jueves, 20 de noviembre de 2008

desvaríos

Se dice que el mundo es lo que es. No estoy de acuerdo: el mundo es lo que nosotros hacemos de él.
Cuando estaba en la universidad en Argentina y me faltaba año y monedas para completar los estudios de ingeniero mecánico, el gobierno ofreció una beca por un año en donde los principales criterios parecían ser la situación socioeconómica de los postulantes y su desempeño académico. En mi caso, en ambos campos calificaba bastante alto, mientras que un amigo calificaba más bien bajo, sobre todo en lo económico. Es decir, yo tenía muy buenas notas y vivía holgado, mientras que sus notas no eran tan buenas y reciclaba la yerba para el mate.
Por alguna extraña razón, y sin jamás ocultar nada en la entrevista, me otorgaron la beca mientras que a él no. El dinero lo usé siempre para libros de la universidad que de otra forma pedía prestados o sacaba de la biblioteca.
El año pasó y cuando faltaba poco para que la mensualidad se terminara, recibí una carta del gobierno ofreciéndome renovar la beca por otro año. El tema era que yo terminaba en 1 ó 2 meses más, y eso significaba tomar dinero por casi un año que no me correspondía, ya que incluso tenía el contrato firmado para empezar a trabajar en una petrolera en cuanto diera el coloquio. Ergo, la rechacé.
La sorpresa vino cuando lo comenté entre mis conocidos, gente de la que me jactaba y enorgullecía de haber seleccionado con cuidado, gente a la que consideraba normal (que no es lo mismo que común, como me hizo entender mi abuelo), honesta, trabajadora, etc. Casi la mitad de ellos me sugirió aceptar la beca, ya que era dinero y no lo podía rechazar y todos lo hacen y nadie se iba a enterar y...
A principios de los '90 Tato dio su monólogo número 2000, y después de hacer un repaso de los últimos 30 años desde que comenzó, comentó que a pesar de lo estipulado por su libretista (en aquel tiempo Santiago Varela) de que no nos merecemos los gobiernos que tenemos, él sí creía que algo de culpa tenemos. Me atrevo a disentir, o a ir más allá diciendo que tenemos exactamente lo que nos merecemos. Esto, por supuesto, depende de cada uno, pero en el colectivo, como nación, creo que no podemos esperar otra cosa; sería ingenuo esperar que nuestros administradores fueran loables si los que proveemos lo administrado no estamos a la altura de las circunstancias. Creo que la gente debe pensar que los políticos vienen de Marte, o de algún otro lado que no tiene nada que ver con ellos, cuando en realidad son nuestros vecinos, conciudadanos, colegas, conocidos. Son argentinos comunes, fueron a nuestras mismas escuelas, escucharon a los mismos profesores, convivieron con nosotros, por lo tanto no son, en principio, tan diferentes, o con diferentes recursos. Con la diferencia que ellos hacen algo y el resto miramos. O peor, nos olvidamos de las referencias normales y nos volvemos comunes. Empezamos a no pagar los impuestos porque es tirar la plata; a cruzar la calle por cualquier lado, total nadie mira; a tirar el papelito en la calle, si todos lo hacen...
Las normas no son ocurrencias despóticas, son el fruto de la experiencia. Mucha gente cree firmemente que las reglas están para romperse, y se festejan a sí mismos como se festejan esa bola de inútiles en Hollywood una vez al año dándose premios entre sí.
Pero hay un detalle que se les escapa: el derecho a protestar. No es tan obvio como el perjuicio que les hacemos a los que sí se apegan a la idea de vivir en un estado de derecho, o el perjuicio moral que nos hacemos a nosotros mismos, pero existe. Cuando viajo en tren sin pagar, convencido de su justa causa; cuando me robo (porque es robar) una lapicera de la oficina; cuando paso un semáforo en rojo o no freno en la esquina para dejar pasar al peatón... estoy perdiendo el derecho a protestar. Un político corrupto, o cualquier corrupto, siempre se convence a sí mismo de que lo que hace es justo, y que la ley está mal hecha y él o ella se merece lo que obtiene y los demás se merecen el perjuicio de lo que se les está quitando o negando o perjudicando.
No se necesita ser Mozart para detectar una falsa nota, pero hay que ser honesto (y como en el embarazo: no hay medias tintas) para tener derecho a quejarse, a demandar algo mejor. Yo (con lo que me revienta empezar una oración con esta palabra) decido conscientemente cuando rompo las reglas, cuando la diferencia entre la ley y la justicia es tan grande que no lo soporto y elijo la justicia. Pero me aguanto las consecuencias y no protesto y, sobre todo, no miento si me agarran.
Por supuesto que no soy perfecto, ni siquiera es mi objetivo serlo, pero sí lo es acostarme cada noche con la ilusión de que soy un poquitito mejor que cuando me levanté en la mañana, aunque me haya mandado alguna; me quedo pensando en cómo no repetir el mismo error, cómo compensar a alguien si es que lo dañé. Y si alguien me hace algo, trato de buscarle una justificación para su proceder y comprenderlo, para no quedarme con malos sentimientos. A veces no lo logro, pero la idea es intentarlo.
¿Cuántas guerras (ni hablar peleas) se evitarían si algunos más hicieran eso?

