jueves, 29 de mayo de 2008

¡110 mi abuela!

... bueno, en realidad mi abuela cumplió 90 el lunes. Pero 110 es lo que dicen estos degenerados de la policía suiza, que estaba manejando el viernes 18.04.2008 a las 16:13 horas, en la A53 de Hinwil a Rapperswil. Iba a 94. Me acuerdo porque puse el control de velocidad y lo miré apenas disparó el flash amarillo. Cerdos. Y ni siquiera puedo decir que por lo menos lo disfruté, porque me quise hacer el legal y, pensando que el límite era 100, iba a 94. ¡¡¡NOVENTA Y CUATRO!!! Pero no importa la pataleta, las amenazas, torturas o acciones evasivas. 260 francos tirados a la tesorería de estos degenerados. No me fastidiaría tanto, si no fuera por dos razones: se viven quejando de estupideces, y hay gente que se muere de hambre. Así que darles dinero me parece una burla a la humanidad.
El otro día, tirado en la cama recién hecha del hotel, oliendo a rosas, recién bañado con agua caliente al toque de un grifo, bien alimentado y satisfecho, prendo la tele para encontrarme con un reporte donde mostraban como en África hay unos 8 millones de personas comiendo lo que dejan las moscas. Rescatan los pescados podridos de la basura y los ponen a secar al sol, hasta que se mueren los gusanos, y después se los comen.
260 francos suizos equivalen a 162,50€, suficiente para alimentar a una familia somalí tipo (madre y 4 ó 5 hijos, porque el padre murió en la guerra y 3 hijos ya murieron de tuberculosis) durante 1 mes. ¿Y a dónde van a parar los 162,50€? A que los uniformes de los policías suizos estén bien planchaditos, o a peinar las vacas lilas, o a instalar más cámaras de velocidad.
Hace 3 años, volviendo de la Laguna de los Padres en unas vacaciones que me pasé en casa (cuando mi mamá todavía no había vendido el Fiat Uno) me pararon al comienzo de la avenida Luro dos policías que tenían unos 50 años y el mismo uniforme que el día que salieron de la academia. Los agujeros que tenían en el uniforme eran casi tantos como los dientes que les faltaban. Me informaron atentamente de mi exceso de velocidad (80 en lugar de 60) y me pidieron que pensara en mi seguridad y la de los demás. No corrí más (bueno... casi). Ni siquiera me insinuó una coima. Casi me quedé con ganas de que me pusiera una multa, a mí y a todos los inadaptados como yo, para que él tenga una mutual con los recursos suficientes para pagarle el dentista. Para que mi sobrino pueda cruzar la calle por la esquina sin preocuparse de que José Machito le quiera enseñar que él no es nadie y José se compró la calle. Así que esos 162,50€, 815 pesos argentinos, más o menos un sueldo mínimo en mi país, van a parar a Suiza con sus urgentes necesidades.

6 comentarios:

Luisa dijo...

MArtin, sí que te impactó ése documental de los niños de África, qué bruto, ya lo has mencionado dos veces, ni me quiero imaginar el remordimiento que debes traer cada dos por tres, pensando en esos pobrecitos niños...pero sí, OCHO MILLONES, son demasiados ¿no?...No sé en qué parte leí que Suiza es un lugar donde el grado de felicidad (si eso se puede medir realmente) es uno de los más altos a nivel mundial, no me hgas mucho caso, pero casi creo recordar que si no es el primero, debe estar en los primeros 5...También leí que estaba estrictamente prohibido subir el tono de voz en la calle y bajarle a la cadena del baño (del váter) después de las once de la noche...Sí, a eso llamo felicidad y no fregaderas, sí señor...
un besito
y ya no te preocupes más por favorcito! :oP

pal dijo...

bueno... yo creo que si... que preocúpate... porque si esto no es pa preocuparte no sé que pordría serlo.
Ahora lo otro, lo de la multa... y si pagas lo mismo que le pagaste a los suizos a alguna organización de ayuda al tercermundo?
Lo digo, porque acá en Alemania es así, hay multas que te las impone un juez, pero se pagan a una organización social. Tu te autoimpones el doble, mitad y mitad.
Porque, Martin, no estarás reclamando que los suizos por ricos deberían cobrar poco en sus multas por exceso de velocidad?!! juas!
Un beso Martín y ya vez, volví a pasar por acá.

Martín dijo...

Luisa, el índice de desarrollo humano de la ONU (a veces le llaman índice de felicidad) mide la esperanza de vida, la educación y el PBI de un país. Otros índices se basan en cantidad de autos/celulares/televisores por habitante, o cosas así. Coincido con vos: ¡¡¡eso es caca!!! Hasta donde puedo ver, no me parece que los suizos sean más felices que nadie.
Las relaciones con la familia, las amistades, la satisfacción en el trabajo, el amor, las llamadas por teléfono para ver cómo andás... ¿cómo se mide eso? Tengo compañeros de trabajo que ganan el doble, y están el doble de insatisfechos.
No es lo que uno tiene, sino lo que a uno le falta, lo que determina cuán (in)felices somos. Y eso depende de cada uno.

Martín dijo...

Pal, ¡yo también lo pensé!... pero no tengo ganas de ir a la policía y discutir sobre el asunto. Todos los meses le doy un poco de dinero a una chica de Paraguay para sus estudios. Para ella es medio sueldo, para mí un par de cafés que no me tomo en Munich.
Por supuesto que no pretendo zafar de la multa (me la mandé, y ahora tengo que ponerme) pero es que estos suizos solamente piensan en dinero, y hacen cualquier cosa por ahorrarse dos pesos. =(

Anónimo dijo...

ah! pero tenías patente de Munich?
JUAjajajajaaja te cagaron por alemán!!! se sabe que si te ven con patente alemana te cobran fijo ... los alemanes caen mal porque se sabe que no respetan los límites de velocidad en otros países.
Sonaste! qué angepasst que estás. Te felicito.

Martín dijo...

Esteeeee, sorigordi, pero los suizos son los que siempre me uberholen. Es cierto, los alemanes están acostumbrados a la Autobahn, y por eso encuentran ridículos los límites (que muchas veces los son). Pero siempre son los suizos los que van más rápido. Encima tienen el complejo del hermano menor.
Recién estoy empezando a conocerlos, así que prefiero no darles con un palo (jeje, todavía ;))