miércoles, 14 de enero de 2009

la última antes de venirme

Son exactamente las 7 de la mañana del 31 de diciembre de 2008 y hace unos minutos aterricé en Barajas, el aeropuerto de Madrid. 12 horas antes estaba en Argentina. En una hora y media despego a mi subdesarrollado destino que durará 9 meses. Es que por un lado Mari está embarazada otra vez y está previsto que el bebé llegue a fin de julio, así que a partir de esa fecha me encantaría ir; por otro lado los papás de Sabine y hasta el hermano con la esposa quieren ir a conocer Argentina y se les ocurrió octubre, así que me parece que a mitad de septiembre voy, tengo otra vez 10 días solo y después se me unen y hacemos algo juntos. Veremos.
Una de las cosas en las que me entretuve estos últimos días en Mar del Plata fue en tratar de hacer una lista de las faltas de tránsito más comunes que uno ve en la calle. La idea era hacer una lista tratando de llegar a 20. Veamos:
1. conductores de auto sin cinturón de seguridad,
2. conductores de moto sin casco,
3. autos o motos sin luces reglamentarias (me refiero a la instalación o a la lámpara en sí, no sólo a si las usan o no),
4. motos con 3 ó hasta 4 personas, incluso menores de 12 años,
5. autos o motos que doblan sin usar la luz de giro,
6. autos o motos sin chapa patente,
7. autos parados en el semáforo en la senda peatonal,
8. autos o motos estacionadas en la vereda,
9. motos sin espejos (no sé si es ilegal, pero por experiencia propia sí sé que es estúpido),
10. autos o motos con escapes no originales (ni hablar de homologaciones), que contaminan más y hacen mucho más ruido,
11. autos con chapa patente vieja (letra y 6 ó 7 números),
12. autos sin VTV,
13. exceso de velocidad,
14. ignorar la prioridad del peatón en las esquinas,
15. peatones cruzando la calle sin un mínimo instinto de conservación,
16. desconocer (no me refiero a ceder por amabilidad) la prioridad de derecha sobre izquierda,
17. ignorar las líneas demarcadoras de carril,
18. ignorar las líneas de detención,
19. cambiar de carril sin usar la luz de giro,
20. conductores de auto hablando por el teléfono celular mientras manejan,
21. autos detenidos o estacionados en doble fila,
22. autos con los vidrios obscurecidos,
23. autos estacionados en las ochavas o en sendas peatonales,
24. motos circulando por la vereda,
25. motos circulando en contramano,
26. móviles de la policía sin chapa patente,
27. policías fuera de servicio circulando en auto particular sin cinturón de seguridad,
28. móviles de la policía (mis móviles, pagados de mis impuestos) parados en doble fila en hora pico causando embotellamientos, mientras los señores charlan de fútbol,
29. etc., etc., etc…
O sea, después de cinco minutos sentado en una esquina me di cuenta de que, más que la dificultad para llegar a 20, lo problemático sería no llegar a 20. O a 100. Absolutamente todo lo que mencioné es fácil de arreglar, barato, necesario y beneficioso. En otro rubro de cosas, puedo mencionar:
• las obras (edificios en construcción, por ejemplo) en las que se bloquea la vereda (con demarcación o no) y los peatones tienen que bajar a la calle en mitad de la cuadra para poder pasar. Eso sí, ahí es donde se encuentran el volquete para escombros, o la camioneta del arquitecto, o la pila de cal...
• los perros callejeros,
• los policías decorando la vía pública, gastando nuestros impuestos en sus sueldos sin contraprestación alguna,
• los equipos de aire acondicionado descargando el agua condensada sobre los transeúntes,
• etc., etc., etc...
Pero como escribió Pinti en La Revista del último domingo 21 de diciembre: están los que saben, los que quieren, los que pueden, y los que se atreven. Dice así:

Hay quien sabe, hay quien quiere, hay quien puede y hay quien se atreve. Así, el sabio, el voluntarioso, el solvente y el osado se alternan en la "cosa pública". Esa "cosa pública" que puede abarcar desde cargos políticos y gubernamentales hasta profesiones y oficios conectados directamente con "el público", o sea, el mentado, sufrido y zarandeado pueblo. Si caemos en manos de un médico que sabe y quiere, que tiene los medios necesarios a su alcance y está abierto a cualquier variante en su diagnóstico porque es lo suficientemente osado como para revisar cualquier teoría por segura que parezca, nuestra curación está asegurada o por lo menos bien protegida. Es, digamos, el ideal.
Si un artista sabe su oficio, pone voluntad en la superación constante de su trabajo, puede desarrollar su tarea en un medio que no lo rechaza y no teme al riesgo de intentar nuevas expresiones de su arte rompiendo moldes y convencionalismos, estaremos ante un creador de aquellos que hacen época y marcan tendencia. Es, digámoslo otra vez, el ideal.
Hay "especies en extinción", como el almacenero de barrio, cada vez más avasallado por las góndolas de supermercado del centro de compras más próximo a nuestro domicilio, que cuando aunaba el saber con el querer, o sea, el conocimiento de su ramo y las bondades reales de su mercancía con el cariño por el barrio y su gente, a la que había que cuidar y respetar en precio y calidad, y sumaba a estos valores la habilidad comercial para hacer más atractiva la oferta con novedosas formas de venta, teníamos a un "héroe doméstico", que pasaba a formar parte de nuestra familia más íntima; era lo ideal.
Aquellos maestros que aunaban el saber con el querer y el poder sin tiranía con la constante investigación, para no quedar rezagados y fuera de época, eran esos ídolos de nuestra infancia que vencían a fuerza de amor, saber, audacia y profesionalismo nuestras resistencias al olor a tiza y las intempestivas horas de la madrugada que marcaban nuestro ingreso al edificio escolar; eran lo ideal.
Los gobernantes que saben, pero usan su saber para satisfacer su ambición, o los que no saben qué significa ese oficio difícil y complejo de administrar un Estado; los que quieren con la mejor intención pero no saben, los que pueden porque tienen conexiones "non sanctas" con influencias indeseables y los que se atreven de puro cara-rotas porque creen en las influencias, la demagogia y una buena campaña publicitaria haciéndose los populares, abrazando chicos en barrios pobres y denostando al adversario con frases rimbombantes con más retórica que real contenido, son exactamente lo opuesto al ideal.
Los que saben porque estudiaron y vivieron desde el llano las angustias y alegrías de la existencia cotidiana, no sólo de su clase social, sino de las otras clases a las que hayan tenido acceso o se hayan preocupado por conocer para mamar in situ los problemas y mentalidades que la pobreza, la medianía o la riqueza traen aparejados, los que quieren y lo hacen desde la necesidad real de vivir en sociedades equilibradas, justas y realmente democráticas, los que pueden porque han renunciado a la chicana, el oportunismo, la coima y el negociado, las tentaciones más frecuentes que a los gobernantes suelen ofrecerse como prometedoras y pulposas prostitutas de lujo, y los que se atreven desde la audacia del que quiere cambiar para bien no confundiendo orden con dictadura, libertad con descontrol y desde la tolerancia a todo lo que no implique la violación de derechos elementales, aquel "vivir y dejar vivir" tan mentado y tan poco practicado por represores grotescos llenos de miedo y odio, todo eso es "lo ideal". Soñemos; alguna vez llegarán al poder no sólo aquí, sino en el resto del atribulado mundo.


En fin, nada que agregar.

10 comentarios:

*La Casalinga* dijo...

Otra vez, Martin, y cada vez que hablamos de argentinos, debemos mencionar y asociar la palabra EDUCACIÓN.

Toda esa lista que hiciste y que, al estar desacostumbrado por vivir en un pais ordenado, es lo que me "carajea" todos los dias, apenas meto el pié en la vereda para salir de casa.

Esto no se acomodará nunca. Los argentinos estamos, desafortunadamente, a ser impunes y no habrá jamás, un político responsable que esté en condiciones de tomar el riesgo con costo político, de meternos en caja cada vez que nos pasamos de la raya.
Acá, todo se justifica con "los excluídos", "los desempleados", "los pobres", y entonces, no se le puede exigir educación en la convivencia a nadie.

Lo peor es que, acostumbrados a movernos de ese modo, cuando un argentino está en el extranjero y lo ponen en su lugar, vuelve diciendo "Son xenófobos. Nos odian".

Bien, Martin!

pal dijo...

no he terminado de leer, ya lo haré... ahora tengo que cocinar....
peroooo:

BIENVENIDO !!!!

Apoyo a la So, es terrible la gente que defiende el ser "relajado y espontáneo" con la vida ajena.
Pasó algo terrible el otro día... los tanos de la esquina perdieron al niño de 6 años en un accidente... y nadie se atreve ni a preguntar si esta vez iba con el cinturón de seguridad... es horrible.

Martín dijo...

Sonia,
sip, me engolociné con vivir en el orden, pero lo demás... Digo, en lo personal el costo se me hizo demasiado alto. Las 3 semanas que me pasé en casa ahora en diciembre último me hicieron pensar mucho en eso, y me di cuenta que voy en camino a encontrar un equilibrio (personal) de cuánto orden necesito y cuánto bolonqui me puedo comer sin crisparme, a cambio de un poco de humanidad.
Lo de argentinos volviendo y diciendo que en algún lado son xenófobos no lo había escuchado, pero por si te interesa, acá los alemanes no hacen distinciones: tratan mal a todos y listo. Y entre ellos también, ¡eh!
¡Ay! Pal, pobres tanos, si no tenía el cinturón, seguramente ellos piensan que fue un accidente. Trabajé en una petrolera una vez, en una refinería, y las normas de seguridad ahí son ALTÍSIMAS, y las cosas que aprendí me cambiaron la cabeza. Ahora entiendo que los verdaderos accidentes son eventos muy raros. La mayoría de las veces somos nosotros jugando con la suerte.
Como conductor de moto, no sabés las veces que me salvó la vida lo que aprendí en aquella refinería.
Al final, llegamos a lo mismo: educación, educación, educación.

*La Casalinga* dijo...

No, no, no, Martin! Debo haberme expresado mal.
Los argentinos NO son xenófobos.
Quise decir que, cuando están fuera de aqui, en un pais extranjero, ordenado, en donde la gente es educada por sí misma o por obligación, y pretenden hacer las mismas cosas que hacen en su tierra (léase, tirar papelitos en la calle, adelantarse en una avenida para ganarle a dos o tres autos que están parados esperando el verde del semáforo, para arrancar primero, y todo lo que ennumeraste en el post), y se le dice que no está bien y se los pretende "educar", vuelven diciendo que en los otros paises son xenófobos.

Sabés la cantidad de gente que conozco que ha dicho "No me dejaban pasar una porque soy argentino".

Eso digo; que no entienden que en otros sitios no sirve la coima ni la excusa. Todos son iguales.

pal dijo...

cierto... ya viste lo del Ministro- presidente de Thüringen?
Una sin casco, el otro que se cambia de pista... y yo esquiando sin casco pero con instructor!
Oye, So, me recordaste un chileno ignorante que pasó por acá una vez y que decía: "me racearon..." y contaba alguna. Juas! pero este es para un post, el tipo era genial! Tenía poco horizonte y claro, cualquier cosa reaccionaba como si estuviera en Chile, contaba verdades a medias para ver si lograba sacar provecho de lo que se callaba y así... era genial, en realidad.
Y si, Martín tiene razón, antes de acusar a los alemanes de racistas hay que quitarle al asunto todo lo mal que se portarían igual con quién estuvieran. Y lo que queda es racismo. Juas!

Martín dijo...

Sonia: recompongo la frase porque ahora la leí en frío y entiendo lo que me decís. Ahí va:
- en lugar de "Lo de argentinos volviendo y diciendo que en algún lado son xenófobos no lo había escuchado, pero..."
- léase "Lo de argentinos volviendo y diciendo que en algún lado la gente era xenófoba y por eso los trataron mal no lo había escuchado, pero..."
O sea, creo que entendí lo que pusiste, pero me expliqué para la... bue. Se entiende.

Martín dijo...

Pal,
¿el instructor estaba lindo? ¿eh, eh? Dale... ;)
Mi novia me quiere enseñar a esquiar, pero tengo miedo a pegarme un porrazo... es que siempre viví en la costa y lo mío es la arena y las olas.

*La Casalinga* dijo...

merda, Martin, merda. Deciiiilo (como diría el Bambino Veira).

CUATRO SOLES dijo...

Martincito, lo que te escribo no tiene nada que ver con tu post ( aunque lo he leido atentamente), sólo quiero decirte que mañana es nuestra tercer fecha de juicio y espero de todo corazón darte el notición que venimos esperando desde hace tanto tiempo.
Perdón por el descuelgue, pero necesitaba hacerte partícipe de la espera ... eso lo traigo de la Argentina , necesito a todos los amigos alrededor mío haciendo el aguante :-)
Besitos. Ta mañanaaaaa...

Anónimo dijo...

Sí, nada que agregar, Martín.

Fíjate que últimamente yo me estoy planteando lo mismo que tú: vivir en el orden y en un lugar donde mis derechos humanos no son sólo una teoría me gusta. Pero el precio que pago al estar lejos de los que amo es altísimo.

Balance, balance, es lo que necesito. Pero no lo hallo.