23 comentarios:

Pablo dijo...

¿Qué es lo que hace que una sociedad sea exitosa en términos de progreso, convivencia pacífica y gobernabilidad?

¿la solvencia económica? no creo, la mayor economía a escala del mundo (EEUU) lleva toda su historia tratando de superar conflictos étnicos, desigualdades atroces e intentos de secesión

¿la unidad religiosa? no parece, la India, milenaria en la permanencia bajo un mismo dogma de fe, está sumida en la postergación.

¿el poderío militar? siga participando; no hubo dominio más militarizado que Roma (1753 AC - 555 DC) y sin embargo cayó por su peso

¿la antigüedad de su democracia? ¿y cómo se explica que Japón, bajo un régimen imperial desde hace 7000 años, haya renacido de sus cenizas para ser hoy la segunda potencia del mundo?

¿la diversidad cultural de sus miembros? definitivamente no; Argentina es un país de inmigrantes y no podemos ni empezar a hablar

¿la unidad cultural de sus miembros? menos aún, Gran Bretaña es una islita de núcleo étnico homogéneo y sin embargo lleva siglos enfrentando guerras que condujeron a su irremediable fractura

¿y entonces qué?

Aquí va mi teoría: el respeto a la ley (pero no me hagas caso, soy abogado)

Martín dijo...

Pablo,
un honor tenerte por acá. Gracias por pasar.
Me encantaría ser capaz de agregar algo ocurrente/sagaz a lo que decís, pero creo que lo redondeaste perfecto.
El fin de semana estuve en Suecia visitando amigos que hice en el año y medio que viví ahí. Sabrás que los suecos, como los alemanes, son tremendamente respetuosos de la ley. Y sí, es exactamente como vos decís. No se me ocurre cómo refutar tu teoría (pero lo voy a intentar ;-)).
un abrazo

Luisa dijo...

Hombre!! Don Pablo, usted por aqui...qué gusto.

¿te acuerdas Pablo, que hablaste sobre el tema (del que habla Martin) hace tiempo?,qué curioso, creo que fue uno de los primeros post que me atreví a comentarte con un poco más de soltura...

Mucho tiene que ver Martín con la educación que recibes en casa,con que tu madre o tu abuelo o quien te quiera,no te haya pasado ni una,que te haya obligado a cumplir tu palabra,que te haya castigado por mentir y tantas cosas que deberías de recordar o no olvidar cada día.

Y no es "por una extraña razón", es tu esfuerzo, es tu integridad, es tu congruencia...
lo que sí temo decir es: Que te den lo que mereces o "Es que te lo mereces"...¿dónde estaríamos si todos recibiéramos lo que realmente merecemos?...

Y muchas veces he visto la cara de compasión con la que me miran (pobre tonta,ella se lo pierde,debes de pensar más en ti,todo el mundo lo hace,piensa en tus hijos,bla bla) a veces me enfrento incluso a mis propios principios y digo:¿Para qué? ¿de qué sirve?,si siempre es la misma porquería...pero no,no es cierto, sí sirve, y habrá alguna vez que alguien o algo, sea la diferencia y comencemos a cambiar o a modificar todo esto que hemos hecho (unos por omisión y otros por hacerlo)...
En fin, un abrazo a los dos.

