jueves, 6 de julio de 2023

a diseñar

Tengo ganas de ponerme a diseñar un auto optimizado exclusivamente para el mercado argentino. Para no hablar muy en el aire ni empezar de cero, la idea es tomar como base un modelo en particular y, con algunos retoques y cinceladas para sacarle cosas innecesarias, bajarle el precio y ahorrar algo de peso aprovechando las costumbres de manejo de los conductores locales. Voy a elegir uno que personalmente me gusta, el VW Vento, ni modesto ni pretencioso, que se vende a unos 32k dólares y asoma de fábrica con 1476 kg. Veamos qué sale...

Por empezar, podemos olvidarnos del catalizador y el silenciador. El medio ambiente nos importa una mierda y el prógimo (o como se escriba) mucho menos. Con eso nos ahorramos unos 20 kg del sistema de escape y tranquilamente 300 dólares, y ni hablar del gramo o dos de platino, rodio y paladio, que no son baratos. Como efecto secundario, mejora también el espacio interior porque liberamos lo que ocupan esos componentes en el piso del vehículo. Empezamos bien.

El sistema eléctrico se puede simplificar enormemente. Por ejemplo, las luces de giro: no hacen falta, evidentemente, ni las de emergencia. El argentino (por lo menos el que viene atrás, si es que alguna vez un argentino piensa en otro) es mentalista y adivina que uno va a doblar o detenerse o entrar a una cochera. Es fascinante. Científicos de todo el mundo estudian las propiedades telepáticas de los conductores argentinos. Así que nos ahorramos la palanquita a la izquierda del volante, las lamparitas (o ledes, depende qué tan modernoso es el vehículo) de las luces en sí (adelante, atrás y en los espejos externos), conmutadores, fusibles y esas cosas, y encima todo el cableado, que tranquilamente son unos 12 metros. Muy al tuntún diría que nos ahorramos 5 kg y otros 300 mangos. En el mismo rubro podemos también sacar las luces de adelante, total, el argento pone en toda situación los faros antiniebla, con lo cual perfora las retinas de los que vienen de frente o circulando delante de uno. Mucho más divertido. Como dije, el projimoh... Diría que acá ahorramos otros 6 kg (las dos ópticas delanteras) y seguro 600 dólares más. Y viendo cómo la gente en Argentina ignora completamente el significado de palabras difíciles y de muchas sílabas, como mantenimiento y preventivo, y ni hablar si están en la misma oración, también podemos sacar las ópticas traseras con esas luces raras que cuando uno frena se prenden para advertir al prohjimo; es decir, deberían prenderse, si uno se molestara cada año bisiesto en verificar que funcionan. Otros 3 kg inútiles de andar llevando a pasear de acá para allá al reverendo pedo, y ahorramos 200 dólares. Palmaditas muchas en la espalda, ¿no?

Tema carrocería: los espejos, el interior y los exteriores. Ya sé que soy lindo, no hacen falta. Y nos ahorramos todo el sistema de regulación y esas cosas, y mejora la aerodinámica de nuevo. 2 kg y 200 dólares. Todo suma.

Los cinturones de seguridad. El argentino maneja espectacularmente bien, a tal punto que a cada rato se rasca el costado de la cabeza preguntándose por qué Hamilton no llama para preguntar cómo hace para manejar tan pero tan bien. Así que como no choca, no hacen falta los cinturones. Bingo: entre el cinturón en sí, las hebillas, el sistema inercial y los anclajes, debe ser algo así como 1 kg y 50 dólares por cinturón, y el Vento lleva 5. Tampoco hacen falta las bolsas de aire, supongo. La verdad que para eso no tengo números, pero mirando autos similares, estimo que cada bolsa debe pesar 1 kg, y entre la bolsa en sí, el cableado y los sensores, estamos ahorrando 100 dólares por cada uno, y un Vento tiene 8. Así que ahí 'ta: otros 8 kg y 800 mangos. Aplausos y papel picado.

¿Cómo vamos? Recapitulando:
Escape: 20 kg y 300 dólares
Luces: 5+6+3 kg y 300+600+200 dólares
Espejos: 2 kg y 200 dólares
Cinturones y bolsas de aire: 5+8 kg y 250+800 dólares
Total: 49 kg y 2650 dólares

De nada.

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