martes, 21 de julio de 2020

enojo

Soy intenso. Soy difícil... o por lo menos difícil de entender. Una vez que alguien realmente se toma un momento, deja el ego en la puerta y entra a mi cabeza, hasta donde es posible entrar en la cabeza de otro ser humano, las cosas se vuelven más simples. No fáciles: simples. Tengo una serie de reglas por las cuales me rijo en la vida y no son fáciles de seguir, de hecho no siempre lo logro. Y muy raramente veo personas que estén a la altura, pero las hay, y a esas trato de integrarlas a mi entorno. Es un proceso lento y cruel pero enriquecedor. Esas pocas personas que dan la talla generalmente traen consigo cosas que no se me habían planteado y que hacen que suba todavía más la vara.
Suena bien, duro, pero se entiende que es algo edificante, ¿no? Depende. Tengo un carácter de mierda y se me saltan los tapones demasiado seguido. Por suerte no soy agresivo físicamente contra otras personas, de hecho no soporto el boxeo, por ejemplo. Me parece horroroso considerar deporte el dañar físicamente a otro ser humano a propósito.
Desde que tengo a Perro me encuentro de pronto con un ser que, haga lo que le haga, me ama. Soy el centro de su universo, el motivo de su vida, cada minuto que pasa me lo dedica incansablemente. Cuando lo reto, él siempre, siempre asume que es por algo que él hizo mal. Si evito caer en la arrogancia y observo, es muy enriquecedor porque él adopta la actitud sumisa ya sea que yo tenga razón o no, así que queda en mí el intentar hacer la distinción. Nunca puedo echarle la culpa al perro de haber contestado mal y darme pie a escalar la situación. En la segunda temporada de Altered Carbon uno de los personajes dice que la diferencia entre un perro y un lobo es que si pateás al perro, va a venir a lamerte la mano, en cambio si pateás al lobo te va a arrancar la cabeza de un mordisco. No tengo mucha experiencia con lobos, pero la poca que tengo con perros me sugiere que la primera mitad de eso es tal cual. Gracias a Perro y mi predisposición a crecer y evolucionar, de a poquito estoy dando pasos en la dirección correcta, volviéndome más tolerante, empático, razonable y menos impulsivo, irritable e impaciente. Por lo menos me gustaría pensar que estoy mejorando. La gente acá en Argentina también me está ayudando. No quiero martillar sobre temas que me gustaría haber superado, pero el tiempo que pasé en Alemania realmente me degradó como ser humano, así que ahora quiero aprovechar para mejorar. Sé que ante mis ojos nunca voy a ser alguien digno de amor, pero intentarlo es lo mejor que puedo hacer. Además me da satisfacción saber que, aunque me dé contra la pared, estoy trabajando en eso.
Entre otras cosas que observo en mí en esta cuarentena que nos ha puesto en una rutina tan letárgica, es el hecho (probablemente obvio para otros) que la realidad condiciona nuestras reacciones, pero solamente hasta cierto punto. O sea: a una misma situación o estímulo, dos personas pueden reaccionar diferente. Pienso mucho en esto últimamente y es triste pero importante admitir que muchas de las cosas que me hacen tan infeliz en realidad podría manejarlas mejor, que hay más de lo que pensaba que depende de cómo yo lo tome. Con el paso de las semanas voy dándole forma a esta teoría nueva mía y de pronto hoy me encontré con esto:

You are holding a cup of coffee when someone comes along and bumps into you or shakes your arm, making you spill your coffee everywhere. Why did you spill the coffee? "Well... because someone bumped into me, of course!" Wrong answer. You spilled the coffee because there was coffee in your cup. Had there been tea in the cup, you would have spilled tea. Whatever is inside the cup is what will spill out. Therefore, when life comes along and shakes you (which will happen), whatever is inside you will come out. It’s easy to fake it, until you get rattled. So we have to ask ourselves… "What’s in my cup?" When life gets tough, what spills over?

Es importante leer esto. No sé si es 100% cierto; de hecho, no lo creo. Se podría haber preguntado "why did you spill some liquid?", pero no importa. A veces pasa mierda y una reacción fuerte es todo lo humanamente esperable, al punto de que si uno reacciona amablemente es tan estúpido como cuando pasa algo minúsculo y reacciona explosivamente. Un cierto grado de proporcionalidad tiene que haber, si no, es estupidez, no amabilidad o amor y paz o lo que sea. Lo que en Argentina (no sé en otros lados) le decimos "buenudo", en alución a una conjunción de "bueno" y nuestra adorada palabreja "boludo" (estúpido).
Pero el hecho es que tengo un montón de enojo adentro. Enojo con los políticos de mi país, con mi historia, con mi situación de pareja, con el prospecto de esas cosas. Tengo mucho enojo y desesperanza con la estupidez de la gente, que en sí es absolutamente perdonable ser estúpido, pero no el aferrarse a la estupidez o a la ignorancia, que es ser necio. Y hay demasiado de eso, y no le hace bien a nadie más que a los que los arrían como ganado y se aprovechan.
En conclusión, mi enojo. Tengo que sacarme eso de adentro y llenarme de otras cosas menos destructivas, porque me hacen mal a mí y a los que me rodean.

No hay comentarios.: