lunes, 15 de marzo de 2021

año colateral

Me cago en el 2020. Ninguna novedad, nada original, no hay sorpresas. Entre la pandemia/cuarentena, las elecciones de pocos meses antes y la campaña a todo trapo para desarmar la República (Desert Storm parece la remodelación de un baño al lado de esto), mi humor está empezando a sufrir. Cuando el otro día escribí casi como al pasar que "uno deja de ver la luz al final del túnel. Peor todavía: llega al punto donde cree que esa luz no existe, que el túnel es todo lo que hay y se resigna", la frase me quedó resonando hasta el punto en que encuentro demasiada correspondencia con la realidad. Como que la metáfora es apenas tal y en realidad es un fino velo para no ofender sensibilidades a la hora de representar lo que veo. Siguiente escalón de honestidad: Argentina está hecha mierda.
Los autores de este proceso tienen nombre y apellido, DNI y están en una lista que representa perfectamente el who's who del me cago en el prójimo. A la gallina de los huevos de oro apenas le quedan unas plumas y se están sacando los ojos por ellas, en lugar de aflojar un poco, dejarla recuperarse, engordar, y mordiendo una porción proporcionalmente más chica de la torta, llevarse diez veces más. Pero ni para eso les da y no dejan dudas de su imbecilidad, en la acepción que le daban Levine y Mark en su escala de 1928, pero también en la otra acepción, más moderna e insultante. Es decir, ya todos estamos resignados a la deshonestidad y egoísmo de estos ejemplares, pero el grado de estupidez que exhiben habla no solamente de ellos sino también de nosotros como votantes. Lo de "nación"... no se me ocurre nada para apelar a esa denominación para referirme a los que vivimos en Argentina. Estamos desagregados de la forma más funcional a estos degenerados enquistados en el poder. Me acuerdo de esas hermosas épocas donde creíamos que si los políticos robaban la mitad pero hacían algo por el país con la otra mitad, podíamos considerarnos felices. Qué bellas épocas aquellas.
Quisiera escribir cosas divertidas, interesantes, positivas, optimistas, irónicas, cultivantes, educativas, informativas, edificantes... pero avisé de entrada: mi humor está viniéndose abajo de una forma que supera los días. No me levanto un día bien y otro más o menos y otro mal. Ni siquiera deprimido. Me levanto triste por lo que se ha vuelto este hermoso país, y también por lo que hacemos nosotros de él.
Me cansa despertarme con el ruido de la alarma de la infradotada de mi vecina (no es por esto que la catalogo de infradotada, hay material de sobra) que no entiende que vive en un edificio con vecinos que tienen derechos y que esos derechos están perfectamente contemplados en un reglamento, y que ese reglamento está para leerlo y seguirlo, no para ignorarlo o interpretarlo arbitrariamente o apelar a la tolerancia cuando te llaman la atención y dejar de saludar. Y ese es el comienzo, los primeros 5 segundos de mi día. Le siguen los obreros del edificio a media cuadra, que empiezan a trabajar a las 7 cuando, en esta ciudad y en la zona donde vivo, los trabajos de construcción están autorizados a comenzar recién a las 8. Y las alarmas de autos, comercios y demás, que si no suenan a las 3 am porque un ratón se tiró un pedo, suenan porque realmente alguien entró a robar o en su defecto suenan de forma absolutamente innecesaria cuando sus dueños las activan o desactivan, porque les importa un bledo del prójimo. Y las bocinas de los que pasan en auto para saludar a alguno, para imponer la prioridad que no les corresponde, del taxi para avisar que ya llegó y está esperando, de la motito de reparto (sin silenciador de escape) para avisar que vino. Y la basura en la calle, a veces al lado de un cesto. Y los autos estacionados en la vereda o en la senda peatonal, o circulando de noche sin luces (no con las luces apagadas: sin luces) o con los faros antiniebla encandilando a los demás. Y los pendejos que empiezan el último año de la secundaria y salen a las 6 de la mañana y arman un escándalo que despierta a todos, muchos de los cuales necesitan su descanso para poder ir a trabajar de forma efectiva y, más importante, segura. Todo eso no es el gobierno, corrupto o no, imbéciles o no, ineptos o no. Somos cada uno de nosotros, que no tenemos incorporado el respeto ni a las reglas ni, por extensión, al prójimo. La Policía, como tal, no existe. Habrá alguna institución que se autoperciba tal, pero no lo son. Ni saben, ni quieren, ni pueden serlo. "Tránsito" debería llamarse "control de estacionamiento", o mejor dicho "control de que pagó estacionamiento", porque el dónde es obviado asquerosamente.
Y cerrando el círculo, rompiendo cualquier nexo entre donde estamos y donde deberíamos estar o por lo menos a lo que deberíamos apuntar, volvemos al gobierno que sistemáticamente coarta la educación con su apoyo a la histeria del lenguaje inclusivo, la autopercepción, las políticas de género, la discriminación sexista (¿no era una construcción social?) contra los hombres, los sueldos ínfimos a los maestros, la eliminación de la meritocracia no solamente del currículo sino de las mentes de los alumnos y sus padres, donde todos merecen todo y los que tienen (que generalmente lo tienen porque se esforzaron) están coercionados a pagar por ello mientras el gobierno se lleva el mérito y los agradecimientos, una especie de Robin Hood institucionalizado. Excepto que Robin Hood dormía a la intemperie y en el piso, cuando cagaba se limpiaba el culo con hojas de árboles, comía lo que cazaba y no buscaba enquistarse en el poder. Estos son algo diferentes.
Si hay algo a lo que estos degenerados le deben un millón de gracias es a los chinos porque en lugar de comer una sopa de moñitos se mandaron un par de empanadas de murciélago y nos obsequiaron el COVID, pantalla perfecta para tapar los chanchullos con los que le cagan la vida a 44 millones de seres humanos y, al mismo tiempo, acortan la viabilidad de su propia existencia no dejando al país crecer un poco y generar todas esas riquezas que después sí pueden ponerse a rapiñar.
Ni para eso les da. Y si algún delirante piensa que el 2021 va a ser mejor, think again.

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