lunes, 4 de enero de 2021

no hay ibu que sirva

Cómo duele la estúpida Doctora. Siento una presión constante en el pecho, o un agujero, o lo que mierda sea que uno siente cuando se siente mal. Un agujero... sí... parece una mejor descripción. Ayer fui a la playa y por supuesto, además de los futuros casos de COVID, vi chicas, mujeres. Feas y lindas, más feas que Doctora (la mayoría), y más lindas también (uno o dos). Pero yo quería a Doctora. La quiero a ella, no a otra. Quiero de want, no de love, porque eso lleva tiempo, pero I want her mucho.
Realmente es un misterio qué le vi que no puedo sacármela de la mente. Ok, tiene una cara que me hace un nudo en el estómago de pensar en ella, que cada vez que la veía me salteaba un latido; el pelo acompaña, y la forma en que me miró más de una vez me cautivó. Sé que le gusto mucho, pero la pobre estúpida no tiene idea de qué hacer con eso. Ni conmigo. Ni con nadie, sospecho. Quiero pensarla estúpida, mala, egoísta, insensible, y quizás sea todo eso y más. Pero eso, por ahora al menos, no me ayuda a extirpármela de los pensamientos. La extraño y me duele saber que es tan corrosiva para mí. Lo feo que tiene Doctora no se superpone con lo lindo, no lo arruina, no lo pudre; solamente lo contrapesa, y si fuera una balanza de platillos, el brazo ese que va de un plato al otro estaría doblado por el peso a ambos lados.
Creo que ese es el problema: no es que yo me armé una imagen en mi cabeza y creía una cosa de ella que después me di cuenta de que no era así y me desilusionó, sino que al conocerla vi cosas de ella que son feas por sí mismas pero no se relacionan con las otras, con las lindas. Y esas lindas son lindas.
Ahora que escribí esto (escribir siempre me ayuda a ordenar un poco la cabeza), siento que logré entender algo mejor el problema. También puedo describir un poco mejor la sensación que llevo en el pecho: cuando uno está en una posición por mucho tiempo y algunas partes del cuerpo se entumecen y duelen y hasta queman (el ácido láctico o algo así), bueno... esa es la sensación que tengo en el alma, que aparentemente se me aloja en el pecho. Así me siento. Y una tristeza aplastante, como si un tren me estuviera apretando contra la pared. Para nada de lo que siento hay ibuprofeno que ayude. Si no fuera por Perro, estaría muchísimo más deprimido de lo que estoy.
Speaking of which... Un pastor australiano adulto pesa unos 24 kg y tiene una masa cerebral de unos 91 gr. A las 10 semanas Perro pesaba 7,3 kg y no sé su cerebro (según encontré por ahí, más o menos la mitad de lo que pesa de adulto), pero ya era capaz de distinguir los zapatos que estaba autorizado a masticar a piacere de los que no tenía que tocar. Esa edad en un perro equivale a un bebé humano de poco menos de un año y medio. Ahora Perro tiene 3 años, que equivale aproximadamente a la edad de Doctora, que según las estadísticas tiene unos 1250 gr de cerebro a su disposición. Y sin embargo, ella no es capaz de distinguir lo que hace mal si le pido que no me hable de su pasado. Va, habla, y después protesta si no me gustó.


El fin de semana, tratando de explicarle a un par de amigos cómo me siento, comparé mis "exigencias" con las de alguien que le tiene alergia a los gatos y cuando va a la casa de un amigo con gato, ese amigo simplemente lo saca al patio; al gato o a él, da lo mismo. No es difícil, no es exagerado ni ridículo. Y lo que yo le pedí a Doctora fue algo mucho más simple que eso y no menos razonable.
Pero no. Y acá estamos, lindo período qué tiempos pletóricos.

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