jueves, 12 de junio de 2025

la lista

No estaba seguro de si empezar una entrada nueva o seguir la anterior, pero como voy a despotricar de otra cosa, acá estoy, caballeros; el masoquismo nos reúne nuevamente.

Estaba otra vez desperdiciando mi vida en Instagram cuando se me cruzó una historia con un video de uno de esos comediantes que se paran al micrófono y a veces interactúan con el público. El asunto, aparentemente, iba de cosas que no había que contarle a la pareja, y una chica de 21 años contó que a su novio de 3 meses le mostró la lista. Esa lista era de los hombres con los que había tenido sexo, y eran 60. Si sos vago y no querés subir la vista dos renglones, te lo repito: 21 años. 60 pitos.
De por sí eso es muy triste, y más triste es que vivamos en una sociedad donde la nena siente que tiene que contarlo, y sin consecuencias negativas. Pero lo peor, en mi opinión, fueron los comentarios al lado de la historia:

"Eso no se cuenta."
"Deberías haber mentido."
"¿Dónde está el problema?"
"Si fue antes de conocerlo..."
"Negá todo, mujer... me extraña..."
"Cada uno hace lo que quiere."
"No hay que juzgar."
"No se confiesa, manual de la mujer."
"Si empezó a los 15, son 0,8 chongos por mes. No es tanto."
"Si empezó a los 18, y sacando las semanas indispuesta, son 2 por mes. ¿Dónde está el problema?"

Este extracto es de comentarios hechos exclusivamente por mujeres. Eso es deprimente. En mi caso particular, es para cortarse las pelotas con la funda del teléfono.
Y yo acá, extrañando el ruido de la ducha desde el dormitorio. El olor de su cuerpo en las sábanas. El pulso acelerado antes de encontrarnos. Dormirnos haciendo cucharita (para separarnos después, porque soy de los que apenas tolero el pedo de un ratón en otro huso horario cuando quiero dormir). Tomarle la mano mientras manejo. Apretarla contra un árbol antes de llegar al restaurante, y si es posible, zamparle un beso que la deje pensando en el postre. Pero al margen de esas cositas de la convivencia, a veces, por sobra de tiempo, me pongo a pensar qué es lo que busco realmente, y la respuesta no es tan elusiva: alguien que me quiera, y alguien a quien querer. Todas esas cosas que escribí antes apuntan a eso y a eso solamente. Cuando veo a la camarera que tanto me gusta, no me imagino haciendo "la porquería", como diría mi abuela, sino escuchándola contándome acerca de su día o cocinando juntos o discutiendo por algo irrelevante y que los dos sabemos perfectamente que es irrelevante pero irrita al otro y nos divierte. Dos cosas más que busco en una relación son que me ayude a crecer como persona, y que enfrentemos, exploremos y mejoremos al mundo de a dos. Sin ella, quien sea, no hay nada de eso. Y Perro es perro, no novia.

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