domingo, 9 de marzo de 2025

de pelotas llenas

Hace unos días fui a la plaza con Perro. Es una plaza de 4 manzanas e íbamos cruzando por la diagonal, cuando de atrás alguien pidió permiso para pasar. Instintivamente me iba a correr pero primero me di vuelta a mirar, y era una pareja grande, unos 35 años, en una de esas bicicletas de alquiler que son dobles, lado a lado, con algunos fierros soldados para formar el aparato. En cualquier caso, claramente desubicada por esperar que las personas (la gran mayoría chicos de 6 años o menos) se corrieran para que ellos pasaran, pero además en infracción por el simple hecho de que eran mayores de 12 años. No tenían nada, pero nada que hacer andando en bicicleta en la vereda, mucho menos en una plaza llena de chicos, en un armatoste de casi 2 metros de ancho. Por supuesto, no me corrí. Entonces me toparon con la bicicleta. Ni vale la pena relatar el intercambio que siguió porque es más de lo mismo de siempre: ignorancia, patoterismo, amenazas, violencia, inoperancia. ¿"Respeto"? Hace rato que dejó el chat en Argentina. Antes de que se inventara internet, diría.
No pasaron 40 segundos, que un tipo que iba caminando adelante de mí con su perro tuvo que pegarle un grito a un borrego mal educado, en un autito de esos a pedal, sin supervisión, de unos 6 o 7 años, porque venía a 700 km/h con el autito de mierda y casi atropella al perro. Los padres enseguida vinieron a disculp... no, vinieron a increparlo porque le habló al borrego. Imbéciles. Borregos así, claramente, no salen así de la nada.
Volví de la plaza sintiéndome bastante choto, casi depre. No me daba cuenta de por qué, si no había sido algo tan estresante ni desconocido. Pero por algún motivo, estas dos experiencias, en lugar de sumarse se multiplicaron y me afectaron. Será que se juntan con otras cosas, no sé.
Pero el hecho es que estos son los votantes promedio en Argentina. Con esta lacra se supone que un Milei, un Macri, una Merkel, un Putin, Thatcher, Lenin, Adolfito o quien mierda sea que venga a dirigir este manicomio, tiene que lograr algo constructivo (y no menciono a los peronistas en sus diferentes sabores porque esos vienen a robar, no a gobernar ni mucho menos a hacer algo constructivo). Y estas lacras, además de votar, son votados, porque los políticos no vienen de otro planeta; todos salen del mismo lugar.
Querés cruzar la calle cuando la Ley (arrancando con la 13.893 de hace 75 años) lo indica, seguí esperando. Querés que tus impuestos se usen para algo útil, jodete. Querés que la VTV no sea un reporte de lo que la calle sin mantenimiento le hace a tu auto, a pesar de que cada año pagás 20 veces en arreglos lo que pagás en impuestos supuestamente para mantener la calle transitable, seguí soñando.
No puedo evitar verme afectado por esto. Hay cosas que me afectan desde un punto de vista académico, de puro victimista o dramático que puedo ser, pero el intentar dormir con 10 alarmas diferentes sonando en mi cuadra solamente (a veces 3 simultáneamente), más los escapes y las bocinas de los autos y motos, o el querer cruzar una calle sin jugarme la vida, o caminar por una plaza sin que me atropellen, o el transitar por una calle sin que el pavimento desaparezca, pierda el control del vehículo, y que aparezca de repente haciéndome mierda la suspensión... y mil ejemplos más, no son caprichos ni preferencias: son cosas básicas y por las que además pago.
Todo esto no es, quisiera pensar, mis rezongar diario. Se junta con lo asqueado que me siento con la soledad que me impone la combinación de edad, carácter, un trabajo que no me acerca a otras personas, una vida social limitadísima, y alguna cosa más que se me escapa pero seguro se relaciona con la estupidez general (y de las mujeres argentinas en particular). Este asunto no me molesta solamente por el presente, sino por el prospecto de futuro en el que las cosas siguen, con suerte, igual. Porque a medida que sigo envejeciendo sigo volviéndome menos atractivo, con más panza y un carácter más agrio e intolerante. Y como siempre cuento, hay cosas que yo sé positivamente que a las personas se les hace imposible aguantar de mí pero no pienso cambiarlas, al contrario, porque son correctas. Como la intolerancia a cualquier forma de engaño, algo de lo que la sociedad no debería espantarse sino más bien copiar. Muchas cosas tengo que aprender, pero eso, y algunas cosas más, la sociedad puede y debe aprender de mí. Y si a alguien le parece que peco de arrogante, que se vaya a cagar.

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