viernes, 29 de enero de 2021

despertándose gentilmente

5:45 am: alguien desconecta la alarma de un edificio en construcción (todavía no lo identifiqué exactamente) y opina que el resto del sistema solar tiene que ser notificado.
6:32 am: pasa un encefalograma plano con el escape libre, una morsa de pasajera (presumiblemente su pareja) y la cría de 1 año perfectamente segura ensanguchada entre los dos genios, los tres sin casco.
7:05 am: el imbécil del auto de enfrente desconecta su alarma, la vuelve a conectar, la desconecta otra vez, y así un par de veces más. Gracias, ahora sí estamos todos despiertos. Misión cumplida, te felicito. Qué lástima que no hayan esterilizado a tus padres a tiempo.
7:08 am: viene Perro con la soga y me empieza a jugar, convirtiendo una mañana de mierrrrrrda en una sonrisa y una ternura que hasta ahora, 3 horas más tarde, todavía me duran. Cuánto le debo a esta criatura.


Lo compré hace ya casi tres años de una señora que vivía en un pueblito cerca de Nürnberg. A los pocos minutos de haberle dejado la seña me entró una especie de pánico. ¿Yo, un perro? A ver... ¿que tan complicado podrá ser?... Mi intuición me decía gritaba mucho. ¿Cómo se cría un perro? A ver, Mr. Iutub...
Y acá estamos, tres años después, matándonos de risa y de mimos y de rascadas de panza a las 7 de la mañana en las sábanas limpias, o ya no tan limpias y llenas de pelos, tirando de una soga que es 40% algodón y 60% baba. Él empezó.
Si no fuera por Perro yo estaría 6 feet under, no tengo duda. La moto, resulta ser, sirve como un cargador para recuperar la energía que me drenan las cosas difíciles de la vida como pueden ser a veces respirar. Doctora fue uno de esos eventos que realmente me consumieron una escasa reserva de energía, y ahora tengo que reponerla de alguna manera. Otros eventos son la gente estúpida (redundancia) y sus síntomas (el egoísmo, básicamente); el desmantelamiento de mi país; la inoperancia, la desidia y ka falta de profesionalidad de algunos de los que participaron en la construcción de mi último proyecto, y la aparición de las consecuencias de eso; la situación del departamento que me compré... Cosas que no solamente no son necesarias sino que además se podrían arreglar en minutos (y eso, admito, es el lado bueno) si existiera la justicia divina. Pero como no creo en lo divino tampoco creo que exista su justicia, así que a renegar y poner manos a la obra. De todos modos: eventos innecesarios. Ojalá todos los deshonestos fueran al mismo pozo.
Yo solía tener sueños. Pensaba que el tiempo que tenía, aunque no infinito, sería suficiente para alcanzar ciertas cosas. No contaba con el peronismo, esa máquina de cortar pasto social (cualquiera que asome la cabeza ya sabe) y fabricar pobres para perpetuarse en el poder y succionar hasta la última gota de dignidad de una sociedad con tal de perpetuarse en un poder que no tiene ninguna idea de cómo usar constructivamente. Consecuencia número 1: un país que cómodamente podría ser un modelo a seguir por más de uno, en lugar de eso se arrastra y sirve de ejemplo de lo que no hay que hacer. Cómodamente. Si de chico yo aspiraba a llegar a tener una moto y una vida cómoda, sin hacerle asco al esfuerzo que eso implica, ahora tengo bien claro que eso en Peronia es inviable, un delirio ridículo de alguien que cree que un gobierno es el administrador de los recursos nacionales para el bienestar general. Tostadas con dulce de Prozac en el desayuno y empanadas de Venlafaxina para la cena.

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