos suficiente el uno del otro. Así que por algún motivo que no puedo explicar (todo es tan confuso ahora cuando miro atrás) simplemente nos abrazamos. Y el mundanal ruido se apagó. Y las preocupaciones. Y las dudas. Y las preguntas. Hasta las respuestas se apagaron. Todo fue paz, y se hizo adicción. ¿Quién puede resistirse al abrazo de un ángel? Algunos, as it turns out, pero yo no.
No sé si tengo la fuerza para atravesar las piedras en el camino. No sé si deba. No sé si sería una locura intentarlo, pero sé que no puedo dejarla así como está sin dejar mi impronta en su vida, sin mostrarle que habemos también algunos de los buenos y que el pasado no necesariamente nos permite determinar el futuro o siquiera estimarlo. El poder del cambio está en nosotros.
Siempre pensé que somos lo que hacemos, y es cierto en gran medida, pero lo que hacemos depende de las circunstancias y de las posibilidades que se nos ofrecen, que en algunos casos se reducen a mal o peor. Hace poco leí algo así como "no juzgues mis decisiones si no conociste cuáles eran mis opciones". Me cambió la vida.
Y la vida me tiene que cambiar, porque cuando era chico crecí con una abuela ponzoñosa que me inculcó intolerancia, prejuicios y sobre todo miedos que hoy (y desde hace muchos años) me están arruinando la vida, torturándome con planteos estúpidos e inútiles, viendo peligros donde no los hay, inventando historias, y encima de todo menospreciándome a mí mismo, dudando de mi valor en la vida de otra persona y limitándome. Tengo un dolor penetrante en el pecho, se siente como una mano que me oprime el corazón y los pulmones, y no me deja sentirme ni libre ni feliz, y todo por miedo.
Mi visión romántica de las cosas está muy bien y me encanta, la cultivo y la atesoro. Pero a veces se me va la mano idealizando y santificando cosas que no son tan sagradas como me inculcaron, sino que dependen de la situación y el valor que uno haya depositado en ellas. De hecho, a veces las personas tienen todas las buenas intenciones y las cosas les salen como la mierda. Otras veces intentamos que salgan bien apostando por ellas, y salen para la mierda. Esto no quita ni valor ni mérito al intento, y tampoco dicen nada malo del que lo intentó. Esto lo tengo que incorporar a mi vida y tirar a la mierda donde pertenecen todas esas cosas que hacen que condene a alguien por intentar buscar la felicidad allí donde creyó que la encontraría. En la vida real las cosas no son blancas o negras, santas o putas. Como en la medicina, la ignorancia no es la excepción, es la regla, y los grises somos todos. Cualquiera toma buenas decisiones con el diario del lunes, como dice mi mamá. Hay situaciones, la mayoría, de hecho, en donde uno no sabe ni dónde está parado y quiere un resultado y hace lo que le parece que lo va a llevar en esa dirección. Inevitablemente uno erra, en cuyo caso lo mejor que se puede hacer es aprender para la próxima. Más de eso no hay, y me hubiera gustado mucho, pero mucho, haberlo aprendido antes. Me gustaría en este momento tenerlo tan impreso indeleblemente en mi cabeza que cuando juzgo a los demás no me de miedo compartir sus vidas.
Supongo que yo también hago lo que puedo.
Sí, ya sé, empecé hablando de un abrazo, algo así como la continuación de lo que escribí sobre un beso, pero tantas cosas pasaron, mucho más importantes... Viejos monstruos al acecho despertaron y me están torturando, y no quiero morir sin haberme deshecho de ellos. Me lo debo.
Pero por si no quedó claro, cuando ella me abraza se apaga el mundo y se enciende la luz en mi interior.

No hay comentarios.: