Desde la primera vez que la vi en algún rincón de Buenos Aires allá por 1994, la Honda Supermagna del '87/'88 se me incrustó en el corazón como una tachuela en la rueda un sábado a la noche cuando todos los talleres ya están cerrados. Así que pasé por una Kawasaki 440 Ltd de 1981 que la tuve unos 25 000 km, una Magna "común" de 1985 (25 000 km), una Suzuki Bandit GS600F de 2003 (36 000 km), una BMW R1200 RT de 2007 (7000 miserables y temblorosos km) y finalmente una Kawasaki 1400GTR de 2008 que todavía hoy, después de unos hermosos 97 000 km, acapara mis sonrisas.
Cada año, con la ñata contra el vidrio, miro en los anuncios la Supermagna. Cada año, el adulto y el niño en mí se pelean y el adulto ganó. Hasta ahora. Porque en febrero, con 60 cm de nieve, alquilé una camioneta y me fui de Múnich a Holanda y compré no una sino dos Supermagnas en un estado pasable por menos (€1600 cada una) de lo que en Alemania cuesta una en buen estado (unos €4000). La idea era vender una acá apenas llegara, para amortizar los costos extra como el registro, la homologación, el servicio, etc. Entre pitos y flautas la erogación total fue de €4600.
Anoche, por fin, vendí la roja por €2600.Y la anécdota es de lo mejor. Un tipo con acento de extranjero me llamó el fin de semana y arreglamos que la visitaba ayer a la tarde. Me tocó el timbre, bajé, y me encontré con tres sujetos de dudosa apariencia que como primera reacción pensé que con suerte solamente me iban a violar. Pero a medida que me acerqué a saludarlos y empezamos a charlar, me di cuenta de que era solamente la facha típica de motero y se confirmaba una vez más eso de "no juzgues un libro por la tapa". Después de la negociación, y mientras firmábamos el contrato de compra-venta y todo eso, me comentaron que eran arqueólogos húngaros que estaban trabajando en un yacimiento del siglo XI en Núremberg, a 160 km al norte de Múnich. ¡Arqueólogos! Y yo con miedo de que me robaran. Qué vergüenza.
Pero volviendo a lo de las motos, si ahora vendo la azul, que como está en mejor estado creo que le puedo sacar unos €2800, me queda una ganancia de €800. Y eso contando que este año me saqué uno de esos gustos que tenía atascados en la garganta y que solamente se podía hacer con un poco de plata de sobra, o mejor dicho, plata que podría haber usado para algo más útil, pero decidí darle rienda suelta a mi niño interior.
Ahora tengo una sonrisa, una moto azul que me fascina, y la esperanza de terminar este negocio/sueño con un final feliz.
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