Luisa dijo...

("deberías" quise decir, Deberíamos ....hablo en general, cosas que deberíamos no olvidar...

bueno, creí que era pertinente la aclaración.
otro beso.

Martín dijo...

Luisa,
¡exacto! Uno es el que debe hacerse cargo, ser congruente, valiente, no dejarse avasallar o llevar por la corriente. Tener principios y ser fiel a ellos.
un beso

CUATRO SOLES dijo...

Brillante la reflexion Martincho, exactamente eso senti cuando llegue a España, mejor dicho, eso fue lo primero que me llamo la atencion, la desicion de la comunidad toda de vivir en Sociedad.-
La empatia que la gente tiene con respecto a las normas, o sea la capacidad de tener el suficiente criterio para entender que una norma se establece por el bien de todos, para que la convivencia efectivamente sirva para no perjudicar al de al lado.-
Coincido en todo lo que dicen tanto Pablo como Vos, todos estamos en Argentina en parecidas circunstancias de crianza, de lugares, la diferencia es que no sabemos vivir en sociedad, seremos grandes individualistas como dicen, pero los hechos demuestran que no nos han servido para mucho para avanzar y ser una sociedad que quiera progresar realmente, seguramente por que queremos que lo hagan los politicos o el estado o vaya a saber que????
Un Saludo a todos, da gusto conversar con uds.-

Carlos

PD: gracias por el comentario, si con el blog hemos logrado que te hagas este planteo, y movilizarte de esta manera,............nuestros corazones estan contentos.-

pal dijo...

Tengo que estudiar y estoy comentando... pero justo de eso habla la Arendt, a quien tengo que resumir en 10 páginas...

Qué de acuerdo estoy contigo!

Y sin embargo... yo no sé que sientes cuando te pasa por encima a diario alguna injusticia. O mejor dicho, lo sé, soy chilena y crecí en dictadura.
Qué habrá sentido tu amigo cuando a él no le dieron la beca?
Tener buenas notas y así ganarse oportunidades de que la vida sea fácil en algunos aspectos, es cosa también de estabilidad económica. No solamente.

Cuántas ganas de escupir en la cara de un país, se tienen, cuando este se niega a reconocer que te ha dañado?
Qué cara escupir? A quién hay que patear?
Y ahí nacen las respuestas.

Una vez mi hermana me contaba lo difícil que era en Nicaragua quitarle en los 80tas las armas a los niños, cuando llegó la "paz". Matar les era cotidiano, como explicarles que ya no tenían que defenderse así de la policía de Somoza.

Reconocer eso, que nos metieron en un proceso donde aprendimos a vivir como bandidos desde niños, pero que debemos dejar de serlo. Por nuestro propio bien.

No es fácil.

Una de las cosas que más me costó en este país, Alemania, fue no ver en un funcionario público- de la oficina para extranjeros, de la policía etc - al abusador de siempre, al enemigo.

Lo aprendí lentamente, al darme cuenta que aún mandándolos a la mierda, discutiéndoles en la cara, diciéndoles que a un alemánn no se lo pedirían el papel, la plata, el tiempo o lo que fuera que me pedían, y después de eso y con toda la rabia del mundo en la mirada y hasta en las palabras, me daban en la manito lo que era mi derecho tener!!! Ya no estaba librada voluntad (Willkür) del que me atendía. A lo más a su amor a la burocracia, eso si.

Hannah Arendt te diría que no es la ley y la burocracia de los estados de derecho los que nos dan un lugar para nuestro quehacer (Handeln), sino el espacio de Poder en el que esas leyes o acuerdos se forman mediante la comunicación de nuestras preferencias estéticas. Eso es lo que no tenemos los de allá abajo. Kommunikative Macht.
Y donde no hay Poder comunicacional, dice, hay violencia.

La corrupción, la pillería,también es violencia.

Yo te diría que lo peor, es simplemente, que lo nuestro se trata de darle nueva FÈ a gente que la perdió desde hace generaciones.

Para mi, es mi batalla personal, nunca, NUNCA voy a dejar que ganen los frescos, los que creen que el mundo es una mierda a la que vinimos a agarrar, y cuando dicen, "todos lo hacen" Yo digo YO NO y ahora además, yo conozco un argentino, que tampoco.

Un besote y disculpa la extensión. Es mi tema.

Martín dijo...

Carlos, ¿no es tu cumple hoy? Estoy seguro que sí, así que me voy a tirar a la pileta con un ¡Feliz Cumpleaños!
... esteee.... ¿cuántos?

Luisa dijo...

Cuando quedé viuda,ya no teníamos casa,coches,ni póliza de seguro de vida,ni dinero ni ahorros, nada, en la calle y con mis 3 hijos...Recibí una llamada del banco,para decirme que la hipoteca de mi casa estaba finiquitada por el seguro que habíamos contratado cuando la compramos (35 años de hipoteca,habían pasado 8). Colgué el teléfono y me quedé en silencio...pensando...
Ésa casa de la que hablaban y que estaba ya pagada,la habíamos traspasado (sin notificar al banco)a una persona que pagó lo que pedidmos en su momento (se vino una devaluación que nos impidió seguir con los plazos, preferimos traspasarla y pagar las tarjetas de crédito que nos estaban comiendo vivos) y el comprador se encargó de seguir pagando las mensualidades (5 años habían pasado de eso).Seguía a nuestro nombre,pero el señor al no ser sujeto de crédito no podía aspirar a un trámite hipotecario,sin embargo siempre cumplió pagando mensualmente, y tanto que nosotros pudimos solicitar un segundo crédito sin ningún problema al paso de los años (casa que también se tuvo que traspasar -ésta vez "legalmente"- cuando las facturas de hospital y medicinas tuvieron que pagarse).Todos me dijeron que me correspondía por derecho, que tenía que pensar en mis hijos,que fuera y sacara de "MI" casa a ésa gente, que tenía la ley de mi parte...días enteros escuchando la misma canción...Mi padre y mi madre,en silencio,no me dijeron ni media palabra.
Un buen día,fui a ésa casa, me trajo tantos recuerdos,tanta vida...toqué a la puerta y me abrió la señora...Y le dije: ¿se acuerda de mi?, Pero claro!! pase,pase...y le expliqué que Martín había muerto,que el crédito hipotecario ya estaba saldado,y que venía a firmarle un documento para cederle todos los derechos sobre SU casa y que no tuviera ningún problema si alguna vez ellos tuvieran que venderla o heredarla a sus hijos...Se puso a llorar (yo también) porque no creía que yo pudiera hacerlo...
¿pero cómo hubiera podido hacer otra cosa?,¿cómo explicarles a todos los que me decían que no era que me pasaba de tonta o de buena, que yo ya había vendido la casa y me habían pagado por ella, que yo no tenía ningún derecho así lo dijera un banco o un título a mi nombre?....
Cuando fui con mis papás y les conté, recuerdo que me abrazaron y me dijeron: Así,eso es lo que tenías que hacer,Dios proveerá,no te preocupes...
Ésa noche Martín, dormí en una casa de alquiler, con mis hijos...pero me dormí en paz,sabiendo que había hecho lo que tenía que hacer, lo correcto, y es cierto, no niego que el haber tenido una casa ya pagada,me hubiera ahorrado muchos problemas,pero fui incapaz de hacer ésa salvajada,nunca me lo hubiera perdonado.

Y claro que cuesta hacer lo correcto, hacer las cosas bien hechas...pero qué bien se siente uno y qué tranquilidad da.

pal dijo...

Ay! Luisa que tentaciones nos manda el diablo ... y vestidas con las necesidades de nuestros propios hijos y después de tanto sufrimiento y enfermedad.
Hiciste bien, claro que si. Y que rico tener esos padres.

CUATRO SOLES dijo...

http://silvanaycarlos.blogspot.com/2008/11/blogamigo.html

Pablo dijo...

Luisa, estoy orgulloso de vos. Y lo dicho, el que quiera contarte las agallas tiene trabajo pa´rato.

Pablo dijo...

Martín, para eso son las teorías; hay que ser temerariamente crítico y crítico de la crítica diría Popper.

Lalodelce dijo...

La pobreza es la forma más cruel de violencia, y nosotros somos sociedades generadoras de violencia.

Gobernados y gobernantes deciden cada día dejar en la calle, hambrientos, con frío, e ignorantes a millones de personas. Unos hacemos cosas que directamente crean este caos social, otros decidimos ignorar el caos y pecamos de omisión.

Es verdad que nuestras sociedades reflejan la moral ciudadana en sus leyes y en el respeto a las mismas; sin embargo, es también cierto que hay situaciones en las que las mismas leyes quiebran los derechos básicos de sus ciudadanos.

Luisa dijo...

Sin ánimo de nada más que de contrastar o saber qué opina Pablo (como abogado) o Martín viviendo en el extranjero, por lo que dijo Lalodelce, es cierto?, ¿Hay situaciones en las que las mismas leyes quiebran los derechos básicos del ciudadano?...estoy pensando en eso o en alguna situación que haga referencia a eso y no encuentro...
supongo que cuando llueve, no llueve siempre al gusto de todos..pero no sé..
Saludos y un beso para todos.

Martín dijo...

Luisa,
lo que hiciste con la casa es lo que había que hacerse. Mi abuelo era tan honesto que ni siquiera quería ser reconocido por ello. Él decía que ser honesto es normal, y uno no debe esperar laureles por ser normal. Lamentablemente, hoy en día ser normal no es ser común (de ahí que siempre insisto con la diferencia) y por eso un poco de "retroalimentación positiva" (en cristiano: felicitaciones) son necesarias a saludables para promover este tipo de conductas que, repito, son normales.
En tu caso particular, al tener que elegir entre la solución rápida para asegurarte el bienestar de tus hijos, o la honestidad, que a fin de cuentas va a dejar un mundo mejor para ellos, hiciste lo correcto. Te felicito y admiro de veras.

Martín dijo...

Luisa,
por ahora te voy a dar dos ejemplos muy tontos sobre diferencia entre ley y justicia, que me vienen a la cabeza por cotidianos:
- en Alemania no hay sendas peatonales en cada esquina, sino en lugares determinados. Al contrario que en Argentina (que es lo que conozco), en Alemania, a falta de senda peatonal, el auto tiene prioridad. Esto se traduce en que cuando llueve, por ejemplo, aunque estés haciéndote sopa los autos pasan y te ignoran. Cuando estoy a pie, paso, y cuando soy conductor, dejo pasar. Me parece justo que el peatón, a pie y miserable, tenga prioridad, e incluso me parece una brutalidad que uno en auto, con techo y calefacción, lo ignore.
- mi sueldo es bueno, me lo gano, luché para llegar acá, pero las oportunidades me las dió el destino. Hay muchísimas, innumerables personas en el mundo que se lo merecen más que yo y no tienen las oportunidades porque nacieron en la esquina equivocada. Entonces doy. Sin mirar atrás, sin pensar lo que podría haber comprado con ese dinero. ¿Que si me duele el codo? Claro, pero no es justo que yo acapare lo que no me merezco del todo, aunque en el recibo de sueldo figure mi nombre y solamente mi nombre. Me da vergüenza, porque sé que soy un muy bien aceitado engranaje de un sistema que reparte las riquezas en forma muy arbitraria, donde el que tiene acumula y el que no se queda cada vez más desposeído.
Por eso me enferma la cabeza cuando escucho a un alemán, suizo et al quejarse por lo injusto que es el mundo porque el vecino le estacionó el auto en la puerta o estupideces por el estilo. No ven más allá de sus narices.

Pablo dijo...

Non omnes licit honestum est (no todo lo que es lícito es honesto) dijo Paulo (tocayo mío) un jurista clásico de la antigua Roma. Las leyes nacen con cierta vocación de justicia como valor ideal al que tienden y con el que se justifican (igual que las salchichas mejor no preguntar cómo están hechas), pero no son más que reglas escritas, letra muerta. Tomemos tu caso por ejemplo, Luisa, los títulos de propiedad se legislan para dar certeza al derecho de cada quien, no para cagar al prójimo. Y ya ves la misma ley admitía en tu caso ambos usos. Creo (tomando posición por la existencia de un derecho natural) que el hombre lleva impresa una recta razón anterior incluso a cualquier regla, y cuando la atiende, cuando sigue sus dictados las leyes sí funcionan. Nada de esto tiene rigor académico, sólo es mi forma de ver las cosas.

Y Martín, lo que va, vuelve, es la eterna ley del karma.

Martín dijo...

Pablo,
estuve pensando en la oración "...lo que va, vuelve, es la eterna ley del karma" y no me doy cuenta a qué te referís, así que voy a salir con una estupidez: ¿significa que el auto que le pasé por delante, después va a dar marcha atrás y reventarme? =P
Hablando enserio, yo agregaría: Non omnes honestum licit est.
Ahí es donde las implicaciones morales de personajes como Batman, el zorro y demás generan, dejando a un lado el entretenimiento y la movida comercial en las que vienen empaquetados. Yo siempre rescato eso de ese tipo de historietas.
Me acuerdo en "La hoguera de las vanidades" con Tom Hanks, Morgan Freeman (el juez) dice sobre el final lo mismo que vos.
Se me ocurrió otro ejemplo sobre cosas lícitas que no son honestas: cuando uno busca alquilar vivienda en Munich descubre que los precios son desorbitantes. Un lindo departamento de 2 ambientes medianamente bien ubicado, 50 m2, puede costar tranquilamente 1200€ mensuales. Las inmobiliarias cobran de comisión lo máximo que permite la ley: 2,38 veces el alquiler de un mes. O sea que no es raro pagar 2800€ por... ¡poner un aviso en internet! Al mismo tiempo estoy buscando alguien que tome el departamente en el que vivo actualmente así que estoy bien al tanto del trabajo que implica: muy, muy poco, en un mercado donde las propiedades no permanecen generalmente más de 3 días hasta que las toman.
Y como si fuera poco, ponen al pie del aviso, en letra pequeña: "sin responsabilidad por los datos proporcionados".
Sin palabras.

Luisa dijo...

Anda, y yo que me quejé que no comentabas mis comentarios!! (sin comentarios,Martincito)(gracias por lo que dices,pero no me lo digas tan seguido,que luego me lo creo :oP).
Y Pablo, qué clarito me queda cuando lo explicas así. Y sí,coincido contigo.
Martín,a veces siento como que te sientes responsable o no merecedor de las cosas buenas que tienes o pasas y de las otras malas o desfavorables que le pasan a los demás...no sé...quizás sea tu conciencia social o que eres más sensible...en todo caso,no cambies.
Un beso tronado.

Lalodelce dijo...

Res non verba. No quiere decir que las vacas no hablan, si no: Hechos y no palabras.

Podemos ponernos sofistas y pesados, pero si no hacemos nada estamos fritos.

Lo que hace Martín al parar su coche y dejar pasar a un peatón es un acto de justicia. Es su propia decisión y con ella beneficia aunque sea a un sólo ser humano, pero lo beneficia.

Lo mismo Luisa, quien no tiene alma corrupta, y decidió por la justicia. Hubo un beneficio directo para los nuevos dueños de al casa, y un beneficio indirecto y muy profundo para el bienestar álmico de ella misma. No habrá beneficiado a la humanidad entera, pero aquellos a los que esa varita mágica tocó sin duda ven el mundo un poquito mejor hoy día.

Luisa siguió la ley, Martín un poco que no le hizo caso. Pero ambos beneficiaron a alguien.

Lalodelce dijo...

"Unreasonable Women" by Betsy Rose.

If the news gets too depressing
And you feel you can’t go on
Take off your clothes
Take off your clothes
And circle the Pentagon

If the government annoys you
And you don’t know what to do
Take off your clothes
Take off your clothes
And circle the White House too!

If the congress acts like lemmings
And you just can’t make them hear
Take off your clothes
Take off your clothes
And throw them out on their ears

If the women of Nigeria
Could shame the big oil guys
Let’s take off our clothes
Take off our clothes
And give them a big surprise
(YEAH!)

pal dijo...

será cierto que todos somos tercermundistas???
Cómo ante una pregunta como la de Luisa no respondemos con un solo niño trabajador en una mina? o los que venden en la calle?
dónde está la ley que protege a ese niño y lo manda a la escuela???
y el derecho básico de comer? ay! dios, como dice Lali, por omisión no nos quedamos. Mucha ley y poca justicia.