jueves, 22 de enero de 2009

Cementerio de la Recoleta

Cuando pasé por Buenos Aires esta última vez decidí visitar el famoso cementerio del barrio de La Recoleta. Se dice que uno puede tener tanto dinero, fama o poder como se pueda, pero la línea queda trazada cuando uno muere y es enterrado (o no) en La Recoleta. Presidentes, funcionarios de alto rango, hacendados, benefactores, generales, etc. pueden ser encontrados en sus nichos. Nadie es desconocido. Todos los apellidos despiertan algún recuerdo o citan libros o páginas de la historia argentina.
Como cualquier persona aficionada a la fotografía, soy de mirar cosas que al común de las personas se le pasan por alto, no le interesan o no comprenden su potencial para estimular emociones. Mirando ahí y allá, en uno de esos nichos encontré la siguiente frase escrita anónimamente (hasta donde pude ver):

Cuando muera la palabra (si se muere), yo te estaré esperando -otra vez- detrás de la piedra, al lado de la luna caída, fiel a tu voluntad de amarme siempre, más allá de las horas y los días, del silencio total.

Abajo muestro la foto que saqué. El pedazo tapado por el jarrón lo pispeé desde otro ángulo. Se lo traduje a Novia, que estaba conmigo, y los dos nos quedamos mirando la tumba, casi sintiendo el amor de una persona hacia otra. No sé de quién eran los restos ni importa. Pero obviamente dejó mucho de sí en este mundo para que una persona lo/a ame así.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo lo sigo extrañando, pero cada día un poquito menos, y cada vez lloro menos también. O quizá cada día me engaño más.

Martín dijo...

Lalo,
explayáte un poco que siempre me cuesta seguirte. ¿O se te hace muy triste? No quiero hacerte revolver en cosas de las que no quieras hablar, pero me la dejaste picando en el área chica.
Dicen que el tiempo cura todo. Yo sigo esperando.