viernes, 11 de abril de 2008

tostadas frías

Estoy de un humor raro. Es que el lunes tengo que viajar a Suiza por trabajo y tengo la sensación de que el lobo que me espera allá se está afilando los dientes. Será ese miedo de no saber exactamente en lo que me meto. Dije que sí sin pensarlo demasiado... mmm... nop, no quiero ir. Quiero estar con mi mamá y que me haga la leche y el miñón con manteca y azúcar (nunca entendí por qué azúcar va con acento).
Qué cosas se acuerda uno en los momentos más insólitos. Cuando era chico mi mamá siempre me tostaba el pan (miñones o flautitas, aunque en caso de falta de abastecimiento por inundación o terremoto se aceptaba pebete) en la cocina a gas sobre la tostadora, que era una simple rejilla sobre una lámina de metal con agarradera de alambre, tan endeble y piojosa que aunque la hicieran de uranio enriquecido no valdría más de 50 centavos.
La cosa que el Martincito se fue haciendo Martín, y mami se rehusó a seguir haciendo las tostaditas para el nene de acuerdo a sus necesidades básicas de nutrición: 14 veces por día. Así que no me quedó otra que aprender a untar la manteca en el pan, espolvorearle el azúcar y todo eso. Al principio era la aventura de prender la hornalla con el Magiclik o los fósforos (¡gracias mami!), pero después ya me dio fiaca, así que decidí no tostar más el pan y mandármelo así nomás. A esto lo llamé tostada fría. Todo un orgullo. Una de mis mejores y más elaboradas recetas.
Evidentemente, la ventaja principal radica en las 0,0000002 calorías que uno se ahorra al evitar semejante esfuerzo físico, con sus riesgos de desgarro, hernias, contracturas y demás. Ni hablar el ahorro de un combustible fósil como el gas, y de la reducción en la producción de CO2 al no consumirlo. La desventaja, evidentemente, es que la manteca habita en la heladera, y el pan ya no está caliente, así que es como untar ladrillo. ¿Alguna vez trataron de untar ladrillo en lugar de manteca? Se complica.
Como ya soy un tipo grande y sumamente inteligente (la semana pasada aprendí a levantar la tabla del inodoro antes de hacer pipí) ahora que vivo solo se me ocurrió dejar un platito la noche anterior con un poco de manteca para el desayuno. A la mañana cuando me levanto ya está blanda y se facilita la historieta.

Conclusión:
Hace unos días me compré una tostadora eléctrica. Odio lavar el puto platito de la manteca todos los días. ¡Encima que me tengo que levantar temprano para ir a trabajar!...

2 comentarios:

*La Casalinga* dijo...

Cuando era chica, en casa hacíamos tostadas con manteca y azúcar pero, en lugar de espolvorear el pan, lo untábamos con la manteca y luego, boca abajo, lo metíamos como venía dentro de la azucarera. Mi vieja me retaba porque decía que ensuciaba el azúcar con la manteca pero, al menos no la desparramaba por todas partes.

La palabra azúcar lleva acento ortográfico porque está ajustado a la regla de palabras graves o llanas acentuadas.
Toda palabra que lleva fuerza de voz en la penúltima sílaba, no terminadas en n, s o vocal, deberá llevar acento. Por ejemplo: lápiz, carácter, difícil, cárcel, césped, débil.
En cambio, virgen, tasa, crimen, piso, etc, que terminan en n, s o vocal, no deberán llevar tilde.
Para complicarnos la existencia, nomás, viste?

Anónimo dijo...

y la Sonia andaba por acá? eso fue un honor que te hicieron Martí!
te falta un comentario de Barbie y estás en el hall de fama... juajajaja
(hoy me rio de todo...)

ps lo de las letras es una soberana jodienda...