martes, 5 de enero de 2010

a ver si este sale

Pasé muchas noches sin dormir, algunas con problemas para dormirme, otras para mantenerme dormido durante la noche, otras para dormir hasta que sonara el despertador. Fueron meses así. Un par de años, de hecho.
Ahora, después de un período de transición (en el que ilusamente pensé que estaba “mejorando”) estoy en la fase opuesta. Duermo demasiado y me resisto a levantarme, y a cada oportunidad me voy a la cama a recostarme un rato, a veces 3 veces en un día. Busco estar inconsciente para no pasar por lo que estoy pasando. Esta sensación constante de falta de fin o propósito en mi existencia, falta de objetivos, de un algo que justifique que yo esté acá. No quiero (ni de love, ni de want), no extraño, no necesito, no deseo, no busco, no aspiro. No entiendo qué hago o qué tengo que hacer, y no entiendo para qué molestarse en seguir. La vida, que no es lo suficientemente larga ni mucho menos le sobra a nadie, se me va de entre los dedos sin que yo pueda hacer nada para salir de este pozo.
“Heroico” dijo uno que era el acto de una persona deprimida al cumplir con su rutina diaria. Y tenía razón. Se queda corta cualquier otra palabra que implique menos que un esfuerzo titánico para lograr cumplir con las metas más elementales y convencionalmente irrelevantes que uno se puede plantear para lograr llegar al final del día.
No todos son así. Me dijeron.
Idiotas hay en todas partes. Me aclararon.
Excusas.
Patético.
No quiero formar parte de eso.
Me quiero ir en más formas de las que todavía me doy cuenta. Quiero volver a ser parte de la humanidad. Quiero dejar de sentir pena por mí mismo. Quiero volver a ser yo, con todos mis defectos y virtudes. Quiero tener a mi alrededor más de esos que saben que en la vida hay más que lo que se puede medir. Extraño más cosas de las que me doy cuenta. Añoro más de lo que recuerdo. Y no es Argentina, que de por sí tiene muchísimo para ser extrañada.
Es la falta de humanidad, la falta de amor, la falta de humanos, la falta de tristeza y de alegría en el corazón. Y la sobra de culpas, de recriminaciones, de atajos (in)morales. Es el abandono y la pudrición a tantos niveles que superan las enumeraciones. Así no puedo. Quisiera poder, aunque sea temporalmente, pero no me sale. Por suerte no me sale: me reivindica como persona. Pero me hace más difícil la supervivencia. Pero estoy cansado de sobrevivir; quiero volver a vivir.

Miércoles 30 de diciembre de 2009
Estoy en Ezeiza, en un rato me subo a la lata de Iberia rumbo norte. Ahora la resignación va tomando control, pero lo mal que me sentí estos días fue increíble. Me sentía tan mal que tenía que recurrir al viejo y maldito proceso de dejar de pensar en el asunto, porque me superaba totalmente. No había forma de sacarme de encima ese dolor en el pecho que no me dejaba ni respirar. Parecerá muy dramático, muy a lo Verónica Castro, pero se siente así. Es una tristeza tan grande que la siento físicamente, como un dolor de panza, frío, hambre. Y todavía no se me fue, pero como ya dije, la resignación va asentándose y de alguna manera medio pervertida ayuda.
Cuando pienso en lo que me espera en destino, por supuesto que hay cosas buenas y malas, pero las malas ponen el “bueno/malo-metro” tan a fondo de escala para el lado malo, que las buenas ni siquiera alcanza a mover la aguja de nuevo aunque sea un poquito para el otro lado.
Mi situación en Alemania es tan perversamente mala, que me abruma tanto que no alcanzo a abarcar en mi mente lo chota que es. Y mejor así, porque si tuviera una noción de lo que esto me está haciendo ya estaría en el colectivo de vuelta a Mar del Plata, y a la mierda con lo que dejo allá, incluyendo a la pobre Sabine. Ella es la culpable inocente de que yo, hoy, ahora, esté en la fila para el tren a Auschwitz… perdón, para el vuelo 6842 de Iberia.
En este momento, 1 y algo de la tarde, hace 24 horas que estoy en Buenos Aires disfrutando una de las facetas de lo que significa ser argentino. La polución, el tránsito, las villas miseria, pero también la integración, la belleza, la solidaridad. Pensar que hace algunos años nomás creía que los argentinos teníamos defectos imperdonables, que teníamos que cambiar nuestra forma de ser, que nos merecíamos el cómo nos va; a lo Tato, pero no es tan cierto como él temía.
Dicen que la luz no sería nada sin la oscuridad. Ahora lo entiendo. Qué lástima que el ser humano sea tan estúpido. La cuestión, ahora, será ver cómo hago para sobrevivir a obscuras hasta que pueda irme. Sin terminar de morirme ahogado en ese lodo. Aunque nunca me pareció ni remotamente que acá fuera todo perfecto, haber venido a Buenos Aires, decía, junto con el tiempo en casa, me ayudó a desidealizar mi imagen de lo que sería vivir acá y evaluar más objetivamente mis posibilidades. Y me gusta. Sería genial. Después de todo, para eso me quemé las pestañas estudiando: para ponerme un título bajo el brazo que me pudiera llevar a cualquier lado y me fuera útil. Tengo un buen currículo y lo voy a usar.
Lamentablemente, mis sentimientos, así anulados como están, me nublan demasiado como para darme cuenta si quiero a Sabine a mi lado. Es duro (es una mierda, que quede claro), pero es así. Pero tampoco me queda claro si quiero terminar con ella. Esta es la peor parte de mi vida, esta incertidumbre, peor que tener que estar en Alemania. Y es un círculo vicioso, porque estar en Alemania es lo que me deprime y me impide saber lo que siento y definirme con Sabine; y al no saber lo que siento no puedo definirme e irme de Alemania, lo cual me haría bien y volvería a sentir. Linda situación, de la cual la única salida que veo es tomar una iniciativa, por más potencialmente dolorosa que sea, y buscar la forma de irme de ese lugar.

