viernes, 20 de octubre de 2023

lindo lunes

Semana difícil, esta última. Venía bien, hasta que el domingo (el anterior) noté que tenía una molestia en la garganta. Hice mi día, y cuando me fui a acostar la molestia había pasado a ser muy presente. El lunes me desperté con un feo dolor de garganta, que tardó poco en convertirse en afonía, mocos y demás, con los que todavía estoy lidiando. El gusto y el olfato bien, gracias.
Sumado a que intenté hacer el mayor reposo posible, el poco de fiebre que presumo que tuve influyeron en que mi estado de ánimo se fuera a pique. Tampoco es que cayó mucho, por el simple hecho de que ya estaba bajo para empezar, pero bajó más todavía. Pensé en la basura radioactiva que es la política argentina gracias a los secuaces degenerados herederos del teniente coronel, a nuestra propia estupidez (porque, hasta donde sé, no vinieron de Marte), y la típica maldición de los países ricos en recursos naturales.
También aportó lo suyo el tema del trabajo, que está un poco más flojo que el año pasado, que fue particularmente bueno. No importa las reservas que uno tenga: que afloje el trabajo, pega. El no tener pareja, curiosamente, me pegó más desde un punto de vista teórico que práctico. Como siempre, me entristece sobremanera mi situación, pero no hubo ningún punto donde pensara que necesitaba a alguien que me hiciera una sopita o cosas así.
El turbo del auto volvió a darme problemas. Ya sea que es culpa mía, por maltratarlo cuando estoy furioso por algo, o que no sea culpa mía, me afecta. Uno me frustra porque me siento un idiota por no poder comportarme mejor, y el otro porque está fuera de mis manos; parece que no importa lo que haga, me tengo que resignar a que algo se va a joder con ese puto turbo.
Lo de mi ponerme furioso es un tema importante. Estoy aprendiendo a controlarme, respirar hondo y todos esos trucos que no son más que parches, implementar un montón de protocolos para intentar minimizar los efectos de algo que no debería pasar en primer lugar. El verdadero progreso sería que no haya furia, que las cosas más estúpidas no me detonen, pero es que tengo un nivel de frustración enorme del que arranco ya mal. Y en mi opinión, ese nivel de frustración está muy justificado. La estupidez con la que tengo que convivir es arrolladora y me es imposible contemporizar. Los argentinos se despiertan en coma y se van a dormir en coma. No creo que sepan deletrear la palabra respeto, y el peor desconocimiento es ese que uno no sabe que desconoce. No voy a decir una frase falsamente modesta (la peor forma de arrogancia, escuché una vez), pero puedo argumentar que estoy algo más educado y civilizado que el promedio de argentino; sin embargo, mi mayor ventaja es saber que soy un asno en the big picture y acomodo mis actitudes en función de esa realidad. Esta es la gran diferencia con estos imbéciles: o son agrandados que creen que la tienen atada y el resto tiene que escuchar sus "verdades", o realmente ni intentan mejorar en lo absoluto y viven flotando a la deriva mental. Tienen todo este caldo de mediocridad y pisoteo del prójimo tan interiorizado, que ni siquiera se quejan de las cosas más básicas. No se quejan porque ni las ven. Y así es imposible que las vean en sí mismos cuando ellos son los que se lo hacen a los demás. Los pocos que tenemos estándares más altos, y apenas a ras del suelo ya lo es, caemos en la volteada, porque está todo tan arraigado que ni siquiera te dejan ser respetuoso. Parás con el auto para dejar pasar al peatón y los de atrás te tiran el auto encima y te tocan bocina, y los peatones que iban a cruzar se te quedan mirando con cara de que les exigiste la ecuación de Navier-Stokes.
Y este domingo votan. Vota el drogón ese de 16 años que está tirado en la plaza hace meses y que no se acuerda ni de su nombre y que no puede caminar 5 metros en línea recta, y su voto cuenta igual que el de un profesor universitario que habla 6 idiomas y sabe cosas complicadísimas, como la división de poderes del Estado o que no existe la educación "gratuita", ni prácticamente nada gratuito.
Tampoco es que su voto sea desubicado. Vote a quien vote de los 3 candidatos, al drogón lo van a representar. Una mina que no puede ni hablar, un loco y un tipo que no se le puede creer absolutamente nada de lo que dice. Lindo lunes y los siguientes 4 años nos esperan.

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