Estoy un poco cansado de estar mal.
Cuando era chico, creía que los aviones iban de un lugar a otro por envión: en la pista tomaban carrera con tracción en sus ruedas, como un auto, y así juntaban velocidad y podían volar hasta su destino. No me imaginaba que tenían motores que los impulsaban durante el vuelo. También pensaba que cuando alguno moría en una película, el actor daba su vida por el arte. Empecé a sospechar que había algo raro en el asunto cuando vi al mismo actor en otra película. No me quedaba claro si la película donde se moría fue filmada antes o después de la otra. La cosa terminó de confundirme cuando vi al mismo actor morir en dos películas distintas. A esa edad, el mundo me era nuevo y el pensar me era nuevo. Después cumplí 4 y aprendí a) que lo que yo pienso puede o no coincidir con la realidad y b) dedicándole un minuto de razonamiento y observación puede ahorrar mucha confusión.
Hace pocos años (ella decía que me lo venía diciendo desde hace más tiempo) mi mamá me dijo que mi problema principal radica en que espero que los demás actúen como yo: con criterio, con respeto, con inteligencia. No le creí, principalmente, porque pinta una imagen demasiado buena de mí, que yo, con mi legendaria autoestima, no comparto. Ahora admito a regañadientes que tenía algo de razón. Así que c) la gente, de ser posible, mantiene sus neuronas 0 km durante toda su vida.
Sin ir más lejos, hoy pasé por un taller de Kawasaki porque necesito un retén de suspensión. Con la moto estacionada afuera, el flaco la mira desde su escritorio y lo primero que dice es "no, de eso no hay nada de repuestos". Evidentemente no tiene idea de que Kawasaki, igual que cualquier fabricante, usa en lo posible las mismas partes para la mayor cantidad posible de modelos, con el doble objetivo de abaratar costos y simplificar la logística. Por eso, hay por lo menos 5 modelos (ZX10, ZX12, ZX14, Versys 1000 y la mía, una 1400GTR) que usan la parte que necesito. Tres modelos de esa lista están en venta en Argentina y hay partes a cagar para venderme.
Yendo un poco más atrás, fui a la carnicería el sábado y había tantas personas adentro, que dos de ellas estaban haciendo fila afuera. Me puse último. Un minuto más tarde llegó un infante de unos 25-30 años y en lugar de ponerse atrás de mí, se puso frente a la puerta, bloqueando espectacularmente el paso. Salió gente y el tipo ahí, nervioso, evidentemente apurado. Cuando solamente quedo yo afuera con él, sale una persona y el tipo se manda y entra. Le consulté si no le molestaría ir en orden de llegada, y empezó a cuestionarme por qué no entraba, hasta decirme idiota. Así que, por respetar la prioridad de atención y no respirarle a la gente en la nuca, soy idiota. Cuando caminaba a casa con mi kilo de carne picada, le dí varias vueltas al asunto pero no logré entender el nivel de imbecilidad que hay que sufrir para ver la vida de esa manera, al punto que uno cree que puede insultar al prójimo en lugar de sentirse mínimamente tentado a evaluar su propia desconexión de la realidad.
Puedo seguir con un millón de ejemplos de los últimos días solamente. Ayer alguien me preguntó "¿cómo andás?" y no me sale el "bien" por defecto, no me sale mentir, salvo que sea un desconocido y sé que pregunta automáticamente, pro forma. Así que le puse cara de no-bien, a lo cual me replicó que siempre tengo algo de qué quejarme. O sea, no tiene la más mínima idea de que mi auto no funciona (el turbo), la moto necesita un retén de suspensión nuevo, el techo de mi casa filtra agua, mi perro tiene una pata funcionando al 40% en el mejor de los casos, mi vida social no existe, NADIE (excepto mi hermana) piensa en mí con un mínimo de cariño y no sé cómo cambiar eso; pero esta persona se sintió en posición de evaluar si todo está bien en mi vida y si tengo que mentir al respecto. Para qué mierda pregunta, digo yo...
Pero volviendo a mis relaciones y lo que me cuesta, no ya llevarme con la gente, sino siquiera soportarlos, es peor de lo que dejo entrever: intento diferentes formas y fallo asquerosamente una y otra vez. Hace rato que llegué a la conclusión de que la habilidad de llevarse con los demás reposa casi exclusivamente en comerse las faltas de respeto, aguantarse los insultos, los prejuicios y los abusos sin decir ni pío. Y eso no me sale, y cuando lo intento, solamente se pone peor; la gente no sabe hasta dónde pueden pisar, y cuando puse algún límite, incluso de la mejor manera, fueron ellos los que reaccionaron a lo bestia. Como si pedir las cosas bien los irritara, más allá de si lo pedido es razonable o delirante. Pensándolo bien, creo que los debe irritar bastante que no pierda los estribos; y eso, el buen temperamento, es algo que cultivo, y a un precio muy alto, porque admiro a los que pueden articular lo que piensan sin irse por las ramas, ofender gratuitamente o gastar más calorías de lo necesario.
Profesionalmente no soy ni la mitad del genio que todo el mundo piensa, y no logro juntar ganas para hacer nada. Estoy realmente tan bajo de energía que no puedo encarar casi nada. Me agota la idea de hacer algo, ni hablar de ir y hacer algo. Tengo 50 años, estoy potable físicamente, pero no tengo fuerza para hacer nada y, si encontrara algo, no encuentro el motivo para hacerlo. Porque lo que más me interesa es encontrar el amor de mi vida, vivir en pareja, y soy un imbécil que simplemente no puede. No puedo llevarme bien con casi nadie. La estupidez que se cultiva en Argentina me había pasado desapercibida cuando vivía acá, no sabía que la sociedad podía ser mejor que esto salvo por tirar la basura en el tachito y cosas así, y ahora que volví a Argentina con ese conocimiento, ¿cómo lo desaprendo? ¿Como me olvido lo que podríamos hacer con un puto minuto de pensar antes de actuar? No se puede.
Y cuando me preguntan si estoy bien, aunque el retén no hubiera que cambiarlo, y el turbo del auto funcionara perfecto y el techo no filtrara agua, todavía están Putin, Kim Jong Un, Maduro, el lacra de la fila en la carnicería y 4000 millones más de idiotas que se cagan en su prójimo. No, no estoy bien. Y si ellos no estuvieran, yo igual no tengo novia y esa soledad me tiene dolorosamente harto. Vivo a la sombra de ese hecho concreto y todo lo malo es el doble y todo lo bueno, la mitad.
miércoles, 16 de octubre de 2024
c) el resto, no
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