31 de diciembre de 2009, 7 de la mañana o algo así, aeropuerto de Barajas, Madrid
Como ser humano consciente de mi condición de tal, sé que en mi vida me mandé muchas cagadas. Algunas más grandes que otras. Pero la de ayer, al subirme a ese avión de Iberia y venirme para acá, fue la más grande de todas las que me he mandado conscientemente, sabiendo las implicaciones, pretendiendo que no era tan mala idea, evitando pensar en las consecuencias.
¿Y ahora?
Estoy en el McDonald’s del aeropuerto porque es lo único abierto, sentado en un rincón, con la cabeza entre las manos, el alma por el piso, el cansancio del viaje, el arrepentimiento, la pena por mí mismo, la sensación de ahogo, el miedo de saber que no voy a aguantar mucho más. Y las ganas de gritarle al mundo para ver si me ayuda. Y siempre en el fondo pensando en no lastimar a Sabine. Todavía tengo la conexión a Múnich… tentador, pero siempre fui de terminar lo que empecé, así que ahora, tan cerca, voy a terminar de enterrarme vivo.
Feliz año. De corazón.

5 de enero de 2010, Múnich, en la cama, a punto de dormir
Aterricé hace casi una semana. De alguna manera, y como si hubiera hecho una promesa escuchada, mis sentimientos más profundos por Sabine resucitaron. Hace 5 días que la disfruto en el alma. No me importa lo que dure, nadie me quita lo bailado. Cómo aprende uno a valorar las cosas, me cacho!!!...

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Uf!!! Vas a creer que te entiendo? ... Lo cual me preocupa.

Verdá: Nadie te quita lo bailado. A bailar.

Feliz 2010 ... o pasable por lo menos.

Linda dijo...

Hay Martin...que te digo..que manera de escribir tus dias y tus sentimientos....en este momento siento mi vida revuelta, el 2009 no fue bueno conmigo, el 2010 me espera con dos hijos a los cuales tengo que educar solita, inventandome una manera nueva, ya que mi experiencia de tener un papa y una mama en casa no me sirven de nada, empiezo el a;o con miedos...pero al leerte se que cada dia cambia el panorama y todos los dias espero a que salga el sol.
Que el 2010 sea tuyo! Que Dios te de mucho de todo lo bueno que quieres y que a mi no me olvide.
Un abrazo.

Martín dijo...

Mónica, "pasable" ya es un escalón para arriba comparado con lo que fue el 2009, así que gracias por los buenos deseos. Un beso.

Martín dijo...

Linda, me hacés pensar en mi mamá, que cuando yo tenía 4 se divorció de mi padre y ahí quedo, en pampa y la vía, sin saber ni por dónde empezar. Claro que ella tenía a sus padres/mis abuelos, que estaban en una situación económica más que holgada.
Yo creo que tenés buenos instintos y eso te va a hacer salir adelante. Nunca subestimo la capacidad de una mujer de proteger a sus hijos de lo que venga. Feliz 2010, que te lo merecés.

Julieta dijo...

Pucha!! ,me llegaste al corazón con lo que escribiste ,al alma ,al cerebro.... y te entiendo..Vaya si te entiendo !!
Por suerte renovaste tu amor por Sabine ,querela ,disfrutala ,dejá fluir las cosas ,no te enganches en esa depresión que te perjudica...Todo se va a ir resolviendo ,por lo pronto bailá ,que lo bailado nadie te lo quita ,como bien decís..
Que tengas un buen 2010!! llevadero aunque sea..
Cariños..

Martín dijo...

Juli, creo que la pegaste con la palabra "renovarse". Eso es lo que siento por Sabine. En este momento estoy en casa, ella salió con una amiga, y la extraño como loco. Hacía rato que no lo sentía, ¡y está bueno!

Julieta dijo...

Qué bueno ,Martín ,me alegro mucho porque el amor de alguien te hace más llevaderas las otras cosas y si la extrañás ,eso significa algo..
Beso

Ivonne dijo...

Martin...Verás que será un 2010 bueno, y completo; con lo que esto signifique, tal vez en un principio no todo sea fiesta, pero de a poco iras recobrando tu vida y la ilusión por vivirla, yo lo sé, he caminado ya ese camino que tu caminas ahora, me ha costado mucho pero he conseguido recuperar mi amor por mi vida,y creo que ahora la ilusión... Te deseo lo mejor y que pronto, pronto recobres la alegría de SER MARTIN..

Martín dijo...

gracias. Es bueno escuchar que alguien que estuvo en esta situación, se recuperó.

pal dijo...

Feliz Año nuevo Martinez!
Que bueno leer que "quieres",porque como me dijo una amiga, fácil saber que es lo que no se quiere y bueno saber lo que se quiere... aunque sea una idea sin tanta claridad, da una luz que te deseo se te conserve.

Martín dijo...

Hola Pal,
pues me parece que tu amiga tiene mucha razón: muchas veces sé que no quiero hacer nada, que no vale la pena. Sentir, querer, tener ganas... ufff! eso sí que es un lujo por estos días =/

Luisa dijo...
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