viernes, 7 de junio de 2024

inmortalidad III y +

Esas transiciones entre dormido y despierto son las mejores para generar ideas alucinantes. Me pasa muy seguido y la ciencia respalda mi experiencia. Muchas, muchas veces pienso más claro, sin tanto control, sin contención ni límites de la conciencia, los miedos. Me imagino el estado de vigilia como un programa que empieza a cargar en el momento en que nos despertamos y toma su tiempo, y nos va metiendo miedos, recuerdos, ruido y cosas que ponen cierta distancia entre nosotros y nuestros deseos más básico y profundos y en cierta forma, puros, genuinos, sin filtros como los preceptos sociales, por ejemplo.
Pensaba estos días en lo bien que estoy en muchos aspectos. Tengo techo y comida y a Perro que me adora a pesar de que soy tan irritable y a veces lo trato medio pedorro y soy autoritario y una lista sábana en la que prefiero no pensar. Pero el hecho es que, en Argentina, tengo para comer y no paso frío, leo mucho (ayer, por casualidad, terminé dos libros) y todo un montón de métricas que sugieren que no debería quejarme. Lo de la pareja hace sombra sobre todo eso y, si sigo así de inactivo, mis ingresos también van a sufrir, pero por lo demás, por ahora bien. Más que bien.
Hago cosas creativas dentro de mi presupuesto. Cocinar es una de ellas. Anoche me mandé una lasaña tremenda con tantos ingredientes que ni vale la pena contarlos. Había de todo, y todo de rico para arriba, y la combinación quedó así, tremenda. La otra cosa creativa que adoro, la fotografía, la tengo prácticamente abandonada. El teléfono tiene una cámara decente, por ser generoso, y el procesamiento que hace Samsung antes de darme el resultado es muy usable para ciertas cosas, pero pretender hacer fotografía con un módulo lente-sensor que cuesta u$d 10 (unas 200 veces menos que un cuerpo Nikon, sin contar el lente que le ponga adelante) no es muy realista, no importa las maravillas que uno ve en internet de concursos de fotografía donde una condición sea usar celulares. Esas fotos son excepcionales y tienen mucho mérito, pero son inusables fuera de una pantalla chiquita. Y salir a la calle en Argentina a fotear con u$d 5k colgando del cuello no es muy saludable.
Respecto al primer tema, pareja, cuando más pienso en eso es a la noche, cuando me voy a la cama y me pongo a conciliar el sueño. Me siento solo y triste. "Desperdiciado" es también una palabra que describe muy bien la situación. No soy fácil, para nada. Tengo mil pedos y defectos y cosas para aprender. Pero soy bueno, e intento mejorar la forma en que interactúo con los demás para no generar tanto rechazo. Soy respetuoso para con quien me parece que lo merece (pocos, lo sé, y ojalá pudiera ser más flexible con eso, o mejor todavía: ojalá la gente no fuera tan idiota y egoísta) e intento serlo también con los que no. No cojo, no robo, doy el beneficio de la duda, no miento, trato de no molestar (algo tan poco apreciado en Argentina), y algunas cosas más que no llego a articular pero que de veras surgen y brillan en el contexto adecuado. Soy honorable e íntegro, eso que dicen que es hacer lo correcto cuando no nos están mirando. En lo personal me cuesta mucho, y es caro intelectual, emocional y económicamente, hay cosas que son muy tentadoras, pero la conciencia tranquila lo vale.
Todo eso está bárbaro y estoy seguro de que puedo hacer (y he hecho) feliz a una mujer, pero si no paso un segundo de mi vida con potenciales novias, es absolutamente irrelevante para mi intención de formar pareja.

Y si uno no muere realmente y se reencarna (algo en lo que no creo), ¿se reencarna necesariamente en otro ser humano? ¿Este ciclo es infinito? ¿Y uno viene reencarnándose desde épocas remotas? No, mientras más vueltas le doy, menos me suena lo de reencarnarse, pero no me soluciona ni un poquito el tema de qué pasa cuando pasa eso que llamamos "morir".

No hay comentarios.: