viernes, 4 de enero de 2019

el silencio dentro

Esta guacha de Laura Pausini canta que me desarma. Cada vez que la escucho dejo de hacer lo que sea (salvo manejar) y cierro los ojos para que no se me escape ni una nota que salga de su boca. Me encanta.
A lo que vine. Hace un par de días una amiga que me conoce un poco (no es un eufemismo, realmente no me conoce demasiado) le dio al clavo de lleno cuando me decía que no sabía si yo podía ser feliz en algún lado. Es que es alemana y estábamos tratando de comparar objetivamente nuestros respectivos países, sin caer en la crítica fácil de lo que ya es conocido, como que en Argentina hay inflación y en Alemania la gente es puntual. Uno se acostumbra a esas cosas, pero queríamos llegar más allá de eso y a cómo nos afecta, incluyendo la parte de conseguir pareja.
Algo que me enferma de estar en Argentina es que si decido ir a otro lado no sé cómo llevar mi capital sin escuchar todas las protestas, peros, amenazas, mordidas y lagrimeos de la agencia recaudadora de impuestos. Me rompe las pelotas dar explicaciones, pero sobre todo me revienta que me limiten sin una buena razón, por el gusto de joder. La mismísima definición de AFIP. Y de los alemanes, para ser honestos. Poder, estatus, dominación. No es que automáticamente me quiera ir, pero dado todo lo que estoy escuchando, la opción tiene que permanecer abierta y, si es posible, ya estudiada, para no andar con sorpresas.
Y ya que menciono lo de "todo lo que estoy escuchando", el otro día me puse a mirar una lista de países por deuda externa, el porcentaje del PBI que representa y la deuda por habitante. En Argentina ese es un tema que se menciona constantemente, como si fuéramos el único lugar de la tierra que tiene deuda externa. Pero basta mirar esa lista para darse cuenta de que tan mal no estamos, ni siquiera (en realidad, mucho menos) comparados con países que uno los tiene por sólidos y poderosos. Como argentino, un servidor debe USD 4400 al mundo, con un producto de USD 21 000. ¿Un alemán? Debe 66 000 y gana 53 000. ¿Se entiende? Un caso de locos es el de un luxemburgués: gana 111 000, lo cual sonaría divino si no fuera porque debe 6 980 000. WTF!? Sip, así es, no me equivoqué con los ceros. No lo entiendo pero estoy buscando a alguien que me lo explique. ¿España? Ganan 40 000 y deben 44 000. Evidentemente, me estoy perdiendo de algo. Entiendo que en economía no es tan importante cuánto uno debe, sino las probabilidades de que pague lo que debe. Pero volviendo al principio, los argentinos no tenemos este tema en la boca por la cuestión de si pagamos o no, sino netamente por la magnitud de la deuda, y según entiendo es una estupidez.
Otra estupidez con la que me crucé en mi peregrinación desde la moto en el contenedor hasta tener un vehículo debidamente registrado a gusto y satisfacción de la DNRPA es la siguiente: cuando pago una tasa o sellado o impuesto para avanzar con el proceso, el pago lo tengo que hacer en un banco en particular cuya sucursal más cercana queda a 15 minutos a pie. El registro en sí queda a 10 minutos a pie de casa. Gran fortuna la mía. Cada vez que el trámite avanza de un hito a otro, recibo una llamada del registro para ir a buscar un talón, con el que me dirijo al banco en cuestión y pago. Con el talón sellado vuelvo al registro, lo muestro, y me vuelvo a mi casa mientras el trámite sigue. Y esto cada dos semanas.
¿A qué viene todo este relato insípido? Rebobinemos un poco: ¿qué pasaría si cuando me llaman del registro directamente me dan un código para hacer el pago por transferencia desde mi casa? Analicemos:
- ir de casa al registro: 10 minutos.
- espera para ser atendido en el registro: 10 minutos.
- atención en el registro: 2 minutos.
- ir del registro al banco: 15 minutos.
- espera en el banco para acceder a la caja: 120 minutos (!).
- pagar en el banco: 2 minutos.
- ir del banco al registro: 15 minutos.
- espera para ser atendido en el registro: 10 minutos.
- atención en el registro: 2 minutos.
- ir del registro a casa: 10 minutos.
Para los fines de este cálculo hay que tener en cuenta, además, que en el registro suele haber cinco personas esperando antes que yo, lo cual significa que para el momento que me atienden hay otras tantas personas esperando a que las atiendan, las cuales a cada una les cuesta 2 minutos de su vida: 10 minutos.
En el caso del banco, el tema es terrible: cuando llego suele haber 100 personas adelante, y para cuando me atienden suele haber otras tantas después de mí, a cada una de las cuales les cuesto los 2 minutos que tarda el cajero conmigo: son 200 minutos.
También le cuesto a cada empleado con el que me encuentro el tiempo de atención que me dedica: 2 minutos 2 veces en el registro y 2 minutos con el cajero del banco.
Todo esto suma 10+10+2+15+120+2+15+10+2+10+10+200+2+2+2=332 minutos.
Supongamos que, en lugar de todo ese merengue, alguien del registro me manda un e-mail o me llama, y me pasa un código para que yo haga la transferencia desde mi banco por internet, el cual tarda 2 minutos en redactar el e-mail (o al teléfono) y yo por mi parte resuelvo la transferencia en 2 minutos: la diferencia entre una y otra forma es de 328 minutos.
Ahora bien, si una persona trabaja 40 horas a la semana, 48 semanas al año (entre vacaciones, enfermedad y otros pitos y flautas), son 1920 minutos. Si el PBI per cápita es de USD 21 000, los cuales se consiguen trabajando esos 115 200 minutos, la pérdida para el país por 328 minutos haciendo cosas al pedo es de USD 59,80. Hasta ahora, esta vuelta en la calesita la tuve que hacer tres veces, o sea que al país le costó USD 179,40. Creo razonable esperar que va a haber una cuarta vez. Y creo razonable estimar que habrá 1000 personas que inmigran a Argentina y traen un vehículo cada año. Eso suma USD 179 400.
¿Cuánto cuesta implementar un sistema para que me den el código para hacer la transferencia por banca en internet?

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