viernes, 1 de enero de 2021

soltando el embrague

Moto, ruta, perro, auto, ruta, sierras, mar, café, costa, playa, terraza, libro, música, sofá, amigos, familia. Soy una persona muy afortunada: tengo posibilidades de encontrar ambientes y contextos que me inspiran a hacer un poco de introspección, pero sobre todo tengo abundancia de gente que se preocupa por mí y que me ataja en mis peores momentos. Por si fuera poco, también tengo un perro que vive para mí y me llena de amor y devoción, una moto en la que descargar bronca y la madurez para hacerlo en forma segura, y un auto que me lleva a lugares lindos. (Pequeño desvío: el auto me lleva a lugares lindos, en cambio la moto es un lugar lindo.) Todo esto con el objetivo de restaurar, aunque sea por un momento, mi relación con mis sentimientos. Es importante. A largo plazo por supuesto que quiero que sea una conexión sólida, algo así como buena señal de uaifai. Pero bueno, por algo tengo que empezar.


Cada uno al que le conté lo que me pasó con Doctora me hizo pensar en el tema desde algún ángulo diferente, me dio consejos diferentes, y en definitiva me hizo escucharme y ver qué era lo que resonaba con esos sentimientos que sé que están ahí pero a los que no tengo acceso desde un nivel consciente. Algo así como usar ultrasonido para buscar grietas que no emergen en la superficie.
Dos cosas surgieron claras: la primera es que me cuesta aceptar que me traten tan mal y me duele mucho que se caguen tan estúpida y torpemente en mis sentimientos. Cuando uno empieza a salir con alguien pone cierta pausa o distancia con personas del sexo opuesto, hace lugar a esa nueva persona a entrar sin ruido de fondo, distracciones, salvo, por supuesto, que uno juegue a dos (o más) puntas. Y más en un caso como el nuestro, donde me tomé el trabajo de explicarle un cierto problema mío y cómo podía ayudarme. Una idiotez total.
La segunda cosa que surgió es mi desacuerdo con que ella mantenga una relación amistosa con alguien que premeditadamente la usó para masturbarse, ignorando activamente sus ilusiones, deseos, sentimientos y muchas cosas más. Podría explayarme sobre esto pero sé que con los años lo hice de sobra y la verdad que es un tema que aborrezco. Me parece tan obvio que no puedo creer que todavía haya que hablarlo o defender una posición al respecto. Me irrita, me pone triste, me revuelve el estómago y me da vergüenza pertenecer a la misma raza que los seres que hacen eso. Desde un punto de vista muy humano, en el que todos conservamos ese chico de 4 años que una vez fuimos, creo que una persona que tiene sexo con otra sin ser totalmente honesto es de alguna forma equivalente a un pedófilo. Creo que esta imagen, que entiendo que se puede considerar exagerada o una dramatización, sirve por lo menos para dar una idea de lo mal que opino de gente que hace cosas así.
Doctora me gusta mucho, muchísimo. Es un bombón y no me engaño: es mucho más joven que yo y no creo volver a encontrar una chica de su edad que se fije en mí. Parecerá superficial o pervertido, pero siendo honestos, a igualdad de condiciones, joven, linda o con plata es mejor que vieja, fea o pobre. Y es una calle de dos manos.
Por ahora, y los días venideros, tengo mi tranquilidad. La tecnología me permite eso. Veremos cuando vuelva de Buenos Aires.

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