miércoles, 19 de enero de 2011

por un milímetro

Una de las cosas que más me gustan de estar en Alemania es la combinación de dos ingredientes:
  • no hay límites de velocidad en una buena parte de sus autopistas,

  • por mi trabajo, tengo acceso a maquinaria capaz de aprovechar el punto anterior.
En particular, este fin de semana que pasó me condimentó la vida un BMW Serie 7 nuevito. Si bien tenía el motor más pedorro de la gama (un diésel de 6 cilindros, 3 litros y 245 caballos) es un auto que en Alemania, pelado, cuesta €80.000. Pero cargado como estaba andaba cerca de los €110.000. Por cuestiones impositivas y de mercado, en Argentina cuesta un 25% más. O sea, cuesta más que la provincia de Jujuy...
En lo que fue 2010 habré manejado una veintena de autos distintos, desde un BMW Serie 1 descapotable, biturbo y 306 caballos, pasando por un Serie 5 GT con un V8 también biturbo de más de 400 caballos, e incluso un Mercedes Clase S de vaya a saber uno la potencia. Con motos, otro tanto. Repasando me viene a la cabeza una BMW K1300S de casi 180 caballos con la que estuve muy cerca de convertirme en donante de órganos, y eso si hubieran sido muy delicados con la espátula. Mea culpa.
A pesar de toda la ferretería con la que pude jugar, salvo por el descapotable, que reveló una forma nueva de mirar al mundo, el resto de los autos me parecieron pesados, excesivos, irrelevantes. Podría caer en el argumento de que gastarse tanta plata en un auto es casi inmoral cuando hay tanta gente muriéndose de hambre, pero lo cierto es que hace mucho que entendí que el ser rico no es un pecado. De hecho, los ricos y sus lujos dan empleo a mucha gente y mueven el dinero, por la razón que sea, que directa o indirectamente genera impuestos y beneficios para todos. Claro, parto de la suposición de que lo hacen por derecha, lo cual... en fin. Ese es otro tema.
Pero volviendo a mi fin de semana, este serie 7 la verdad que me impresionó. Como dije, probé un clase S, que es el equivalente de Mercedes, y me pareció muy "yanqui", muy cómodo pero no muy... ¿cómo decirlo?... auto. Un carruaje moderno, tirado por caballos blancos. Unos 400, metidos entre el tablero y el paragolpes delantero. En cambio el BMW me impresionó por lo "auto" que es, en el sentido de que la dirección no está desconectada de las ruedas como en el Mercedes. La suspensión es más firme, es cierto, pero lo poco que pierde en comodidad está más que compensado por lo mucho que gana en agilidad. Y en un auto de 2 toneladas, se agradece. Además, decir que ese auto perdió un poco en comodidad es como insinuar que era incómodo. Nada más lejos de la realidad. Parecía que ni tocaba el pavimento de lo que bien que iba, y hacía todo con una displicencia, una autosuficiencia y una eficacia pasmosas.
Algo que puede parecer una desventaja es el motor, pero eso engaña. Si bien, como dije, es el más debilucho del catálogo, hay que reconocer que tiene mucho empuje y la caja es espectacular, y maneja muy bien la elección y tiempos de hacer los cambios. Hasta unos 170 km/h la aceleración es más que suficiente, y recién a partir de los 200 se hace evidente que no estamos en un misil de cuatro ruedas. Ni falta que hace, porque en el único lugar del mundo donde se puede andar a más de 130 km/h legalmente es en Alemania o la isla de Man, así que para la gran mayoría este motor es más que suficiente.
En fin, el lunes a la mañana cuando lo devolví, tanto Novia como yo coincidimos en que si estuviéramos en posición de comprarlo, lo haríamos. Y eso no nos pasó con ningún otro auto por más lujo que tuviera. Para nuestras posibilidades, el auto que más nos gustó hasta ahora parece ser un Renault Clio de unos modestos 75 caballos que alquilamos el año pasado en Toulouse. Chiquito, con control de velocidad, reproductor de CD y aire acondicionado, y encima gastaba poco. Perfecto para nuestras necesidades.
Lo más milagroso de todo esto es que a pesar de haber estado muy cerca, nunca tuve un incidente con ningún vehículo. No choqué, no volqué, no me lo robaron. Hasta el domingo pasado... domingo, negro domingo. Fuimos con Novia a Stuttgart, y en lugar de tomar la A8 de vuelta a Munich decidí hacer un desvío a la isla de Lindau, para sentarnos en un café a orillas del lago Constanza y tener una tarde romántica. Y ahí aconteció la tragedia. Después de todo, maniobrar un transatlántico de dos toneladas para estacionar en semejante huequito no es para flojos de temple, ni para estúpidos como yo que calcularon que el auto era un bendito milímetro más corto de lo que en realidad era. Resultado:




Mejor me limito a andar en bicicleta. Algo más sofisticado que eso es tirarle margaritas a los chanchos...

4 comentarios:

Grumpy Goat dijo...

I take your point about nearly becoming an organ donor, provided someone was careful with a spatula...

On the road between Dubai and Abu Dhabi it's four lanes each way. The posted speed limit is 120km/h but Abu Dhabi police are quite open with the fact that the speed cameras are set to flash at 160km/h. The result is that most people drive at 159.9999km/h.

Unfortunately there are too many nutters who do this in the rain, in the fog, on the breakdown lane and mere centimetres from the bumper in front. Such is the result of no highway patrols; only speed cameras.

Ask me how I know. I spend 90 minutes twice a day on this road, usually thrashing a rented Yaris.

Grumpy Goat dijo...

Nice bike parked under the building, by the way!

Martín dijo...

Ah, Mr. Goat! nice to see you here, indeed!
I'm just wondering how did you understand my post, but in any case I feel flattered by your visit and even more by your commenting.
Following your blog I became quite wary of the driving habits in the UAE, so I kind of guessed that what you just told me was the case.
And about the bike: is somebody being subjective? ;)

Grumpy Goat dijo...

The Google translate toolbar is a wonderful thing; I don't speak a word of Spanish beyond 'Dos Cervezas por favor' which is both useful and sociable.