Son las dos y media de la tarde y las luces del estacionamiento de la oficina están prendidas hace rato. Que tiempo pedorro. Al mediodía cuando salimos a almorzar hacía un frío que te partía las ideas, pero había solcito. Parece que ya se cansó. Debe ser como dice Mark: “coffee break from Poland to France”.
Esto de los blogs es medio adictivo. Supongo que será el efecto del deslumbramiento inicial, y en unas semanas se me pasará, pero está bueno meterse en la cabeza de la gente, gracias a la abundancia de sus escritos, que son una fuente excelente para formarse una opinión parcial, subjetiva y casi seguro equivocada de alguien. Pero me gusta. Es como un desafía descular el cerebro del que escribió eso. ¿Por qué lo dijo así? ¿a qué hora? ¿En qué o en quién estaba pensando cuando lo escribió? ¿Qué le pasó ese día? ¿Cómo se levantó? ¿Qué habló con quién?
En fin, a otra cosa mariposa. Voy a poner un párrafo que leí en otro blog (espero que la dueña no se ofenda por citarla sin especificar) como para tener de donde arrancar el día que realmente me quiera meter a escribir sobre el tema en cuestión. Ahí va:
Si Alemania no fuera como es, no sería Alemania. ¿Viviría yo en Alemania? No. Si resulta que, a pesar mío, tuviera que vivir en Alemania, ¿me la pasaría despotricando de todo lo que no me gusta o no me cae bien? No. ¿Para qué? Si la cultura no me gusta, las chances de que me asimile completamente son mínimas y lo mejor que puedo hacer es mantener una actitud positiva para proteger mi propia estabilidad emocional.
Recalco que está fuera de contexto. El tema original nada tenía que ver con Alemania, pero la autora, supongo que por azar, eligió este país para demostrar su tesis y yo lo extraigo por conveniencia.
Hasta la próxima.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario