viernes, 22 de diciembre de 2023

algunas respuestas

Como hace unos meses que disfruto de una cierta tranquilidad y rutina, y seguramente de un par de personas indicadas con las que filosofar, estoy empezando por fin a encontrar respuestas a algunas de las muchas preguntas que me surgen constantemente.
Una de las más importantes: ¿por qué me gusta una determinada mujer y no otra? ¿Cómo es que no cuadra esa recriminación que tantos me hacen respecto a que soy muy selectivo? O peor, que busco exclusivamente minas muy lindas.
Algo que no se puede elegir es lo que a uno le gusta. Te gusta algo y no te gusta el resto, y listo. No salgo con minas que fumen: es como besar un cenicero, un asco total. No salgo con hombres: tienen pito, y con el mío me es suficiente. No me gustan las gordas; la gordura es un reflejo de debilidad de carácter, y todas las excusas del mundo no me han movido de mi postura al respecto. Yo también estuve medicado, conozco gente con problemas hormonales, de tiroides, deprimidas... y lo único que interesa es el balance entre lo que entra al cuerpo y lo que gasta. El resto es pirueta semántica, tolerable en un infante preescolar que está descubriendo los límites de los adultos que le dan forma a su vida, patético en cualquier adolescente, ni hablar un adulto legal. Aprecio y admiro la inteligencia, la necesito en cualquier interlocutor, y la conversación es la herramienta que nos posibilita el tesoro más grande que uno puede acumular: la conexión. De ahí sale el mejor sexo, efecto nada despreciable. Aprecio y admiro la belleza, pero acá tengo que dedicarle un párrafo.
Mi mundo de chico era una porquería. Nací en un hogar en plena desintegración, con dos padres que estaban a punto de divorciarse y que finalmente lo hicieron cuando cumplí 4. Me hacía pis encima y en la cama. Me trataban para la mierda en el colegio. Soy inteligente, sensible y delicado; jodida combinación. Pensemos por un segundo en los opuestos: pelotudo, que no me entero de nada y lo poco que me entero, me resbala, receta de manual para ser feliz. Eso hizo que, para compensar lo terrible que me parecía y me parece el mundo, lo compense con nichos de belleza: mi dormitorio, la fotografía, mi profesión (2+2 es 4 acá y en la China, si sos zurdo o de derecha, mujer u hombre), mi perro... y en lo posible, mi novia. Mi novia, la mujer que esté conmigo, a mi lado, cerca, tiene que ser medianamente linda. Tiene que hacerme sentir paz, para de alguna manera calmar la tormenta constante que se sucede en mi cabeza, como la Gran Mancha Roja en Júpiter, que ahí anda dando vueltas desde hace más de 3 siglos. Ese efecto, en realidad, es el que busco en muchísimas cosas de las que hago. Lamentablemente, para que una persona, una mujer, en este caso, me provea de eso, un factor enorme es una cierta belleza, que no consiste simplemente en tener un lindo culo y esas cosas, sino en lo que proyecta. Una simpleza, una falta de historia (en mi cabeza, por lo menos), una cierta tranquilidad... no sé, es difícil de poner en palabras.
Otro factor que merece su propio párrafo es que sea fina. Esto último, de hecho, lo descubrí hace apenas una década y lo subestimé hasta hace poco. No pensé que fuera tan importante y medio como que no le presté atención, pero ahora me doy cuenta de que cuenta, y mucho. Que no sea grosera, que tenga modales, que no sea barata... incluye incluso cosas como que no sea promiscua, porque, como escribió una vez alguien, el sexo implica automáticamente perder un poco la dignidad. Y el único motivo que yo veo para puentear eso es el amor, en cuyo caso creo que no, que no se pierde ni un poquito de dignidad.
De lo mucho o poco que uno puede descular inicialmente por simplemente mirar a una persona, la belleza y la delicadeza de modales (lo fina que sea) son los 2 factores que me atraen de una mujer. Si están esas dos cosas, me empeño en conocer el resto de lo que busco en una pareja: la inteligencia, la ironía, la calidad como persona... Ahora que lo pienso, iba a poner "calidad como ser humano", pero como tengo a Perro, no estoy seguro de que eso englobe todo lo bueno que uno puede tener en su carácter. Pero claro, una mujer no es un perro. Por suerte. Sin menospreciar a una u otro.
También creo que tengo un mejor entendimiento de por qué estoy solo, más allá de un conformista "porque soy demasiado exigente". A ver: si busco una rubia de ojos celestes en Estonia o Suecia, se diría que soy conformista, pero si vivo en Bolivia... Entonces, buscando exactamente lo mismo, a uno se lo cataloga de diferentes maneras. Supongo que es aceptable que me digan que baje el copete, o que me adapte... Ok, ponele.
El problema radica en que lo que describí último sobre buscar una rubia es solamente un ejemplo gráfico para presentar el problema. Lo que busco en una mujer, además de lo que vengo parloteando en esta entrada, es que tenga determinación, independencia de pensamiento, valores, formación, algo de mundo y no que viva en una pompa de jabón. En Europa esto es fácil, mientras que acá, en el culo del mundo, y un culo del que el mundo apenas se entera y viceversa, se torna mucho más difícil. Mucho más difícil. En el interludio entre mi relación de 5 años y la que siguió 18 meses después, que duró 3 años, debo haber salido con 20 o 30 chicas, de las cuales apenas invité a salir a un par. El resto simplemente o me invitaron ellas, o surgió naturalmente el encontrarnos a cenar o charlar en algún contexto. Acá eso es casi impensable. Sucedió así con la cardióloga, y resultó ser una imbécil infradotada sin la menor idea de la vida o de cómo llevar adelante una relación romántica, en su caso, con un hombre. No quiero extenderme para no mostrar la hilacha de lo mucho que me molestó ese episodio de mi vida, pero me molestó mucho. Se nota igual, ¿no?
Y desde entonces, de hecho, desde hace ya demasiados años, vengo sin atraer a nadie como a mí me gustaría. O no me enteré. O no me gustaba. Como sea, estoy solo y me aterra seguir así. Ayer desayunaba con un amigo, Ventanas, y en algún momento me dijo que no cambiaba más porque me dí vuelta a mirar una chica que pasaba. Lo que él no sabe, porque le cuesta mucho leer a las personas más que para reafirmar sus sospechas negativas, es que estoy desesperado, desahuciado, me animo a decir sin miedo a exagerar o dramatizar. Creo que hasta contengo la respiración cuando veo pasar una mujer, a ver si se da vuelta y por algún puto giro del destino surge algo. Me duele físicamente cada posibilidad perdida. Siento como si pasara el corazón por un rallador de queso. Es feo, y he aquí otra respuesta a por qué estoy solo: porque no tengo en mi vida un pool de mujeres de donde "pescar" algo. Aparentemente soy de los que pescan en una pecera. Soy tímido, no puedo encarar mujeres en un bar, tampoco creo que ese sea el ambiente propicio, y tampoco voy a bares. No voy a la facultad, no estoy en una oficina con compañeras de trabajo, no tengo un negocio donde vengan clientes de la zona... No sé, no le veo la vuelta a este asunto. Una veta es que algún amigo me presente a una amiga de la novia o algo así, una prima, esas cosas, pero no se ha dado.
Como siempre, estoy en un café con mi compu portátil que se le está acabando la batería, así que hasta acá llego. Hej då.

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