viernes, 19 de julio de 2024

el puente más feo

Cuando compré a Perro hace 6 años y medio, escuché muy seguido comentarios de gente que destacaban lo lindos que son de cachorros y cómo les gustaría que nunca crecieran. Yo no. Será porque la súper loca ex que tuve, que tenía un pastor australiano de 8 años (Piet, mirlo rojo) y fue amor a primera vista, y mientras Perro era chico yo no podía esperar a que creciera. Disfruté todo lo que pude su infancia o cachorrancia o como se llame en los perros, pero ahora que es adulto, para mí es insuperable. Sí, era un bombón, pero ahora es un camión con acoplado lleno de bombones. No sé, no extraño a Perro cachorro. Lo recuerdo con cariño y lo disfruté a pesar de mi estupidez y mi ignorancia (la ignorancia ha mejorado) pero ahora de adulto es... no sé... alucinante. Disfruto cada segundo con él. Es lo mejor que hay. Y paro acá porque vine a escribir de otra cosa.
Sé que es el frío. Un poco el estrés, sí, pero mayormente el frío de cagarse que está haciendo en esta época. Cada invierno me pasa lo mismo: la piel de las manos en particular sufre, y de apoco se va resecando, agrietando y... ¿cómo decirlo delicadamente?... jodiendo, al punto que llega a sangrar, sobre todo en los nudillos y los "codos" de los dedos. ChatGPT me dice que se llaman articulaciones interfalángicas. Ponele. Así que estaba parado en un semáforo, con la mano derecha en el volante, y me vi la mano y pensé en cuando sea viejo y si tendré manos de viejo, arrugadas y con venas y huesos marcados. No me molesta, para nada. Por supuesto que la vejez me da miedo porque voy a tener limitaciones físicas y mentales, algunas de las cuales ya tengo y simplemente van a crecer, pero van a venir nuevas y trataré de espantarlas lo más que pueda, pero van a venir y van a llegar. Si mis cálculos no fallan, para cuando se pongan demasiado difíciles de llevar me pego un corchazo y listo. Supongo que será cuando me despida de mi 2do perro.
Sin embargo, si pudiera sentarme a charlar con la muerte y fuera un ente con el cual pudiera negociar de alguna manera, le pondría una condición, le haría una petición: quiero volver a acariciar a una mujer. Es todo lo que pido. Me siento muy solo estos días, especialmente solo. Esta crítica que recibí de esa amiga en Basilea me pegó feo. No porque venga de ella, sino simplemente por lo que dijo, que me hizo pensar un montón.
Primero que nada, soy un reverendo idiota a la hora de levantarme una mina. O sea... ¿lo soy? Yo que sé, tuve novias, logré vínculos, pero estoy en uno de los peores momentos de mi vida sentimental y no logro encontrar a nadie y si veo a alguien me sumerjo en mí mismo. Mover el culo para hacer algo me es tan factible como conquistar Júpiter. Lo peor es que aunque fuera algo más proactivo, no conozco a n-i-n-g-u-n-a que me guste. Ni una. Cero. Es terrible. Nada. Ni cerca. Y lo que atenta con mi autoestima es que no sé qué más hacer. Me baño todos los días, me visto mejor (ya estaba pasándome de zaparrastroso, realmente), intento ser menos hosco a pesar de que cada minuto que paso con Perro y en Argentina estoy más desilusionado de los seres humanos. Pero nada funciona. Es muy descorazonante. No sé realmente qué hacer. Las pocas, poquísimas oportunidades que logré un mínimo acercamiento con alguna, resultó ser una trola de campeonato, una idiota irredimible o ambas, y por las cosas que escucho alrededor es como que es la norma, no la excepción. No es joda.
También me di cuenta de por qué me gusta sentarme a leer o a escribir en un café. Tengo cosas que no funcionan y de las que quiero huir mentalmente, y sentarme en un lugar donde pago una especie de entrada o peaje para desconectarme y que además hagan lo que les pido y me lo traigan a la mesa, es liberador. Es bastante irritante que a veces esté lleno de argentinos siendo argentinos: mayormente celulares a todo volumen con todas sus opciones (WhatsApp, llamadas, video llamadas, videos de YouTube, mensajes de audio, radio, tele y demasiados etc.) o fastidiándolo a Perro, pero así y todo, en alguna medida logro mi objetivo de olvidarme momentáneamente de mis dificultades. Unas mini mini vacaciones. Para la mierda que sirven, pero en el momento me ayuda.
En esa misma línea, ayer salí en la moto. Aflojó el puto frío y tuvimos 17°. Un lujo. Vueltita alrededor de la ciudad, previo quedarme sin combustible pero por suerte cerca de una estación de servicio. Lamentablemente, volví a casa sintiéndome vacío. Amo como pocas cosas andar en moto. Para ser honesto, no se me ocurre ninguna otra cosa que me guste hacer más sin involucrar Perro, familia o... no sé, realmente. El problema es que estamos en Argentina, con presupuesto argentino, con conductores argentinos, con calles argentinas y disponibilidad de repuestos de Marte. Sí, segunda referencia a otro planeta. Onda que va perdiendo efecto, ¿no? El Cinturón de Orión, ponele, pero ya suena a MIB. Volviendo al asunto, creo que lo más inteligente en este punto es venderla, antes de que requiera algo que simplemente no va a estar disponible, como un inyector o algo así. Estoy viviendo una fantasía si creo que no le va a pasar nada, y eso por el simple paso del tiempo, sin contar imbéciles que me cierren o me choquen de atrás cuando estoy haciendo algo tan temerario como estar parado en un semáforo en rojo. Esas locuras mías.
Esta es una píldora que no logro tragar, pero la veo cada vez más inevitable. Y me pone triste. No tanto como pensaba, porque realmente cada vez más me cuesta dejar solo a Perro, pero va a ser una caída grande y no sé cómo va a reaccionar mi depre. Supongo que en este punto queda escribir algo tipo "cruzaremos ese puente cuando lleguemos".

No hay comentarios.: