miércoles, 23 de marzo de 2016

mi lunes

Buscar qué hacer con mi vida parece más difícil de lo que pensaba. Mientras tanto, me entretengo como puedo...



Por si alguno anda por la zona, acá el enlace para el detalle. Como eran muchos km los que iba a hacer, agarré mucha autostrada y casi nada de caminos enroscados. Además, toda la zona cerca de Cefalù ya me la conozco de memoria y aunque es muy linda, lo que tenía en la cabeza como prioridad era la parte de Taormina. Las tres veces anteriores estuve a pata y la pasé bárbaro, pero quería hacerlo en moto. Otra de las cosas que quería ver era el Bar Vitelli, en Savoca, que en El Padrino I es donde Michael Corleone (Al Pacino) va después de ver por primera vez a Apollonia Vitelli (Simonetta Stefanelli) y conoce al padre de ella, dueño del bar. También en Savoca es donde está la iglesia donde se casan.


En El Padrino II, en una parte Michael tiene que huir con su burro, y lo hace desde la iglesia en Forza d'Agro, y ahí es donde me zampé un almuerzo fenomenal. Entré con la idea de comer poco, y cuando se lo dije a la dueña del restaurante casi se muere, la pobre. Me miró como si le hubiera comentado que mis padres se murieron en un accidente de auto cuando yo tenía 4 años. Me dijo lo que tenía como primi y secondi piatti (no tenían menú, sino que se ofrecía lo del día) y le pedí que solamente me traiga la pasta con ragú de pez espada. Creo haber sido claro. Digo, mi italiano no es espectacular, pero alcanza. Emmm... nop. Me encajó unas tostaditas con salmón rojo y aceite de oliva. Después me trajo la pasta (una fuente como para comer de a dos), y cuando pedí la cuenta me trajo primero un cannolo siciliano, después una especie de crema helada con salsa de chocolate, y después una granita de limón. Y una fuente con maníes, pedacitos de galletas de manteca y nueces, y cantuccini. Por €20, me fui con la sensación de que los asalté a mano armada. Obviamente no comí nada por el resto del día.
De ahí pasé por fin por Taormina, y seguí al sur hasta que pasé Catania y pude empalmar con la autostrada que pasa por Enna y me lleva al empalme cerca de Cefalù. Pero primero hice dos paradas: la primera en Motta Sant'Anastasia, porque tenía una vista espectacular del Etna, que todos estos días estuvo cubierto de nubes. La idea era conseguir una foto con el pueblo en primer plano y el volcán de fondo, que era lo que se veía desde la autostrada, pero no me salió. Por tarado, por no volver un par de kilómetros y encontrar el punto justo. Espero tener otra oportunidad, porque Motta era espectacular.

 

La segunda parada fue en Calascibetta, que es una de esas típicas ciudades encaramadas sobre una roca y que se ve espectacular desde Enna. La idea era llegar hasta la iglesia en la cumbre, pero me perdí. En mi defensa, el lugar es un laberinto de callejones tan juntos y con edificios tan cerca entre sí, que el GPS se siente como un hámster caminando entre armarios. Si no hubiera sido tan tarde (con el estado de las calles en Sicilia prefiero evitar manejar de noche), hubiera estacionado y caminado. Otra vez será.

 

Después de pasear un ratito y perderme entre callejones recontra angostos y empinados (mis buenos momentos de oooooohhh-shit pasé con los 300 kg de moto) encaré la vuelta a Cefalù.

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