lunes, 20 de noviembre de 2023

y andar en moto

Andar en moto también tiene valor. Y te la hacen difícil, tirando a imposible. Argentina agarra cada pequeño nicho de la vida donde creés que podés tomar distancia de la mierda en que se ha convertido, o que más probablemente siempre fue, y lo arruina, lo infecta, lo contamina. Te cobra impuestos usureros, te pone trámites inútiles, repetitivos, e injustificablemente caros, te roba, te viola, dispone de tu tiempo, y cuando eso no alcanza te tira un idiota encima. O por detrás, como ayer a las 9:45 de la mañana camino a mi trabajo, parado en un semáforo, sin ninguna posible culpa como se lo mire. Reemplazar el silenciador va a ser casi imposible y lograr que el seguro de ese idiota lo pague, imposible². La puta madre que lo parió. La actuación de la policía fue, por ser generosos, patética. Uno no zafaba pero fue tolerable, por lo menos no molestaba. La otra... hacía que la misoginia pareciera un concepto injusto pero no por cruel sino por ser demasiado generoso y tolerante, por darles demasiado crédito. Difícil justificar el cambio de paradigma que buscan las mujeres cuando piden que se las tome en serio, si dejan que ejemplares como esa imbécil salgan a la calle sin una mordaza que por lo menos lo deje a uno dudando de si es estúpida, en lugar de sacarse todas las dudas en los primeros 2 segundos de haber abierto la boca. "El seguro te paga todo"... menos mal, ahora sí me quedo tranquilo. Que la moto tenga un valor subjetivo y objetivo que tiene nada de nada que ver con lo monetario, a esa ameba se le escapa totalmente. Los esfuerzos y sacrificios que hago para seguir teniéndola, en condiciones de marcha y cumpliendo los requisitos legales, también. Maldita imbécil, ojalá te trague la tierra. Y la reputísima madre que lo reparió al malnacido ese que manejaba el VW Gol que me chocó. Cuando le pregunté qué pasó, me iba a decir lo que estaba haciendo para no verme, pero como estaba el policía al lado se interrumpió y nunca completó la oración. Maldito pedazo de mierda.
Llevé la moto de vuelta a casa, la metí en la cochera, y mañana veremos qué dice el seguro. Por lo pronto, conseguir ese silenciador en particular va a resultar en una búsqueda del tesoro. Después vendrá el tema de lograr que llegue a mis manos.

Kahu. Sigo con esa palabra, me encanta. Caracteriza tan bien lo que somos Perro y yo que vuelvo una y otra vez a la palabra. Y ahora que la tengo en mi vocabulario me cuesta más aceptar términos como "dueño" o "mascota". Incluso me pasa que me encuentro en la calle y alguien le chista a Perro y a mí me dan ganas de decirle "¿qué te pasa?, no lo trates como si fuera un perro". Es un perro, pero al mismo tiempo es más que un perro en el sentido quizás algo despectivo del término. Algo que me saca especialmente es cuando le dicen "juera"; ahí me dan ganas (y lo he hecho) de acercármeles y gritárselos en la cara. Me encanta el efecto que tiene.
En resumen, Perro es lo mejor que tengo y el valor que tiene en mi vida probablemente es fuera de proporción, y cuando tenga novia pierda algo de ese halo que le creció. Espero que no, pero creo que sí, que va a suceder. Por ahora, lo quiero como a nada en mi vida. Ojalá viviera 1 minuto menos que yo. Así sabría que no sufrió mi ausencia y tendría el delirio de encontrármelo del otro lado.

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