Nikita y Melba se están convirtiendo en mis dos compañeritas y concubinas, y como cualquier hembra (humana o similar) tienen sus rayes. Por ejemplo, cuando les tengo que cambiar el colchón de viruta en la jaula, Melba se pone tan histérica que ha llegado a morderme. Nikita, como siempre, se adapta y disfruta la aventura. La curiosidad que tiene es más fuerte que cualquier susto que yo le pueda ocasionar.
Por otro lado, Nikita es un estómago caminando. Desde el día en que las traje me propuse mantener ciertas rutinas con ellas, porque son animalitos muy frágiles y, como cualquiera de nosotros, necesitan un cierto grado de estabilidad, de vez en cuando condimentado con cambio o aventura.
Las señoritas viven en un terrario de 1 metro de largo por 50 cm de ancho y 35 de alto. Para darles más para jugar puse un estante con una rampita así pueden subir y bajar, saltar, trepar y todo lo que a estos bichos les gusta. Para forzarlos un poco a que hagan ejercicio, la comida se la dejo siempre en ese lugar.
La cosa es que todos los días cuando llego del trabajo a eso de las 6 ó 7 de la tarde las saco un rato de la jaula y las dejo caminar un poco por mi falda y remera. Les encanta treparse hasta mis hombros y esperar que las baje con la mano, para volver a treparse. Después de unos 15 minutos las vuelvo a poner en el terrario donde viven.
Resulta que las muy cerdas ya se dieron cuenta que mientras las tengo fuera del terrario aprovecho para poner algo especial para comer (un pedazo de manzana, yogurt, yogurt seco, heno, comida para gatos, etc.) así que en cuanto las dejo otra vez en su lugar, las dos corren y trepan al estante para olisquear qué es lo que les dejé. No solamente eso: si no encuentran nada cada una por su lado, van y se huelen el hocico una a otra para ver si la otra encontró algo. Como último recurso, si todavía no identifican nada, ¡se paran en dos patas y me miran! Entonces les doy algo y me lo tienen que sacar de la mano, para lo cual las hago traspirar un poco cosa de que hagan ejercicio. Nikita es más ágil y generalmente puede agarrar cosas más alto, pero Melba es más grande y se lo saca =( Entonces tengo que sacárselo a Melba y devolvérselo a Nikita, que tiene cara de "¿y yo qué hice?". En el momento le doy otra cosa a Melba y siempre, pero siempre baja la rampa, se mete en el túnel, sale por la otra punta y corre a la esquina a comer.
Cuando las traje las pesé en una de esas balanzas que distinguen hasta el gramo; Melba pesaba 21 y Nikita 20 gramos. Ahora engordaron 6 gramos cada una, están cada día más inteligentes y más en confianza conmigo.
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