miércoles, 8 de diciembre de 2010

bully off

Esta es la traducción de algo que escribió un conocido y que me tocó de cerca, así que le pedí permiso para ponerla acá. Para pensar...

Esto es hacer un poco de catarsis por algo que tengo adentro, traído a colación por una serie de menciones en los medios locales e internacionales. El servicio normal será resumido a su debido tiempo. La referencia al hockey sobre césped es más bien por accidente. Cuando estaba buscando una foto relacionada con hockey me enteré que "bullying off" ya no es como empieza un partido. Obviamente no juego hockey desde hace varios años.
Es bueno ver que muchas escuelas hoy en día parecen interesadas en publicitar una tolerancia nula a los bravucones. Semejante política no existía cuando iba al colegio, hace mucho tiempo. En aquellos días, en los años de Life on Mars y Ashes to Ashes, los matones de escuela eran simplemente un hecho de la vida. De todas formas me resulta un misterio cómo este tema es controlado hoy en día. Seguramente el famoso "te espero a la salida" sigue vivito y coleando.
Una serie importante de compañeros de clase hicieron de mi vida en la escuela una especie de purgatorio por cerca de 14 años. Probablemente un efecto colateral de mi buen rendimiento académico pero un total fracaso en lo deportivo. Hablar refinado nunca ayuda, como tampoco el ser hasta un año más joven que el resto de mi clase. El tormento era constante y sin tregua, desde ataques físicos con puños, patadas y palos de hockey, comentarios hirientes, robo de mis pertenencias, hasta escribir obscenidades en mi libro de ejercicios y, en una ocasión, saboteando mi bicicleta para que no tuviera frenos mientras bajaba por una calle, sin poder frenar en un cruce con una avenida.
"Hacete valer", decía mi padre, "los matones son cobardes: devolvé el golpe y te van a dejar tranquilo".
Así que eso hice. Lamentablemente, en el mundo real el famoso Lobo Grande Malo no se va corriendo para siempre. Lo que pasó fue que me metí en problemas por pelear, y después me llenaron la cara de golpes los mismos matones que tenía por compañeros de escuela. Así que nunca lo intenté otra vez. El problema es que siempre pienso más allá de la satisfacción inmediata de romperle la nariz a mi oponente, y hasta el inevitable momento de su dolorosa venganza. No devolver el golpe tampoco hace desistir a los matones; una víctima que no se resiste es una víctima atractiva.
Todo esto estaba agravado por algunos miembros del personal de la escuela. En frente de una clase, un maestro una vez me planteó que era homosexual por preferir bádminton en lugar de fútbol. Sobrevino mucha burla. Otro parecía disfrutar particularmente destruyendo mi autoestima, ridiculizando mi trabajo en frente de toda la clase, una y otra vez. ¿Si se lo hizo a otros? Nunca lo vi. Las burlas de los maestros y profesores eran repetidas por mis compañeros por semanas, meses e incluso años después.
¿Qué hice al respecto? Me recluí en un mundo privado y ligeramente ingrato, cumplía con mis obligaciones escolares, estudiaba muchísimo para los exámenes, y tenía pocos amigos y ninguna vida social. Me resulta muy sorprendente que no me haya rendido y abandonado la escuela.
¿Qué debería haber hecho al respecto? Hacerme amigo de mis torturadores, quizás. Ah, sí, eso seguro funciona: el capitán del equipo de fútbol de la escuela (11 años de edad) y sus ciegos secuaces seguro quieren relacionarse conmigo. ¿Quizás rendirme a mis deseos de violencia, en lugar de suprimirlos? Me hubiera vuelto uno de esos sociópatas que hicieron mis días de escuela una miseria. Contarle a un profesor o a un padre produjo poco en términos de empatía, y si uno de estos matones era llevado a la oficina del director, eventualmente se pondría al día conmigo. Al final, todo inútil.
Por suerte, el abuso físico cesó hacia 1980. A cualquiera que haya leído hasta este punto y sufrió o sufre lo que yo pasé, le puedo confirmar que eventualmente las cosas sí mejoran. Por lo demás, me temo que no tengo ninguna respuesta.
Para mi vergüenza e irritación, no puedo simplemente olvidarlo y dejar que lo que pasó, pasó. Treinta años después, y se requiere muy poco para que me inunden un montón de recuerdos desagradables, como si hubieran pasado apenas ayer.
Las injusticias sistemáticamente cometidas sobre mí o sobre otros son probablemente la razón por la cual detesto la injusticia en todas sus formas.

4 comentarios:

Pablo dijo...

Buen consejo el del padre, los matones son escencialmente cobardes. En mi experiencia suelen venir de a tres (como los huevos y el "amigazo" digamos) pero sólo uno de ellos es el amigazo, neutralizándolo los otros dos no sirven para nada. Será un ejemplo poco elegante pero sumamente ilustrativo.
Te faltó un hermano mayor.

Martín dijo...

tengo una hermana mayor, pero tiene el cerebro de lleno de zapatos... =/

Irantzu dijo...

Qué fuerte el caso, y el tema en general. Hoy en día la sociedad despertó al tema del bullying, por fin ya no es "normal" tener que aguantar acoso de parte de compañeros de colegio.
Mi madre es (fue) profesora e intermedió en varios casos, con éxito. Pero no basta un sólo profesor, ni tampoco se trata de proteger a la víctima y castigar al agresor.
Hay que asumir que el agresor también tiene un problema, probablemente uno peor que la víctima circunstancial con quien se desquita.
Hoy se propone trabajar con ambos, y con las familias de ambos también, con toda la comunidad educativa en general, porque el trabajo aislado no funciona.
Por un lado se trata de darle herramientaas de defensa al agredido, y por el otro, de descubrir y resolver el conflicto que mueve al bully.
¿Fácil? Para nada, es un tema muy delicado, y lo único que una puede hacer como madre es educar para que tu hijo no acose, y enseñarle que si es acosado debe pedir ayuda, y saber ayudarlo, claro.
Ahora, como educadora es más lo que se puede hacer, aunque yo trabajaré con pequeñitos que no se agreden con ese nivel de intención de daño, pero es justamente por eso que es el momento justo para ir sembrando, en conjunto con la familia...
Saludos, Martín!

Irantzu dijo...

(Ahora me fijo que esta entrada es muy antigua, pero por algún motivo google reader me la muestra como subida ayer... me está pasando con varios blogs... pero estuvo bueno!)